Teléfono con vasos.

ADVERTENCIA: Esta historia es satírica. ¡Léela a tu propia riesgo!

Al mediodía del 4 de octubre, después de que enjauló a la décima quinta paloma mensajera y la entregó a su nuevo dueño, Juan Pájaro García cerró la puerta de su tienda y puso el cartel de CERRADO. Percibió el inquietante silencio y la notable falta del fuerte olor de heces de aves.

“Ha pasado mucho tiempo desde que desde que vendí un ave”, dijo Pájaro, que con su esposa Paloma administra Pájaro Pajarera, empresa de Ciudad de México especialista en palomas mensajeras. «Hoy se agotaron».

Casi a la misma hora, otros negocios en diversos lugares en todo el mundo notaron un aumento en las ventas de latas vacías y ovillos de lana. Las tiendas de instrumentos musicales en ciudades de África Occidental, como Banjul, capital de Gambia, tenían dificultades para satisfacer la demanda de tamas, instrumento de percusión con forma de reloj de arena que los ignorantes occidentales conocen como “tambor parlante”. Y Ron W., seguidor de banda ciudadana de un momento a otro empezó a recibir llamadas y visitas de amigos que lo evitaron durante años.

Los usuarios de internet que teclearon la palabra “humo” en Google y DuckDuckGo también descubrieron que la primera frase de búsqueda que aparecía era “cómo enviar señales de humo”. Otra frase popular que aparecía en la búsqueda era «puedo entrenar un búho par que lleve mensajes como en Harry Potter».

El repentino interés en antiguos métodos de comunicación se generó por la avería de WhatsApp, aplicación de mensajería propiedad de Facebook, que arrojó a los usuarios en todo el mundo en picada pues se vieron sin posibilidades de enviar mensajes a amigos, colegas, familia, grupos de compañeros de secundaria y otros que no tenían idea de cómo los agregaron a esos raros grupos de WhatsApp.

“Tengo una larga lista de videos falsos y fotos modificadas que debo enviar a las tías y abuelas de la gente HOY”, dijo un iracundo teórico de la conspiración que habló con la condición de permanecer anónimo. “Voy a demandar a Facebook”.

Otra que amenazó con litigar fue Karen D., a quien la avería le impidió denunciar a una persona sospechosa que caminaba por su calle con uniforme escolar en su grupo de chat del barrio.