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Indígenas LGBTQIA+ brasileños rompen el silencio y los tabúes sobre la diversidad sexual

Categorías: Latinoamérica, Brasil, Etnicidad y raza, Juventud, LGBTQI+, Medios ciudadanos, Mujer y género, Pueblos indígenas

La diversidad sexual, que sigue siendo un tema tabú, va ganando espacio en los pueblos a pesar de los prejuicios, la violencia y los abusos sufridos. La imagen de arriba muestra a Cacica Majur | Foto: Archivo personal/Usada con autorización de Amazônia Real

Este texto, escrito es de Keka Werneck y se publicó originalmente en el sitio web Amazônia Real [1] en diciembre de 2021. Se reproduce aquí en virtud de una asociación, con algunas modificaciones.

Majur empezó a darse cuenta de su identidad como niña a los 12 años. En la aldea Apido Paru, Tierra Indígena Tadarimana [2] en Rondonópolis, en el estado brasileño de Mato Grosso, donde nació y vive, esto nunca fue un tema problemático. Sin embargo, durante un tiempo, la mujer indígena de la etnia boe bororo [3] no comprendió del todo lo que estaba ocurriendo en su interior.

Hoy, a los 30 años, se identifica como mujer transgénero y está pasando por la transición de género, a la vez que se convierte en cacica (jefa indígena), porque su padre, de 79 años, se ha jubilado por problemas de salud.

Desde que se dio cuenta de que era trans, Majur dejó atrás a Gilmar Traytowu, el nombre masculino que le pusieron, y ha construido su identidad como mujer.

«Estoy haciendo (la transición) por partes. En primer lugar, tomo la hormona femenina, con el seguimiento de un endocrinólogo de Rondonópolis», dijo a Amazônia Real en una entrevista.

Majur esperaba someterse al tratamiento de transición de forma gratuita a través del Servicio Único de Salud (SUS, el sistema de salud público de Brasil), pero por la demora en la atención, optó por procedimientos pagados.

En su pueblo, en un estado de la región centro-oeste de Brasil, a Majur siempre la han respetado. Ahora, como cacica y al frente de una comunidad de unos 800 habitantes, dice que el respeto ha aumentado. Sabe que esa no es la realidad de la mayoría de los indígenas LGBTQIA+.

«Nosotros, además de ser indígenas, LGBT, sufrimos un doble prejuicio. Aunque nunca he sufrido por parte de mis padres, sí por parte de algunos familiares, y en la sociedad exterior también», explica.

Incluso teniendo la oportunidad de salir del pueblo para estudiar, decidió quedarse y trabajar con su gente. Soltera, cría a dos sobrinas como si fueran sus propias hijas;, dice que una ya le ha dado «dos nietos».

«Siempre digo que nuestra [orientación] sexual no define nuestra personalidad, somos lo que somos, no lo que la sociedad homofóbica quiere que seamos», dice, y añade que siempre da las gracias a Aroe Eimejera – «Dios, el Jefe de las Almas, el Jefe de los Espíritus»- de los bororo por estar bien.

El diseñador amazónico Sioduhi | Foto: Jéssica Lagoas/Usada con autorización de Amazônia Real

Romper el silencio

Aunque el tema sigue siendo tabú, la diversidad sexual en los pueblos ha cobrado fuerza pues más indígenas que han decidido romper el silencio.

A los 25 años, el diseñador amazónico Sioduhi, del pueblo pira-tapuya [4] (también llamado Waíkahana), recuerda lo difícil que fue darse cuenta de que era gay.

«Este descubrimiento me dio mucho peso, precisamente porque nací en una zona con un proceso de colonización muy fuerte, que es el Alto Río Negro, en la Amazonia. Allí hay un elevado número de católicos y protestantes. Es un lugar donde la colonización es tan fuerte que todos sufrimos el proceso de integración», afirma.

Consciente del papel que ocupa en la sociedad, ha tratado de orientar este debate de forma más abierta.

«Como indígena, LGBTQIA+ y diseñadora de moda con algo de influencia, he tocado más estos temas, que todavía son sumamente delicados, por esta construcción del binarismo (hombre-mujer) y la culpa cristiana, que todavía es muy grande. Nos dijeron que íbamos a ir al infierno», dice.

Cuando decidió perseguir su sueño de convertirse en diseñador de moda en São Paulo, llevaba toda esta carga e historia en su maleta, que se reflejaba en su proceso creativo. También llevaba en su maleta la prevaricación, la violación espiritual y los abusos morales. No es raro que un indígena LGBTQIA+ acabe sintiéndose aislado y oprimido dentro de su propio territorio.

Para el pueblo waíkahana, Sioduhi significa «espíritu ancestral de un baiá», el cantor de las ceremonias sagradas. Nació y creció en la comunidad Mariwá, en São Gabriel da Cachoeira [5], en el Alto Río Negro, estado de Amazonas, región que concentra la mayor diversidad de etnias indígenas, con 23 pueblos diferentes.

A los 12 años se trasladó a la ciudad para estudiar. Hace tres años, Sioduhi llegó a la ciudad de Pedras, en el estado de São Paulo. Resistir es lo que aprendió a hacer, como indígena gay que corría tras el sueño que tenía desde niño de ser diseñador de moda. Creó la marca Sioduhi Studio, de moda indígena.

Antropóloga Bárbara Arisi | Foto: Archivo personal/Usada con autorización de Amazônia Real

Indígena gay

Barbara Arisi, que investiga la diversidad sexual entre los indígenas, es doctora en antropología por la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC).

«Mi investigación doctoral fue con los matis, que viven en la tierra indígena de Vale do Javari, cerca de la frontera con Perú, donde el río Javari separa ambos países», explica.

Arisi, que actualmente vive y enseña en los Países Bajos, es coautora de dos libros sobre el tema. La Tierra Indígena de Vale do Javari se encuentra en el estado de Amazonas y es la segunda mayor tierra indígena del país. Es el hogar de más de 6000 indígenas recientemente contactados y aislados..

El primer libro del investigador, «Indígenas gay en Brasil: historias no contadas de la colonización de las sexualidades indígenas [6]«, fue publicado en 2017 por la editorial suiza Springer y habla de la historia no contada de las sexualidades indígenas, antes de la llegada de portugueses y españoles.

«Los cronistas, los sacerdotes, los jesuitas, los dominicos registraron la presencia de otras prácticas sexuales no monógamas y no heterosexuales, que los indígenas, al igual que muchos otros pueblos indígenas del mundo, tenían antes de la colonización europea, admitidas en la comunidad», explica el antropólogo.

«El heterosexismo, la violencia contra las prácticas que luego llamaremos homosexuales, es parte de un proceso de imposición cultural católica sobre las prácticas indígenas relacionadas con las formas de establecer las familias, la sexualidad, la afectividad.»

Su segundo libro, Indígenas gais en América Latina: capítulos prohibidos de la historia colonial [7], fue publicado en 2021 por la misma editorial. Presenta un barrido por la escasa literatura sobre el tema y las historias de personalidades indígenas transgénero y gais contemporáneas.

«El libro trata de todo lo que encontramos de material en la arqueología, en los registros de los cronistas hasta la parte más contemporánea, de cómo los indígenas de hoy en día se reivindican como ‘pueblos maricas’, por ejemplo, un término que se usa en Sudamérica. En Bolivia, los indígenas usan esta expresión», destaca..

El libro también presenta información sobre los académicos indígenas estadounidenses y canadienses que reivindican el número dos del acrónimo de la diversidad: LGBTQIA2+ [8]. Esto se debe a que son indígenas y no se sienten cómodos en el binarismo. Se hacen llaman dos espíritus [9], categoría nativa. El término similar en Brasil sería «indígena gay».

Tarisson Nawa | Foto: Archivo personal/Usada con autorización de Amazônia Real

Fluidez de género

Según el periodista José Tarisson Costa da Silva, indígena y gay del pueblo nawa [10], en el estado de Acre, al norte de Brasil, hay informes de que sus antepasados vivían su sexualidad de forma tan natural que no era necesario asumir su orientación sexual.

«La sexualidad no tenía esta jerarquía o relación de violencia con las personas, con las diferentes prácticas. Hoy en día, afirmarse como persona indígena LGBT es fundamental para la lucha y el reconocimiento. Es la diferencia dentro de la diferencia», explica.

Tarisson Nawa, que actualmente vive en Manaos, capital del estado de Amazonas, recuerda que la agenda de género en los pueblos indígenas la está planteando el movimiento de mujeres indígenas.

«Porque las luchas de género traen otras formas de ser y vivir dentro del territorio», señala la periodista. «Junto a esta lucha de las mujeres, esta lucha por el territorio, ligada a las cuestiones de género, también vienen las cuestiones de la sexualidad».

Reconoce que en la mayoría de los territorios la colonización ha afectado directamente a la sexualidad de los pueblos indígenas, impactado en sus afectividades, sensibilidades y formas de relacionarse. Al igual que alteró y sigue afectando a la organización social de los pueblos.

«Tengo mis temores al decir que todo es producto de la violencia de la colonización. No lo niego, es un hecho que la colonización tuvo un impacto, pero hay que tener en cuenta que en Brasil hay 305 pueblos indígenas. La diversidad es inmensa, es difícil medir hasta qué punto antes de la colonización existía la fluidez de género y sexualidad en todos estos territorios», afirma.

Para la antropóloga Barbara Arisi, la discriminación y los prejuicios contra la diversidad sexual entre los indígenas dependen del contexto. Aunque muchas comunidades, como la de Majur, tienen aceptación, otras no.

«Hay comunidades muy violentas. En Centroamérica, a las personas las golpean, las maltratan, y para que sigan el binarismo, la forma de castigo suele ser la violación», advierte.

«Siempre pienso que las comunidades indígenas aceptan más a la gente, pero eso no significa que todos, la diferencia es muy grande, hay muchos pueblos, no se puede hablar genéricamente».