- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Tonganos cuentan cómo sobrevivieron a la erupción de volcán y tsunami

Categorías: Oceanía, Tonga, Ambiente, Desastres, Medios ciudadanos, Pequeñas Naciones Insulares en Desarrollo enfrentan la crisis climática
[1]

Una zona de Tonga que muestra la fuerte caída de ceniza de la reciente erupción volcánica dentro de las islas de Tonga. Fuente: Wikipedia. Foto [1] de NZ Defence Force (CC BY 4.0) [2].

El volcán submarino Hunga-Tonga-Hunga-Ha'apai entró en erupción [3] el 15 de enero y arrojó cenizas a la atmósfera y a las regiones circundantes, y desencadenó múltiples tsunamis que devastaron varias islas de la nación insular de Tonga, en el Pacífico Sur.

Los científicos estiman que fue la erupción volcánica más fuerte del planeta en los últimos 30 años. La explosión del Hunga fue también el ruido más fuerte [4] de la Tierra en el último siglo. Los tsunamis relacionados con la erupción se registraron hasta en Japón, Estados Unidos y Perú.

Según el Gobierno de Tonga, la caída de ceniza y el tsunami provocados por la erupción volcánica afectaron [5] aproximadamente al 84 % de la población. Se necesitaron varios días para restablecer la electricidad y la conexión a internet en la isla principal.

Relatos de primera mano de la erupción

El sitio web de noticias Matangi Tonga Online informó [6] que las líneas de comunicación seguían estando poco fiables casi una semana después de la erupción:

This is a traumatic time for everyone in Tonga and also for our families overseas who are anxious for news. We are disrupted from our normal activities.

Our communications were knocked out along with our main power.

We've received many incoming emails yesterday, Friday Jan. 21, but our email responses are not going out. We are receiving text messages but our text messages are not going out.

Slowly, bit by bit services are being restored. We do not have full internet in our office. We are able to upload today thanks to a service provider, sharing a limited satellite link.

Este es un momento traumático para todos en Tonga y también para nuestras familias en el extranjero que están ansiosas de noticias. Nuestras actividades normales se han visto interrumpidas.

Nuestras comunicaciones se han cortado junto con nuestra energía principal.

Hemos recibido muchos correos electrónicos ayer, viernes 21 de enero, pero nuestras respuestas por correo electrónico no están saliendo. Estamos recibiendo mensajes de texto, pero nuestros mensajes de texto no están saliendo.

Poco a poco, los servicios se están restableciendo. No tenemos internet totalmente en nuestra oficina. Hoy podemos cargar gracias a un proveedor de servicios, que comparte un enlace satelital limitado.

Cuando se restableció parcialmente internet en algunas zonas, los tonganos pudieron publicar fotos del impacto destructivo de la erupción:

Escenas de Tongatapu… Mucho polvo, daños y limpieza pediente. Pero, en general, calma y estabilidad. La gente está dispuesta a poner manos a la obra. Alabado sea Dios, seguimos en pie

En Facebook, algunos como Tevita Tai Fukofuka, también contaron sus experiencias [12] durante la erupción:

…it felt like the heavens cracked open and the world exploded inside my ear. It left my ears ringing as if I’m in a descending plane and I’m half deaf for a couple of seconds. I’ve never heard a louder noise in all my life. Everything shook. The car, house, earth. I look up the sky and see a dozen flocks of birds heading in all directions

… Down came the sulphur ash rain in the form of pebbles, ash and dust. We can hear it on the our roof and the houses along the road. The sky darkened full of ash clouds forcing night on us.

…sentí como si los cielos se abrieran y el mundo estallara dentro de mi oído. Me dejó los oídos zumbando como si estuviera en un avión descendiendo y estuviera medio sorda durante algunos segundos. Nunca he oído un ruido más fuerte en toda mi vida. Todo tembló. El auto, la casa, la tierra. Miro al cielo y veo bandadas de pájaros que se dirigen en todas direcciones

… Bajó la lluvia de cenizas de azufre en forma de guijarros, ceniza y polvo. La oímos en nuestro tejado y en las casas de la carretera. El cielo se oscureció lleno de nubes de ceniza y forzaron que la noche cayera sobre nosotros.

El propietario del centro turístico Ha'atafu recordó [13] cómo su familia y sus huéspedes pudieron sobrevivir a la primera ola del tsunami:

According to Moana [the resort manager], the first tsunami wave actually hit before the major eruption happened. So they actually didn’t even have time to do anything as the waves continued to sweep through the land. Once the guests had escaped, Moana, Hola and the kids actually had to climb up a mango tree to escape the waves before fleeing into our family friends car and eventually rushing off in land in the nick of time.

Según Moana [el director del complejo], la primera ola del tsunami llegó antes de que se produjera la mayor erupción. Así que ni siquiera tuvieron tiempo de hacer nada mientras las olas seguían arrasando la tierra. Una vez que los huéspedes escaparon, Moana, Hola y los niños tuvieron que subirse a un árbol de mango para escapar de las olas antes de huir en el auto de nuestros amigos de la familia y, finalmente, salir corriendo a tierra firme con las justas.

Un sobreviviente recordó que el tsunami llegó tan alto como un cocotero:

«El mar ya estaba tan alto como el cocotero. Lo dejamos todo y nos subimos al auto. Mientras nos alejábamos, las nubes se oscurecieron». Ma'ata, 10 años, aldea de Kanokupolu, en Tonga.

Se estima que 85 000 personas, incluidos 36 500 niños, han sido afectadas por el tsunami.

La señora Frederica Tuita vio las carreteras cubiertas de cinco centímetros de ceniza. Se separó de sus hijos y se sintió aliviada [16] al volver a ver a su familia:

As we drove on the road, no other vehicle was moving, everyone had been told to find shelter, anyone found driving around by police were instructed to park there. Everything was covered in at least 3 inches of ash. The road was dark and the island was completely still with uncertainty lingering in the air. We turned into my home and relief washed over me as I saw candle light shining out from inside. As I walked up I greeted my sister and her husband who had sought safety there and walked inside to all 3 of my children running towards me. I knelt down and embraced them all at once, this was all the sustenance I needed.

Mientras conducíamos por la carretera, ningún otro vehículo se movía, a todos les habían  dicho que buscara refugio, a cualquiera que estuviera conduciendo, la Policía les ordenaba estacionar. Todo estaba cubierto por al menos cinco centímetros de ceniza. La carretera estaba a oscuras y la isla estaba completamente inmóvil, con la incertidumbre flotando en el aire. Entramos en mi casa y el alivio me invadió al ver que la luz de las velas brillaba desde el interior. Cuando subí, saludé a mi hermana y a su esposo, que se habían puesto a salvo y entré con mis tres hijos que corrían hacia mí. Me arrodillé y los abracé a todos a la vez, esto era todo el apoyo que necesitaba.

También publicó un video en el que mostraba el alcance de la caída de ceniza en su comunidad:

Todavía estamos limpiando tras la erupción volcánica. Algunas carreteras están un poco mejor que otras con el polvo. El impacto de la ceniza volcánica y el polvo en nuestro pueblo empezará a notarse dentro de meses o años.

Lisala Folau recordó [20] no haber respondido a su hijo mientras lo arrastraba el tsunami para que su hijo no lo siguiera:

This was 7pm.
We floated at sea, just calling out to each other. It was dark and we could not see each other. Very soon I could not her my niece calling any more but I could hear my son calling. The truth is no son can abandon his father. But for me, as a father I kept my silence for if I answered him he would jumped in and try to rescue me. But I understand the tough situation and I thought if the worst comes and it is only me.

My thinking was if I answered him he would come and we would both suffer so I just floated, bashed around by the big waves that kept coming.

Eran las 7 pm.
Flotábamos en el mar, nos llamábamos entre nostros. Estaba oscuro y no podíamos vernos. Muy pronto ya no pude oír a mi sobrina, pero sí a mi hijo. La verdad es que ningún hijo puede abandonar a su padre. Pero para mí, como padre, guardé silencio porque si le respondía se lanzaría a intentar rescatarme. Pero comprendo la dura situación y pensé que si llega lo peor solo soy yo.

Mi pensamiento era que si le contestaba él vendría y los dos sufriríamos así que me limité a flotar, golpeado por las grandes olas que seguían llegando.

Estuvo flotando en las aguas durante 27 horas antes de ser rescatado. Su historia apareció en las noticias:

Un hombre de 57 años de Tonga, Lisala Folau, ha sido aclamado como un auténtico «Aquaman» por haber sobrevivido 27 horas en el mar tras el devastador tsunami que azotó su isla. Folau dijo a Reuters que se sumergió nueve veces antes de agarrarse a un tronco y ponerse a salvo

La página de Facebook Ordinary Tongan Lives publicó fotos y entrevistas con algunos sobrevivientes. Uno se lamentaba [25] de no poder volver a su isla:

There’s a yearning to be back home. But there’s only very few houses, a church, and a school building standing there. Everything else is gone. The middle of the island has long ditches running across from the waves. It’s only been a week but the memory of it all will take a while to go away. Last night, my daughter called at 2:30am asking me what noise she’s hearing. Imediately, I panicked. Every noise, even a roaring vehicle can strike fear. That’s a reality we have to live with now.

Hay un anhelo de volver a casa. Pero ahí solo quedan pocas casas, una iglesia y una escuela. Todo lo demás ha desaparecido. El centro de la isla tiene largas zanjas que atraviesan las olas. Solo ha pasado una semana, pero el recuerdo de todo tardará en desaparecer. Anoche, mi hija me llamó a las 2:30 de la madrugada preguntándome qué ruido oía. Inmediatamente, me entró el pánico. Todos los ruidos, incluso el rugido de un vehículo, pueden provocar miedo. Es una realidad con la que tenemos que vivir ahora.

Los esfuerzos de ayuda y recuperación están en marcha en Tonga. Desde la devastación, los ciudadanos han organizado campañas de limpieza para despejar las pistas del aeropuerto y así poder entregar la ayuda [26] de otros países.

Los tonganos barren la pista del aeropuerto Salote Pilolevu en Ha'apai con escobas tras la erupción del volcán en Tonga. No estoy seguro de lo que sucede con la ceniza, pero he escuchado anuncios en la radio local de al menos una empresa local dispuesta a comprar el material a granel

Los tonganos han empezado a reconstruir [29] sus vidas y comunidades, pero muchos están preocupados por el futuro, ya que la nación insular también está en riesgo por el duro impacto del cambio climático.