Atrapados en Mariupol: Cómo es la vida dentro de la ciudad ucraniana sitiada

A residential building in Mariupol, south-eastern Ukraine, hit by Russian artillery fire. Screenshot from video, SkyNews, March 11, 2022.

Edificio residencial en Mariupol, al sureste de Ucrania,  alcanzado por artillería rusa. Captura de un  video de SkyNews (11 de marzo de 2022).

Este artículo de Valeria Costa-Kostritsky apareció en OpenDemocracy el 11 de marzo de 2022. Se publica aquí em virtud de un acuerdo de contenido compartido, y se ha editado para ajustarlo al estilo de Global Voices.

La ciudad portuaria de Mariupol (Ucrania) es el hogar de medio millón de personas. En 2014 fue capturada brevemente por separatistas apoyados por Rusia, y luego recuperada por tropas ucranianas ese mismo año, pero desde entonces está muy cerca de la línea de fuego entre las fuerzas separatistas y ucranianas.

Mariupol ha vuelto a ser atacada tras la invasión rusa de Ucrania que comenzó el 24 de febrero de 2022. Tomar Mariupol permitiría a Rusia crear un corredor terrestre entre zonas controladas por separatistas prorrusos en el este de Ucrania y la anexionada Crimea, lo que asegura el acceso al mar de Azov. La ciudad se encuentra actualmente sitiada, y sus habitantes atrapados. Se cree que podrían haber muerto más de 1200 personas.

«Sigue haciendo un frío infernal fuera y dentro de casa», escribió desde Mariupol la psicóloga Angela Timchenko en su página de Facebook el 10 de marzo. «Nos queda un poco de comida. Los adultos nos la estamos racionando. Ayer alguien hizo seis horas de cola en la última tienda que queda abierta para conseguir un poco de crema para el pan (que no tenemos) y dulces».

Al día siguiente añadió:

I have a question, and I’m not being sarcastic here. What [is the point of] protect[ing] Mariupol… if the city is strewn with corpses, if people die either in explosions, from hunger or buried in the rubble? A bit of ruined earth matters more than people’s lives, than the future of our children?

Tengo una pregunta, y no pretendo ser sarcástica. ¿Para qué proteger Mariupol (…) si la ciudad está cubierta de cadáveres, si la gente muere por las explosiones, de hambre o enterrada entre los escombros? ¿Un poco de tierra arruinada importa más que la vida de la gente, que el futuro de nuestros hijos?

El concejal Petro Andriushchenko escribió que los ciudadanos han soportado «siete días de sitio total de la ciudad y de destrucción de su infraestructura. Eso significa que la ciudad no tiene electricidad, calefacción, agua potable ni gas. Durante nueve días la ciudad ha sufrido un bombardeo constante de artillería, disparos y bombas aéreas».

La académica Olha Yatchuk vive en el pequeño pueblo de Berdians’ke, en la periferia al este de Mariupol. El 1 de marzo, ella y su familia intentaron huir en auto después de que bombardearan su pueblo, y consiguieron llegar a Mariupol, desde donde salieron rápidamente hacia el norte.

«No había gente en la calle», cuenta. «Supimos que la ciudad estaba completamente rodeada y a punto de ser bombardeada. Soldados ucranianos nos dijeron que podía ser peligroso salir. Aún así salimos, pero quizás fuimos los últimos en irnos. Hubo bombas, explosiones. Cuando nos íbamos, vimos tropas con armas pesadas reunirse alrededor de la ciudad».

Los daños en las infraestructuras implican que la mayoría de los lugareños no tienen teléfono ni internet, y por tanto no tienen ningún medio de contar a sus seres queridos que viven fuera de la ciudad que están vivos. La gente que vive fuera está pendiente de un canal de Telegram que publica fotos de edificios que han recibido impactos, y nombres de gente que sigue viva. El regimiento Azov, unidad paramilitar creada por dos grupos neonazis, ahora integrada en la guardia nacional ucraniana, también publica regularmente noticias sobre la situación en la ciudad.

El cineasta Sashko Protyah, natural de Mariupol pero que actualmente vive en Zaporizhzhia, consiguió hablar el 10 de marzo con un amigo que sigue en la ciudad.

«Solo hay un barrio donde aún queda señal», dijo a openDemocracy.

You have to walk there, through the mud—there’s no transport, obviously—through a city that is being bombed constantly. It’s near Freedom Square. While we were talking, I could hear explosions. People in Mariupol are so exhausted. He said he knew of several residential buildings where people have had to bury victims in the yard.

First the western part of the city was destroyed. Yesterday [March 9], a maternity hospital was bombed, as well as the central market. They’ve been shelling the city’s residential area indiscriminately. In the past several days I’ve seen several photos and I can’t recognise the city where I lived.

Tienes que caminar hasta allí por el barro —evidentemente no hay transporte público— de una ciudad que sufre bombardeos constantes. Está cerca de la plaza de la Libertad. Mientras hablábamos, podía oír explosiones. La gente de Mariupol está agotada. Me dijo que sabía de varios edificios de vecinos en los que la gente había tenido que enterrar a las víctimas en el jardín.

Primero destruyeron la parte occidental de la ciudad. Ayer [9 de marzo], bombardearon una maternidad y el mercado central. Han atacado zonas residenciales de la ciudad indiscriminadamente. En los últimos días he visto varias fotos y no puedo reconocer la ciudad donde viví.

La falta de contacto es en ambas direcciones. Los familiares dicen que la gente que está en la ciudad no sabe nada de lo que está pasando fuera. Uliana Tokarieva, directora de una ONG, que tiene familia y colegas en la ciudad, me dijo: «No saben nada, si habrá una evacuación, cómo se les notificará, dónde tendrán que reunirse, si es seguro, qué está pasando fuera de la ciudad, si todavía existe Ucrania».

Durante varios días sucesivos se anunció la creación de un corredor humanitario de entrada y salida de la ciudad para que pudiera llegar ayuda y los habitantes pudieran marcharse.

Pero como dijo el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky a la CNN el 10 de marzo:

The invaders started a tank attack exactly in the area where this corridor was supposed to be. […]

Today they destroyed the building of the main department of the State Emergency Service in the Donetsk region. Right next to this building was the place where Mariupol residents were to gather for evacuation.

Los invasores iniciaron un ataque con tanques exactamente en la zona donde se suponía que estaba ese corredor. (…)

Hoy han destruido el edificio del departamento principal del Servicio Estatal de Emergencias en la región de Donetsk. Este edificio está justo al lado del lugar donde los vecinos de Mariupol tenían que reunirse para su evacuación.

Durante una reunión presencial con su homólogo ucraniano el 10 de marzo, el ministro ruso de Exteriores, Sergeo Lavrov, intentó justificar el ataque a la maternidad y hospital infantil de Mariupol. El ministro ruso dijo que Rusia había advertido días antes a Naciones Unidas que el hospital «llevaba mucho tiempo ocupado por el batallón Azov y otros radicales. Sacaron a patadas a las parturientas, las enfermeras y el todo el personal». Y añadió «No es la primera vez que vemos patéticas quejas sobre las supuestas atrocidades perpetradas por el Ejército ruso».

Pero el periodista ucraniano Ivan Sinepalov me explicó: «El regimiento Azov es para Rusia el ¿coco¿ de su propaganda. El público al que se dirige, en Rusia, cree que Mariupol está ocupada por Azov».

Y añadió, «Lavrov ha dicho que Rusia seguirá bombardeando Mariupol a menos que Ucrania cumpla las exigencias de Rusia. Básicamente están tomando toda la ciudad como rehén. En su mente, Mariupol es una ciudad prorrusa. Sus ciudadanos deberían haber recibido a las tropas rusas con flores. Esto es venganza».


Para más información sobre este tema, consulta nuestra cobertura especial Rusia invade Ucrania.

 

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