Tarea imposible: Serbia en la senda europea, de la mano de Rusia y China

El presidente serbio, Aleksandar Vučić, y el ministro de Defensa de la República Popular China, Wei Fenghe, 26 de marzo de 2021. Foto publicitaria de la Presidencia de Serbia/Dimitrije Goll. Uso permitido.

Este artículo de Nikolija Čodanović, periodista de Istinomer (Verdad-O-Metro), iniciativa de comprobación de hechos del Center for Research, Transparency and Accountability (CRTA), apareció originalmente en Transitions. A continuación publicamos una versión editada como parte de un acuerdo de intercambio de contenidos con Global Voices.

Serbia sigue pregonando los avances del país en su alineación con la política exterior de la Unión Europea, pero los avances reales no se producirán con Kosovo en la agenda.

A principios de septiembre, el presidente serbio Aleksandar Vučić, viajó a orillas del impresionante lago Bled, en Eslovenia, para hablar del futuro de Europa. Fue uno de los muchos líderes que aparecieron en el XVI Foro Estratégico de Bled de este año y aprovechó la oportunidad para quejarse de la falta de voluntad de la Unión Europea para ampliar y de cómo «los europeos y los estadounidenses están preocupados por China».

Vučić confió a los medios: «En cuanto se alejan de las cámaras –y delante de las cámaras, sus temas son la agenda verde y el cambio climático– lo único que queda es China».

Pero, al margen de los chismes, Vučić tuvo la oportunidad de algo más significativo: impulsar las perspectivas europeas de su país con Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, órgano de la Unión Europea que reúne a los líderes de la Unión para fijar la agenda política del bloque. Vučić se jactó luego ante los periodistas de haber dicho a Michel que Serbia había cumplido su promesa de alinear su política exterior más cerca de la Unión Europea, sin dejar de proteger sus intereses nacionales.

«Lo importante es que hemos cumplido nuestra promesa de aumentar el índice de alineación con las decisiones de política exterior de la Unión Europea, y lo hemos elevado del 48,28 % a más del 62 %», dijo Vučić, añadió que existían «limitaciones específicas» relativas a la «compleja vinculación» de los intereses serbios relacionados con Kosovo.  El proceso tampoco era «tan sencillo como parece».

La mayoría de los analistas serbios estarían de acuerdo con esta valoración, aunque probablemente situarían el origen de la complejidad en otro punto. En teoría, el país puede aumentar su «ritmo de alineación» (las cifras son discutibles, como se indica más adelante), pero solo se puede avanzar mientras Vučić y su gobierno den tanta importancia a las relaciones estratégicas con China y Rusia. Con ambos países, la atención pública se centra en impulsar la cooperación económica, especialmente con China, como se refleja en el crecimiento de las inversiones en los últimos años. Serbia depende de Moscú para el gas natural, y algunos funcionarios ven potencial en el acuerdo de libre comercio firmado en 2019 con la Unión Económica Euroasiática, dominada por Rusia. Además, las buenas relaciones con Moscú siguen siendo importantes para un amplio segmento del electorado y pueden usarse por razones políticas internas.

Sin embargo, el núcleo de la buena voluntad del Gobierno hacia Rusia y China sigue siendo Kosovo, cuya independencia, junto con Serbia, se han negado a reconocer. Belgrado espera claramente que Pekín y Moscú sigan cubriendo las espaldas del país en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ante cualquier resolución relativa a Kosovo.

77% of respondents in Serbia to a recent Center for Free Elections and Democracy survey thought China had a positive influence on Serbia and 72% believed the same of Russia. Only 26% thought so highly of the EU and 15% of the United States.

El 77 % de los encuestados en Serbia en una reciente encuesta del Centro para las Elecciones Libres y la Democracia pensaba que China tenía una influencia positiva en Serbia y el 72 % creía lo mismo de Rusia. Solo el 26 % opinaba lo mismo de la Unión Europea y el 15 % de Estados Unidos.

Lento progreso

El primer artículo de la Constitución serbia establece la agenda europea del país:

The Republic of Serbia is a state of the Serbian people and all citizens who live in it, based on the rule of law and social justice, principles of civil democracy, human and minority rights and freedoms, and commitment to European principles and values.

La República de Serbia es un Estado del pueblo serbio y de todos los ciudadanos que viven en ahí, basado en el Estado de Derecho y la justicia social, los principios de la democracia civil, los derechos y las libertades humanas y de las minorías y el compromiso con los principios y valores europeos.

Al menos sobre el papel, Serbia está tomando el camino europeo. Se convirtió en candidato a la adhesión a la Unión Europea en 2012 y desde entonces ha empezado a negociar 18 de los 35 «capítulos» de la adhesión, pero solo dos se han cerrado provisionalmente y no se han iniciado conversaciones sobre otros capítulos desde hace casi dos años.

Uno de los capítulos más críticos sin abrir es el de la política exterior, de seguridad y de defensa. Según el informe de progreso de la Comisión Europea para 2020, Serbia había logrado «algunos avances cuando el Parlamento adoptó nuevas estrategias de seguridad y defensa». Sin embargo, «los patrones de alineación se mantuvieron en gran medida sin cambios» y «se hicieron varias declaraciones y promesas por parte de funcionarios de alto nivel que fueron contrarias a las posiciones de la Unión Europea en materia de política exterior».

En contra de las afirmaciones de Vučić, el Centro de Asuntos Internacionales y de Seguridad (ISAC), con sede en Belgrado, registró un pequeño descenso en el porcentaje de posiciones de política exterior de Serbia que seguían la línea de la Unión Europea, sitúa el porcentaje total en 2020 en el 56 %. El ISAC dijo que la tasa de alineación más baja en Serbia hasta ahora fue del 47 % en 2017, mientras que la tasa más alta se situó en 66 % en 2015.

Uno de los autores del análisis, Igor Novaković, dijo que el estudio demostraba que la posición de Serbia contrastaba principalmente con la de la Unión Europea cuando se trataba de políticas comunitarias relacionadas con Rusia y China. Supone que las posiciones de Serbia eran una retribución por el apoyo que estos países mostraron en el Consejo de Seguridad en relación con la cuestión de Kosovo.

«Si hay menos declaraciones [de la política de la Unión Europea] relacionadas con Rusia y China, aumenta el número de declaraciones que apoyamos, es decir, la tasa de alineación», dijo Novaković. Por ejemplo, recordó que en 2012 y 2013, la alineación era superior al 90 %, pero, por aquel entonces, casi ninguna declaración de la Unión Europea se había referido a Rusia y China. «Esto lo explica todo», añadió, y afirmó que limitarse a citar porcentajes sin analizar qué cuestiones son puntos de conflicto revela poco.

Vladimir Međak, exsubdirector de la Oficina de Integración Europea del Gobierno serbio, coincide en que lo importante no son los porcentajes de alineación. Međak es ahora vicepresidente del Movimiento Europeo en Serbia, ONG que aboga por la plena integración europea del país.

“Los números son completamente irrelevantes si se va a Washington y se firma un acuerdo sobre el traslado de la embajada a Jerusalén y se nombra un embajador en Damasco, absolutamente contrario a las posiciones de la política exterior de la Unión Europea», dijo Međak, y añadió que Serbia «está mucho más allá del punto en el que un porcentaje puede impresionar a nadie». Duda que se pueda hacer algo para mejorar la adhesión del país a las posiciones de la política exterior de la Unión, ya que mucho tiene que ver con Kosovo.

Adoptar una política exterior «independiente», como la describe el Gobierno, es «el equivalente a ‘no alinearse con la política exterior de la Unión Europea'», dijo Međak. «¿Qué ha ganado Serbia abriendo una embajada en Siria, ya que solo ha creado un problema con la Unión Europea?».

Alinarse no equivale a apoyar

Según Međak, Serbia puede estar de acuerdo con la política exterior de la Unión Europea, pero la realidad es otra.

We have introduced sanctions against [Belarusian President Alyaksandr] Lukashenka and supported the European Union’s reprimand of Lukashenka, and then apologized to him. That’s clearly saying, ‘We had to do that because of the EU, but we don’t really believe it.

Hemos introducido sanciones contra [el presidente bielorruso Aleksandr] Lukashenko y hemos apoyado la reprimenda de la Unión Europea a Lukashenko, y luego nos hemos disculpado con él. Eso es claramente decir: ‘Tuvimos que hacerlo por la Unión, pero no nos lo creemos de verdad.

Si Serbia habla de valores europeos y actúa de forma totalmente opuesta, es solo cuestión de tiempo que alguien se pregunte si Serbia es en absoluto compatible con la Unión, dijo.

«¿Son nuestros valores más compatibles con Lukashenko y [el presidente turco] Recep Tayyip Erdoğan o con la Unión Europea?». se pregunta Međak. «La decisión sobre nuestra adhesión a la Unión Europea será adoptada por los países que defienden seriamente los derechos humanos».

Novaković, del ISAC, también señaló la importancia de la alineación para quienes deliberan sobre el futuro de Serbia. «Al alinearnos, estamos demostrando que un día estaremos dispuestos a actuar en el marco político de la Unión Europea y que también tendremos en cuenta los intereses de los Estados miembros de la Unión Europea», dijo.

Si eso no ocurre, no todo estará perdido, creen algunos de los colaboradores más cercanos de Vučić. El actual ministro del Interior, Aleksandar Vulin, cuando era ministro de Defensa, dijo en una ocasión que Serbia no rogaría entrar en Europa si Europa no quisiera a Serbia.

«No tenemos que ser miembros de nada, pero tenemos que preservar nuestra dignidad y ver cuáles son nuestros intereses políticos y económicos», dijo Vulin. «¿Europa no nos quiere? Encontraremos la manera de que nos quieran otros países grandes y poderosos».

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