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Muerte de bebé venezolano durante travesía expone las carencias de políticas de refugiados de Trinidad y Tobago

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Derecho, Derechos humanos, Juventud, Medios ciudadanos, Migración e inmigración, Mujer y género, Política, Refugiados, Relaciones internacionales
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Navío de la guardia costera construido en Portsmouth para Trinidad y Tobago, similar al barco que patrullaba las aguas territoriales del país el 5 de febrero de 2022. Foto [1] de navylookout en Flickr (CC BY-NC 2.0 [2])..

Hacia la medianoche del 5 de febrero, un barco guardacostas de Trinidad y Tobago, el TTS Scarborough [3], estaba haciendo una patrulla rutinaria por la costa sur del país. Un barco venezolano había cruzado la frontera —algo habitual dada la agitación política [4] y socioeconómica [5] que sufre el país sudamericano, y la crisis humanitaria [6] resultante—, pero lo que sucedió a continuación fue cualquier cosa menos rutinaria.

Según la declaración oficial [7] de la guardia costera, la tripulación envió una lancha para interceptar al barco venezolano, que supuestamente intentó «embestir» a la lancha a pesar de que se aplicaron los «protocolos estándar» de altavoces, bocina del barco, luces de búsqueda y bengalas. Se hicieron disparos de aviso, presuntamente contra el motor del barco. Cuando la embarcación venezolana por fin se detuvo, los guardacostas descubrieron a bordo a un grupo de venezolanos solicitantes de asilo político, incluida Darielvis Sarabia y su hijo de nueve meses Yaelvis, ocultos en la popa del barco, cerca del motor. El bebé había recibido un disparo en la cabeza, y murió [8] en los brazos de su madre, tragedia por la que la guardia costera presentó sus condolencias [7].

El incidente ha causado una fuerte reacción de grupos de derechos humanos. En un comunicado conjunto [9], ACNUR [10] (la agencia de refugiados de Naciones Unidas), la Organización Internacional para la Migración [11] (OIM), el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos [12] (ACNUDH) y el Fondo para la Infancia de Naciones Unidas [13] (UNICEF), afirmaron estar «profundamente consternados» por la noticia. Eduardo Stein [14], representante especial conjunto de ACNUR y OIM para los refugiados y migrantes venezolanos, añadió [9]:

Nobody should have to lose their life in their search for safety, protection and new opportunities […] This incident highlights the plight faced by people on the move during desperate and dangerous journeys to safety.

Nadie en búsqueda de seguridad, protección y nuevas oportunidades debería perder la vida. (…) Este incidente pone de manifiesto la difícil situación a que enfrentan quienes se desplazan durante los desesperados y peligrosos viajes buscando seguridad.

Con una separación de solo 11 km de agua entre la isla de Trinidad y la costa venezolana, los solicitantes de asilo venezolanos suelen hacer el corto pero peligroso [15] trayecto en busca de una vida mejor [16]. Hasta ahora, millones de personas [17] han huido de Venezuela a causa de las dificultades económicas y la violencia [18], cientos con destino a Trinidad. El gran número de refugiados ha inducido al Gobierno de Trinidad y Tobago a regularizarlos [15] y registrarlos para poder ofrecerles [19] una situación con documentación y oportunidades legítimas de trabajo.

No obstante, esa política ha sido criticada [20] por ser «incompleta [21]«. La política nacional de 2014 para refugiados y solicitantes de asilo no se está implementando, lo que causa que los solicitantes de asilo y personas con condición de refugiado de ACNUR se traten como migrantes indocumentados. Desde que el proceso de registro terminó el 14 de junio de 2019, cualquiera que quiera entrar a Trinidad y Tobago desde Venezuela necesita un visado [22].

Desde entonces, el Gobierno de Trinidad y Tobago se aferra a su posición. En noviembre de 2020, el entonces ministro de Seguridad Nacional, Stuart Young, defendió [23] la deportación de 11 adultos y 16 menores venezolanos antes de una vista de habeas corpus. Afirmó que la protección del país formaba parte de sus atribuciones, sobre todo en plena pandemia de COVID-19 [24].

A este hecho se refirió la declaración conjunta [25] de ACNUR:

Ante la falta de rutas seguras, muchas personas refugiadas y migrantes venezolanas se ven obligadas a recurrir a arriesgadas travesías marítimas y terrestres que se han vuelto aún más complejas, ya que las restricciones de viaje y sanitarias limitan las vías formales de entrada. Las rutas de entrada y permanencia deben ser coherentes con el ordenamiento jurídico internacional de los derechos humanos y las consideraciones humanitarias, e incluir el acceso al debido proceso y las garantías procesales..

La muerte del bebé ha reactivado los temores [26] sobre el tratamiento que da Trinidad y Tobago a refugiados y solicitantes de asilo: editoriales de periódicos [27], miembros de la comunidad migrante local [28] y el propio presidente venezolano Nicolás Maduro [29] han exigido una investigación exhaustiva del incidente. Fitzgerald Hinds, ministro de Seguridad Nacional, ha comunicado [30] que el Servicio Policial de Trinidad y Tobago (TTPS) y la propia guardia costera ya la están llevando a cabo. El primer ministro, Keith Rowley, calificó [31] la muerte del bebé de «accidente».

Jean Gough, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, señaló [32]:

Ningún niño o niña migrante debería morir jamás, ya sea viajando con sus padres o solo. Ninguna madre quiere poner en riesgo la vida de sus hijos en un pequeño barco en alta mar, a menos que no tenga otra opción”, dijo Jean Gough, directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe. “Dos de cada tres venezolanos en movimiento son mujeres y niños. Este trágico evento es un claro recordatorio de que ellos son los más vulnerables entre los vulnerables. Merecen especial atención, protección y seguridad, en cualquier lugar y en cualquier momento.

En Facebook, el  Caribbean Centre For Human Rights también entró en el debate [33]:

This latest event once again underscores the gaps in our policies and legislation with respect to the protection of migrants and refugees and the failure by the state to adapt to the current migration context and effectively respond to the humanitarian crisis in Venezuela. Migrants and refugees are being forced to enter irregularly because no safe and legal pathways exist for them to seek protection. The militarization of the borders is not the solution and places vulnerable persons at further risk.

Este último suceso vuelve a subrayar las carencias de nuestras políticas y legislaciones respecto a la protección de migrantes y refugiados, y el fracaso del Estado para adaptarse a la actual situación migratoria y de responder efectivamente a la crisis humanitaria de Venezuela. Migrantes y refugiados se ven forzados a entrar irregularmente porque no existen vías seguras y legales para buscar protección. La militarización de las fronteras no es la solución, y pone a personas vulnerables en un riesgo mayor.

Mientras tanto, la Comisión Católica por la Justicia Social (CCSJ) y el Ministerio del Arzobispado para los Migrantes y Refugiados (AMMR) también pidieron [34] a los ciudadanos de Trinidad y Tobago que «acojan, protejan, promuevan e integren a la población migrante y refugiada que ha llegado a nuestras costas», y añadió que esperaban el resultado de la investigación.

No obstante, algunos usuarios de redes sociales consideran que la guardia costera ha cumplido con su deber, como Nandani Bhagwhansingh, que comentó [35] en Facebook:

Illegal entrance and failure to comply, what was done should not be condemned.

Entrada ilegal y desobediencia, lo que se hizo no debe condenarse.

En otro hilo de Facebook, Joanne Tenia expresó [36] un sentir similar:

This is so sad that a life was lost however, when the parents decided to take a risk to illegally enter our waters, they must have anticipated that this could have been one of the results. […] Under no circumstances should the Coast Guard be blamed for doing their job.

Es muy triste que se perdiera una vida, pero cuando los padres deciden asumir el riesgo de entrar ilegalmente en nuestras aguas, deben suponer que este puede ser uno de los resultados (…) Bajo ninguna circunstancia debe culparse a la guardia costera por hacer su trabajo.

Raymond Heerasingh respondió [37]:

The Guardia Nationales do the very same […].

La guardia nacional hace exactamente lo mismo (…).

Efectivamente, a pesar de las relaciones cordiales entre Trinidad y Tobago y Venezuela, ha habido numerosos problemas marítimos a lo largo de los años. Parece haber algunos desacuerdos sobre las fronteras, como cuando la guardia costera venezolana disparó [38] contra pesqueros trinitenses, que supuestamente faenaban en aguas territoriales de Trinidad y Tobago , y en algunos casos han sido detenidos [39] durante largos periodos. La piratería [40] y el tráfico humano [41] también están aumentando [42], lo que indujo a que un editorial reclamara [43] una «política coherente» para migrantes y refugiados:

Centuries of historical ties between T&T and Venezuela have been shattered by this migrant crisis. Goodwill has been replaced by frightening levels of xenophobia and suspicion and the situation has been made worse by the elevated levels of criminal activity in the waters between the two countries. […]

Sunday’s tragedy exposes the deficiencies of the current policy of intercepting and deporting migrants who continue to arrive by the boatloads, not deterred by the risks.

A better system must be found to address this problem. With guidance from the UNHCR and other agencies working around the world with migrants and refugees, efforts must be made to tackle this crisis and reduce the risks in the turbulent waters of the Gulf of Paria.

Siglos de vínculos históricos entre Trinidad y Tobago y Venezuela han saltado por los aires con esta crisis migratoria. Las buenas intenciones se han sustituido con terroríficos niveles de xenofobia y sospecha, y la situación empeora con los altos índices de actividad criminal en las aguas que separan los dos países. (…)

La tragedia del domingo expone las deficiencias de la actual política de interceptar y deportar migrantes que siguen llegando en grandes números, sin que los riesgos los disuadan.

Debería buscarse un mejor sistema para tratar este problema. Con la orientación de ACNUR y otras agencias que trabajan en todo el mundo con migrantes y refugiados, debemos esforzarnos en paliar esta crisis y reducir los riesgos en las aguas turbulentas del golfo de Paria.

Otro efecto indirecto del incidente ha sido la separación [44] de la madre herida y su hija de dos años, que también estaba en el barco pero no resultó herida. La niña está actualmente alojada en un centro de detención.

ACNUR ha enfatizado [9] que la organización, además de otros interesados, tienen «relaciones productivas» con las agencias estatales de Trinidad y Tobago —incluida la guardia costera— y han reiterado que están dispuestos a compartir experiencias y ofrecer ayuda técnica a esas agencias para que puedan proteger y asistir a «todos los afectados por la movilidad humana».