El Premio Nobel de Literatura 2021 recayó en el escritor tanzano Abdulrazak Gurnah: parece que la literatura africana recibe por fin la atención que merece. Sin embargo, el autor congoleño-austriaco Fiston Mwanza Mujila, afirma que la visibilidad de los autores africanos, especialmente los francófonos, sigue siendo un reto que inspira a una nueva generación a explorar nuevos entornos lingüísticos.
Parece que 2021 es el año de la literatura africana. Además del Nobel de Literatura, se han concedido otros prestigiosos premios a autores africanos y afroamericanos. El Premio Neustadt 2022, que se anuncia el año anterior y que antes ha recaído en numerosos futuros premios Nobel, fue para el novelista senegalés Boubacar Boris Diop. El Premio Camões lo ganó la mozambiqueña Paulina Chiziane. El Premio Booker de Ficción fue para el sudafricano Damon Galgut, mientras que el Booker Internacional de Ficción Traducida lo ganó el franco-senegalés David Diop. El Premio Goncourt, posiblemente el más prestigioso de Francia, fue para el senegalés Mohamed Mbougar Sarr.
Pero, ¿podría ser este el caso del árbol que esconde el bosque?
La última vez que un autor africano ganó el Nobel fue John Coetzee en 2003. La última vez que un autor negro o mestizo recibió el Goncourt fue Patrick Chamoiseau en 1992 y Marie NDiaye en 2009.
Para conocer la experiencia de los escritores africanos francófonos, Global Voices habló con Fiston Mwanza Mujila, escritor que creció en Lubumbashi, al sur de la República Democrática del Congo (también llamada Congo-Kinshasa o RDC). Mujila se educó en francés, su segunda lengua después del suajili, y ahora vive en Graz, la segunda ciudad de Austria, donde ha fundado el festival literario transnacional Weltwortreisende. Escribe teatro en alemán y sus obras, enraizadas en la tradición de Peter Handke y Elfriede Jelinek, se representan en Viena y Berlín. Su obra de ficción está en francés: su primera novela «Tram 83«, publicada en 2014, fue traducida del francés a más de una docena de idiomas y galardonada con varios premios, como el Premio Internacional de Literatura de Alemania. Su última novela «La Danse du Vilain» (La danza del villano) se publicó en 2020. También escribe poesía, y su colección «El río en el vientre» salió en 2013 y está traducida al inglés. Se describe ante todo como un poeta que casualmente escribe obras de teatro y novelas.
Según Mujila, a diferencia de sus colegas anglófonos, los autores africanos francófonos enfrentan diversos retos, y el primero es la naturaleza del panorama literario francés:
Alors que le Nigéria qui est une grande nation littéraire a des portes d‘entrée dans les maisons de renom aux US ou en Grande-Bretagne, l’écosystème littéraire est plus complexe pour les littératures francophones: Paris reste le seul centre de gravité et, souvent, de légitimation. Bruxelles et Genève sont plus au moins à la traîne.
Mientras que Nigeria, gran nación literaria, tiene una puerta abierta en todas las grandes editoriales de Estados Unidos y el Reino Unido, para la literatura francófona, el ecosistema literario es más complejo: París sigue siendo el único centro de gravedad y, a menudo, de legitimidad, mientras que Bruselas y Ginebra quedan más o menos en la retaguardia.
La situación también es difícil en África francófona, según Mujila:
En Afrique anglophone, le Nigéria, le Kenya et l'Afrique du Sud sont les grands pôles littéraires avec leurs revues comme Kwani? et Chimurenga, des maisons d’édition comme Cassava Republic. Pour l’Afrique francophone, le Sénégal et le Cameroun jouaient jadis ce rôle, par l’entremise des Nouvelles Editions Africaines du Sénégal et les éditions Clé. Au Congo-Kinshasa, nous payons les pots cassés de nos turbulences politiques. La littérature demeure encore un objet rare et désirable même si des initiatives d’ordre privé essaient de palier à la carence d’une politique culturelle nationale. L’institution de prix littéraires, tout comme la création des bibliothèques et des maisons d’édition sont une nouvelle espérance. Mais seuls la décoration et les bâtiments ne suffisent pas. Je suis persuadé que la matrice littéraire d’un pays dépend pour beaucoup de la qualité de son enseignement et du niveau de vie.
En el África anglófona, Nigeria, Kenia y Sudáfrica son los principales centros literarios, con revistas propias como Kwani? y Chimurenga,, y editoriales como Cassava Republic. En el África francófona, Senegal y Camerún desempeñaron ese papel en el pasado, gracias a editoriales como Nouvelles Editions Africaines du Sénégal y éditions Clé. En Congo-Kinshasa pagamos el precio de nuestra inestabilidad política. La literatura sigue siendo un objeto raro y deseable, aunque las iniciativas privadas intenten compensar la falta de una política cultural nacional. La creación de premios literarios, de bibliotecas y de editoriales es una esperanza, pero no basta con tener edificios y decorados. Estoy convencido de que la matriz literaria de un país depende en gran medida de la calidad de su sistema educativo y de su nivel de vida.
Cuestión existencial de la elección de la lengua
Para muchos escritores de sociedades poscoloniales, la elección de la lengua literaria suele ser un dilema existencial. A veces, esta elección va acompañada de acusaciones de traición cultural de algunos sectores de esas sociedades. Algunos escritores exofónicos optan por una solución original: escribir en una tercera lengua, normalmente ajena a su historia de origen o colonial, como la autora bengalí-estadounidense Jhumpa Lahiri, que ahora escribe ficción en italiano. Así es como Mujila describe su propio cuestionamiento y su posible nuevo rumbo:
Si j’ai réussi à vivre en Autriche, c’est aussi parce que je viens de Lubumbashi au Congo, donc un endroit où la capitale Kinshasa ne joue pas de rôle important, et où Lusaka ou Johannesburg jouent un rôle plus grand car plus proches. Les gens du sud du Congo ne vont pas forcément en France ou en Belgique quand ils quittent le pays, et ne s’associent pas forcément aux communautés congolaises de l’étranger qui sont majoritairement lingalophones. Au sud on parle d’autres langues, comme le swahili.
J’ai parfois l’impression d’avoir trois ou quatre vies en même temps, car même si j’écris en français je ne le pratique pas au quotidien, j’écris en allemand qui est ma sixième langue, en dehors du swahili, du lingala et du tshiluba qui la langue de mes grands-parents. Quand j’écris en allemand, je dois me préparer, pareil en français, c’est le même rituel de préparation, c’est toute une expédition, je note des mots qui viennent à l’esprit, je recopie une page de Camus pour me replonger dans le bain linguistique. Mais depuis deux mois je me demande si je ne devrais pas changer catégoriquement de langue et ne plus écrire qu’en allemand. Je n’exclus pas d’abandonner le français.
La razón por la que logre sobrevivir en Austria es que vengo de Lubumbashi, lugar donde la capital, Kinshasa, no juega un papel fundamental; Lusaka o Johannesburgo son más importantes porque están más cerca. La gente del sur del Congo no se va necesariamente a Francia o Bélgica cuando se va, y no siempre se junta con los congoleños en el extranjero que habla principalmente lingala. En el sur hablamos otras lenguas, como el suajili.
A veces tengo la sensación de llevar cuatro vidas al mismo tiempo, porque aunque escriba en francés, no practico ese idioma a diario. Escribo en alemán, que es mi sexta lengua, además de suajili, lingala y ushiluba, la lengua de mis abuelos. Cuando escribo en alemán, necesito prepararme; lo mismo con el francés, tengo rituales para prepararme, es como una expedición. Anoto las palabras que me vienen a la mente, escribo una página entera de Camus para volver a entrar en el entorno lingüístico. Pero desde hace dos meses, empecé a preguntarme si no debería cambiar categóricamente y escribir solo en alemán. No excluyo el abandono total del francés.
Mujila señala que la tradición literaria congoleña está adoptando el multilingüismo: algunos escritores, como Richard Ali, escriben en lingala. En el extranjero, los autores escriben en las lenguas locales: Daniëlle Zawadi escribe poesía en holandés, JJ Bola en inglés, Kayo Mpoyi en sueco.
Esto lo ha llevado a definir su identidad como un flujo constante, como explica:
Un écrivain a comme outil principal la langue. Quand je me suis installé dans la Mitteleuropa, je me devais pour survivre comme auteur non seulement d’apprendre la langue allemande mais d’échafauder une généalogie littéraire. J’écris en français et en allemand mais ce dernier prend souvent le dessus. Je suis habitué à parler de littérature dans cette langue.
Quand je suis en France, on me définit comme écrivain autrichien. À Vienne on m’identifie comme écrivain de Graz, et en Allemagne comme écrivain autrichien. Au Congo on m’identifie comme écrivain congolais mais vivant en Autriche. Mon identité est polyphonique et mouvante. Mudimbe, philosophe congolais, parlait d’expérience ou de subjectivité africaine. J’ajouterais à cela une subjectivité autrichienne. Graz et Lubumbashi sont mes points de ralliement et d’observation, lieux à partir desquels j’élabore mon discours.
Para un escritor, la lengua es su principal herramienta. Cuando me instalé en Mitteleuropa, como llamamos a Europa Central en alemán, no sólo tuve que aprender el idioma sino establecer una genealogía literaria. Escribo en francés y en alemán, pero este último se impone. Estoy acostumbrado a hablar de mi escritura en esa lengua.
En Francia, me definen como escritor austriaco. En Viena, me identifican como escritor de Graz, y en Alemania como autor austriaco. En Congo, como escritor congoleño que vive en Austria. Mi identidad es polifónica y está en movimiento. el filósofo congoleño Mudimbe hablaba de la subjetividad o experiencia africana. Yo añadiría la subjetividad austriaca: Graz y Lubumbashi son mis puntos de conexión y observación, lugares desde los que construyo mi discurso.
Un término que ha surgido con más fuerza en los últimos años es el concepto de afropeo, combinación de africano y europeo. Esta es la opinión de Mujila sobre esta noción:
En Autriche, je me considère comme congolais, africain ou encore écrivain black autrichien, parce qu’être écrivain noir en Autriche n’est pas la même chose qu’être noir en France ou en Belgique. Je respecte ceux qui utilisent le terme d’Afropéen, mais chacun peut se définir à sa manière. L’Europe est grande, je préfère donc me référer aux termes d’Afrofrançais, Afrobelge, Afroautrichien pour mieux contextualiser.
En Austria, me considero congoleño, africano o escritor negro austriaco, porque ser negro en Austria no es lo mismo que en Francia o Bélgica. Respeto a quienes adoptan el término afropeo, pero cada uno puede definirse como quiera. Europa es grande, por lo que prefiero usar términos como afrofrancés, afrobelga, afroaustriaco para dar más contexto.
Pero al final, la mayor marca de identidad podría ser simplemente la propia literatura, como concluye Mujila, y dice «la literatura es mi único y exclusivo lenguaje», algo que muestra magistralmente en su última novela:
Ce qui m’intéresse est le dynamisme interafricain, ainsi que la porosité des frontières héritées de la Colonisation. Mes deux romans sont des réflexions sur la gestion (post)coloniale et urbaine de l‘espace africain. «Tram 83″ met à nu la fragilité des états nés de la colonisation—c‘est-à-par par hasard— où le discours sécessionniste se décline comme premier et dernier recours contre un nationalisme doublé d‘autoritarisme. «La Danse du Vilain» poursuit la même réflexion en mettant en lumière le devenir de la ville blanche, occupée aujourd‘hui par les enfants de la rue et autres marginaux.
Lo que me interesa son las dinámicas interafricanas y la porosidad de las fronteras heredadas del periodo colonial. Mis dos novelas reflexionan sobre la gestión urbana colonial y poscolonial del espacio africano. «El tranvía 83″ revela la fragilidad de los Estados nacidos de la colonización –nacidos por casualidad–, en los que se desarrollan discursos secesionistas como forma de resistencia contra el nacionalismo y el autoritarismo. «Danza del villano» prolonga el tema mostrando el futuro de la ciudad de los blancos, actualmente ocupada por niños de la calle y otros marginales.
Mujila concluye con una nota de ironía sobre el futuro de la literatura africana:
J’ai comme l’impression qu’on demande beaucoup à cette littérature. D’ailleurs, elle n'est même pas centenaire. Il faudrait peut-être la laisser en paix et revenir après 3 siècles. Je pense que notre regard sur l’Afrique et les littératures africaines va changer quand on s’attachera sûrement aux oeuvres.
Tengo la impresión de que se le exige mucho a la literatura africana, que, por cierto, no tiene ni cien años. Quizá debamos dejarla tranquila y volver en tres siglos. Creo que nuestra comprensión de África y de la literatura africana cambiará cuando nos centremos en las propias obras literarias.