Muerte de conocido pandillero deja al descubierto fisuras de la sociedad jamaicana

Alambre de púas alrededor del muro de una prisión en Jamaica. Foto de Christina Xu on Flickr (CC BY-SA 2.0).

Alrededor de las dos de la tarde del 11 de octubre, sonaron disparos en Elletson Flats, St. Andrew, zona residencial relativamente tranquila en las afueras de Kingston, la capital de Jamaica. En el encuentro, según el relato de la Policía, interceptaron un auto en el que viajaba Christopher Linton, de 35 años, reputado líder de la banda conocido como «Dog Paw». Cuando se le indicó que saliera del auto, Linton salió y supuestamente abrió fuego contra los policías. Recibió un disparo en el intercambio y luego lo declararon muerto en el hospital.

La Comisión Independiente de Investigaciones de Jamaica (INDECOM), que afirma que hasta el 12 de octubre se han producido 101 ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas de seguridad, y un total de 115 en 2020, está investigando el asesinato, sobre el que ha habido mucho interés público.

Linton había salido de la cárcel seis meses antes, después de que el el Tribunal de Apelación anuló una condena de 15 años por cargos de armas de fuego, impuesta en 2013. Al parecer, un alto funcionario de la Policía dijo que Linton no cumplió su promesa de ser una influencia positiva al salir de la cárcel: «Simplemente continuó con su trayectoria delictiva». Mientras intentaba restablecerse en la zona, su carrera delictiva se enfrentaba a retos. Linton resultó herido en un tiroteo en junio, y en agosto sus rivales mataron a uno de sus socios.

Tras su propia muerte, empezaron a surgir más detalles sobre la vida de Linton y cómo se entrecruzaba con el entorno privilegiado de la zona alta, a solo dos o tres kilómetros de donde creció en Tavern, St. Andrew, cerca de la Universidad de las Indias Occidentales. Algunas ya se conocían, como la relación de Linton con Leah Tavares-Finson, hija de un destacado político y ex Miss Mundo, con la que tuvo un hijo, que ahora tiene 10 años. La celebridad, que está involucrada en la escena musical, y se cree que ha tenido otro hijo con un conocido DJ de dancehall, publicó en su página de Instagram que echaría de menos a «su Paw PAw Bear» Linton, y dejó que un comentarista observara secamente en Twitter:

¿Así que no sabían que Christopher ‘Dog Paw’ Linton era el padre de Leah ‘Wild Child’ Tavares-Finson y el yerno de Tom Tavares Finson? Aquí hay otro hecho también, ella tiene un hijo de Dancehall Star ‘Jahvillani’ y es la hermana de Damian ‘Jr Gong’ Marley.
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Así que esto es una prueba de que todas las sociedades de Jamaica se mezclan y se mezclan de una manera u otra. Los ricos y los famosos, la ley y los delincuentes

Sin embargo, esta conexión con la Jamaica de clase media y alta va mucho más allá y es más profunda. Tras la muerte de Linton, la ecologista y galardonada escritora Diana McCaulay habló de él en una entrevista de radio. Su primera novela, «Corazón de perro» (Dog heart), publicada en 2010, narraba las luchas de un joven empobrecido y su familia, y los sinceros esfuerzos de algunas mujeres de la alta sociedad por rescatarlo de una vida de delincuencia. La inspiración para ese personaje fue «Dog Paw«, a quien McCaulay conoció cuando tenía ocho años. Ella lo ayudó y a sus tres hermanos a asistir a una prestigiosa escuela preparatoria en Kingston. Uno de sus hermanos fue detenido y asesinado durante una pelea en la cárcel en 2005, lo que, según McCaulay, puede haber impulsado a Linton a «tomar un camino diferente» y la llevó a concluir que la sociedad, incluida ella, le había fallado.

La reacción de las redes sociales a la entrevista de radio fue en general poco solidaria, y un usuario de Twitter comentó que a muchos jamaicanos de orígenes similares les había ido mejor:

La ecologista Diana McCaulay ha descrito al joven Christopher «Dog Paw» Linton como un joven encantador a quien la sociedad falló.
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Tu excusa para que Dog Paw Linton sea un fracaso de la sociedad es ingenua y miope. ¿Y qué hay de los muchos jóvenes, hombres y mujeres, que provienen del mismo entorno social y que han logrado en éxito en la vida? Nadie nos debe la vida, hay que asumir la responsabilidad personal.

Otro vio la entevista como una manera de dar glamur a un delincuente:

Cliff Hughes, ayer escuché con asombro tu reportaje sobre el infame Dog Paw.

No vi ningún beneficio de ese segmento, excepto glorificar a un hombre malo, y la maldad. Puedo ver a otros que tratan de hacer más «maldades» para obtener una característica en Nationwide Radio cuando los  derriban.

Otros fueron más compasivos. ¿En qué podría haberse convertido Linton, y qué fue lo que falló en su vida después de que se le dio la oportunidad de hacer el bien?

Sí, sería irrelevante, aunque algunos todavía pueden desenterrar su pasado en conversaciones, PERO no es quién o qué es ahora. Así que, ¿por qué celebrar el pasado de alguien, cuando no contribuye a su persona/personaje actual?
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No se trata de celebrarlo, sino de reflexionar, ¿podría alguna intervención haber cambiado el resultado, de modo que podría haber sido otra persona? Hay algunos chicos encantadores que pueden convertirse en el próximo Dog Paw. Espero que podamos salvar a esos chicos viendo lo que salió mal aquí.

Un periodista preguntó:

¿Cómo se convirtió un joven cristiano decente en «Dog Paw»? Según los primeros informes, Christopher Linton era un joven tranquilo, con buenos modales, que iba a la iglesia (preadolescente) y que era muy obediente con su madre. ¿Qué ocurrió en el camino?

Aunque McCaulay solo conoció a Linton como un chico con gran potencial, otro tuiteó que su vida es típica de muchos jóvenes jamaicanos cuyo potencial se echa a perder por culpa del abandono social:

Ver cómo prometedores chicos se quedan en el camino porque son literalmente abandonados por la sociedad sigue siendo una tragedia. A menudo solo vemos los monstruos en que se convierten, pero nunca cuando la sociedad apaga la luz.

¿Hubo un lado más amable en Linton? Un medio informó:

Exguardia dijo que Dog Paw lloro en prisión.
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Star News: Un exfuncionario penitenciario dijo que el muy temido pandillero, Christopher Linton, a veces lloraba solo en su celda en el Centro de Prisión Preventiva para Adultos Horizonte.

Según un abogado que lo representó, Linton tenía un lado más sensible, que escribió poesía y canciones mientras estaba en prisión.

En un sincero comentario final en Facebook, Diana McCauley respondió a las críticas y destacó su propio desconocimiento de las dificultades de la infancia de Linton:

I know I might get further dragged for this, but given that I was born in Kingston and have lived my entire life here […] I had NO IDEA of the scale and scope of the hurdles facing a child like Christopher Linton until I witnessed them. And that's why I came away from the experience with a feeling that we – that I – had failed him and many like him. By ‘we’ – I mean his parents, his first school, NOT his prep school, his high school, the church, the police, the state in general, and the trap of my own attitudes and prejudices, which are common among my social class.

This is not to eulogize him or downplay the suffering he caused, nor say the pain of his victims does not matter, nor do I seek to remove agency from him – it is also true that he was given opportunities many have not had and still chose the criminal path. I just think there should be no rejoicing at his death and there are two truths here – that our society failed a young man of great potential AND he caused untold pain and suffering.

Sé que me van a arrastrar más por esto, pero como nací en Kingston y he vivido toda mi vida aquí […] no tenía NI IDEA del grado y el alcance de los obstáculos que enfrenta un niño como Christopher Linton hasta que fui testigo. Y por eso salí de la experiencia con la sensación de que nosotros –que yo– le habíamos fallado a él y a muchos como él. Por «nosotros» me refiero a sus padres, a su primer colegio de primaria, NO a su secundaria, a la Iglesia, a la Policía, al Estado en general ni a la trampa de mis propias actitudes y prejuicios, que son comunes entre mi clase social.

No se trata de elogiarlo ni de restarle importancia al sufrimiento que causó, ni de decir que el dolor de sus víctimas no importa, ni tampoco pretendo quitarle la capacidad de decisión; también es cierto que se le dieron oportunidades que muchos no han tenido y aun así eligió el camino de la delincuencia. Solo creo que no debería haber alegría por su muerte y que hay dos verdades aquí: que nuestra sociedad le falló a un joven de gran potencial Y que causó un dolor y un sufrimiento indecibles.

No es la primera vez que un líder de una banda jamaicana se convierte en una especie de «celebridad», ocupando titulares dramáticos, con perfiles elevados y casi glamurosos en los medios de comunicación. Quizás el más famoso fue «Rhygin» -nombre real Vincent Ivanhoe Martin-, que se convirtió en el protagonista de la icónica película de Jimmy Cliff ,The Harder They Come.

Mientras la Policía vigila a quien se ponga en el lugar de Linton, su muerte parece muy conmovedora: pese a las oportunidades que se le dieron, su situación es típica de muchos jóvenes atrapados en comunidades empobrecidas y con pocas esperanzas.

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