Resumen 2021 desde el punto de vista del Caribe

Atardecer en el Caribe, imagen de Arthur T. LaBar en Flickr, adaptado con elementos gráficos libres  de Canva (CC BY-NC 2.0).,

Al igual que el resto del mundo, en 2021 naciones caribeñas se centraron en enfrentar la realidad de la pandemia de COVID-19, en un contexto de aumento de las tasas de infección, un flujo constante de variantes y una fuerte indecisión a las vacunas, pero, aunque fue una de las principales preocupaciones, no fue la única historia que afectó a la región en 2021.

COVID-19

ilustración de COVID-19 de Prachatai en Flickr (CC BY-NC-ND 2.0).

Mientras que el 2020 será conocido para siempre como el año en que el COVID-19 se hizo presente en todo el mundo, en 2021 vimos el despliegue masivo de las vacunas diseñadas para combatir el virus. Antes de esto, muchos países del Caribe habían cerrado sus fronteras, y Trinidad y Tobago fue uno de los que más tiempo permaneció cerrado, e incluso restringió a sus propios ciudadanos con un sistema de reentrada de viajes que dejó a muchos desmoralizados y cuestionando si el proceso infringía sus derechos.

Curiosamente, aunque la llegada de las vacunas a la región se recibió inicialmente con esperanza y optimismo, las dudas sobre las vacunas pronto se convertirían en algo generalizado. Los intentos de varios Gobiernos de la región de hacer obligatoria la vacunación para algunos sectores originaron protestas callejeras, incluida una en la que resultó herido el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.

Las discusiones sobre la equidad de las vacunas también fueron comunes, y la desinformación sobre las vacunas, difundida por usuarios habituales de las redes sociales y por celebridades.

Sin embargo, la respuesta innovadora de los creativos de la región a la pandemia fue un resquicio de esperanza, que se puso de manifiesto en todos los aspectos, desde la moda, el arte y la alfabetización, hasta la reimaginación de festivales presenciales como el Carnaval, aunque Santa Lucía ha sido el primer territorio regional en anunciar su intención de celebrar un evento «vacunado» en 2022.

El ambiente

Abeja solitaria extrae néctar de lo que se conoce localmente como «hierba de conejo», en la finca Carmel Valley de Trinidad. Foto de Monique Johnson, usada con autorización.

Aparte de nuestra amplia cobertura de la erupción del volcán La Soufrière de San Vicente, las historias ambientales constituyeron un promedio de 25 % de nuestra cobertura regional este año, desde una sentencia histórica que podría allanar el camino hacia la transparencia ambiental en Trinidad y Tobago hasta muestras de activismo que ayudaron a salvar un árbol centenario en Guyana.

Por supuesto, el activismo ambiental no sería necesario si no existieran diversas amenazas ambientales, que se manifestaron en forma de actividades de extracción de canteras y bauxita, contaminación de los cursos de agua, caza furtiva de especies animales protegidas y posibles daños en las zonas marinas por la industria petrolera, los efectos del cambio climático y la sobrepesca.

Mientras llegaba la primera tormenta importante de la temporada de huracanes del Atlántico de 2021, persistía la preocupación por los efectos de la crisis climática en la región, hasta cuando los promotores turísticos parecían inmunes, pese a la oportunidad de adoptar enfoques más sostenibles.

Para cuando se celebró la cumbre COP26 en el último trimestre de 2021, la región estaba hablando en favor de su propia supervivencia, y cuestionaba si algunos territorios regionales estaban cumpliendo con su discurso ambiental. En la conferencia, los representantes caribeños abogaron por algunos parámetros en lo que respecta a las cuestiones de pérdidas y daños, y por que los grandes contaminadores –muchos de los cuales no asistieron a la conferencia– paguen (literalmente) por sus transgresiones, que afectan negativamente a los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID). Todo eso pese a que Guyana, miembro de la Comunidad del Caribe (CARICOM), está a punto de convertirse en un importante proveedor de combustibles fósiles.

Violenci de género

Mujeres protestan en la plaza Woodford de Puerto España, Trinidad, 2016. La protesta se produjo después de que el entonces alcalde de la ciudad, Raymond Tim Kee, culpó a la jugadora japonesa de plancha de acero Asami Nagakiya, que apareció asesinada el 10 de febrero de 2016. Foto de Janine Mendes-Franco, usada con autorización.

El año 2021 no fue el primero en el que la violencia de género estuvo en la región. Es más, el tema ha sido tan recurrente que la gente se estaba cansando de su impacto.

Trinidad y Tobago, el país más meridional del archipiélago caribeño, aprovechó el Día Internacional de la Mujer de este año para alzar la voz contra la violencia de género, mientras que Jamaica, al norte de la cadena de islas, luchaba contra los abusos físicos a las mujeres y una ola de feminicidios.

Jamaica también enfrentó un aumento de la tasa de homicidios, lo que llevó a sus ciudadanos a debatir si los estados de excepción son o no eficaces para frenar la delincuencia violenta, especialmente en una sociedad en la que la relación entre la «ciudad» y el «centro» es tan compleja.

El juicio (y la segunda condena) del expresidente de Surinam, Desi Bouterse, por una serie de asesinatos de disidentes ocurridos tras su llegada al poder en un golpe de Estado en 1980 –y la galardonada escritora surinamesa Astrid Roemer, que lo defendió de forma controvertida– dice mucho de la cultura –a veces autorizada por el Estado– de la violencia y el género en la región.

La primera ministra de Barbados, Mia Mottley, se pronunció contra esta cultura en lo que respecta a las letras violentas de algunos artistas de dancehall del país, y explicó: «Tiene que haber un enfoque que no tolere la violencia armada en este país». Barbados también fue noticia en 2021 por convertirse en la república más nueva del mundo, así como en el primer país en establecer una embajada en el metaverso.

Haití

Jovenel Moïse con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau en Lima, Perú, 14 de abril de 2018. Foto del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú en Flickr (CC BY-SA 2.0)..

Desde sus violentas protestas callejeras de febrero de 2019, Haití había experimentado disturbios, que giraban en torno a cuestiones de corrupción e inestabilidad socioeconómica. Sin embargo, el presidente Jovenel Moïse siempre parecía caer de pie.

Todo eso cambió la mañana del 7 de julio, cuando Moïse fue asesinado a tiros por hombres no identificados, el primer asesinato político del país desde la tumultuosa época de «Baby Doc«. Mientras la región estaba pendiente de cómo se desarrollaría la situación política, y de si se llevaría a los autores ante la justicia y cuándo, en octubre uno de los principales sospechosos del asesinato de Moïse fue detenido, acusados de delitos inmigración, en Jamaica.

Por si fuera poco, en 2021 Haití sufrió un terremoto aún más fuerte que el que devastó el país en 2010, pero, como siempre, el pueblo haitiano ha demostrado ser resuelto e innovador al superar los desafíos.

Olimpiadas de Tokio

Bermudeña Flora Duffy encabeza un grupo de triatletas de élite en la Copa del Mundo de Triatlón ITU Edmonton 2012. Foto de Sangudo en Flickr, (CC BY-NC-ND 2.0).

Las Olimpiadas de Tokio se celebraron en plena pandemia, lo que dio a los atletas que se habían entrenado tan duramente entre tanta incertidumbre la oportunidad de competir.

En cuanto a las oportunidades de obtener medallas, lo más destacado para los aficionados al deporte caribeño fue la extraordinaria actuación de las velocistas jamaicanas, que consiguieron las tres medallas en la esperada final de los cien metros –especialmente después de que Shelly-Ann Fraser-Pryce se convirtió en la mujer más rápida de la historia–, y la emotiva victoria de la triatleta Flora Duffy, que dio a Bermudas la distinción de ser el país menos poblado en ganar un oro olímpico.

Despedidas

Músuico jamaicano Lee ‘Scratch’ Perry. Foto de Preetam Slot en Flickr )CC BY 2.0).

En un año ya marcado por tantas muertes por la pandemia, la región tuvo que despedirse de varios de sus gigantes en 2021.

En el ámbito de las artes y la cultura, se han perdido iconos del reggae jamaicano como Bunny Wailer, Lee «Scratch» Perry y Robbie Shakespeare; la primera mujer poeta del dub, Jean «Binta» Breeze, y Bert Rose, que impulsó el movimiento de danza de la época de la independencia de Jamaica.

Trinidad y Tobago también perdió a un pionero del baile, Torrance Mohammed, que murió en mayo tras ser víctima de un violento robo callejero. El mismo día falleció el arreglista de tambor metálico Lennox «Bobby» Mohammed (sin parentesco), mientras que a finales de año murieron el percusionista Peter Telfer, pionero en el uso de los tambores africanos en la iglesia, y Brother Resistance, que introdujo en el país la singular marca de música rapso. El maestro trinitario LeRoy Clarke también murió este año, 31 años después de que el país se enfrentara a un intento de golpe de Estado, cuyo líder falleció solo tres meses después.

En el Día de los Héroes Nacionales, los jamaicanos rindieron homenaje al primer Secretario de Estado negro de Estados Unidos, el general Colin Powell, que falleció el 18 de octubre debido a complicaciones del COVID-19. Los padres de Powell eran inmigrantes jamaicanos.

En el ámbito de la defensa de los derechos, la región rindió homenaje al escritor trinitense y defensor de la comunidad LGBTQ+ Colin Robinson; a Brandy Rodríguez, una de las activistas transgénero y LGBTQ+ más abiertas de Trinidad y Tobago; y a la abogada Nancy Anderson, residente en Jamaica, que dedicó su vida a luchar por los derechos de los más vulnerables de la región.

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