Pasteando ganados, pero con título: Empoderando al pueblo Aymara con el reconocimiento de su labor

Foto tomada por Ruth Quispe Mamani el 13 de agosto 2021 en Walata Chico, Bolivia, durante una entrega de certificaciones a una pobladora de Walata y autoridad originaria, Elias Hilari Mamani. Usada con permiso.

En la comunidad aymara Walata Chico, cerca de La Paz en Bolivia, una persona de tercera edad, Bernabé Mamani, preguntó en Aymara a uno de los técnicos en un acto de entrega de certificados de competencias «jilata, jichhat uksarux titulunikit uywanakx awatxañäni?», que en español significa «hermano, ¿desde ahora en adelante sólo ya vamos a pastear los ganados con título?»

En septiembre pasado, las autoridades del Ministerio de Educación anunciaron que desde 2008 al agosto de 2021 se habían entregado 68.106 certificados a personas en Bolivia que nunca habían recibido una educación formal pero adquirieron experiencia durante muchos años en diferentes ocupaciones. En Walata Chico, la mayoría de las personas se dedican a la agricultura, al pastoreo, al comercio, a la elaboración de instrumentos musicales nativos, al tejido, y a la venta y preparación de hierbas medicinales, entre otros. Es un justo reconocimiento de su trabajo.

Bolivia es un estado plurinacional con varias comunidades originarias, como los aymaras, urus, chiquitanos, guaraníes y otros, y donde aproximadamente 62,2% de la población se identifica como indígena. La nación aymara cuenta con cerca de 3 millones de personas que se identifican con este pueblo a través de Bolivia, Perú, Chile, y Argentina.

Aunque le parezca raro a los pobladores, pues mucha gente nunca tuvo cualquier título académico, yo defiendo que, hasta la fecha, propicia aportes para empoderar a las poblaciones en situación de vulnerabilidad.

En la foto se puede observar a una persona de la nación aymara productora de la tunta (papa deshidratada a través de un proceso de transformación de una variedad de la papa). Flickr (CC BY-NC 2.0)

En primer lugar, estos certificados entregados a los pobladores de Walata ayuda a mejorar su autoestima, pues valora su experiencia adquirida en la vida. Luego los pobladores pueden, con el certificado, acceder a puestos de trabajo, conformar asociaciones en diferentes rubros, hasta podrían mostrar para préstamos bancarios. 

Los pueblos originarios solo pudieron asistir a las escuelas desde la Revolución nacional boliviana de 1952 y la llegada de educación superior técnica en las comunidades es aún nula. Las personas quienes quieren estudiar tienen que migrar a la ciudad o viajar a lugares lejanos. Un alto porcentaje de la población aymara y de otras naciones originarias no asistió a las escuelas y centros de formación técnica o superior, pero han adquirido conocimientos y experiencia. 

Este tipo de programa no solamente funciona en este país, sino en varios países de Europa, Latinoamérica y en otros continentes. Se puede observar que en muchos de ellos se tiene estas certificaciones desde una perspectiva capitalista, pues únicamente se focalizan en el empleo en una empresa y en la relación patrón-obrero. Mientras tanto, en Bolivia, la diferencia se basa en que el sistema de certificaciones tiene un enfoque propio y beneficia a toda esa población que fue excluida en su propio territorio por siglos. Por ejemplo, en la entrega de certificados en la comunidad de Walata no existe esa relación directa de patrón-obrero, aunque esto no excluye que en muchos lugares se certifica para tal fin del trabajo. 

Foto tomada por Ruth Quispe Mamani el 13 de agosto 2021 en Walata Chico, Bolivia, durante una entrega de certificaciones a Sr.Faustino Lazo y Sra. Juana Hilari Lazo. Usada con permiso.

Nuestra concepción de la producción

Cuando se habla de lo productivo no solo se habla de lo material como en otros países, donde la civilización moderna sólo considera como producto a algo tangible. La producción en realidad es creación, tanto material como intelectual, por ejemplo, la producción de una silla y de una poesía.

La Ley de la Educación boliviana resalta que la educación es:

productiva  y  territorial,  orientada  a  la  producción  intelectual  y material, al trabajo creador y a la relación armónica de los sistemas de vida y las  comunidades  humanas  en  la  Madre  Tierra,  fortaleciendo  la gestión territorial  de  las  naciones  y  pueblos  indígena  originario  campesinos, las comunidades interculturales y afrobolivianas.

Este artículo señala que la práctica educativa tiene como base la armonía con los sistemas de vida y con las comunidades para Vivir Bien. El Vivir Bien es un concepto andino que se enfoca en el equilibrio armónico del ser humano con la comunidad, la naturaleza, la espiritualidad, la familia, la mente, y el cuerpo.

Los procesos de certificación permite que una comunidad que era valorado antes de la colonización pueda ser revalorado para que exista el autosostenimiento y la reproducción del sistema de vida. Este espacio vivo y habitado es el espacio donde el jiwasa (nosotros), colectivo del grupo humano, reivindica y reproduce la vida de los seres vivientes y de la naturaleza. En este sentido, la apropiación y valorización del grupo humano se consolidan con el trabajo y el apoyo económico y político.

Se constituye un espacio vital y estratégico para construir sujetos sociales y territoriales, lo cual es de vital importancia para el empoderamiento de los pueblos originarios, ya que desde la invasión de los españoles fueron excluidos de muchas maneras. Esto se puede ver hasta el día de hoy. 

Foto tomada por Ruth Quispe Mamani el 13 de agosto 2021 en Walata Chico, Bolivia, durante una entrega de certificaciones a Sra. Emiliana Paulina Cocarico de Mamani y Sr Eusebio Mamani Coronel Mallku. Usada con permiso.

También ahora se está elaborando los Planes Regionales de Educación Productiva, basada en la experiencia de la escuela Ayllu de Warisata, donde se conjuga la articulación entre la escuela y la comunidad, es decir, una organización común para la producción orientada a convivir en comunidad. Es un proyecto muy anhelado desde muchos espacios sociales educativos, pero su viabilización o concretización parece estar muy lejano. El enfoque intra y intercultural plurilingüe es otra de las características del modelo educativo que se viene implementando hasta la fecha, pero no concretado aún.

El proceso de certificaciones integra el territorio, sus vocaciones y potencialidades productivas y la identidad cultural, lo cual se refiere a la forma de entender la producción desde los pueblos y a la movilización social. Por eso usamos la palabra jiwaspacha, una expresión que significa el empoderamiento, o literalmente, “nosotros mismos.”

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.