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La justicia es elusiva en caso de asesinato de reportero indígena colombiano

Categorías: Latinoamérica, Colombia, Ambiente, Medios ciudadanos, Protesta, Pueblos indígenas

Ilustración de Rowena Neme para la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), utilizada con autorización

Nota del editor: Esta biografía es la última de una amplia cobertura de las amenazas que sufren los periodistas indígenas en Cauca (Colombia). 

El asesinato de José Abelardo Liz, periodista y guardia indígena, sigue recordándose en el corazón de su comunidad nativa, el pueblo nasa. Para los miembros de su comunidad, ayudaba a proteger sus tierras ancestrales en Corinto [1], Cauca, al sur de Colombia, región arrasada por el conflicto armado colombiano [2]. Las autoridades colombianas han clasificado su muerte como homicidio, y no como crimen contra periodistas.

Nicolás Guerrero, autoridad ancestral nasa. Foto de Willian Mavisoy, utilizada con autorización.

Hace unos años, Abelardo se incorporó a la emisora de radio nasa [3], donde se formó para convertirse en parte de una generación de comunicadores indígenas de la reserva de Corinto. Wilmar Mosquera y Natalia Salazar recuerdan su buena disposición para el trabajo.

El 13 de agosto de 2020, su colega Wilmar le pidió que informara sobre una minga —acción colectiva comunitaria que defiende causas sociales— para liberar a la Madre Tierra, y de cómo la unidad antidisturbios colombiana (ESMAD) respondía a la comunidad.

Según el Consejo Regional Indígena de Cauca (CRIC), asociación de autoridades indígenas, la «liberación de la Madre Tierra [4]» es, entre otras cosas, un mandato espiritual destinado a proteger la tierra de actores sociales que rompen la armonía, como guerrillas, paramilitares, agentes de seguridad pública, agricultores de monocultivos, etc.

En Corinto, las actividades para liberar a la Madre Tierra comenzaron hace seis años, dijo Nicolás Guerrero a Global Voices. Desde entonces, han sido asesinados seis nasa, incluido Abelardo. Otros nasa están amenazados por no permitir que actores ilegales controlen las tierras ancestrales que arrebataron a sus antepasados. Defender a la Madre Tierra tiene un alto precio. 

Abelardo Liz en radio Nación Nasa. Foto de Natalia Salazar, utilizada con autorización.

A Abelardo le dispararon mientras grababa a su comunidad que defendía las tierras ancestrales indígenas. Cuando su amigo Wilmar recibió un mensaje sobre las heridas de Abelardo, pensó que no sería grave y creyó que acabarían bromeando al respecto.

Pero cuando llegó a su lado, Wilmar vio el miedo en sus ojos mientras Abelardo le decía «¡Por favor, no me dejes morir!». Miembros de la comunidad pidieron ayuda, pero la Policía y la ESMAD bloquearon el tráfico. Algo similar sucedió cuando asesinaron a otra reportera indígena, Efigenia Vásquez. [5]

Media hora después, un auto llevó a Abelardo a un hospital de Cali, a más de dos horas de Corinto. Lamentablemente, era demasiado tarde. Abelardo murió en el trayecto.

Muerte e impunidad

Angela Caro, abogada de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), dijo a Global Voices que en este caso no hay justicia. Dice que el fiscal general de Colombia ya ha dictado una «sentencia» de impunidad [6] porque la investigación no siguió los estándares de los crímenes contra periodistas. En su lugar, se ha tratado como un delito común. El fiscal general no consideró la posición de Abelardo como reportero.

Abelardo estaba comprometido con la comunicación indígena a pesar de los riesgos [7] que corría al informar a su comunidad. Los periodistas indígenas como él están convencidos de la importancia de la comunicación procedente de la tierra que quieren liberar.

Los reporteros indígenas son esenciales para los pueblos indígenas, y las autoridades ancestrales son conscientes de esta importancia. Nicolás Guerrero explica:

They allow a permanent communication with the community and make visible the processes we carry out as an organization. They reach out to the territories, to the community members while they work and inform them about what the authorities are doing, so that they arrive informed when they attend an assembly.

Permiten una comunicación permanente con la comunidad, y visibilizan los procesos que llevamos a cabo como organización. Llegan a los territorios, a los miembros de la comunidad mientras trabajan, y les informan sobre lo que hacen las autoridades, para que lleguen informados cuando acuden a las asambleas.

Abelardo también era un guardia indígena que protegía la tierra sin armas. Para los miembros de su comunidad, estaba comprometido con su territorio y con la defensa de los derechos de su pueblo. No era un hombre muy alto, pero tenía un gran corazón, y su humanidad era muy apreciada por su comunidad.

La voz de Abelardo fue silenciada, pero su memoria sigue viva entre sus colegas.

Natalia Salazar y Wilmar en la emisora de radio nasa. Foto de Willian Mavisoy, utilizada con autorización.

Wilmar, de radio Nación Nasa que fue colega de Abelardo, explica:

Natalia Salazar y Wilmar en la emisora de radio de Corinto (Cauca). Foto de Willian Mavisoy, utilizada con autorización.

As young people who like communication, we do it out of passion. It comes naturally to us. We are not afraid. We are aware of what can happen, and the community is aware of what we do.

Como jóvenes a los que les gusta la comunicación, lo hacemos con pasión. Nos sale de forma natural. No tenemos miedo. Somos conscientes de lo que puede pasar, y la comunidad es consciente de lo que hacemos.

Su colega Natalia Salazar expresó que dejar el trabajo no es una opción. Insiste en la necesidad de tener comunicación indígena para confrontar la narrativa periodística de medios externos, que desinforman sobre su pueblo.

«They do not know what happens in our communities nor do they know that we do our own communication work. It is important to express within our own communication channels, through the radio station, what is really happening, the voices of the communities that live in midst of disharmony, armed conflict and violence [committed] by other entities. It is worthwhile to strengthen our own and alternative communication, to continue creating these links between other communities and peoples to make known what is happening in ancestral territories, to confront and mitigate the impact of the war.

«No saben lo que pasa en nuestras comunidades, ni saben que hacemos labor de comunicación. Es importante expresar por nuestros propios canales de comunicación, a través de la emisora de radio, lo que pasa realmente, las voces de las comunidades que viven en medio de la falta de armonía, conflictos armados y violencia cometidos por otras entidades. Vale la pena reforzar nuestra propia comunicación alternativa, continuar creando estos vínculos con otras comunidades y pueblos para dar a conocer lo que sucede en los territorios ancestrales, para confrontar y mitigar el impacto de la guerra.

Esta es la última de cinco historias sobre crímenes contra periodistas en Colombia, sobre todo reporteros indígenas de la provincia de Cauca, apoyados por la ONG londinense Justice for Journalists Foundation (JFJ). La JFJ financia investigaciones periodísticas de crímenes violentos contra trabajadores de medios de comunicación, y ayuda a periodistas profesionales y ciudadanos a mitigar sus riesgos.