Invasiva rana platanera inquieta a la población jamaiquina, pero es un problema real

Rana platanera. Foto de Larah McElroy en Flickr, CC BY-NC 2.0.

Gran parte de la población de Jamaica siente un temor supersticioso por cualquier criatura resbaladiza o viscosa; en otras palabras, anfibios y reptiles. Existe un rechazo casi universal hacia las lagartijas (en particular, el endémico Gecko jamaiquino conocido como Aristelliger praesignis), las ranas (a las que asocian con el «obeah«, creencia y práctica afrocriolla de sanación espiritual) y las serpientes, hasta el punto de llegar a tener reacciones extremas. Ahora la comunidad científica local, ansiosa por proteger las especies endémicas, siente el mismo temor por la rana platanera.

A la invasora Osteopilus septentrionalis se le describe como una «voraz depredadora nocturna que se come cualquier presa que encuentra», y representa una amenaza para las ranas arbóreas autóctonas, en Jamaica y en todo el Caribe. La comunidad científica ha recomendado la eutanasia compasiva para reducir el daño que estas ranas están causando a las especies nativas.

¿Cómo podrían deshacerse de estas invitadas indeseadas? Ese tema se exploró, precisamente, en un reciente seminario web organizado por la Agencia Nacional de Ambiente y Planificación, NEPA. Durante el debate, Steve Johnson, del Departamento de Ecología y Conservación de la Vida Silvestre de la Universidad de Florida, explicó que, probablemente, la especie llegó a Estados Unidos durante la década de 1920 en un embarque desde Cuba, y ahora se ha extendido a todo Florida y, al menos, a otros dos o tres estados estadounidenses sureños. Si bien la rana es nativa de Cuba, las islas Caimán y algunas partes de Bahamas, se han visto y se consideran invasoras en otros varios territorios de la región.

La rana platanera llegó a Jamaica hace unos 17 años, posiblemente a través de procedimientos y equipamientos agrarios, ya que uno de sus primeros avistamientos fue en Denbigh, Clarendon, sede de un importante festival agrario. Desde entonces, se ha vuelto cada vez más común en áreas urbanas y rurales del sur de Jamaica.

El biólogo Damion Whyte, quien suele usar las redes sociales para educar sobre diversos temas relacionados con la biodiversidad, compartió una fotografía de una «científica ciudadana»:

Gracias, Sharon, por publicar esta foto de la rana platanera desde Santa Catarina.

¿Sabías que puede prosperar en áreas urbanas (en edificaciones), a diferencia de la mayoría de nuestras ranas jamaiquinas autóctonas, que solo prosperan en zonas forestales?

La rana platanera tiene almohadillas grandes y pegajosas en las patas traseras que les permiten caminar sobre las paredes. A diferencia de la rana arbórea autóctona, que se conoce por los simpáticos nombres de «rana que ríe» o «rana que ronca», las ranas plataneras emiten un graznido fuerte y áspero. Son de variados colores y tienen verrugas en la espalda, y cada vez se las ve más en las casas de Jamaica, escondidas en las cañerías, cocinas y baños durante las horas más calurosas del día. Son más grandes que otras ranas arbóreas y se alimentan de lagartijas y ranitas más pequeñas, insectos y hasta pequeños pajaritos y sus huevos.

A diferencia de las cuatro ranas arbóreas endémicas de Jamaica, clasificadas como «en riesgo de extinción» y que viven en bromelias y áreas muy forestales, la especie platanera prefiere habitar en aguas dulces estancadas, incluso el agua destapada que se almacena en áreas residenciales, y que suele ser caldo de cultivo para mosquitos. La comunidad científica ha pedido a la gente que combata estas ranas (y por extensión, a los mosquitos) manteniendo adecuadamente sus patios para quitarle a la especie la oportunidad de reproducirse en esos sitios.

En el caso de que alguien encuentre una rana platanera, recomiendan que la capturen, la pongan en una bolsa plástica sellada y la metan en el congelador:

Los especialistas advierten que la rana platanera está perjudicando el ambiente jamaiquino, por lo tanto, si ves una, mátala. Para eso, captúrala en una bolsa plástica sellada y métela en el congelador. También se venden sustancias que las matan en las empresas de control de plagas.

Los jamaiquinos se horrorizó. Alguien tuiteó:

Los especialistas advierten que la rana platanera está perjudicando el ambiente jamaiquino, por lo tanto, si ves una, mátala. Para eso, captúrala en una bolsa plástica sellada y métela en el congelador. También se venden sustancias que las matan en las empresas de control de plagas.
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¿Poner ranas venenosas en el mismo lugar donde tengo mi cola de langosta y mis camarones?

Un veterinario local dijo que lo tendrían que compensar adecuadamente por congelar una rana:

Por favor, no me llamen para matar compasivamente a una rana platanera a menos que tengan 10 000 a mano para compensarme por el TRAUMA, el gas, los fármacos, etc.

En Facebook, alguien preguntó por qué no se podía usar sal para matar a la rana. En los medios nacionales, la comunidad científica insiste en que no se usen químicos ni lejía ni agua caliente, aunque un «traumatismo contundente» podría ser una alternativa a congelarlas.

El hilo de Facebook donde el medio Jamaica Star pídió la opinión popular sobre el tema tuvo 340 comentarios, la mayoría de los cuales rechazaba categóricamente la idea de la bolsa plástica. Por otro lado, se viralizó un divertido video en el que una señora muy correcta con una capelina «de iglesia» llamaba a NEPA para informarse mejor sobre la rana platanera.

El funcionario ambiental de NEPA Damany Calder enseguida se vio obligado a aclarar el tema de la bolsa, dado que las bolsas plásticas desechables están prohibidas desde 2019, y sugirió como alternativa el uso de bolsas de papel o periódicos viejos para capturar y manipular las ranas adultas, pero aclaró que se deben proteger las manos contra una posible exposición a las toxinas que cubren la piel de la rana platanera.

En agosto de 2021, una profesora de Clarendon relató que, en efecto, se había envenenado, aunque la rana no suele ser tan tóxica como otra especie invasora, el sapo de caña.

Pese a la conmoción de la ciudadanía por la idea de guardar ranas junto con sus carnes y vegetales congelados, la comunidad científica destacó la importancia de las 21 especies endémicas de ranas para el ecosistema jamaiquino, y trató de tranquilizar al público, ya que no hay razón para tenerles miedo. Calder explicó:

Many of us have been conditioned to think they are not cute [but] we need to find beauty in the diversity of our wildlife.

Nos han condicionado para pensar que no son bonitas, pero necesitamos aprender a encontrar belleza en toda la diversidad de la vida silvestre.

Damion Whyte, especialista en especies invasoras, cuando instaba a la ciudadanía a informar avistamientos de ranas plataneras, tuvo la última palabra:

It is our duty to protect what we have. Our native frogs are a part of our culture.

Tenemos el deber de proteger lo nuestro. Las ranas autóctonas son parte de nuestra cultura.

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