La Unión Soviética existió durante 70 años, pero no esperes encontrarla en las historietas

Son muy pocas las historietas que se ambientan en la Unión Soviética. Las excepciones son «Corto Maltés en Siberia», «La casa dorada de Samarcanda» y «Superman: el hijo rojo». Foto de Filip Stojanovski  muestra las ediciones recientes de las tres historietas, publicadas en Serbia (CC-BY 2.0).

La Unión Soviética existió durante 70 años, de 1922 a 1991, y en su apogeo abarcó 15 Estados que se extendían desde el Báltico hasta el Mar Negro y el estrecho de Bering. A pesar de su importancia en los asuntos mundiales durante gran parte del siglo XX, hay un ámbito de la cultura internacional en el que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) apenas existió: el mundo de las historietas.

La URSS no tenía rubro propio de historietas, por lo que no podía producir historias sobre el país. Y aunque algunos de sus aliados publicaban historietas mientras formaban parte del Bloque Oriental liderado por la Unión Soviética, con la posible excepción de historias ocasionales de la Segunda Guerra Mundial, ni siquiera ellos tenían ninguna serie importante ambientada en la URSS.

Entre 1947 y 1991, durante la Guerra Fría, las principales historietas estadounidenses no ofrecieron muchas oportunidades para que su público conociera al pueblo soviético y sus tierras, más allá de los clichés de «nosotros contra ellos».

Aunque en las historietas de superhéroes estadounidenses había muchas historias con personajes soviéticos, como la Viuda Negra de Marvel (Natasha Romanoff), muy pocas estaban ambientadas en la URSS. Y cuando así era, al igual que las películas de James Bond, no tocaban realmente la vida fuera de los escenarios limitados, como las instalaciones militares, la plaza Roja de Moscú y el Kremlin, o las oficinas de la KGB.

Las bases de datos del fandom que enumeran las historietas de DC y Marvel indican que solo una minúscula parte de las historias de superhéroes de la corriente principal usan la URSS como localización: unas 286 (183 + 93 + 10) en comparación con las más de 20 291 ambientadas en Estados Unidos (4,34415,404 + 543). La proporción es de aproximadamente 70 a 0.

Tintín en la tierra de los sóviets

El primer caso de una gran serie de historietas con trama ambientada en la Unión Soviética fue varios años después de su formación. Las aventuras del aclamado reportero franco-belga Tintín comenzaron con la historia de 1929 «Tintín en el país de los sóviets«.

Portada de la edición del 1 de mayo de 1930 de Le Petit Vingtième, declara «Tintin Revient!» («¡Tintín vuelve!») de su aventura en la Unión Soviética. Foto: Wikipedia (uso legítimo).

En lugar de informar, allí Tintín actúa más como agente secreto, lucha contra los «malvados comunistas», que son presentados como una banda de ladrones sanguinarios que explotan a la población indefensa y sometida, les robando su comida y matan a voluntad. También se les ve como incompetentes incapaces de capturar al héroe, que regresa triunfante a casa en Bruselas donde es recibido como un héroe por las multitudes que le aclaman.

Como base para su primera historia de Tintín, el autor Hergé examinó gran parte del contenido de un panfleto antibolchevique de 1928, «Moscou sans voiles» (Moscú al descubierto), del exdiplomático belga Joseph Douillet.

Este relato también parece haber establecido la norma de describir la «Rusia soviética» como un páramo invernal monótono y lúgubre, con el frío glacial como motivo recurrente.

Aunque la primera tirada tuvo éxito comercial, el autor consideraba que esta obra era deficiente y burda, y durante décadas se negó a que se reimprimiera. Hergé solo accedió a la reedición en 1973 como reacción a las costosas ediciones sin licencia de «calidad mediocre» que explotaban la creciente base de fans. En las décadas siguientes, el episodio antes rechazado se «normalizó» como parte de las colecciones y se reeditó en Bélgica y en el extranjero mediante traducciones.

Los aficionados a la historieta consideran en su mayoría este episodio como una referencia en las discusiones que contrastan las obras posteriores de Hergé. Un comentario sobre la edición croata de 2011 en Stripovi.com, foro/enciclopedia para la publicación de historietas en la región de la antigua Yugoslavia, resume la impresión general de la comunidad de aficionados:

Šovinistički, imperijalistički, rasistički, avantiristički. Zanimljiv jer pokazuje od kud je Tintin krenuo i ne puno više od toga.

Chauvinista, imperialista, racista, aventurero. Esta historieta solo es interesante porque muestra el punto de partida de Tintín, y no mucho más que eso.

Álbum croata de tapa dura que contiene «Tintín en el país de los soviets y Tintín en el Congo» (2011) y la edición serbia de su parodia, «Spirou en el país de los Soviets» (2021). Foto de Filip Stojanovski, CC-BY.

Spirou y Fantasio: Antes y después

Spirou à Moscou, portada de la edición belga de 1990 de Dupuis. Foto de Wikipedia, uso legítimo.

El dúo de cómicos franco-belga Spirou & Fantasio vivió dos aventuras en la URSS. La primera se publicó en 1990 como el álbum «Spirou à Moscou» (Spirou en Moscú). Tiene un tono ligero, caricaturizado muchos de los estereotipos occidentales sobre los soviéticos, como jugar a la ruleta rusa de forma suicida y que los hombres se saluden con un beso en la boca.

A diferencia de su compatriota Tintín, este par de héroes reporteros ayudan a las autoridades a luchar contra la infiltración de la mafia, dirigida por el malvado primo de Fantasio, Zantafio, que sa el acrónimo eslavo Tanaziof como apodo.

Su segunda llegada a la Unión Soviética se publicó en 2020, unas tres décadas después de la desaparición de la URSS.

«Spirou chez les Soviets» (Spirou entre los sóviets) puede considerarse una inteligente parodia de la aventura de Tintín y del primer viaje de Spirou y Fantasio a Moscú, ampliada con «visitas» a un gulag siberiano, al cosmódromo de Baikonur y a un salvaje viaje en tren. Aunque está ambientada en los últimos años de la década de 1950, esta historia también aborda el tema de la insostenibilidad del socialismo de Estado estalinista, así como los deprimentes efectos de la combinación de mercantilismo y pobreza que caracterizaron la decadencia social durante la década de 1990.

Corto Maltese

Una notable excepción a la «norma» de la industria es el clásico de culto Corto Maltés, del legendario creador de cómics italiano Hugo Pratt (1927-1995). El protagonista es un romántico y amoral trotamundos, a menudo acompañado por personajes basados en figuras históricas.

Por ejemplo, el episodio Corto Maltés en Siberia, publicado en 1974, involucra al inmoral aventurero ruso Rasputín, а personaje recurrente basado en el autoproclamado hombre santo y consejero imperial Grigori Rasputín (1869-1916). En el universo ficticio de Pratt, Rasputín aparece por primera vez como marinero pirata en una historia ambientada en 1913, mientras que el episodio ambientado en Siberia tiene lugar en 1918, durante la Guerra Civil rusa.

La casa dorada de Samarcanda, publicada en 1967, es otra novela gráfica que lleva a Corto Maltés a territorio soviético. Visita Turquía, Irán y varios países de Asia Central, incluidos los entonces soviéticos Uzbekistán y Tayikistán, durante una búsqueda del tesoro ambientada en 1922.

La portada italiana de La casa dorada de Samarcanda. Foto de Paolo Sorbello, usada con autorización.

En un momento de la historia, las autoridades soviéticas detienen a Corto y se supone que lo van a ejecutar, pero él «mueve los hilos» y llama por teléfono a un amigo que interviene en su favor. El amigo es Joseph Jughashvili, más tarde conocido como Joseph Stalin, a quien el maltés conoció mientras el futuro dictador trabajaba como «tímido portero nocturno» en Ancona, Italia, en 1907.

Paolo Sorbello, editor de Asia Central para Global Voices, analizó la edición italiana y señaló:

In the episode, Corto endearingly calls Stalin ‘Bepi’ and complains about the spotty phone connection, while a Soviet officer listening in remarks how the frontier war zones that he plans to visit have even worse infrastructure. Having to go through Central Asia during the struggle for power between Imperial Russia, Pan-Turkic movements, and the Soviet army is a dangerous adventure for Corto. Pratt's narrative revolves around the weak allegiances that the armies in the peripheries of the empires had for the great powers. Defecting soldiers, retreats, and corruption at border crossings are commonplace in this adventure of the sailor.

En el episodio, Corto llama cariñosamente a Stalin «Bepi» y se queja de la deficiente conexión telefónica, mientras que un funcionario soviético que lo escucha comenta que las zonas de guerra fronterizas que piensa visitar tienen una infraestructura aún peor. Atravesar Asia Central durante la lucha por el poder entre la Rusia Imperial, los movimientos panturcos y el Ejército soviético es una aventura peligrosa para Corto. La narración de Pratt gira en torno a las débiles lealtades que los Ejércitos de la periferia de los imperios tenían para con las grandes potencias. Los desertores, las retiradas y la corrupción en los pasos fronterizos son habituales en esta aventura del marino.

Según Vladimir Bitoljanu, editor de hisptioretas y cofundador de la librería de cómics Bunker de Skopie (Macedonia del Norte), la forma en que se representa la Unión Soviética en las novelas gráficas de Hugo Pratt no difiere de las representaciones románticas de muchos otros lugares del mundo. En una declaración a Global Voices explicó:

«Unlike some other comics authors from his time, Pratt doesn't resort to stereotypes that depict the Soviets as particularly negative. Of course his stories are full of local heroes and villains against the backdrop of the wars and other conflicts, but his style is realistic in presenting both positive and negative sides of human character in an unpretentious manner and without political bias.»

A diferencia de otros autores de historietas de su época, Pratt no recurre a los estereotipos que presentan a los soviéticos como especialmente negativos. Por supuesto, sus historias están llenas de héroes y villanos locales con el telón de fondo de las guerras y otros conflictos, pero su estilo es realista pues presenta tanto los lados positivos como los negativos del carácter humano de una manera sin pretensiones y sin prejuicios políticos.

Fans de historietas del mundo, ¡uníos!

Una novela gráfica de superhéroes ambientada en la Unión Soviética merece una mención honorífica aquí, a pesar de haberse hecho 13 años después de su disolución. La miniserie de DC Superman the Red Son (2003), aclamada por la crítica, presenta una historia de origen alternativa: en 1953, el bebé Superman no aterriza en un pintoresco campo de maíz del Medio Oeste estadounidense, sino en las fértiles llanuras cubiertas de trigo de la Ucrania soviética. En consecuencia, Superman se convierte en un patriota soviético que usa sus poderes para promover un estado distópico basado en el estalinismo.

Las historias ambientadas fuera de los lugares conocidos pueden alimentar prejuicios y animosidades existentes en la corriente principal o enriquecer la comprensión de los consumidores de los medios sobre tierras y culturas lejanas. La industria de la historieta está sometida a una presión existencial por el declive de la prensa escrita en todo el mundo, y una forma de adaptarse a la nueva era es ofrecer historias atractivas que reflejen la globalización y el cruce entre comunidades.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.