En los Balcanes, se ha promovido violencia contra la mujer a través de la música pop durante 40 años

Discos de vinilo de la ex Yugoslavia en tienda de antigüedades de Skopie, incluye disco de Lepa Brena single. Foto de Meta.mk.

Este artículo lo publicó originalmente Meta.mk. Reproducimos una versión editada en virtud de un acuerdo para compartir contenido entre Global Voices y la Fundación Metamorfosis. Aviso de contenido: este texto contiene debates sobre violencia de género y lenguaje machista.

Ana Ninković, estudiante de la Facultad de Arte Dramático de Belgrado, agitó las redes sociales de la región de la antigua Yugoslavia con una polémica sobre su documental «La violencia contra la mujer en las canciones nacionales» (Nasilje nad ženama u domaćim pesmama) que produjo para su examen «Cultura pop: de lo digital a lo transmedia», en la que examina dicha violencia retratada a través de canciones de turbo-folk, pop, rap y hip-hop.

Produjo su proyecto de examen como una secuencia de canciones serbias y regionales que tienen motivos de violencia física, sexual o psicológica contra la mujer. Su película se divide en dos partes: la perspectiva de mujeres y la de hombres.

El video comienza con una cita del artículo del colectivo feminista Ženska solidarnost's (Solidaridad femenina) de Nataša Elenikov que dice «Quién es responsable porque yo no denuncié?»:

Svako fizičko nasilje praćeno je psihičkim, kada se žena ubeđuje da je zaslužila, izazvala; nasilnik radi na tome da žena postane zavisna od njega i da se njeno samopouzdanje uništi.

Toda violencia física va acompañada de violencia mental al persuadir a la mujer de que se lo merece. El violador no solo intenta lograr que la mujer dependa de el, sino que también pretende arruinar su confianza en sí misma.

Ninković seleccionó 36 canciones de varios intérpretes serbios, croatas, bosnios y eslovenos que fueron publicadas entre 1981 y 2020. Estas piezas musicales se centran en narrativas de violencia de género y romantizan la idea de que la humillación de una mujer es la prueba definitiva de su amor por un hombre.

Rano moja, rano ljuta
Rani mene jos sto puta
Prevari me bol mi stvaraj
Al me nikad ne ostavljaj

[Eres] mi herida putrefacta,
Hiéreme cientos de veces más
Engáñame, hazme sentir dolor
Pero, por favor, nunca me abandones (Rano moja, Ana Bekuta, 1989)

Al explicar su investigación en un documento adjunto, expuso que la idea principal detrás del proyecto era recopilar, sistematizar y dar una perspectiva general de las canciones de música popular de la región con convocatorias a la violencia contra la mujer, ya sea física, sexual, psicológica o verbal.

Robinja sam tvoja, ubij me!
Robinja sam tvoja, volim te!

Soy tu esclava, ¡mátame!
Soy tu esclava, ¡te amo! (Robinja, Lepa Brena, 1989)

Trabajando con los miembros del  grupo de Facebook Ženska posla (Asuntos de mujeres), Ninković consiguió reunir más de cien canciones.

Pre nego za milost
Zamolim svuci me
Po svakoj suzi tuci me
Ko dete kazni me
Ko zenu spasi me

Antes de que ruegue compasión/Desvísteme
Luego de cada lágrima que derrame/Golpéame
Castígame como a una niña
Sálvame como a una mujer (Gore od ljubavi, Ceca, 2004)

La estudiante aclara que después de dividir en cuatro subgrupos temáticos a las obras seleccionadas (violencia sexual, violencia física, humillación de la mujer y una combinación de violencia física o sexual), decidió separar el filme en dos bloques: perspectiva femenina y masculina. Explicó:

The conclusion is that in the so-called “women songs” i.e. the songs where the lyrical subject is female, the motif of unconditional love toward the partner is dominating, even at the cost of suffering, humiliation, abuse and violence. Also, it is interesting to note that most “women” songs belong to the turbo-folk genre (14) while the only other genre is pop (3 songs). The songs where the lyrical subject is a man are characterized by the “re-education” of a disobedient woman by use of force, sexual (or physical) violence which is caused by the rejection, then revenge with a physical molesting of the “unfaithful” woman. The male songs can be divided into much more genres: hard rock (8), pop (4), rap (4), country (1), folk-rock (1), and it is interesting that, unlike the first group, this one includes only one turbo-folk song.

La conclusión es que las llamadas «canciones de mujeres», es decir, en las que el sujeto lírico es femenino, predomina el motivo del amor incondicional hacia la pareja incluso a costa de sufrimiento, humillación, abuso y violencia. Además, es interesante observar que la mayoría pertenece al género turbo-folk (14), mientras que el único otro género es el pop (tan solo tres). Aquellas en las que el sujeto lírico es masculino se caracterizan por la «reeducación» de una mujer desobediente con uso de la fuerza, violencia sexual (o física) que provoca rechazo y luego venganza con un abuso físico de la mujer «infiel». Las canciones masculinas pueden dividirse en muchos más géneros, como: hard rock (pcho), pop (cuatro), rap (cuatro), country (una) y folk-rock (una); es curioso que, a diferencia del primer grupo, éste último incluya solo una turbo-folk.

También recalca que el contraste en el contexto musical es notable.

«Las canciones en las que el sujeto lírico femenino soporta la humillación, en su mayoría van acompañadas de tonos de balada, música y una voz quejosa, mientras que en las de perspectiva masculina, por lo general nos encontramos con un ambiente musical alegre que nos hace bailar», dice Ninković.

Independientemente de los géneros y del contexto cultural que aborde el cantante, su investigación ha demostrado que este tipo de relatos han predominado durante al menos 40 años en la música popular de la región.

El resultado es que el primer grupo de melodías, a las que ella designa como «femeninas», romantiza la subordinación de la mujer y se refieren a la aceptación voluntaria de la violencia física y sexual. Esto implica que el amor incondicional es más fuerte que la integridad personal, física, psicológica y emocional.

Za moje dobro gazi me/ne daj da život mazi me
Za moje dobro muči me… (Za moje dobro, Tanja Savić, 2005)

Možeš da me miluješ, možeš da me siluješ
Možeš da me ubiješ, svejedno je! (Već viđeno, Ceca, 2000)

Od modrica tvojih plava sam ja
plava ko oči u gusara… (Modrice, Zana, 1995)

Izbaci me ko da sam djubre ispred vrata
Izbaci me kroz prozor pravo s petog sprata (Bezobrazna, Jelena Karleuša, 2001)

Por mi propio bien, pisotéame, no dejes que la vida me arruine
Por mi propio bien, tortúrame… (Za moje dobro, Tanja Savić, 2005)

Puedes acariciarme, puedes violarme
Puedes matarme, ¡es lo mismo para mí! (Već viđeno, Ceca, 2000)

Estoy azul por tus moretones
Azul como los ojos de un pirata… (Modrice, Zana, 1995)

Lánzame por la puerta como si fuera basura
Lánzame por la ventana desde el quinto piso… (Bezobrazna, Jelena Karleuša, 2001)

El segundo grupo, que exhibe las letras desde un criterio «masculino», alaba la venganza física contra las mujeres que no obedecen a sus parejas masculinas.

Voliš li me kad pravi sam grubijan
Voliš li me kad okolo se kurvam
I zdravlje  zbog mene zauvek izgubiš? (Voliš li me, Aca Lukas, 2016)

Kažeš «ne» a misliš «da»/ u mojoj sobi dva sa dva
Šta bi drugo radili? (Kažeš ne, Sava Kovačević, 2017)

Budi dobra ženiću te/Prevari me – prebiću te
Lutko moja takav sam ti jaMy doll this is the way I am! (Lutko moja, Osmi putnik, 1986)

¿Me amas cuando soy muy grosero?
¿Me amas cuando me prostituyo por ahí,
y pierdes tu salud por mí? (Voliš li me, Aca Lukas, 2016)

Dices «no», pero quieres decir «sí» / en mi pequeña habitación
¿Qué más podríamos hacer? (Kažeš ne, Sava Kovačević, 2017)

Sé amable y me casaré contigo / Engáñame y te derrotaré
Mi muñeca, ¡esta es mi forma de ser! (Lutko moja, Osmi putnik, 1986)

Al final de su documental, la estudiante ofrece información del Centro Autónomo de la Mujer y de la Asociación de Ciudadanas Femeninas FemPlatz, que dan estadísticas acerca de feticidios en Serbia en 2021 y otras sobre la violencia de género. Según su estudio, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2021 hubo un total de 20 homicidios de mujeres de edades entre los 27 y 86 años.

El autor del reportaje también declaró que este número podría ser mayor, puesto que no todos los casos reciben la atención de los medios.

Se basa en numerosos estudios y análisis que indican que los niños que son testigos de la violencia contra sus madres siempre son víctimas indirectas y a menudo también pueden ser víctimas directas. Ninković señala: 

Growing up in violent family surroundings has very negative implications on the child, on the emotional and social development and later, his/her behavior in adulthood. The exposure to violence during childhood is a risk for vulnerability and victimization, for conducting violence in adulthood or problems with behavior, physical or mental health problems.

Crecer en un entorno familiar violento tiene consecuencias muy negativas en el niño, en su desarrollo emocional y social y, luego en su comportamiento en la edad adulta. La exposición a la violencia durante la infancia es un riesgo para la vulnerabilidad y la victimización, para ejercer violencia en la adultez, problemas de comportamiento y problemas de salud física o mental.

En sus palabras, es preocupante que a menudo las mujeres estén convencidas de que merecen lo que tienen y que provocan la violencia física y psicológica. En su artículo, Ninković también se refirió a numerosos estudios psicológicos dedicados a la influencia de varios modelos de la cultura popular en los consumidores. Estos indican que incluso la exposición a corto plazo a canciones con letras violentas aumenta la proclividad de los oyentes al pensamiento agresivo y los problemas de control, mientras que la exposición a largo plazo refuerza el desarrollo de personalidades agresivas. 

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