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Azerbaiyán guarda silencio mientras otros países anuncian planes para boicotear Olimpiadas de Pekín

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Asia Oriental, Azerbaiyán, China, Censura, Deportes, Derechos humanos, Economía y negocios, Gobernabilidad, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Política, Protesta, Relaciones internacionales, Juegos Olímpicos, Cuando el atletismo es política: la otra cara de Pekín 2022

Captura del video en YouTube [1] del Washington Post «Dentro de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022″.

Mientras una creciente lista de países [2] anuncia su intención de boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín y se no enviar diplomáticos como es tradición, Azerbaiyán se abstiene de pronunciarse. Aunque a fines de enero no estaba claro si el país enviará representante oficiales, los líderes del país y su Comité Olímpico Nacional mantienen un ostensible silencio cuando se habla del deplorable historial de derechos humanos del país anfitrión.

Azerbaiyán envía dos atletas [3], Vladimir Litvintsev y Ekaterina Ryabova, que representan al país en la competencia de patinaje artístico. Azerbaiyán ha organizado numerosas actividades deportivas internacionales en los últimos siete años, y al igual que China, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Rusia y Arabia Saudita, ha sido acusado de encubrir graves violaciones de derechos humanos en el país con grandes acontecimientos deportivos.

Más recientemente, el embajador plenipotenciario de la República Popular China en Azerbaiyán, Guo Min, dijo a la plataforma local de noticias Report [4] que «un boicot diplomático no está bien. Antes que nada, esto es una solemnidad olímpica. Necesitamos solidaridad para mostrar el espíritu olímpico, sobre todo con el trasfondo de la pandemia. A ese respecto, estamos muy agradecidos al Gobierno azerbaiyano por su asistencia y apoyo. Deseamos a la delegación azerbaiyana y a sus atletas gran éxito en Pekín 2022″.

En la época previa a los juegos, varias organizaciones internacionales y Gobiernos han criticado a China por practicar el «blanqueo deportivo», la utilización [5] del deporte para desviar la atención de escándalos o acusaciones de violaciones de derechos humanos. Azerbaiyán también está demasiado familiarizado con el término, que se acuñó cuando el país se preparaba para celebrar los primeros Juegos Europeos en 2015.

«Estos supereventos deportivos funcionan como medio para blanquear la reputación y la imagen globales de un Gobierno nacional, incluso hasta el punto de que países adversarios estén dispuestos a colaborar con ellos. El efecto es similar al del ecoblanqueo [6], con el que algunas organizaciones utilizan las relaciones públicas y el márketing para atribuirse credenciales ecológicas con el fin de limpiar su reputación», escribieron [7] los autores César Jiménez-Martínez [8]Michael Skey [9] para The Conversation en 2018.

Al igual que hoy se boicotea a Pekín, en 2015, la mayoría de los líderes europeos evitaron viajar a Azerbaiyán para asistir a la inauguración de los Juegos Europeos, «aunque un grupo de autócratas locales, como el presidente ruso Vladimir Putin, el bielorruso Alexander Lukashenko y el turco Recep Tayyip Erdoğan, estuvieron presentes en las ceremonias», declaró [10] Joshua Keating a Slate en aquel momento.

Los ejemplos de blanqueo deportivo en Azerbaiyán no se limitan a los Juegos Europeos [11], evento deportivo similar a las Olimpiadas, organizados por los comités olímpicos nacionales de Europa. También organizó los Juegos Islámicos de la Solidaridad [12], el Gran Premio de F1 [13], la final de la Europa League 2019 [14] y los cuartos de final del Euro 2020 [15].

Pero además del blanqueo deportivo, los lazos diplomáticos [16] y un acuerdo permanente [16] entre los comités olímpicos de ambos países sobre tecnología y deporte, la principal semejanza entre China y Azerbaiyán es el extenso control de la información que despliegan los dos Gobiernos. Sarah Cook, directora de investigación para China, Hong Kong y Taiwán de Freedom House, señaló [17] recientemente en The Diplomat que «mientras Pekín se prepara para inaugurar las Olimpiadas de Invierno 2022 el 4 de febrero, los líderes del Partido Comunista Chino (PCC) estarán poniendo en marcha el aparato más sofisticado del mundo para controlar la información con censura, vigilancia y represalias legales para contener discursos políticos, religiosos y cualquier otro que se desvíe de la línea del partido».

En 2015, cuando Azerbaiyán estaba a punto de recibir a unos 6000 deportistas que llegaban para los Juegos Europeos, el país ya poseía sofisticados equipos de vigilancia Inspección a fondo de los paquetes (DPI) [18] que permitían que el aparato de la seguridad nacional examinara redes sociales y aplicaciones de comunicación, como Facebook, Viber y Whatsapp. No está claro por qué el Ministerio de Seguridad Nacional estaba interesado en supervisar estas plataformas.

En 2017, funcionarios de Bakú bloquearon el acceso [19] a WhatsApp, Viber y Skype durante los Juegos Islámicos de la Solidaridad, primero negaron su responsabilidad y la reconocieron una vez que los juegos terminaron. El Ministerio de Transporte, Comunicaciones y Altas Tecnologías dijo entonces que habían decidido bloquear el acceso a esas aplicaciones por motivos de seguridad. No se dieron explicaciones sobre exactamente cómo lo hizo el ministerio. Las investigaciones disponibles hasta la fecha [20] indican que semejante control fue posible gracias al extenso arsenal de tecnología de vigilancia que el Gobierno ha ido acumulando a lo largo de los años.

Dejando a un lado la vigilancia, a menudo estos eventos deportivos en países como China y Azerbaiyán son una herramienta para desviar la atención de las violaciones de derechos y las restricciones de libertades.

En una entrevista [21] con The Guardian en 2015, Denis Krivosheev [22], subdirector de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central, dijo que «Lejos de avanzar hacia los objetivos de libertad de prensa y dignidad humana consagrados por el capítulo olímpico, el legado de estos juegos será el hecho de fomentar que las autoridades represivas de todo el mundo vean los eventos deportivos internacionales como un pasaporte hacia la respetabilidad y el prestigio internacional».

A varios representantes de Amnistía Internacional se les impidió viajar antes de los juegos a Azerbaiyán, donde planeaban publicar un nuevo informe [23] que revisa el estado de las libertades en el país. Cuatro años después, cuando Azerbaiyán se preparaba para albergar la final de la Europa League [24] entre el Arsenal y el Chelsea en 2019, la directora de Amnistía Internacional UK, Kate Allen, dijo [25] a The Guardian que «demasiado a menudo, los Gobiernos utilizan competiciones deportivas de alto nivel para desviar la atención de las políticas represivas y las violaciones de los derechos humanos, y en su lugar, proyectar una imagen de apertura política. Esto no podría estar más alejado de la realidad con la actual administración, y el choque Arsenal-Chelsea es solo el último recordatorio».

Poco ha cambiado en los últimos años en cuanto a cómo usan los eventos deportivos los líderes represivos. Según [26] Human Rights Watch (HRW), las Olimpiadas de Pekín tienen lugar «con un trasfondo de delitos de lesa humanidad del Gobierno chino contra la etnia uigur, la represión en Hong Kong y el Tíbet y riesgos para los atletas sin precedentes en la era olímpica moderna». HRW añadió:

Designed to “sportswash [27]” the Chinese government’s abysmal human rights record, these Winter Games are a centerpiece of President Xi Jinping’s effort to burnish China’s image on the world stage.

Diseñados para el «blanqueo deportivo [27]» del aterrador historial de derechos humanos del Gobierno chino, estos Juegos Olímpicos son el punto fuerte de los esfuerzos del presidente Xi Jinping por limpiar la imagen de China en el escenario internacional.

El Comité Organizador de Pekín ha advertido [28] también a los atletas que no hagan algunas manifestaciones. Pero para algunos deportistas, como el azerbaiyano Vladimir Litvnitsev, este es el último de sus problemas. En una entrevista con Global Voices, Litvnitsev, que también será el abanderado de Azerbaiyán en la ceremonia de inauguración, dijo, «Me preocupa el tiempo de entrenamiento asignado durante nuestra estancia. No estoy seguro de si es por las restricciones de la pandemia, pero solo nos conceden 35 minutos al día para entrenar. Es muy poco. Es menos de la mitad de un entrenamiento normal, y yo normalmente hago dos».

Mientras tanto, Rob Koehler, director general de la Global Athlete, organización de defensa de deportistas más importante del panorama internacional, ha aconsejado [29] a los atletas que guarden silencio. «Queremos que compitan, y que usen sus voces cuando vuelvan a casa». Litvnitsev está de acuerdo, «mejor me preguntas cuando vuelva», dijo el deportista en una entrevista. Y añadió, «De momento no hay comentarios».