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Detrás del éxito de campaña de desinformación de Kenia en Twitter para desacreditar Papeles de Pandora

Categorías: África Subsahariana, Kenia, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, Tecnología, GV Advox

Hackatón en iHub, incubadora tecnológica en Nairobi, Kenia. Foto de Erik Hersman vía Flickr, [1] 5 de junio de 2010 (CC BY 2.0 [2]).

Odanga Madung y Brian Obilo, dos investigadores digitales de la Fundación Mozilla que viven en Nairobi, han revelado [3] cómo la floreciente industria de la desinformación de Kenia trabajó para desacreditar los Papeles de Pandora, que filtraron los bienes secretos del presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, y su familia. Sus conclusiones se recogen en un informe titulado [3] “Cómo manipular Twitter e influenciar a las personas: Propaganda y papeles de Pandora en Kenia”.

Desde 1999, Kenyatta y seis miembros de su familia estuvieron vinculados a 13 inversiones en paraísos fiscales con “acciones y bonos” por valor de 30 millones de dólares estadounidenses. La BBC informa [4] que esas inversiones están domiciliadas en “Panamá, las islas Vírgenes Británicas y otros paraísos fiscales”.

Cuando se supo la noticia de las filtraciones, los usuarios kenianos de Twitter se indignaron por la implicación de su presidente. Sin embargo, las conversaciones en línea pronto se convirtieron en apoyo a Kenyatta.

“Como un reloj, rápidamente surgió un sentimiento alternativo que apoyaba al presidente y sus cuentas en el extranjero. Algunos de los tuíts que promovían este sentir alterno incluían auténticas mentiras”, afirma [5] Madung, autor principal del informe.

Pese a la filtración, los principales medios kenianos prácticamente han ocultado la noticia. Kennedy Wandera, corresponsal de la Voz de América en suajili y presidente de la Asociación de Prensa Extranjera, dijo [6] a African News que la mayoría de los medios locales “son propiedad de políticos” que efectivamente “controlan o permiten lo que sale por esa puerta».

Ese silencio mediático creó un vacío informativo que exacerbó la campaña de desinformación en Twitter.

Manipulación del algoritmo de Twitter

La investigación conducida por Madung, periodista de datos keniano, y Obilo, analista de ciberseguridad, incluye entrevistas con influenciadores en desinformación.

Esas personas usan redes sociales con un número considerablemente alto de seguidores. En algunos países africanos, como Nigeria [7], esos influenciadores de la información digital manejan la propaganda política o enmarcan las noticias políticas, que luego repiten sus seguidores, especialmente durante las elecciones. En consecuencia, esos amplificadores de medios digitales que difunden noticias falsas se denominan influenciadores de desinformación.

Además los investigadores de Mozilla Fellows recopilaron un conjunto de capturas de pantalla, memes y etiquetas. Su metodología de investigación mixta también incluyó un análisis cualitativo de miles de tuits que utilizan la API Firehose de Twitter”.

Sin embargo, los investigadores no pudieron determinar los financiadores de esa campaña. Madung, que habló con Global Voices por correo electrónico, afirma que “nos resulta muy difícil afirmar la atribución con las pruebas que tenemos actualmente”. Esto porque “las personas con quienes hablamos [en el curso de la investigación] también nos dijeron que el dinero que reciben probablemente cambia de manos muchas veces antes de llegar a ellos. Los gestores de las cuentas también son muy conscientes del bando para el que tuitean, incluso si no están seguros de la procedencia del dinero”, afirma Madung.

Los investigadores descubrieron [3] que el «astroturfing» [8], acto de enmascarar el origen real de una campaña política para que parezca auténtica, fue utilizado por influenciadores de desinformación contratados en Twitter que usaron tácticas sofisticadas que manipularon con éxito el algoritmo de tendencias de la plataforma. Lo hicieron a través de dos etiquetas de tendencia, #PhonyLeaks [filtraciones falsas] y #OffshoreAccountFacts [datos de cuentas abiertas en el extranjero] en apoyo del presidente Kenyatta. Sin embargo, nuevas investigaciones mostraron que algunas cuentas de Twitter repitieron el mismo tuít, con palabras similares, durante días. Un influenciador dijo a los investigadores [3] que lleva seis años recibiendo dinero por hacer esto, y que nunca lo han atrapado”.

Además, se descubrió que parte del contenido del astroturf era una mezcla de propaganda y desinformación. El objeto, según el informe [3], era “crear consenso, concretamente el consenso de que la mayoría de kenianos apoyan a Uhuru Kenyatta y desconfían de los Papeles de Pandora”.

De manera parecida, también se crearon y se utilizaron en esta campaña de mentiras los alias de Twitter que imitaban a celebridades kenianas. Por ejemplo, se usaron las identidades de dos celebridades kenianas, Diana Marua y Lillian Ng'ang'a, para amplificar la desinformación de la campaña #OffshoreAccountFacts. Los investigadores “se pusieron en contacto con ellas pero ambas negaron cualquier asociación con las cuentas que identificamos”, dice [3] el informe.

Uno de los aspectos más inquietantes del informe es lo fácil que fue para esos influenciadores de desinformación lograr manipular el algoritmo de Twitter para lograr una tendencia y difundir desinformación. Según un influenciador entrevistado en el informe [3]: “Twitter es fácil”.

Odanga informó a Global Voices que un portavoz de Twitter respondió al informe con la siguiente declaración:
Twitter’s top priority is keeping people safe, and we remain vigilant about coordinated activity on our service. Using both technology and human review, we proactively and routinely tackle attempts at platform manipulation and mitigate them at scale by actioning millions of accounts each week for violating our policies in this area. We are constantly improving Twitter's auto-detection technology to catch accounts engaging in rule-violating behavior as soon as they pop up on the service.

La principal prioridad de Twitter es mantener la seguridad de las personas, por lo que nos mantenemos atentos a la actividad coordinada en nuestro servicio. Con tecnología y revisión humana, abordamos de forma proactiva y rutinaria los intentos de manipulación de la plataforma y los mitigamos a escala con acciones sobre millones de cuentas cada semana por infringir nuestras políticas en este ámbito. Estamos mejorando constantemente la tecnología de autodetección de Twitter para atrapar las cuentas que violan las normas tan pronto como aparecen en el servicio.

Atraco de desinformación en Twitter

Las normas de Twitter prohíben la manipulación de las etiquetas [9] por parte de actores políticos estatales o vinculados al Estado. En consecuencia, las “participaciones no auténticas” que dan tendencia artificial a los contenidos o “influyen en las conversaciones con múltiples cuentas [o] cuentas falsas” infringen la política de Twitter de septiembre de 2020 [10].

Sin embargo, esta política no puede frenar suficientemente las campañas de desinformación en Twitter que se han ido convirtiendo en la norma en el panorama político africano.

En Kenia, las tarifas de la industria de la desinformación digital “oscilan entre 15 dólares al día y 25 dólares por etiqueta”, afirma Madung en un correo electrónico a Global Voices. Sin embargo, en las elecciones kenianas de 2017, algunos vendedores de desinformación ganaron hasta “25 dólares al día, [y] a veces administraban hasta seis”. Madung afirma además que el repunte de la remuneración implica “un posible aumento del negocio y de los precios en épocas electorales”. En un país donde la mayoría de los ciudadanos gana menos [11] de 50 000 chelines kenianos (unos 449 dólares) al mes, la desinformación digital es un negocio muy lucrativo.

Además, los influenciadores de desinformación prosperan en el continente porque el algoritmo de Twitter enfatiza la popularidad sobre la verdad. “La raíz del problema es el debate político que hay en plataformas construidas para publicidad viral”, señala el periodista Liesl Pretorius en un artículo [12] de África Check, organización independiente de comprobación de hechos. Todo el concepto de etiquetas de tendencia se basa en la popularidad, o sea el número de personas que participan en esa conversación.

Otra razón por la que prospera la desinformación es que empresas tecnológicas, como Twitter, no dan prioridad a la amplificación de su capacidad de comprobación en hechos en el continente. Tessa Knight, investigadora digital de Sudáfrica que habló con el Centro de Estudios Estratégicos de África en octubre, afirma que esos escasos recursos se traducen en un insuficiente [13] “conocimiento de los países africanos en los que operan y de sus variados paisajes informativos y políticos”.

Rosemary Ajayi, investigadora principal de desinformación y manipulación de medios sociales en el Laboratorio de Investigación de África Digital, afirma que “no es ilegal manipular las tendencias de Twitter”, aunque esta práctica viole las normas de Twitter. Por ejemplo, “hay violaciones de múltiples normas que se producen en una sola campaña de tendencia” en los últimos cinco años en Nigeria. Sin embargo, a todas Twitter las “pasó por alto”, señaló Ajayi. “Twitter tiene la capacidad de poner fin a esta práctica, pero parece no tener la voluntad de hacerlo”, dijo Ajayi en un correo electrónico a Global Voices.

Aunque la campaña de desinformación de Twitter en Kenia se manifiesta a un nivel de sofisticación alarmante, Kevin Zawaki, director de comunicaciones de la Fundación Mozilla, dijo en un correo electrónico a Global Voices, que este caso apunta al hecho más preocupante de “la falta de voluntad de Twitter para abordar los problemas fuera del mundo occidental”.