- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Geopolítica de la desinformación y la ciberseguridad en Europa

Categorías: Europa Central y del Este, Europa Occidental, Croacia, Estonia, Lituania, Países Bajos, Polonia, Rumanía, Rusia, Ucrania, Derechos humanos, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Relaciones internacionales, GV Advox, Rusia invade Ucrania
[1]

Guerra de teclados. Foto de Global Voices (CC BY 3.0 [2])..

Este artículo explora el vínculo entre la desinformación y la ciberseguridad que podría tener diferentes efectos en la sociedad, en relación con los acontecimientos actuales en Rusia y Ucrania.

Cuando Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, las naciones de toda Europa se levantaron para responder a la crisis, plantearon preguntas sobre sus consecuencias para los países afectados y más allá, y también sobre diversas consecuencias en torno a la desinformación y los derechos digitales.

Dado que la tecnología ha progresado rápidamente a lo largo de los años, lo que ha dado lugar a una revolución digital, varios expertos en seguridad concluyeron que algunos avances podrían conducir a «guerras híbridas» [3] en las que las armas cibernéticas y la desinformación pueden convertirse en un arma en la contienda psicológica en todo el mundo. Del mismo modo, la pandemia  también ha ido acompañada de la llamada “infodemia”. Por lo tanto, es crucial comprender las prácticas de información que influyen en nuestra vida cotidiana, como parte esencial para mantener la seguridad y la estabilidad del mundo.

¿Qué es la desinformación?

La desinformación [4], también conocida como propaganda negra, es la difusión de información engañosa que puede sabotear la confianza democrática, mientras representa una amenaza notable por muchos aspectos [5], incluida la seguridad, sin que el público objetivo sea consciente de su influencia. Se requiere un enfoque estratégico que comprenda críticamente el contexto político y los diversos motivos ocultos para abordar la desinformación. Algunos de los riesgos comúnmente asociados con la desinformación son dilemas falsos, narrativas populistas o apatía pública.

Se ha utilizado a lo largo de la historia, desde las guerras  perso-romanas [6] (54 A. C.-628 D. C.), a lo largo de la propaganda nazi de la Segunda Guerra Mundial (cuando se acuñó el término «gran mentira» [7], que describe una mentira tan colosal que nadie la cuestionaría), hasta años en los que el fenómeno se generalizó con el auge de las plataformas de redes sociales y el controvertido caso Cambridge Analytica de 2018 [8].

Según el estudio [9] actualizado de 2021 sobre desinformación y propaganda del Departamento de Políticas de la Unión Europea, la mejor arma contra esto es la «alfabetización mediática crítica». Esto lo convierte en un problema de ciberseguridad, ya que las plataformas de redes sociales a menudo sirven como sus principales amplificadores.

El frente de la desinformación

En la actualidad, la guerra de la desinformación continúa en tiempo real. Según TIME [10], el Kremlin realizó una campaña de desinformación de múltiples métodos mientras invadía Ucrania para manipular la narrativa pública. El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, declaró [11]:

Según informes de inteligencia, Rusia planea una operación masiva de bandera falsa para “deshumanizar” a los ucranianos y acusar a Ucrania de supuestas acciones inhumanas. No confíen en las noticias falsas. Ucrania defiende su territorio en una guerra justa y defensiva. A diferencia de Rusia, no apuntamos a jardines de niños ni a civiles.

Cindy Otis, investigadora de desinformación y exanalista de la CIA entrevistada por TIME, identificó una de las principales tácticas como la desinformación en el campo de batalla que intimida y desmoraliza al Ejército y la población civil ucranianos. La propaganda rusa se ha generalizado especialmente a través de Telegram, popular aplicación de mensajería que utiliza encriptación de extremo a extremo.

El 26 de febrero, Facebook, Apple, Twitter y YouTube enfrentaron presiones por la guerra, lo que puso de manifiesto las dificultades de las grandes empresas tecnológicas para moderar el contenido a gran escala. Facebook, Google y Twitter [13] eliminaron los perfiles de usuarios que violaron las guías y difundieron desinformación, y les impusieron otras limitaciones, como la desvaluación y prohibición de publicar anuncios.

Desde el 4 de marzo, los reguladores rusos prohibieron Facebook y Twitter [14] en respuesta a sus limitaciones a los medios estatales rusos, como Russia Today, y afirmaron que las restricciones violaban los principios claves de la libertad de información. El Parlamento ruso también aprobó una ley que castiga la difusión intencional de «información falsa» sobre el Ejército con multas y penas de prisión de hasta 15 años. Luego, varios medios occidentales [15] suspendieron sus reportajes en Rusia.

Mientras tanto, la prohibición de Facebook e Instagram del regulador de internet de Rusia, Roskomnadzor, el 14 de marzo, resultó en un aumento del 2000 % en la demanda de VPN [16] (redes privadas virtuales) en Rusia.

Mientras tanto, los países occidentales reciben continuamente un flujo inmediato de información de varias fuentes, lo que a menudo puede crear una sobrecarga de información; inevitablemente, una parte es desinformación que va de un medio a otro, ya sea como manipulación deliberada de los medios o sin darse cuenta.

ABC [17] tiene uno de esos ejemplos: Esther Chan, editora de la oficina australiana First Draft [18], señaló un video de 2020 [19] que supuestamente mostraba aviones de combate sobre Ucrania que se difundió una hora después de la declaración de guerra del presidente ruso Vladimir Putin, pero no era cierto. Otra publicación viral que aparentemente mostraba imágenes de la batalla resultó ser el video de un videojuego [20]. El medio croata Index.hr [21] también publicó recientemente un artículo que desacreditaba toda la información falsa que habían publicado por error sobre la guerra hasta esel momento.

El frente cibernético

Los expertos afirman que los ataques cibernéticos son una parte central de la guerra moderna y se propagan rápidamente por la economía mundial a través de las cadenas de suministro. Justo antes de la invasión militar, un grupo de piratas informáticos rusos llevó a cabo una serie de ataques cibernéticos [22] dirigidos a sitios web del Gobierno, la banca, defensa y aviación de Ucrania, que afectaron a los sistemas de Letonia y Lituania que tenían conexiones particulares con el Gobierno de Ucrania.

Al mismo tiempo, los piratas informáticos liderados por Anonymous declararon la guerra cibernética a Rusia [23]. Luego, se declaró que RT.com estaba bajo ataque DDoS [24] (denegación de servicio), en el que el objetivo se inunda con tráfico, lo que deshabilita el flujo de trabajo normal. Los sitios web del Kremlin y de la Duma estatal también se desactivaron periódicamente supuestamente por ataques DDoS.

En medio de la crisis entre Rusia y Ucrania, el Banco Central Europeo solicitó a los bancos europeos de la eurozona que aumentaran sus defensas cibernéticas y declaró que esto debería ser de máxima prioridad en medio de las tensiones geopolíticas intensificadas, según Reuters [25]. The Wall Street Journal [26] informó que los ciberataques rusos contra Ucrania podrían extenderse a otros países, según advertencias emitidas por los funcionarios de seguridad occidentales, al igual que EUObserver. [27] 

[28]

Mapa de Ucrania con soldados de plástico. Foto de Global Voices (CC BY 3.0 [2]).

En un esfuerzo por ayudar a los países que sufren ciberataques, la Unión Europea activó un equipo de respuesta cibernética rápida [29]formado por ocho a 23 funcionarios nacionales de ciberseguridad de seis países europeos  — Croacia, Estonia, Lituania, Países Bajos, Polonia y Rumania— que se desplegó por toda Europa.

El 26 de febrero, Mykhailo Fedorov, viceprimer ministro de Ucrania para la transformación digital, anunció en Twitter [30] la creación de un ejército de tecnologías de la información para la defensa y el contraataque, y que llamara a los “talentos digitales” a unirse al esfuerzo de resistencia.

Si bien las consecuencias a largo plazo aún son difíciles de evaluar, los expertos dicen que están más preocupados por los ataques institucionales que por los personales, informa DW [31].

Desinformación y libertad de expresión

Existe un dilema continuo en torno a la desinformación, la censura y la libertad de expresión, particularmente cuando los Gobiernos introducen la regulación de las redes sociales para abordar la información falsa. Las empresas de plataformas tienen sus propias políticas de moderación, que a veces han generado críticas por restringir el discurso legítimo. Si bien los Gobiernos pueden desempeñar un papel directo en la promoción de la moderación de contenido transparente en línea, también existe el riesgo de que algunos Gobiernos puedan etiquetar el contenido crítico como desinformación, lo que limita la libertad de expresión.

En el informe «Desinformación y libertad de opinión y expresión [32]«, Irene Khan, relatora especial de Naciones Unidas sobre libertad de opinión y expresión, examinó estas amenazas en el contexto de la desinformación:

“…the free flow of information is a critical element of freedom of expression and places a positive obligation on States to proactively put information of public interest in the public domain, and promote plural and diverse sources of information, including media freedom. It can be a valuable tool for countering disinformation.”

…el libre flujo de información es un elemento crítico de la libertad de expresión y impone una obligación positiva a los Estados de poner proactivamente la información de interés público en el dominio público y promover fuentes de información plurales y diversas, incluida la libertad de prensa. Puede ser una herramienta valiosa para contrarrestar la desinformación.

La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea [33] (CEDH) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos [34] (ICCPR) consagran el derecho a la libertad de expresión. La libertad de expresión puede ser restringida de conformidad con el artículo 10 del CEDH y el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que exigen que todas las restricciones estén previstas por ley y sean necesarias para el objetivo legítimo de respetar los derechos y la reputación de los demás y proteger a los ciudadanos la seguridad, el orden público o la salud o la moral públicas.

A nivel de la Unión Europea, dado que la desinformación y la información equivocada representan una amenaza en evolución, existen muchas iniciativas que las contrarrestan que destacan, entre otras cosas, la necesidad de cooperación, verificación de hechos y creación de resiliencia social y fuentes de información creíbles, especialmente en el ciberespacio.

Evidentemente, el surgimiento de nuevas tecnologías está impactando fuertemente en aspectos de la vida moderna; el alcance de esta crisis sigue siendo una pregunta abierta. En medio del rápido crecimiento de la información y la desinformación en línea, es importante fomentar un diálogo social de calidad que apunte a conectar a las personas, en lugar de aislarlas entre sí.


Para más información sobre este tema, consulta nuestra cobertura especial Rusia invade Ucrania [35].