Violenta muerte de migrante congoleño causa indignación en Brasil

Arte con el retrato de Moïse Kabagambe | Créditos: Gladson Targa (CC 4.0).

Moïse Mugenyi Kabagambe, de 24 años, nació en Congo y salió de su país para huir del hambre y la instabilidad política. Llegó a Brasil aún adolescente, fue recibido como refugiado político, vivió en el país cerca de diez años hasta su asesinato la noche del 24 de enero de 2022.

El joven trabajaba en el quiosco Tropicália a la vera de la playa, en Barra da Tijuca, en la zona oeste do Rio. Según se informó, fue ahí para cobrar dos cuotas diarias atrasadas, según relatos iniciales de su familia.

A Moïse le dieron una paliza que le ocasionó la muerte. El 2 de febrero, la Justicia decretó prisión de los tres hombres señalados como autores del crimen. Según el diario Folha de São Paulo, la Policía Civil demoró tres días para intensificar las investigaciones sobre el crimen.

Ante la Policía, el dueño del quiosco negó tener deudas con el joven. Uno de los sospechosos del crimen declaró que agredió al joven «para desahogar su ira», porque estaba «molestando», según el portal G1, y negó prejuicios por el origen de la víctima.

El episodio de vinolencia, que duró aproximadamente seis minutos, incluyó «puñetazos, pisotones, golpes con bates de beisbol e bofetadas», según el reportaje del portal UOL. Encima, los agresores amarraron pies y manos de la víctima.

De acuerdo con UOL, las escenas registradas por las cámaras de seguridad, muestran que los paramédicos intentaron reanimar a Moïse por cerca de 25 minutos, mientras el quiosco que siguió atendiendo, con su cadáver en el piso.

La barbarie del caso llevó a manifestaciones en las redes sociales, hubo millones de publicaciones que pedían #JustiçaPorMoise [justicia por Moise], #JustiçaParaMoise [justicia para Moise] y #JustiçaPorMoiseMugenyi [justicia por Moise Mugenyi].

Justicia por Moise Mugenyi.

En Twitter, Amnistía Internacional y el Instituto Marielle Franco (creado por la familia de ka concejal asesinada en Rio de Janeiro en 2018) resaltaron aspectos de racismo e xenofobia del asesinato:

Quiero justicia», dice la madre del joven congoleño asesinado en un quiosco de Barra da Tijuca
El cuerpo de Moïse Kabagambe fue enterrado el domingo (30 de enero). Según un primo que vio las imágenes de las cámaras de seguridad, fue víctima de una secuencia de agresiones
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Moise Kabamgale y su familia abandonaron el Congo con la esperanza de llevar una vida digna y con más oportunidades en Brasil. Un sueño que fue cobardemente interrumpido por el racismo y la xenofobia. ¡Su asesinato no puede quedar impune!

MOISE MUGENYI KABAGAMBE tenía familia, amigos, miedos, sueños.

Todo se truncó después de que lo mataron a golpes en el quiosco Tropicália, en Barra da Tijuca, donde trabajaba como ayudante de cocina.
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Este acto brutal no solo manifiesta el racismo estructural de la sociedad brasileña, sino también la XENOFOBIA en su peor forma.

Exigimos justicia para MOISE, su familia y sus amigos.

De Congo a Brasil

El 29 de janeiro, cinco días después del crimen, familiares de Moïse fueron al lugar de us muerte a protestar. Ivana Lay, madre del joven, pidió justicia en declaraciones portal de noticias G1:

Meu filho cresceu aqui, estudou aqui. Todos os amigos dele são brasileiros. Mas hoje é vergonha. Morreu no Brasil. Quero justiça.

Mi hijo creció aquí, estudió aquí. Todos sus amigos son brasileños. Pero hoy es una vergüenza. Murió en Brasil. Quiero justicia.

El domingo 30 de enero, una día después de la manifestación pacífica de la familia frente al quiosco, el cuerpo de Moïse fue enterrado en el cementério de Irajá, también en Rio, también en un clima de protesta.

Ivana Lay contó al diario O Globo, en declaraciones publicadas el 1 de febrero, que la familia vivía en una región de la República Democrática do Congo afectada por la guerra entre lendus y hema (grupo étnico de la familia), que causó la muerte de varios familiares. El padre de Moïse desapareció por el conflicto, cuenta.

Declaró al diario:

Queremos processá-los para que isso não aconteça com outra pessoa. Eles não tinham o direito de fazer isso com o meu filho. Espero que esse caso não caia no esquecimento, como tudo cai. Quando meu povo, no Congo, soube, eles fizeram um protesto. Eles gritaram contra isso. A todo tempo recebo mensagens de lá. A todo instante, revivo essa dor terrível que foi a partida do meu filho. Se eu saio lá fora, eu vejo o Moïse. Tudo no Brasil me lembra dele. Ele estava novinho. Havia acabado de fazer 24 anos. Ele só queria viver como todo mundo.

Não podem matar as pessoas assim. Eles quebraram as costas do meu filho, quebraram o pescoço. Eu fugi do Congo para que eles não nos matassem. No entanto, eles mataram o meu filho aqui como matam em meu país. Mataram o meu filho a socos, pontapés. Mataram ele como um bicho.

Queremos demandarlos para que esto no le pase a nadie más. No tenían derecho a hacerle esto a mi hijo. Espero que este caso no caiga en el olvido, como todo. Cuando mi gente en el Congo se enteró, organizó una protesta. Gritaron en contra. Recibo mensajes de allá todo el tiempo. A cada momento, revivo el terrible dolor de la partida de mi hijo. Si salgo, veo a Moïse. Todo en Brasil me recuerda a él. Era joven. Acababa de cumplir 24 años. Solo quería vivir como los demás.

No pueden matar a la gente así. Le rompieron la espalda a mi hijo, le rompieron el cuello. Salí del Congo para que no nos mataran. Sin embargo, mataron a mi hijo aquí como lo hacen en mi país. Mataron a mi hijo a puñetazos y patadas. Lo mataron como a un animal.

Brasil y migrantes

Brasil, donde el 54 % de la población se identifica como negra, según datos del (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, fue último país de Occidente en abolir la esclavitud (1888), después de casi cuatro siglos.

Para Maria do Carmo Gonçalves, investigadora y directora del Centro Scalabriniano de Estudios Migratorios, la violencia que sufrió Moïse e un síntoma de la vulnerabilidad que enfrentan migrantes y refugiados, especialmente negros, en Brasil.

La falta de una política efectiva de recepción a migrantes limita el acceso a derechos básicos y dificulta la integración de los extranjeros con la comunidad nacional, explica Gonçalves.

También de acuerdo con la socióloga, el caso de Moïse no es aislado y no se le debe ver como un hecho puntual. Maria do Carmo recordó otros episodios de violencia contra refugiados en Brasil, como cuando el sirio Mohamed Ali fue atacado cuando vendía sfihas en Copacabana, también en Rio de Janeiro, en 2017.

Para Global Voices, el investigador destacó que no faltan leyes en el país, sino mecanismos para hacerlas cumplir.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) considera moderna la legislación brasileña para los refugiados y ve como una conquista la aprobación de la nueva ley migratoria del país, vigente desde 2017, que trata la migración como un derecho humano.

Indignación y protestas

El caso despertó conmoción y debate en el país. En una nota conjunta, Cáritas y dos agencias de Naciones Unidas, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones, afirman haber recibido la noticia de la muerte del joven «con enorme consternación», y declaran estar acompañando el caso y esperar que se esclarezcan las circunstancias del crimen.

En el portal de noticias G1, el representante de la Embajada de Congo en Brasilia recordó: “Brasil es un país receptor de refugiados, ratificó la Convención de Ginebra, junto con todos los protocolos adicionales. Una de las bases es la protección de la vida humana de los refugiados que se reciben”.

Por su parte, la Comunidad Congolesa en Brasil repudió el crimen y denunció la negligencia que sufrió el cuerpo de Moïse, que fue atendido 40 minutos después de su muerte y conducido al Instituto Médico Legal, donde se le hicieron análisis, en condición de desconocido, por lo que su familia no se enteró de la muerte hasta el día siguiente, casi 12 horas después.

De acuerdo con una nota del grupo, Moïse era un muchacho servicial, alegre y arrancaba risas de todos a su alrededor cuando hablaba francés con errores adrede. Su frase favorita en francés era «Je suis desolé», «lo siento mucho».

Con la repercusión del caso, activistas, periodistas y académicos cuestionaron también el silencio de la ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves, sobre el asesinato.

Después de una serie de publicaciones en redes sociales, el canal oficial del ministerio se pronunció con un comunicado ocho días después del asesinato y solicitó información a la Policía:

El martes 1 de febrero, la Secretaría Nacional de Políticas de Promoción de la Igualdad Racial del Ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos solicitó información a la Secretaría de Estado de la Policía Civil de Río de Janeiro y a la Comisaría de Homicidios.

Poe lo menos en 12 capitales brasileñas tuvieron protestas por la muerte del joven el 5 de febrero.

El sábado por la mañana (5 de febrero), miles de personas se reunieron en Barra da Tijuca, en Río de Janeiro, para protestar por el asesinato de Moïse.

Fotos: Andressa Almeida.

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