Nacionalistas internos e intromisión de vecinos siguen socavando la condición de Estado de Bosnia

Puente Viejo de Mostar, reconstruido en 2004. Foto de 2019 del Bernard Gagnon, usuario de Wikipedia (CC BY-SA 4.0).

La reciente y controvertida visita del presidente croata Zoran Milanović a la ciudad bosnia de Mostar fue un recordatorio más de la relación tóxica que mantiene Croacia con Bosnia Herzegovina.

Milanović estuvo en Mostar el 8 de abril con motivo del aniversario de la fundación del Consejo Croata de Defensa (HVO). La visita fue muy controvertida porque el Consejo de Defensa Croata, junto con el Ejército regular croata, fue responsable de la destrucción de grandes partes de Mostar en 1993 y 1994.

Para la mayoría de comentaristas en Bosnia Herzegovina y expertos del país, las políticas aplicadas por Croacia a Bosnia Herzegovina son un eco de las políticas del fallecido presidente croata Franjo Tuđman, que terminó con toda la cúpula política y militar croata de Bosnia, los llamados seis Herceg-Bosna. La cúpula fue condenada por el Tribunal Penal Internacional para Yugoslavia para crímenes contra la humanidad, violarios de leyes o costumbres de guerra, y graves contravenciones a la Convención de Ginebra cometidos entre 1992 y 1994.

El tribunal resolvió que la dirigencia bosnio croata “actuaba en colaboración con la dirigencia de Croacia, y quería establecer dominación croata”. Junto con su círculo íntimo y la dirigencia bosniocroata, Tuđman conspiró para dividir Bosnia Herzegovina con Slobodan Milošević y la dirigencia bosnioserbia.

La parte más memorable de los juicios contra los seis hombres fue el suicidio del Slobodan Praljak en 2017, durante la cobertura en vivo de su juicio en La Haya. Praljak lideró la destrucción de partes de Mostar, incluido el mundialmente famoso Puente Viejo, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Con respecto a Mostar, el Tribunal Penal Internacional para Yugoslavia concluyó que el Consejo Croata de Defensa usó violencia extrema durante la deportación de bosniacos de partes de la ciudad que reclamaba como suya, mientras desencadenaba bombardeos intensos y constantes en otras partes de la ciudad que causaron la muerte de miles de civiles. El Tribunal Penal también concluyó que el Consejo Croata de Defensa había establecido una red de campos de prisioneros para no croatas, donde los prisioneros estaban sometidos a “trato inhumano, y abuso físico y psicológico, que incluían golpizas y ataques sexuales. A algunos los usaron como trabajadores forzados en primera línea, y que causó la muerte o lesiones de varios prisioneros”. El objetivo final de las acciones del Consejo era retirar a bosniacos y otros no croatas de un paraestado croata, el llamado “Herceg-Bosna» que luego fue incorporado a la “Gran Croacia” o con vínculos muy fuertes.

Una serie de contraofensivas del Ejército bosnio entre marzo y septiembre de 1993 llevaron al colapso de las fuerzas croatas, y muchos sostuvieron que fue el Acuerdos de Washington de 1994 que salvó a los croatas de ser completamente sobrepasados.

El testimonio de Nura Pezer sobre el brutal asesinato de su esposo Šefik y su hijo Ahmed, a quienes soldados del Consejo Croata de Defensa mataron el 16 de abril de 1993 en la aldea de Ahmići.

El presidente croata Milanović no mencionó nada de esto en su visita a Mostar y, a diferencia de el comportamiento depredador de Serbia y Croacia hacia Bosnia Herzegovina, no ha recibido la atención que merece. Hay varias razones para eso, y la principal es que como Bosnia Herzegovina, Croacia era blanco del sangriento expansionismo de la Gran Serbia. Sin embargo, el régimen de Tuđman colaboró ávidamente con Slobodan Milošević en lo referente a la partición violenta de Bosnia Herzegovina.

Old Bridge in Mostar in 1997.

Después de que la Consejo Croata de Defensa destruyó el Puente Viejo de Mostar en 1993, se usó un puente de cable provisional. Foto de 1997 del usuario de Wikipedia Npatm (CC BY-SA 3.0).

La colaboración entre los líderes bosnioserbios y bosniocroatas durante la guerra de Bosnia también está bien documentada. Recién cuando ocurrieron el colapso de las fuerzas croatas en Bosnia Herzegovina y las amenazas de sanciones de Washington  fue que Franjo Tuđman finalmente le volvió la espalda a Milošević temporalmente, y retomó la colaboración con el Gobierno bosnio contra el enemigo común.

Tras la muerte de Tuđman, los líderes croatas, sobre todo Stejpan Mesić, trataron de deshacer parte del daño hecho por Tuđman y sus allegados.

Por desgracia, con la entrada de Croacia en la Unión Europea y la OTAN, el hecho de que muchos croatas de Bosnia tienen doble nacionalidad bosnia y croata, y pueden votar en las elecciones de Croacia, los políticos que intentan ganar votos entre los nacionalistas croatas de línea dura en Bosnia, Croacia y en el extranjero, han presionado durante años en nombre de los nacionalistas croatas tanto con funcionarios de la Unión Europea como en Estados Unidos. Los nacionalistas croatas también han encontrado un sólido aliado en el hombre fuerte serbobosnio Milorad Dodik, que junto con Dragan Čović, de la Unión Democrática Croata de Bosnia Herzegovina, han intentado durante años desmantelar las instituciones estatales o impedir que funcionen hasta conseguir lo que quieren.

Con la ayuda de Milorad Dodik, Dragan Čović también cultivó sólidos lazos con Moscú con el tiempo. De un lado, el Gobierno croata ejerce presión en favor de los nacionalistas croatas en la Unión Europea y Estados Unidos, y de otro lado, Dodik y Čović hacen insinuaciones a Putin.

La razón de que los líderes nacionalista bosnioserbios y croatas han gravitado alrededor de Moscú simple: Putin tiene un claro interés en responder a la influencia de la Unión Europea y la OTAN en los Balcanes Occidentales, sobre todo, para asegurarse de que ningún otro país balcánico se integre a la alianza.

Para eso, Moscú apoya a líderes corruptos que garantizan que no se han cumplido las reformas claves necesarias para una eventual integración de Bosnia a la Unión Europea y la OTAN, lo que causa caos en el país, lo que fomenta odio étnico, negación del genocidio, glorificación de criminales de guerra, lo que mina el estado de derecho, bloquea el trabajo de las instituciones estatales y amenaza la secesión con el objetivo final de que el país quede desestabilizado permanentemente y así asegurarse de que consolide su control en el poder y evitar eventual contraataque por su comportamiento criminal.

Hay algo absolutamente claro: si Bosnia Herzegovina aplica reformas similares a las de otras democracias liberales en Europa Occidental y el resto del mundo, incluido el sistema electoral de un elector, un voto o similar, a largo plazo significaría el fin de Milorad Dodik y Dragan Čović y su Unión Democrática Croata, y ellos lo saben.

Moscú y los líderes nacionalistas serbios y croatas se benefician de la situación, aunque es claro que el líder bosniocroata Čović está en una posición mucho más precaria que Dodik, como mostraron las elecciones de 2018. Es por eso que Čović y su partido han presionado durante las conversaciones sobre reformadores electorales para asegurar su control del poder en Bosnia Herzegovina, a pesar de haber logrado solamente 9 % de los votos en las últimas elecciones.

Čović y la Unión Democrática Croata de Bosnia Herzegovina deben su permanencia en el poder al acuerdo de Dayton que ayudó a poner fin a la guerra de Bosnia en 1995. Sin embargo, casi 30 años después, está claro que Bosnia Herzegovina está preparada para seguir adelante y que Dayton es parte del problema. Como tuiteó recientemente el historiador de los Balcanes Marko Attila Hoare:

El sistema de Dayton es una prisión en la que la comunidad internacional mantiene al pueblo bosnio, le niega la soberanía que le corresponde a todo pueblo libre. Los vecinos depredadores de Bosnia, Croacia y Serbia, son los guardianes de la prisión. La ‘reforma electoral’ es un intento de apretar las cadenas de Bosnia.

Bosnia Herzegovina, con una población de 3,2 millones de habitantes, tiene tres presidentes, dos entidades (la Federación de Bosnia Herzegovina y la República Srpska), 10 cantones, 13 primeros ministros y cientos de legisladores. Además, está peligrosamente expuesta a los caprichos de los nacionalistas serbios y croatas, que pueden bloquear cualquier decisión que no les favorezca. El sistema también excluye a las minorías, como los romaníes y los judíos, de presentarse a la presidencia.

Las recientes conversaciones sobre las reformas electorales también han confirmado lo que muchos bosnios llevan diciendo desde hace años: la Unión Europea se conforma con la situación actual y está dispuesta a dar a Dragan Čović y a Milorad Dodik todo lo que piden para evitar que la situación se «agrave». Ambos son conscientes de eso y siguen escalando precisamente porque saben que la Unión Europea accederá a sus demandas. En una situación así, lo único que les queda por hacer a quienes se preocupan de verdad por el futuro y la soberanía de Bosnia Herzegovina es contraatacar a Dodik y a Čović, y a los internacionales que apaciguan a los dos hombres.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.