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Vergüenza y costos desorbitados impiden a kuwaitíes pedir ayuda psiquiátrica

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Kuwait, Medios ciudadanos, Salud

Kuwait.

Este artículo se publicó [1] por primera vez el 26 de enero de 2022 en Raseef22. Se publica una versión editada en virtud de un acuerdo para republicar.

Actualmente, y a pesar de las tensiones acumuladas en la vida cotidiana agravadas por una pandemia que ha afectado a miles de millones de personas en todo el mundo, la visita al psiquiatra sigue siendo ampliamente inaceptable en el mundo árabe, especialmente entre los habitantes del Golfo Pérsico, donde las rígidas costumbres, tradiciones y creencias siguen marcando las decisiones de muchos.

Sarah, mujer kuwaití de unos cuarenta años, sufría ataques de pánico antes de la pandemia de COVID-19, que ha supuesto una carga emocional, psicológica y mental para millones de personas en todo el mundo. Cuando se le acabaron las soluciones, recurrió a un psiquiatra, pero no pudo continuar su tratamiento porque los precios del asesoramiento y el tratamiento psicológico se le hicieron inasequibles.

En Kuwait, el costo de una consulta comienza en cien dinares (330 dólares) por hora y llega hasta 200 dinares (660 dólares), y a veces hasta más.

Esto es un factor crítico que hace que quienes necesitan un terapeuta abandonen la idea. Pero hay otro factor que juega un papel igualmente importante: la vergüenza social que acompaña a ese paso, que hace que muchos acaben librando sus propias batallas sin ayuda profesional.

Como resultado, los actos de violencia pasaron a formar parte de las noticias diarias, especialmente en los primeros días de los confinamientos impuestos por el COVID-19. Estos incidentes de violencia [2], incluida una mujer [3] que mató a su marido con golpes de martillo en la cabeza, y numerosos casos entre jóvenes que llevaron a la muerte en muchos casos, continúan hasta hoy, aunque en menor medida.

Los niños y adolescentes también se han visto muy afectados. Al menos uno de cada siete niños y jóvenes de todo el mundo ha vivido bajo políticas de permanecer en el hogar impuestas o recomendadas por su Gobierno, que «ponen en riesgo su salud mental y su bienestar», según un informe [4] de UNICEF. «Muchos niños se sienten temerosos, solos, ansiosos y preocupados por su futuro», efecto que durará años, según [5] Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF.

La reciente cadena de declaraciones racistas [6], incidentes de violencia [7] y asesinatos [8] son una clara prueba de las graves crisis sociales que son un subproducto de la pandemia.

Aumento del miedo y la tensión

Durante la pandemia, la escritora Amal al-Harthy tuvo ataques de ansiedad. Cuenta a Raseef22 que sintió que tenía síntomas similares a los del virus, por lo que buscó tratamiento y acabó recibiendo terapia conductual sin medicamentos. Sin embargo, cuenta que el problema persistió hasta que se vacunó y su mentalidad empezó a mejorar, «como si el efecto de la vacuna fuera también psicológico y no solo físico». También habló de la importancia de que la persona sea consciente de que las afecciones psicológicas son normales y que cualquier persona puede pasar por eso y estar bien, siempre que se reconozcan y se traten.

Por su parte, Lama (seudónimo), médico universitario, cuenta que cayó en depresión en medio de la pandemia. Cuenta a Raseef22 que, al principio, el confinamiento fue una oportunidad para aprender nuevas habilidades, como cocinar y disfrutar de su tiempo con la familia. Sin embargo, pronto empezó a sentir que se le privaba de las cosas que le gustan, como el trabajo y los viajes, lo que desencadenó pensamientos oscuros que afectaron mucho y negativamente su estado mental.

Así que Lama recurrió a un orientador de vida. «Me ayudó mucho a cambiar mi forma de pensar. También invertí mi tiempo en escribir, lo que me ayudó a superar la depresión, que me duró todo un año».

Saad Ibrahim, profesor de secundaria kuwaití de poco más de 30 años y padre de tres hijos, pasó por una experiencia similar. Su salud mental comenzó a deteriorarse con el inicio de la cuarentena, y empeoró con la muerte de su padre. «Como hombre, tuve que cargar con la responsabilidad de la familia sin mostrar ninguna debilidad, lo que aumentó el dolor que estaba pasando. Me mantuve en esta espiral durante meses, con ataques de ira no provocados, hasta que encontré el anuncio en internet de una organización que ofrece asesoramiento psicológico a precios razonables, y efectivamente esta experiencia me cambió para bien. Tras comprometerme a seguir las sesiones durante un año, mi estado mental ha mejorado mucho», afirma.

Basma al-Saad, especialista en terapia de transformación rápida, señala que «durante la pandemia del coronavirus, se produjo un aumento de los problemas de salud mental, sobre todo de depresión y trastornos obsesivo-compulsivos, ya que las condiciones sin precedentes provocaron altos niveles de miedo y tensión en la sociedad kuwaití y en el mundo».

Dijo  a Raseef22:

As humans, we have emotional needs, including the need to communicate with others and having a sense of safety. In light of the lockdown and having to isolate and stay at home, people felt lonely and the feeling of fear from this pandemic increased as well.

Como seres humanos, tenemos necesidades emocionales, incluida la necesidad de comunicarnos con los demás y tener una sensación de seguridad. Ante el confinamiento y el hecho de tener que aislarse y quedarse en casa, la gente se sintió sola y también aumentó la sensación de miedo por la pandemia.

Indica que «los niños también han sufrido durante la pandemia de COVID-19 por la ausencia de su rutina escolar normal y por tener que someterse a un aprendizaje a distancia, además del aislamiento que les provocó ansiedad y adicción a los videojuegos. Esto lleva a consecuencias peligrosas para algunos que pueden llegar a autolesionarse».

Este aumento de la demanda de tratamiento psicológico durante la pandemia en Kuwait provocó un aumento de precios, sobre todo porque el precio de la sesión viene determinado por el tipo de tratamiento y las técnicas usadas en la psicoterapia, como explicó al-Saad.

Pero al mismo tiempo, considera que la psicoterapia es «una inversión en la vida de una persona». En su opinión, «lo más importante es que la persona esté dispuesta a iniciar el cambio, y esto requiere valor y compromiso, y los altos precios aumentan el compromiso y la responsabilidad de la persona».

Al-Saad advierte que descuidar el tratamiento conduce al deterioro de la salud mental y física, «ya que suprimir los pensamientos y los problemas psicológicos subyacentes hace que la persona recurra a la adicción para calmar, aliviar y adormecer el dolor emocional, con alcohol, drogas, exceso de comida o incluso ir de compras, y aquí el problema se complica y su control se hace más difícil, porque el cuerpo se ve perjudicado por estos comportamientos insanos, y los niveles de estrés y ansiedad que se imponen al cuerpo y a su sistema inmunológico aumentan».

A pesar de la conciencia que muchos tienen de la importancia del tratamiento psicológico y la terapia, la vergüenza social que lo acompaña sigue controlando y dominando a un gran número de personas.

Pero algunas personas, incluidas celebridades, están rompiendo su silencio y contando historias de los trastornos psicológicos que han enfrentado y sufrido. La jequesa Majda AlSabah [9], pionera en el mundo de la cosmética, anunció en 2018 que sufría depresión severa, luchó con valentía contra ella y fundó la iniciativa ASAP, campaña que promueve dar a conocer sobre la salud mental. El locutor kuwaití Hashem Asad [10] apareció en una entrevista con al-Qabas Online en diciembre de 2021 para hablar de su historia con la enfermedad mental. Todo eso ha contribuido, aunque solo sea un poco, a difundir el conocimiento y a romper las barreras que obstaculizan el tratamiento psicológico y el reconocimiento de cualquier trastorno mental.

Saad Ibrahim aconseja a todos los que sientan vergüenza de visitar a un médico o psiquiatra que recurran a las consultas en línea, porque así se elimina el factor de la vergüenza social, «y se hace más cómodo hablar y desahogarse con desconocidos, lo que a su vez te hace mucho más honesto», y señala que cuando recae de vez en cuando, simplemente reserva una cita en línea.