Las declaraciones de Vladímir Putin y sus principales ayudantes sobre la invasión rusa de Ucrania incluyen con frecuencia una expresión clave: «Русский Мир» (Russkiy mir). Esta frase significa literalmente «mundo ruso», pero también puede leerse como «la paz rusa», dado el doble significado de la palabra «mir» en ruso.
El término se usa para justificar el ataque a Ucrania, que en la jerga de Putin se denomina «operaciones militares en Ucrania». Con este uso, el Kremlin se nombra a defensor y maestro de todas las cosas que, según ellos, entran en la órbita de la cultura rusa.
El significado elástico de «Mundo Ruso»
Según una encuesta de 2014 publicada en la página web de la Fundación Russkiy Mir, organización creada en 2007 por el presidente Putin para «popularizar el ruso», se entiende por Mundo Ruso los territorios poblados por personas de etnia rusa, que hablan ruso o se asocian con la cultura rusa. Esto incluye a la propia Rusia, y se extiende a lugares como el norte de Kazajistán, Bielorrusia, las regiones de Donetsk y Luhansk en el este de Ucrania, la región de Transnistria en Moldavia, Osetia del Sur y Abjasia en Georgia, y también Serbia e Israel.
El mismo sitio web también relaciona el concepto de Russkiy Mir con la fe ortodoxa rusa:
Согласно патриарху, ядром Русского мира являются Россия, Украина, Белоруссия. В основе его лежит православная вера, которую мы обрели в общей Киевской купели крещения. Русская культура не умещается в границах одного этноса и не связана с интересами одного государства.
Según el patriarca (jefe de la Iglesia ortodoxa tusa), el núcleo de la Russkiy Mir comprende Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Se basa en la fe ortodoxa, que encontramos en la pila bautismal común de la Rus de Kyivan. La cultura rusa no se limita a las fronteras de una etnia ni está vinculada a los intereses de un Estado.
El término aparece por primera vez en el siglo XI, en textos religiosos. La definición del patriarca establece varios componentes de lo que a veces se describe como la forma de poder blando de Rusia. Incluye un aspecto geopolítico que presenta a las tres naciones eslavas como intrínsecamente unidas, una continuidad histórica desde la Rus de Kiev, la civilización que se desarrolló a partir del siglo IX fuera de la actual Kiev y que incluía grandes partes de Ucrania, Bielorrusia y Rusia.
En 1996, Rusia y Bielorrusia anunciaron la creación de un Estado de la Unión que ya apuntaba a las ambiciones de Moscú de ampliar sus pretensiones sobre los territorios surgidos de la Rus de Kyivan.
El «mundo ruso» como ideología de Estado al servicio de las ambiciones de Moscú
Rusia amplió su uso del término Russkiy Mir en 2014, cuando Rusia se anexó Crimea y pidió apoyo a las regiones separatistas de Donetsk y Luhansk en el este de Ucrania. El argumento del Kremlin es que el Hobierno de Kiev había impuesto la ucranización forzada, prohibido el uso de la lengua rusa y discriminado a los rusoparlantes, con l o que atacaba el territorio imaginado del mundo ruso. Las reivindicaciones de Rusia sirven para justificar su control de grandes poblaciones y territorios que considera esenciales para su concepción de la rusidad.
Estas reivindicaciones tienen consecuencias a largo plazo para otras regiones del antiguo espacio soviético que a menudo se describen, en el lenguaje de Moscú, como la «Ближнее зарубежье» o el Cercano Oriente, donde el ruso sigue siendo relevante y viven importantes comunidades étnicas rusas.
En realidad, Moscú vuelve a usar el mismo argumento mencionado en 2014 para justificar su ataque a Kiev: que pinta a una Ucrania prooccidental como si renunciara a su identidad del mundo ruso al abrazar «valores extranjeros», como feminismo, derechos de la comunidad LGBTQI y negación de condición rusa como lengua oficial. Los medios tradicionales y sociales a favor del Kremlin también usan a menudo el término «Гейропа» (Gayropa, mezcla de las palabras gay y Europa) para condenar lo que perciben como la decadencia del mundo occidental y una amenaza directa para el mundo ruso.
Antes de invadir Ucrania, Putin pronunció un discurso histórico el 21 de febrero, al que dedicó más de la mitad a su propia interpretación de la historia antigua y moderna de los territorios y entidades estatales ucranianas y rusas, y afirmó que Ucrania pertenece al Mundo Ruso.
Con este juego de manos verbal, el ataque a Ucrania se ha convertido en una «liberación de Ucrania«, en nombre del Mundo Ruso.