¡Bienvenidos a Undertones, el boletín del Observatorio de Medios Cívicos! En cada edición analizamos un hecho, tendencia emergente o historia compleja e identificamos narrativas esenciales de interés público urgente, profundizando en el contexto y subtexto de medios locales, vernaculares y multilingües. Undertones también ofrece un punto de entrada a los conjuntos de datos que respaldan nuestra labor de observatorio.
En esta edición: Rusia
Mientras los índices de muertes se reducen en Europa y Estados Unidos, Rusia sigue luchando contra la mayor cifra de muertes por COVID desde el comienzo de la pandemia.
Más de la mitad de la población ha rechazado la vacuna Sputnik y se resiste a medidas como el sistema de pasaporte COVID basado en códigos QR, en gran parte a causa de una arraigada falta de confianza en el Gobierno. Lev Gudkov, jefe de la célebre fundación de investigación sociológica Levada-Center, también atribuye esta desconfianza al uso de tácticas coercitivas en la promoción de las vacunas y los códigos QR. La prevalencia de la desinformación exacerba aún más los recelos del público.
A finales de 2021 estallaron en todo el país protestas masivas, y la polarización se profundiza al tiempo que miembros del Gobierno y los medios estatales etiquetan a los antivacunas como «enemigos del pueblo«, término cargado de connotaciones históricas negativas.
Narrativas encontradas
“Las medidas contra el COVID-19 están erosionando la confianza pública en el Estado”
Alrededor de un 67 % de la población rusa se opone a la obligatoriedad de mostrar el pasaporte COVID-19 con código QR para entrar a instituciones culturales, restaurantes y comercios, medida que la Duma —el Parlamento ruso— adoptó a mediados de diciembre de 2021. La ley entrará en vigor el 1 de febrero de 2022.
A finales de 2021 unas 270 protestas estallaron en todo el país en respuesta a las noticias sobre estas medidas más estrictas. La escala de estas manifestaciones, sobre todo fuera de las principales áreas metropolitanas, fue aún más importante considerando la brutal represión que perpetró el Gobierno contra las protestas políticas en 2019 y 2020.
La oposición a las vacunas y al pasaporte COVID-19 abarca distintas comunidades, como «grupos de mamás» en medios sociales, páginas anónimas de Facebook, artistas y blogueros conocidos, además de miembros de la Iglesia ortodoxa y partidos políticos establecidos.
Líderes de partidos «aprobados» de la oposición, como Rusia Justa (Spravedlyvaya Rossiya) y el Partido Comunista, también han expresado en redes sociales su escepticismo ante las medidas. Gennady Ziuganov, líder del Partido Comunista, tuiteó que la imposición de códigos QR «es equivalente a la introducción de un régimen de ‘campos de concentración electrónicos'».
El presidente Vladimir Putin vacila en este tema. En principio apoyó abiertamente la imposición de códigos QR, pero después dijo que no había que tomar «decisiones apresuradas».
El canal Tsargrad TV, próximo a la Iglesia ortodoxa, publicó en Facebook en diciembre de 2021 un video viral en el que se afirma que se permitirá la entrada de personas no vacunadas en las iglesias —en contra de la medida que exige el pasaporte COVID-19— y que la oración es una necesidad absoluta para la curación. La gente comentó que el código QR es «un signo de Satán» y «la marca de la bestia». Más análisis aquí.
Posible impacto:
Movimientos antivacunas crecientes, que conducen a bajos índices de vacunación, un mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el COVID-19, colapso del sistema sanitario y muertes.
“Los antivacunas son enemigos públicos”
A finales de 2021, miembros del Gobierno, medios controlados por el Gobierno y periodistas afines al Kremlin comenzaron a tildar a los antivacunas de «enemigos públicos» en páginas de Facebook, canales de Telegram oficiales y documentales de YouTube.
En una popular entrada de Facebook de diciembre, la mayor agencia rusa de noticias, TASS, citó a Sergey Novikov, alto funcionario de la oficina de Presidencia, que supuestamente dijo «las afirmaciones de los antivacunas son una auténtica estrategia para destruir a los rusos». Muchos comentarios a esta entrada defendieron el derecho ciudadano a expresarse libremente.
En Rusia, el término «enemigo público» se reservaba a los miembros de la oposición y a los medios independientes, sobre todo en el marco de la nueva legislación sobre «agentes extranjeros».
Durante la época estalinista, calificar a un oponente político de «enemigo público» podía resultar en una pena de muerte o de trabajos forzados en una colonia penal.
Cuando la célebre actriz y antivacunas Maria Shukshina sugirió que las políticas de vacunación contra el COVID-19 habían exacerbado los recientes disturbios en Kazajistán, Metodichka (“Instrucción”), canal de Telegram afín al Kremlin, la amenazó con una investigación del principal Comité Investigador de Rusia. El comentario de Metodichka sirvió como advertencia de que la gente puede ser castigada por expresar puntos de vista antivacunas. Más análisis aquí.
Posible impacto:
Medidas que limitan la libertad de expresión en el contexto de la ley de agentes extranjeros y una mayor polarización de la población rusa.
Otros temas destacados del Observatorio
Un vistazo a los análisis y temas más interesantes del Observatorio:
Un grupo de páginas nacionalistas hindúes de Instagram difunden propaganda comunitaria y discurso del odio por medio de memes, comentarios, vídeos manipulados y bulos.
BIRMANIA: “El Tatmadaw (ejército birmano) es el único y genuino guardián de Birmania”
La creencia, supuestamente por precedentes históricos, de que el Tatmadaw es el único organismo capaz de gobernar adecuadamente Birmania, y que los militares deberían retomar su papel como líderes del país.
AFGANISTÁN: “los talibanes han cambiado”
Muchos talibanes y simpatizantes alegan que el actual modelo de los talibanes es distinto al de los talibanes que gobernaron Afganistán en la década de 1990. Hay quien los llama “Taliban 2.0”.