¿Vivimos en una burbuja informativa creada por nosotros mismos?

Cuando Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, recurrí a mis amigos de Ucrania, que en su mayoría son periodista o trabajan en seguridad digital, así como a las plataformas de medios locales ucranianos y a los reporteros internacionales, que sigo desde hace años en Twitter para obtener información actualizada. Elaboré una lista de esas cuentas y la compartí con otros, especialmente con quienes eran nuevos en la región o simplemente no sabían por donde empezar. Se trata de cuentas que comparten las novedades en ruso e inglés.

El hecho de hablar ruso también me dio ventaja, ya que podía seguir páginas de noticias independientes en ruso (si, todavía existen algunas), y difundir su cobertura, con traducciones en inglés. También me ayudo hablar turco, pues pude seguir las declaraciones de Ankara en relación con su postura en la guerra actual. Pero no fue hasta una conversación que mantuve con un camarero en un local aquí en Turquía cuando me di cuenta de la burbuja informativa en la que he vivido.

Esto no quiere decir que no sea consciente de la comunidad a la que sigo, leo y con quienes difundir historias. Lo que muchos de mis colegas y yo tenemos es un privilegio y una maldición: Podemos seguir las noticias en varios idiomas y sacar conclusiones, elegir lo que difundimos y lo que etiquetamos como desinformación. Podemos señalar las cuentas que están publicando historias sesgadas, y en esta guerra ha habido muchas.

Me sorprendió la conversación que mantuve, en la que la persona estaba segura de que Rusia se estaba defendiendo y salvando al pueblo de Ucrania, que ha sido la narrativa dominante en los medios a favor del Kremlin. Cuando pregunté por qué era así, la persona me dijo que era lo que había leído en los medios. Cuando le pregunté que medios, me dijo que Sputnik, Russia Today y algunos otros. Aunque Europa haya prohibido que esas plataformas afiliadas al Gobierno transmitan en la Unión Europea y el Reino Unido, son accesibles en Turquía.

Hasta donde pude, intenté explicar que lo que Rusia estaba haciendo en Ucrania era una invasión, y no cualquiera invasión, sino la invasión de un país independiente de 44 millones de personas. Y que esta guerra estaba matando a cientos de personas. La persona se sorprendió. Pero no se ha informado de víctimas, los rusos solo están atacando objetivos militares, me dijo.

Porque eso es lo que se informó en las noticias que la persona estaba leyendo. O leía porque desconfiaba de las plataformas mediáticas turcas (cuya mayoría es propiedad de empresarios conocidos por sus estrechos vínculos con el Gobierno) y por sus ideologías políticas.

Como izquierdista, la persona estaba segura de que la culpa era de la narrativa dominante del mundo imperialista y capitalista de Occidente, concretamente de Estados Unidos y OTAN. No es la primera vez que escucho esa crítica y este ensayo no trata de izquierda ni derecha, ni teorías de conspiración contra la OTAN, que prevalecen en Turquía (por desgracia, esto puede requerir una investigación más profunda). Se trata simplemente de un intento de reflejar cómo nosotros, periodistas, escritores y analistas internacionales, estamos atrapados en nuestra propia burbuja de periodistas, escritores y analistas afines, y olvidamos aunque sea brevemente que lo que estamos leyendo, difundiendo y discutiendo, no es lo que hacen otros.

«Habla por ti», puede decir alguien que lea este artículo. A lo que mi respuesta sería «claro». Eso también es posible y por eso he querido escribir esta reflexión personal. Cuando eres de la región y conoces demasiado bien las narrativas políticas, cuando has pasado los últimos siete días en Twitter, leyendo Echo Moskvy, Novaya Gazeta, Dozhd, Meduza, Kyiv Independent, y varios otros medios que reflejan la realidad desde el terreno, con algunos recordatorios aquí y allá sobre lo que los medios rusos esconden, puede que yo mismo me haya llevado a esa burbuja por mi cuenta.

De vuelta al local, tras nuestro breve intercambio con el camarero, percibí (o tal vez fuera mi ingenua predicción) que podía cambiar el pensamiento, aunque fuera por pocas horas. El pensamiento de que esta guerra no es solo sobre Rusia y Ucrania, sino una guerra entre el bien y el mal.

Para más información sobre este tema, consulte nuestra cobertura especial Rusia invade Ucrania.

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