Feminista mexicana: «El amor entre mujeres es revolución»

Foto: Manifestación del 8 de marzo 2019 en Ciudad de México/Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0)

En México, el día internacional de la mujer, el 8 de marzo, es un día que llama la atención a decenas de miles de personas. La violencia en México es sistemática: más de 30 mil mexicanos pierden la vida por hechos violentos. Muchas víctimas son mujeres: los feminicidios aumentaron un 137 por ciento entre 2015 y 2020, y siete de cada diez niñas y mujeres de más de 15 años han sufrido violencia de género según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Una activista feminista mexicana, cuyo testimonio demuestra la delicada situación que atraviesan las mujeres en México, cuenta a Global Voices su día a día como defensora de los derechos de la mujer. Por razones de seguridad, se sustituirá el nombre oficial de la feminista por su pseudónimo oficial, «Hormiguita». Reside en la periferia de la Ciudad de México. 

Su actividad como feminista empezó en 2020. «Todo comenzó en la pandemia,» cuenta Hormiguita. «Las morras decidieron tomar los espacios.» Morras, expresión mexicana para referirse a mujeres jóvenes, son, en este contexto, jóvenes que están organizadas.

Para Hormiguita, «el amor entre mujeres es revolución, es contención y es darte una nueva oportunidad de vivir todos los días con una perspectiva diferente.»

Su primera manifestación fue en frente del palacio de Bellas Artes, en el centro de la capital. No obstante, cuenta que los vendedores ambulantes la agredieron. «Nos agredieron física y verbalmente, lo que ocasionó que no regresáramos a dicha zona peligrosa para evitar confrontaciones.»

Las feministas mexicanas denuncian la incompetencia e inacción del gobierno de México frente a la violencia de género así como la burocratización desmedida a los medios de denuncia que denotan la poca o nula preocupación por solucionar el problema. Tan sólo el 4% de los feminicidios llegan a juicio. Esa es una de las razones principales detrás de las manifestaciones.

Hormiguita cuenta que las marchas feministas tienen un sistema de planificación complejo, que se visibiliza en la masividad de las manifestaciones en México, pues pueden alcanzar las 20,000 personas.

«Más tarde me di cuenta que las colectivas eran regidas por una asamblea y un frente, las asambleas reunían a más de 10 o 15 colectivas, y además, contábamos con redes de apoyo demasiado grandes que planeaban la unificación con otros grupos feministas de otros estados de la república mexicana.» Dice que la gente usualmente percibe a las feministas como «céntricas», es decir, que solo se encargan de sus proprias colectivas o que están divididas, pero ella sostiene que ellas «siempre buscan estar presentes» entre sí. 

En 2020, manifestantes feministas pintaron de rojo la puerta del Palacio Nacional, que funge como la sede del gobierno federal encabezado por el izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con mensajes en contra de la violencia de género. El año siguiente, las manifestantes se organizaron para hacer un memorial de todas las víctimas de feminicidio encima del blindaje erigido para proteger las fachadas del palacio. Este año, el gobierno blindó el palacio nacional de nuevo.

También hay manifestaciones en otras partes del país. Guerrero, un estado al sur de México, tuvo como candidato a gobernador Félix Salgado Macedonio quien fue acusado de violación. Pese a que el partido en poder Morena le dio un abierto apoyo. En febrero 2021 las feministas amedrentaron al Tribunal Electoral Estatal de Guerrero por su cooperación para postular a este candidato: «si no hay impugnación, habrá revolución» dijeron. Unos meses más tarde, AMLO viajó al mismo estado, donde ocurre una ilegal venta y prostitución de niñas. Minimizó el problema diciendo que «no era la regla» y que «hay muchos valores culturales, morales y espirituales» en estas comunidades. 

Hormiguita nos comentó la razón por la que prefiere no decir su nombre oficial. «Yo denuncié públicamente a [una autoridad académica de] mi secundaria, cuando ya estaba estudiando en la preparatoria, y noté que muchas niñas sufrían lo que yo sufrí en esa secundaria, entonces, autoridades académicas, maestros y alumnos empezaron a amenazarme y acosarme, recibí señalizaciones e incriminación totalmente, porque al denunciar cualquier anomalía en el sistema, todos se te van encima.»

Esta experiencia propulsó a Hormiguita en volverse un referente feminista en su zona. «Esta situación fue la gota que derramó el vaso, porque las morras [del barrio] iniciaron a enviarme mensajes para pedirme ayuda en un aborto seguro [el aborto no es legal en México, sólo bajo circunstancias específicas], para denunciar a un agresor o para pedirme consejos. Sin embargo, también recibí amenazas por parte de los agresores de esas mismas chicas; yo también enfrenté a mi agresor, y las personas de mi círculo cercano lo defendieron.»

Pero las amenazas se volvieron sustancialmente más comprometedoras. «Me mandaban mensajes, o inclusive me marcaban a mi teléfono, y me decían ‘te vamos a violar’, ‘te vamos a matar’, ‘te vamos a desaparecer’, ‘sabemos dónde vives’ citando mi domicilio.» Incluso Hormiguita ha manifestado sentirse vigilada por agentes del Estado y la policía, así como sus otras compañeras. 

Para el 2022, Hormiguita nos cuenta el eje principal de las demandas feministas: «Para este 8M, estamos organizando una protesta pacífica, y también estamos revisando la posibilidad de que se abra una mesa de diálogo para exigir el aborto legal en el Estado de México.»

 A pesar de las dificultades y amenazas, se siente apoyada por su comunidad de defensoras. «Yo siento fraternidad dentro del feminismo, porque entre nosotras nos ayudamos, mi pan de cada día es ayudar a las morras a denunciar casos de violación, acompañar a las familias en el juzgado por casos de feminicidio; lo que estoy haciendo ahora no es para mí, es para las generaciones que vienen.»

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