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«Persigo a los hombres malos». Cómo el fallecido Andrew Jennings cambió el periodismo deportivo de investigación

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Deportes, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, The Bridge
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El periodista de investigación Andrew Jennings el 30 de octubre de 2013, en la presentación ‘¿Quién quiere ir a Catar en 2022? Manos arriba! Foto [1] de Thomas Søndergaard/Play the Game vía Play the Game [2] en Flickrr (CC BY-NC-ND 2.0 [3]).

El periodista deportivo trinitense Lasana Liburd rinde homenaje a su mentor, el reportero de investigación británico Andrew Jennings, fallecido en Inglaterra el 8 de enero tras una breve enfermedad, a la edad de 78 años. Este artículo se publicó por primera vez en Wired868 [4]. Una versión editada aparece a continuación con autorización.

Uno de mis recuerdos más vívidos de Andrew Jennings [5] se produjo en nuestro segundo encuentro, después de una conferencia de prensa en el Hilton de Trinidad y Tobago en los preparativos de la Copa Mundial Sub-17 [6] de la FIFA 2001.

Fue un evento elegante, al que asistió el entonces presidente de la FIFA [7], Sepp Blatter [8], con la presencia de todos los periodistas deportivos locales de renombre. Jennings aún no se había distinguido en el fútbol, pero llamó la atención de la sala con algunas preguntas picantes a la mesa principal durante la sesión de preguntas y respuestas.

Con sus refrigerios en la mano, los curiosos reporteros locales rodearon al británico bajito, regordete y de pelo gris para saber más sobre su misión en la isla. Jennings aguantó apenas unos minutos de charla antes de inclinarse decididamente hacia el grupo, como si quisiera compartir un secreto. Instintivamente, sus «anfitriones» locales le correspondieron inclinándose hacia él.

«Atrapemos a esos desgraciados», siseó Jennings, en un feroz susurro.

Las cejas se alzaron y, para colmo, todos parecían recordar que debían estar en otro lugar de la sala. En menos de un minuto, yo era el único que quedaba en su compañía.

Jennings, sonriendo, se inclinó de nuevo hacia delante.

«Me parece mejor no perder el tiempo separando el trigo de la paja», me dijo, con un guiño y una sonrisa irónica.

Eso personificaba a Jennings: divertido, travieso, inteligente y conflictivo. Era un hombre que entendía su propósito.

Le conocí unos días antes, cuando me buscó por recomendación de un tercero no revelado. Estaba investigando la corrupción en la FIFA [9] y, naturalmente, descubrió que había muchas pruebas en el Caribe. Así que buscaba a alguien de la región en quien pudiera confiar.

Tenía 24 años y era periodista hacía cinco años. En mi primer año de trabajo, escribí un artículo crítico sobre la administración de la Federación de Fútbol de Trinidad y Tobago (TTFF) –dirigida por el entonces vicepresidente de la FIFA, Jack Warner [10]– para el periódico Trinidad Guardian, y nunca cambié de rumbo.

Pero Jennings era algo totalmente distinto. Era un periodista de investigación, y se convirtió en mi mentor en ese campo. Su esposa, Clare Sambrook [11], exeditora del Guardian del Reino Unido y escritura, también me dio algunos valiosos consejos para escribir.

Conozco personalmente las interacciones de Jennings con el delantero brasileño Romário [12], el arquero trinitense Shaka Hislop [13] y el bateador de Antigua Sir Viv Richards [14]. Sin duda, hay cientos de otros –algunos más ilustres, la mayoría menos– que se acercaron al veterano periodista y encontraron a alguien dispuesto a solidarizarse y hacer suyos sus retos.

Se hablará mucho del excelente trabajo de Jennings a lo largo de los años. Y así debe ser. Su primer libro sobre deporte, The Lords of the Rings: Power, Money and Drugs in the Modern Olympics [15] (Poder, dinero y drogas en los Juegos Olímpicos modernos), que escribió junto con Vyv Simson en 1992, sacudió al Comité Olímpico Internacional [16] (COI) y el New York Times lo catalogó como una de las mejores lecturas deportivas del siglo. Escribió dos libros [17] más sobre el COI y tres sobre la FIFA, además de producir docenas de documentales [18] y dar quizá cientos de conferencias.

Jennings se centró en cómo el dinero destinado a promover el deporte fue desviado por funcionarios corruptos, y puso de manifiesto cómo administradores, directivos y entrenadores concienzudos fueron acosados y purgados, y atletas, aficionados y Gobiernos fueron víctimas de abusos y trampas.

Es difícil exagerar el valor real de este tipo de periodismo.

Para el aficionado común y corriente, la imagen permanente puede ser la de un hombre pleitista y canoso que se pelea con poderosos funcionarios del deporte. Pero Jennings nunca podría haber acumulado la multitud de contactos bien situados que tuvo sin que los denunciantes sintieran la absoluta certeza de que su preocupación por el deporte era genuina y su discreción respecto a sus identidades era intachable.

Pero para mí, las cualidades más importantes de Jennings eran su empatía, honestidad, tenacidad [19] y generosidad.

Como colaboramos durante años, compartíamos fuentes, puedo decir con total certeza que algunas de las personas que confiaron en Jennings con información privilegiada ocupaban puestos muy altos dentro de la FIFA y sus confederaciones. Y a menudo siguieron siendo sus confidentes durante años.

Hubo administradores y atletas en todos los continentes que creyeron en Jennings. Nunca se tomó esa responsabilidad a la ligera; trabajó incansablemente para crear un mundo mejor para ellos.

En 2006, en Trinidad y Tobago, Warner comenzó a decir que Jennings era un irritante inglés que intentaba crear problemas para desestabilizar a los Soca Warriors [20] antes de que ambos países se enfrentaran en el Mundial de Alemania [21]. No podía dejar de reírme de eso. Jennings apenas podía distinguir entre David Beckham [22] y Peter Crouch [23]. No era aficionado al fútbol y sabía muy poco del juego.

Jennings entró en este campo porque se le retó -y se le financió- a replicar su impactante trabajo en el COI sobre la FIFA. Su interés se centraba únicamente en la responsabilidad moral y fiduciaria de los administradores hacia los jóvenes que jugaban «el deporte rey». Esto significaba que, a diferencia de la mayoría de los periodistas deportivos, a Jennings no lo podían sobornar ni amenazar con no tener acceso a los torneos.

Jennings no tenía muchos amigos dentro de la profesión, pero mantenía cerca a quienes consideraba adecuados. Y, mucho antes de Facebook y del auge de las redes sociales, creó una red de periodistas deportivos de investigación en todo el mundo que le ha sobrevivido en el tiempo.

Durante mi estancia en Inglaterra y Escocia entre 2003 y 2006, a menudo visitaba a Jennings y su familia durante cuatro o cinco días seguidos en su granja de Penrith, Inglaterra. Allí era donde Jennings se reponía mentalmente entre sus frecuentes viajes de trabajo o hacía la mayor parte de sus escritos.

Cuando el estado de ánimo era el adecuado, dábamos largos paseos por el Distrito de los Lagos o disfrutábamos mirando directamente a través de los Peninos en dirección a Leeds y Newcastle. Recuerdo su inmenso orgullo al hacerme probar los tomates ecológicos que él mismo cultivaba. Me contó cómo respondió cuando su hijo pequeño, Henry, le preguntó a qué se dedicaba.

“Persogi a los hombres malos [24]”, le dijo.

Tenía una manera de despojar cualquier asunto hasta lo más básico, su verdadera esencia. Era su forma de trabajar y de vivir.

Una de las herramientas más impresionantes de Jennings era la entrevista «a domicilio», en la que parecía aparecer de la nada con una pregunta complicada. Investigaba pacientemente a su objetivo, se aseguraba de su posible horario y vigilaba los posibles lugares de antemano, como un asesino a sueldo en una película de acción.

Jennings convirtió la entrevista sorpresa en un arte. «¿Cuál es la pregunta inicial adecuada, no demasiado enrevesada para que los espectadores la entiendan, o tan sencilla que se pueda obviar fácilmente?». Warner, por supuesto, fue «timado» por Jennings al menos en tres ocasiones. Las furiosas respuestas del trinitense –en particular, «pregúntale a tu madre»– se convirtieron en éxitos virales.

Al enterarse del fallecimiento del gran hombre, el experiodista del Sunday Times James Corbett publicó este comentario en un grupo de WhatsApp de periodistas de investigación de todo el mundo: «Imagínate que Andrew Jennings te abre las puertas del cielo».

Sí, es cierto. Si hay justicia en el más allá, tal vez los codiciosos peces gordos del deporte no hayan visto aún lo último de Jennings.

Lasana Liburd es directora general y redactora jefe de Wired868.com [25] y periodista con más de 20 años de experiencia en varias publicaciones de Trinidad y Tobago e internacionales, como Play the Game, World Soccer, UK Guardian y Trinidad Express.