Opositores rusos y bielorrusos se reúnen en Múnich para apoyar a Ucrania

Captura de pantalla del canal de YouTube de Yostef en la que se ve una manifestación contra la invasión en Múnich con la bandera ucraniana y la bielorrusa blanca-roja que usa la la oposición a Lukashenko.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, las autoridades rusas afirman que la mayoría de los ciudadanos rusos apoyan la «operación militar especial» en Ucrania, como Moscú insiste en llamarla. Intentan convencer a la opinión pública mundial y a los rusos de sus puntos de vista con conciertos y actos en apoyo de Putin y sus políticas, dentro de Rusia y en el extranjero. Sin embargo, desde el primer día de la guerra, el 24 de febrero, muchos rusos de todo el mundo se han manifestado en protestas contra la guerra para mostrar su desacuerdo con las decisiones y acciones de Moscú, y para expresar su solidaridad con el pueblo ucraniano. Múnich, ciudad del sur de Alemania, no es una excepción, ya que alberga una importante comunidad de rusos y ucranianos.

La comunidad rusófona de Alemania no es homogénea. Incluye a quienes han vivido en Alemania durante mucho tiempo, pero durante los últimos 20 años han estado viendo televisión rusa y culpando a la Unión Europea de todos sus problemas. En su mayoría, son personas que se trasladaron a Alemania desde Rusia en la década de 1990 en un programa de repatriación para alemanes étnicos y no han regresado a Rusia desde entonces.

Pero también hay quienes han visto la vida en Rusia con sus propios ojos y han experimentado el mal funcionamiento de los poderes, la opresión de las pequeñas y medianas empresas y la represión y las restricciones a la libertad de expresión. Es más, muchos rusos en Alemania apoyan los valores democráticos y están inequívocamente contra la guerra y el Gobierno ruso.

La primera diferencia entre los rusos que viven en el extranjero y los que viven en Rusia es que tienen un acceso más libre a diferentes fuentes de información y no están tan condicionados por las narrativas del Kremlin como quienes nunca salieron de su país. Además, quienes viven en el extranjero pueden salir abiertamente y expresar sus opiniones sin temor a ser detenidos.

También hay una comunidad bielorrusa bastante numerosa en Baviera, donde se encuentra Múnich, y la mayor parte se opone al gobierno de Lukashenko. A pesar de que las tropas bielorrusas no participan oficialmente en la guerra de Ucrania, Lukashenko ha dado a las tropas rusas territorio para atacar las ciudades ucranianas y ha facilitado la logística al Ejército ruso, lo que convierte al país en cómplice de este derramamiento de sangre.

Para condenar públicamente las acciones de ambos Gobiernos, y también para demostrar la amistad y la unidad de los pueblos que una vez pertenecieron al mismo Estado, una gran parte de los rusos y bielorrusos que viven en Múnich decidieron a principios de marzo organizar protestas conjuntas contra la guerra bajo el lema «Rusia y Belarús contra la guerra». El estrecho contacto entre ambas comunidades se estableció a través de Facebook hace más de cinco años y se hizo aún más fuerte desde los acontecimientos de Belarús en 2020, cuando las concentraciones organizadas por los bielorrusos recibieron el apoyo activo de los rusos en Alemania.

Hay protestas conjuntas contra la guerra casi todas las semanas, y los organizadores han creado un grupo de Telegram para coordinar y anunciar actos que son especiales porque los manifestantes no usan las banderas oficiales de sus países, sino nuevas banderas alternativas e informalmente aceptadas que simbolizan la afiliación de la gente a su país y nación, pero no a los gobiernos de turno. Los bielorrusos tienen una bandera blanca-roja-blanca, que surgió y ganó popularidad durante los acontecimientos del país en 2020. Los opositores rusos, por su parte, han empezado a usar recientemente una bandera blanca-azul-blanca, que difiere de la oficial blanca-azul-roja como símbolo de protesta contra la guerra. La nueva bandera parecía ser una solución para quienes no están dispuestos a abandonar su origen y su lengua pero no quieren asociarse al régimen fascista de Putin, para quienes aman su patria y se oponen abiertamente al régimen en nombre de sus compatriotas en Rusia.

Andrey Sobolev, que participa en las manifestaciones, describió a Global Voices su motivación para participar: «Entiendo lo importante que es ahora preservar la amistad entre los pueblos de Ucrania, Rusia y Belarús, mostrar y dar apoyo por nuestra parte para que nuestros hijos puedan vivir en paz y armonía en el futuro».

Anna, que pidió no mencionar su apellido, es una de las organizadoras de las protestas, y contó sus preocupaciones con Global Voices:

As a Russian, I feel responsible for how our people will be perceived in the future. So we try to join our hands against the war — we come out for rallies, we support Ukrainians by collecting humanitarian aid, meeting and resettling refugees and, of course, we support the protesters in Russia. The latter is one of our primary goals: to unite and consolidate Russian society in Munich and to build a bridge to the communities of other cities and countries and to Russia so that we can plan further joint actions together.

Como ruso, me siento responsable de cómo se percibirá a nuestro pueblo en el futuro. Por eso intentamos unirnos contra la guerra: salimos a las concentraciones, apoyamos a los ucranianos con ayuda humanitaria, reunimos y reubicamos a los refugiados y, por supuesto, apoyamos a los manifestantes en Rusia. Este último es uno de nuestros principales objetivos: unir y consolidar a la sociedad rusa en Múnich y tender un puente a las comunidades de otras ciudades y países y a Rusia para que podamos planificar más acciones conjuntas.

Mantener el contacto con la patria no es fácil en general. Uno de los momentos más dolorosos para rusos y bielorrusos contrarios a la guerra que viven en el extranjero es precisamente comunicarse con los familiares y amigos que viven en los países agresores. Tienen que vadear las narraciones de la propaganda sobre lo que ocurre en Ucrania y Europa, donde supuestamente discriminan a los rusos.

«Contra la propaganda de Putin, podemos decir sin temor a equivocarnos que aquí nadie nos acosa, es todo lo contrario: nos apoya la sociedad, en el trabajo y en las universidades», afirma Anna. La descripción de esta realidad no va muy lejos y muchas personas, por desgracia, tienen que recortar o dejar de comunicarse con quienes antes tenían cerca. Sin embargo, hay casos en los que, con la ayuda de hechos y explicaciones lógicas razonables, al menos es posible hacer que la gente analice y cuestione lo que emite la televisión rusa.

Aparte de la población dentro de Rusia, los activistas también intentan llegar a los rusos locales que aún no están integrados en la sociedad alemana y que siguen recibiendo información principalmente de fuentes rusas. El objetivo de las protestas es llamar su atención y cambiar sus puntos de vista para que en el futuro puedan difundir información equilibrada a sus familiares y conocidos en Rusia.

Es importante destacar que a las acciones organizadas por bielorrusos y rusos también asisten sus amigos ucranianos para demostrar que no odian a personas que conocen personalmente ni a las naciones rusa y bielorrusa. Uno de los participantes ucranianos, Denis, definió su posición a Global Voices en estos términos:

Yes, today Russia and Belarus have become hostile states for us, but Russians and Belarusians have not become hostile people. I have many friends who come from Russia and Belarus. I see their support and assistance to refugees from my country every day and I just can't call these people enemies.

Sí, hoy Rusia y Belarús se han convertido en estados hostiles para nosotros, pero rusos y bielorrusos no se han convertido en personas hostiles. Tengo muchos amigos que vienen de Rusia y Belarús. Veo su apoyo y ayuda a los refugiados de mi país todos los días y no puedo llamarlos enemigos.

Uno de los activistas rusos, Alexander, comienza su discurso en las protestas pidiendo a los presentes que se den un aplauso por haber encontrado la fuerza y la oportunidad de salir y hacer oír su voz. «Somos rusos», dice, «estamos orgullosos de haber nacido en Rusia y tenemos que mostrar al mundo que aquí somos verdaderos rusos y que estamos haciendo cosas buenas: estamos ayudando a los refugiados, estamos intentando cambiar este mundo a mejor y ¡unidos estamos».


Imagen cortesía de Giovana Fleck.

Para más información sobre este tema, consulta nuestra cobertura especial Rusia invade Ucrania.

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