Este artículo de Dren Gërguri apareció en Hive-Mind y el European Journalism Observatory (EJO). Publicamos una versión editada por Global Voices con autorización del autor.
Actualmente, manipular imágenes para darles un falso contexto o transmitir información falsa es una práctica común. Los llamados deepfakes (o ultrafalsos) son una tendencia facilitada por el acceso a costoso equipo informático y mecanismos de inteligencia artificial capaces de crear convincentes imágenes falsas de alta resolución. Los deepfakes se han convertido en una pesadilla para los sectores de la tecnología y los medios, que cada vez tienen más dificultades para determinar si un contenido es auténtico o no.
Pero recientemente ha aumentado la preocupación por esas prácticas, ya que el abaratamiento de las unidades de procesamiento gráfico de gran consumo ha facilitado un acceso aún mayor a herramientas deepfake. Esto ha dado pie a una versión distinta de falsedades denominadas cheapfakes, manipulación que consiste en aumentar o reducir la velocidad de un video real o cambiar el fondo u otros detalles de una imagen real. Estas crudas producciones difieren de los deepfakes, técnicamente más sofisticados, que son contenido falsificado que muestra a una persona diciendo o haciendo algo que nunca hubiera dicho ni hecho en realidad.
Los motivos para esta tendencia emergente de cheapfakes varían del entretenimiento inofensivo a la propaganda política potencialmente dañina, y se están haciendo más comunes porque solo requieren aplicaciones básicas para computador o teléfono móvil. Una mínima manipulación es suficiente para alterar el mensaje de una fotografía.
Un perturbador ejemplo de cheapfake es la edición de una foto de Reuters publicada en 1999 durante la guerra de Kosovo, que muestra a Sherife Luta, mujer de etnia albanesa, intentando entrar en Macedonia del Norte por el puesto fronterizo de Blace junto a otros 2000 refugiados.
Veinte años después, la misma foto ha reaparecido en línea. No obstante, esta vez ha sido manipulada para usarse como herramienta de propaganda. La foto editada pretende persuadir al lector de que esa misma mujer es una víctima serbia de los bombardeos de la OTAN. La embajada rusa en Sudáfrica publicó esta imagen falsa en su cuenta de Twitter.
Today is 22nd anniversary of the day when NATO brought death & destruction to #Yugoslavia by attacking a sovereign state in total disregard for intl law. NATO’s 78 days long “humanitarian intervention” took lives of 2000 innocent people, turned thousands more into refugees pic.twitter.com/VCX43bRmDU
— Russia in RSA 🇷🇺 (@EmbassyofRussia) March 24, 2021
Hoy se cumplen 22 años del día en que la OTAN provocó muerte y destrucción en Yugoslavia con un ataque a un estado soberano con total desprecio de las leyes internacionales. Los 78 días de «intervención humanitaria» de la OTAN se llevaron las vidas de 2000 personas inocentes y convirtieron a varios miles en refugiados.
Parece que la idea de una propaganda de este tipo es apoyar la narrativa serbia y rusa que califica de arbitraria la intervención de la OTAN en Kosovo en 1999. El cheapfake retrata ostensiblemente a una sobreviviente de los bombardeos de la OTAN. En realidad, la protagonista es de nuevo la refugiada albanesa Sherife Luta, tuvo que salir de su hogar por las fuerzas serbias.
Desmontar la propaganda
La propaganda se nutre de ignorancia y desinformación. Los diplomáticos rusos utilizaron esta fotografía deliberadamente en una parte del mundo donde la gente sabe muy poco de Kosovo.
Pero aunque las fotos manipuladas pueden engañar a algunos, son muy fáciles de desmontar. Por ejemplo, se pueden utilizar pistas y comparaciones de la opción de «búsqueda por imagen» en Google para determinar si una imagen ha sido manipulada. Otros recursos para verificar imágenes son TinEye, que encuentra cuándo se publicó una foto por primera vez en línea, y fotoforensics.com, herramienta gratuita que determina si una foto ha sido editada y qué partes se han alterado.
No es esta la primera vez que la foto de Sherife Luta se ha usado para propaganda. La misma foto apareció en una emisión de la agencia estatal rusa de noticias en agosto de 2014.
Esa vez, los rusos disfrazaron a la protagonista de víctima serbia de los bombardeos de la OTAN. Borraron a los demás refugiados y añadieron un edificio bombardeado al fondo.
Por qué todos debemos cuestionar nuestras fuentes
Todavía no conocemos el impacto total de los cheapfakes en la opinión pública. Pero sabemos que durante años, Rusia propagó por todo el mundo desinformación sobre la guerra de Kosovo.
La manipulación de fotos puede crear narrativas basadas en falsedades, que a su vez influencian la opinión de la gente. Por eso es importante dar a conocer el amplio uso de imágenes cheapfake y reconocer que algunos Gobiernos utilizan la práctica como herramienta de propaganda.
Una de las lecciones más importantes que podemos enseñarle a la próxima generación es la de interrogar y evaluar adecuadamente toda la información visual para erradicar falsedades engañosas y peligrosas.