- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Habrá un mundo sin Putin, pero ¿podemos vivir en un mundo sin Rusia?

Categorías: Rusia, Ucrania, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Política, Relaciones internacionales, RuNet Echo, The Bridge, Rusia invade Ucrania

El Kremlin, sede del Gobierno de Rusia. Foto [1] de Larry Koester en Flickr (CC BY 2.0 [2]).

La aplicación de sanciones a Rusia ha sido recibida con reacciones encontradas. Fuentes rusas, tanto del Gobierno como de los oligarcas, afirman que Occidente está disparando en la dirección equivocada [3]. Aunque algunos indicadores muestran que la economía del país se ha visto afectada en cierta medida, algunos analistas sugieren que esto no es suficiente para ejercer una presión seria que ponga fin a la guerra. Definitivamente, hay margen para hacer más daño a la élite rusa, pero es al menos cuestionable que nuevas escaladas puedan llevar a un cambio de posición de las élites o a la destitución de Vladimir Putin [4] y su entorno inmediato.

En su libro «De la dictadura a la democracia [5]«, Gene Sharp sugiere que la forma de «matar» a un dictador es privarlo del apoyo popular. Esto parece todavía una opción lejana para Rusia, dado el apoyo, activo o pasivo, que Putin tiene de la mayoría de la población.

Pero la revuelta popular no es la única forma de que haya un cambio en la cúpula de un país. Como señala «El manual del dictador [6]«, una vez que el selectorado (la élite más poderosa de un país, a quienes el dictador necesita para mantenerse en el poder) se cansa de un líder, puede destituirlo y organizar un cambio de guardia. La destitución de Putin no significaría automáticamente un cambio radical en la sociedad rusa, pero podría llevar a una desescalada del conflicto con Ucrania.

Los rumores sobre el Kremlin parecen sugerir que la remodelación de la élite está en el aire. Pero esto sigue siendo una opción muy lejana si las sanciones sujetan sistemáticamente a todo el entorno de Putin. Imagina que estás lo suficientemente cercano a Putin como para poder urdir algún golpe. Tendrías que enfrentarte al legado de la guerra e inventarte una historia para sedar el descontento por haber liquidado al político más popular del país. Y difícilmente podrías contar con apoyo externo: probablemente has sido sancionado con dureza; tus propiedades en Londres y tu yate corren el riesgo de confiscación en cualquier momento e incluso existe riesgo de arrestos si se pones un pie en suelo de la Unión Europea o de Estados Unidos. ¿Tendrías alguna garantía de que la eliminación de Putin te abriría el camino a la redención?

Con esos costos, la elección está entre permanecer en un barco que se hunde o saltar a aguas abiertas sin chaleco de seguridad. Muchos pueden quejarse, pero pocos, o nadie, se arriesgaría en la Rusia actual.

¿Es posible poner en peligro, en pocas semanas, la estructura que llevó a la formación de las actuales élites en 30 años? ¿Y puede hacerse desde el exterior? No habrá una revolución rusa 2.0 en el futuro inmediato. Putin se irá finalmente, pero su sustituto estará formado por la misma arcilla.

Putin nunca aceptará la derrota, pero quizás haya entre sus élites alguien dispuesto a desescalar la situación y culpar de la guerra y de todo lo demás al actual presidente. Las sanciones actuales, y la presión diplomática, pueden ser una forma eficaz de modificar la postura de Rusia sin verse abocada a una guerra global, pero si se criminaliza a todas las élites rusas en la misma medida, ¿quién asumirá el peso de convertirse en el próximo presidente ruso? ¿Y estará abierto al diálogo con Occidente?

Tengo pocas esperanzas de que el próximo líder ruso sea un fanático de la Unión Europea, respete la libertad individual o incluso se preocupe por su pueblo, pero debería ser alguien más dispuesto que Putin a entablar un diálogo constructivo con sus vecinos.

No podemos importar la democracia a Rusia; esto es algo que deben hacer los propios rusos, cuando y si la sociedad rusa se preocupa por eso. Pero al menos podemos limitar los riesgos de futuras guerras y abrir el camino a un diálogo sobre cuestiones vitales, no con Putin sino con su sucesor. Y es más fácil llegar a un acuerdo hablando que cuando se rompen todos los lazos y se basan las acciones en suposiciones sobre lo que piensa la otra parte.


 

Para más información sobre este tema, mira nuestra cobertura especial Rusia invade Ucrania [7].