Poderosas canciones de protesta de Kenia y Sudáfrica

"Anti-apartheid protests in the early '90s" by Nagarjun is marked with CC BY 2.0.

«Protestas contra el apartheid a principios de la década de 1990″ de Nagarjun (CC BY 2.0).

Al igual que los artistas en Uganda y Nigeria utilizaron su música para desafiar la opresión gubernamental y militar, también lo hicieron autores de todo el continente. Esta es la primera parte de esta serie de dos artículos en los que destacamos a músicos cuyas melodías fomentaron el activismo y la disidencia (consulte aquí para leer la primera parte). En esta sección, debatimos acerca de la música de protesta en Kenia y Sudáfrica y el papel vital que desempeñó en la liberación de la población.

Kenia

Desde la época colonial, la escena musical de Kenia ha visto grandes cambios y muchos cantantes locales alcanzaron la fama con canciones de protesta. Un ejemplo simbólico es el ya fallecido Joseph Kamaru, artista kikuyu que se cree posee un catálogo de más de mil canciones. Nació en el centro de Kenia y desarrolló una mezcla única de melodías kikuyu tradicionales a las que incorporó instrumentos, como guitarra, teclado y, a veces, acordeón. A menudo, cantaba versos relacionados con problemas sociales y reflexionaba no solo sobre la independencia de la nación sino también sobre la urbanización.

No obstante, en 1969 (a solo seis años de la independencia) y tras las polémicas elecciones que enfrentaron al entonces partido gobernante, Unión Nacional Africana de Kenia (KANU, por su nombre en inglés), y la Unión Popular de Kenia (KPU en inglés), la oposición, la nación se vio sumida en una lucha política. Esto dividió a las comunidades, en particular luego de que un político famoso, Tom Mboya, fuera asesinado a plena luz del día.

En esta ocasión, Joseph Kamaru compuso una canción llamada «kromaka» (Que se asuste), que buscaba elogiar al partido dominante, aunque para más personas no resultó atractiva por la percepción de su prejuicio en torno al asesinato político.

JM Kariuki Memorial by Mpigapicha is licensed under CC BY-NC-ND 2.0

En 1975, Josiah Mwangi Kariuki (también conocido como JM Kariuki), otro célebre político, esta vez de la parte central de Kenia, fue asesinado unos meses después de otras elecciones muy disputadas. El difunto, originalmente partidario del Gobierno, se había convertido en uno de los críticos más destacados del creciente tribalismo y corrupción del Gobierno al acuñar la frase «Kenia se estaba convirtiendo en un país de diez millonarios y diez millones de mendigos». Como consecuencia de sus críticas públicas, se le prohibió hacer campaña y se vio obligado a recurrir a visitas a domicilio y puerta a puerta. Tras la muerte de Kariuki en 1975, Kamaru cantó una canción titulada «J.M. Kariuki«, no solo para llorar la muerte de este héroe nacional sino también para rendirle homenaje a su amigo personal.

Esta canción en particular fue uno de sus hits más vendidos: más de 75 000 copias solo en la primera semana de estreno. Pronto se convirtió en un blanco del Gobierno y en junio de 1975 su pieza musical se prohibió en la radio nacional La voz de Kenia, ahora conocida como Corporación de Radiodifusión de Kenia.

Kamaru no se detuvo y, luego de la muerte de Jomo Kenyatta, el primer presidente del país, buscó al próximo mandatario, Daniel arap Moi, quien lo invitó a un viaje a Japón y lo condujo a componer «Safari ya Japan». Sin embargo, no tardó en enemistarse con las autoridades y volver a expresar sus opiniones, ya que compuso otra obra embebida con un lenguaje ambiguo y modismos kikuyu a la que llamó «Ni Maitho Tunite» (Solo hemos cambiado nuestra mirada), que utilizó para advertir al gobierno de Moi acerca del descontento y la desilusión de la población en general y, en especial, de los kikuyu. También fue prohibida en las emisoras nacionales.

La unión de Kamaru con los políticos de aquel entonces no terminó ahí. En 1988, mientras el país se preparaba para nuevas elecciones, compuso «Mahoya ma Bururi» (Oraciones por el país) que, aunque al principio fue una versión kikuyu, atrajo la atención del Estado y, de manera concreta, del entonces presidente Daniel Moi. El dirigente consideró la canción como un ataque indirecto en su contra con la mención de «guikio irima ta Daniel», traducida como «ser arrojado al agujero/cueva, como Daniel».

La explicación del artista sugirió que el nombre «Daniel» era una referencia al personaje bíblico que fue arrojado a una cueva con leones por rehusarse a reverenciar al rey. Por compromiso, Moi pidió que la canción se tradujera al suajili, la lengua nacional y, aunque la estrenó Kamaru, para su consternación, nunca gozó de tanta difusión como la versión kikuyu.

Las continuas relaciones de Joseph Kamaru y los políticos de la época indicaban que, mientras muchos dirigentes intentaban imponer o prohibir canciones, prevaleció el cruce de creatividad, asuntos sociopolíticos y la voz común de los males que afectaban a la población. En la actualidad, continúan resonando los mismos temas en la situación actual de Kenia.

Sudáfrica

El Estado más al sur del continente africano sufrió un período de apartheid cuando los bóers, de minoría blanca, gobernaban el país sobre la mayoría negra. Esto ocurrió desde 1948 hasta la década de 1990 y durante este tiempo se cometieron injusticias contra los últimos, como por ejemplo la detención y encierro de por vida a varios de sus líderes políticos.

Con la ambición de convertirse en la voz de quienes no la tienen, varios músicos sudafricanos utilizaron su profesión para atraer la atención nacional e internacionalmente hacia los problemas del momento. Entre ellos se encontraba Miriam Makeba, artista famosa por sus diferentes canciones nativas en xhosa e inglés, quien cantó «¡Cuidado, Verwoerd! (Ndodemnyama)«, en referencia al entonces primer ministro de Sudáfrica, Hendrick Verwoerd, que tuvo un papel clave en implementar el régimen del apartheid. El cántico fue prohibido en la radio nacional, puesto que demostraba la postura de la compositora contra ese sistema.

Makeba debió exiliarse en 1960 y, poco después, se le negó volver a Sudáfrica. Se convirtió en un ícono mundial en Estados Unidos, siguió actuando y componiendo canciones de protesta contra el apartheid en todo el mundo.

Al seguir atentamente el juicio contra Makeba, Brenda Fassie inició una polémica durante la mayor parte de su carrera. A modo de homenaje, cantó «Presidente negro» al entonces preso más «famoso»: Nelson Mandela. La canción fue escrita en 1990 por Fassie y Chicco Thwala en un momento en que el gobierno del apartheid estaba cerca de su fin y Mandela a punto de ser liberado. El Gobierno había prohibido muchas canciones de la artista en vista de sus controversiales debates sobre la sexualidad y los males sociales en los municipios sudafricanos.

Johnny Clegg & Savuka Third World Child by vinylmeister is licensed under CC BY-NC 2.0

Otra canción sudafricana, «Asimbonanga«,  entonada por Johnny Clegg y la Banda Savuka, fue prohibida por el gobierno del apartheid. Significa «despertar» en zulú y se estrenó en 1987 en el álbum de Clegg «Hijo del tercer mundo», e invocó a Mandela y a Steve Biko, considerados símbolos del movimiento contra el régimen que perseguía la justicia para las comunidades nativas sudafricanas. El cantante, de origen escocés, zimbabuense y judío armó la primera banda multirracial en Juluka y luego en Savuka. Creció en algunas zonas de Zimbabue (en ese entonces Rodesia) antes de que sus padres emigraran a Johannesburgo (Sudáfrica). Esto no solo le hizo conocer de cerca el sufrimiento de las minorías en Jo'hannesburg y otras importantes ciudades, sino que también aprendió el zulú, idioma local que se convertiría en una de sus firmas de identidad en sus canciones.

Lo que la mayoría de estas melodías y músicos representan es la aceptación común de la protesta y de la expresión contra los males societarios y la discriminación independientemente del nivel socioeconómico y, aunque por un tiempo estuvieron fuera del aire, pudieron ver la luz del día e inundar las ondas de radio, lo que permitió a las audiencias de todos los países escuchar y aprender de los fenómenos musicales.

Encuentra aquí la lista de reproducción de Spotify de Global Voices que destaca estas y otras canciones prohibidas en todo el mundo. Para más información acerca de música vetada en nuestra cobertura especial: Striking the Wrong Notes.

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