Cristianos de Jerusalén: «Nuestra población se ha reducido del 20% al 2&% por la violencia israelí»

Los cristianos palestinos son blanco de agresiones israelíes, lo que ha provocado una drástica reducción de esta minoría religiosa. Imagen con licencia CC BY-NC 2.0

Este artículo es de Raseef22 y se publicó originalmente el 21 de diciembre de 2021. Esta es una versión editada para Global Voices en el marco de un acuerdo de asociación.

Mientras aumentan las tensiones en Jerusalén por la última ola de desahucios de palestinos en la ciudad, es importante señalar que el acoso de Israel a civiles árabes no tiene como único objetivo a los musulmanes. También ha alcanzado a los palestinos cristianos de Jerusalén, lo que ha inducido a los líderes cristianos a dejar oír su angustia: «Nuestra existencia es precaria y nuestro futuro está en peligro».

Según cifras publicadas en 2017, Jerusalén tiene una población de 901 300 personas, de las cuales 342 000 son ciudadanos árabes residentes en Jerusalén Este, unos 345 000 son judíos residentes en Jerusalén Oeste y 215 000 son colonos judíos en Jerusalén Este. La presencia cristiana se limita a 15 800 personas (12 600 cristianos árabes y 3200 no árabes).

De acuerdo con Al Quds International Institution (QII), ONG árabe dedicada a salvaguardar la ciudad de Jerusalén, preservar su identidad árabe y salvar sus identidades islámica y cristiana de los esquemas judaizantes e israelizantes, la población cristiana de Jerusalén vive en las zonas de la Ciudad Vieja, Beit Hanina, Beit Safafa, Monte de los Olivos (Jabal al-Zaytoun), Shu’afat, Dahiat al-Barid, Sheikh Jarrah, Kafr ’Aqab, al-Matar y Semiramis.

Desde 2012, coincidiendo con la escalada de los ataques contra comunidades y lugares santos cristianos de Jerusalén, las iglesias de la ciudad han hecho repetidas llamadas de auxilio contra los intentos israelíes de «socavar» la presencia cristiana en Jerusalén. Los recientes ataques y conspiraciones en su contra se ven como algo sin precedentes y particularmente preocupante.

Terror en los cristianos y profanación de los santos lugares

A finales de diciembre, el padre Francesco Patton, custodio de Tierra Santa de la Iglesia católica y jefe custodio de los Lugares Santos cristianos de Jerusalén, dijo en un artículo titulado Los cristianos de Tierra Santa están en peligro de extinción que «radicales israelíes llevan a cabo una guerra de desgaste contra pacíficos creyentes que no tienen ningún deseo de luchar. Necesitamos ayuda externa para sobrevivir».

Patton explicó que aunque la presencia cristiana en Palestina data de más de 2000 años, hoy está «amenazada, y nuestro futuro está en peligro. Una vez fuimos el 20% de la población de Jerusalén, hoy la comunidad cristiana no llega al 2%».

El padre Patton acusa a «grupos locales radicales con ideologías extremistas» de hacer «insoportable la vida de muchos cristianos» con repetidos «delitos de odio» y ofensas a sacerdotes, monjes y fieles por igual.

En conclusión, Patton exigió que «no se permita a grupos radicales socavar la presencia de ninguna comunidad ni la hermosa diversidad que hace de Jerusalén, la capital espiritual del mundo».

The Times de Israel admite que «activistas extremistas judíos llevan años perpetrando actos de vandalismo contra lugares cristianos de Jerusalén y otras zonas de Israel, incluidos incendios y pintadas insultantes».

Hacia fines de enero, patriarcas y jefes de Iglesias cristianas de Jerusalén apelaron a los Gobiernos israelí, palestino y jordano para pedirles que enfrentaran a los grupos radicales que amenazan a las comunidades cristianas locales.

En su declaración, los líderes de iglesias de Jerusalén refirieron ataques físicos y verbales contra sacerdotes, asaltos a iglesias y actos de profanación y vandalismo en santuarios y lugares sagrados. Afirman que estos «abusos continuados desde 2012″ están ahora organizados e intentan sistemáticamente echar de la ciudad a la comunidad cristiana, que es «una parte integrante del tapiz de la comunidad local». Esto supone una amenaza a la libertad de culto y de religión en la ciudad ocupada.

A falta de una condena directa por parte de las autoridades de Israel, los líderes cristianos culpan a grupos extremistas por sus delitos, que siguen «sin investigar ni castigar», lo que hace a las autoridades israelíes cómplices de los actos contra los cristianos de Jerusalén.

Además, los líderes cristianos expresaron su preocupación sobre «el fracaso de las fuerzas de seguridad, funcionarios y políticos locales para poner a las actividades de grupos radicales que de forma regular intimidan a los cristianos locales». Miembros de estos grupos están también comprando propiedades estratégicas en vecindarios cristianos «con la intención de disminuir la presencia cristiana, echando mano a menudo de tratos turbios», acuerdos de venta privados y «tácticas de intimidación para desalojar a residentes de sus casas y perturbar las rutas históricas de peregrinaje entre Belén y Jerusalén».

Aunque no se menciona específicamente en la declaración pública, la acusación se refiere a la agenda y los planes de la organización sionista «Ateret Cohanim», que está llenando la Ciudad Vieja y los distintos barrios de Jerusalén Este con residentes judíos después de comprar propiedades a propietarios no judíos.

Enfatizando que la peregrinación es un derecho de los cristianos de todo el mundo, los jefes de las Iglesias de Jerusalén señalaron sus grandes beneficios para Israel en lo que respecta a la economía y la sociedad.

Un reciente estudio de la Universidad Británica de Birmingham muestra que las peregrinaciones y el turismo cristiano supone 3000 millones de dólares para la economía israelí. Pero esta actividad ha declinado recientemente, ya que Israel ha prohibido la entrada de turistas y peregrinos cristianos hasta diciembre de 2022 con el pretexto de contener la pandemia de COVID-19 y la variante ómicron, aunque permite la entrada de grupos judíos.

Además, los patriarcas y obispos advirtieron que la comunidad cristiana de Jerusalén, aunque pequeña en número, brinda «una cantidad desproporcionada de servicios educativos, sanitarios y humanitarios en comunidades de todo Israel, Palestina y Jordania».

Para concluir la declaración, los líderes religiosos pidieron a las autoridades, primero, que «enfrenten los problemas que plantean los grupos radicales de Jerusalén a la comunidad cristiana local y al cumplimiento de la ley para asegurar que ni ciudadanos ni instituciones tengan que vivir bajo amenazas de violencia o intimidación», y segundo, que «comiencen a dialogar sobre la creación de una zona especial de cultura y patrimonio cristianos para salvaguardar la integridad del barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén».

En un artículo conjunto, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el arzobispo anglicano de Jerusalén, Hosam Naoum, advirtieron de un «intento coordinado y concertado de intimidar y echar a los cristianos». Los arzobispos consideran que el incremento de asentamientos israelíes, junto con las restricciones de movimientos causados por el muro de separación construido por Israel han «incrementado el aislamiento de los poblados cristianos».

Amplio alcance y apoyo

Las repetidas demandas de los cristianos de Jerusalén han causado una amplia interacción de la comunidad mundial. El Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que representa a 349 Iglesias, expresó su más firme apoyo en una declaración en la que expresa la necesidad de que los cristianos de Tierra Santa sean «respetados y valorados como parte del patrimonio y del futuro de la región».

A su vez, la organización estadounidense Iglesias por la Paz en Oriente Medio (CMEP) subrayó la importancia de las comunidades cristianas de Tierra Santa.

Según un estudio de QII publicado a principios de diciembre, las rutas de judaización de Israel siguen varias vías simultáneas: una urbana y religiosa con referencias culturales, religiosas y urbanas, otra para inventar una identidad judía para Jerusalén, otra demográfica y otra que afecta a la vida diaria de los jerosolimitanos en ámbitos de educación, sanidad e instituciones económicas y civiles.

La investigación advierte del peligro de desplazar a la población palestina, cristianos y musulmanes, de barrios como Sheikh Jarrah y Silwan con el pretexto de que los judíos tienen derecho a reclamar sus casas y tierras desde hace décadas, o del interés público, que es la herramienta más peligrosa del plan para judaizar Jerusalén.

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