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Para aclamados periodistas Maria Ressa y Dmitry Muratov, ganar el Premio Nobel de la Paz no ofreció protección alguna

Categorías: Asia Oriental, Filipinas, Rusia, Ucrania, Derechos humanos, Medios ciudadanos, GV Advox

Captura de pantalla del canal de YouTube del Premio Nobel [1]. Ressa (izquierda) y Murotov (derecha) a punto de recibir el Premio Nobel de la Paz 2021.

El Premio Nobel de la Paz 2021 se lo llevaron dos periodistas, un hecho poco común en la historia del prestigioso premio [2]. Los dos ganadores, la periodista filipino-estadounidense Maria Ressa y el periodista ruso Dmitry Muratov, fueron el centro de atención y alrededor del mundo celebraron su triunfo. Sin embargo, unos meses después de la ceremonia, parece ser que convertirse en una celebridad mundial no basta para protegerlos en el trabajo que realizan día a día.

Maria Ressa está decidida a «mantener su posición»

El mismo mes en que Maria Ressa recibió el Premio Nobel de la Paz, se presentaron nuevos casos de difamación y ciberdifamación en su contra y de Rappler [3], la empresa de noticias que fundó. No obstante, en vez de dejarse intimidar, Ressa y otros periodistas críticos enfrentaron estos casos en los tribunales.

En diciembre de 2021, el secretario de Energía del Gobierno filipino presentó una denuncia por difamación contra editores y medios, entre quienes se encontraba [4] Ressa, que informaron sobre un caso de corrupción relacionado con un controversial proyecto de gas. Tras conocerse este hecho, el comité directivo de la coalición Hold the Line, que hace campaña para que se retiren las causas penales presentadas por las autoridades filipinas contra Ressa, emitió una declaración en la que condenaban [5] esta nueva acusación.

We condemn, in the strongest terms, this latest act of lawfare against Maria Ressa and Rappler. The complaint is clearly State-linked and politically motivated, and we hope the prosecutor chooses not to escalate this complaint to yet another criminal libel charge against Ressa and her colleagues.

Condenamos categóricamente esta última batalla legal contra Maria Ressa y Rappler. La denuncia tiene un claro vínculo con el Estado y una motivación política, y esperamos que el fiscal no deje que esta denuncia escale a otra acusación penal por difamación contra Ressa y sus colegas.

En marzo, los miembros de un grupo de una iglesia presentaron [6] 14 denuncias por ciberdifamación contra Ressa y Rappler por informar sobre las acusaciones de tráfico sexual y otras polémicas que involucran al líder de su iglesia, que tiene vínculos estrechos con el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte. Algunas de las denuncias ya han sido desestimadas. La reacción de Ressa fue la siguiente:

La fiscalía desecha otras siete denuncias por ciberdifamación presentadas por el grupo Quiboloy contra Rappler..
El abogado de Rappler, Theodore Te, dice que ha contabilizado hasta ahora 16 denuncias y 50 cargos de cibercalumnia presentados por los seguidores de Apollo Quiboloy contra Rappler, sus periodistas y entrevistados en las ciudades de Cagayan de Oro, Davao, Panabo y Ozamiz.
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El acoso continúa, pero el estado de derecho comienza a entrar en acción. La Fiscalía desecha otras siete denuncias por ciberdifamación presentadas por el grupo Quiboloy contra Rappler.

Cuando Rappler se asoció con la Comisión Electoral (Comelec) para actividades con el fin de informar sobre las elecciones y combatir la desinformación, el procurador general del Gobierno se opuso con vehemencia e inició una petición contra esta unión. Debido a la presión política, el acuerdo fue revocado a pesar de que Rappler ha sido socio de Comelec desde 2013. Ressa instó a Comelec a seguir siendo independientes:

Declaración de Rappler sobre la suspensión de la asociación electoral por parte del comisionado Inting
Rappler espera que el nuevo presidente y los comisionados deliberen sobre el asunto con la imparcialidad, la sabiduría y el valor que se espera de un órgano constitucional independiente.
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Deseo que Comelec tenga el valor de mantenerse neutral ante las presiones políticas. Este no es un buen augurio para las elecciones de Filipinas: ceder ante acusaciones infundadas y llamar a la comprobación de hechos como una «restricción previa». Ridículo. Se convierte en algo serio al tomarlo en serio.

En abril, Ressa se unió a otros ciudadanos que están preocupados por la situación para presentar una queja administrativa contra el portavoz del grupo de trabajo anticomunista del Gobierno por etiquetar de comunistas en reiteradas ocasiones a periodistas, líderes de la oposición y activistas. En el caso de Ressa, se le etiquetó constantemente como «enemiga del Estado», mientras que a Rappler se le calificó como «aliado y portavoz» de los rebeldes comunistas armados (pertenecientes a CPP-NPA). Los grupos de derechos humanos denuncian este etiquetado porque los funcionarios lo utilizan para acusar arbitrariamente a sus opositores de apoyar la labor de los comunistas y los terroristas.

La directora general de Rappler y ganadora del Premio Nobel, Maria Ressa,
presenta ante el defensor del pueblo una queja administrativa contra Usec Larraine Boadoy por las publicaciones en que la califican de continuista y como «enemiga del Estado», y a Rappler como «aliado y portavoz» de CPP-NPA. Esto se suma a las peticiones que han ido en aumento para que el defensor del pueblo sancione a Badoy.

Cierran el periódico de Muratov y lo atacan con pintura roja

En los últimos meses, tal y como a Ressa, a Muratov se le ha pintado —literalmente— como un enemigo de la nación rusa. Novaya Gazeta, periódico en el que trabaja como editor, era uno de los pocos medios independientes que quedaban en el país junto con el canal de televisión por internet Dozhd y la estación de radio Ekho Moskvy. Cuando Rusia inició su invasión a Ucrania [17] el 24 de febrero de 2022, la mayoría de los medios críticos tomaron la decisión de cerrar y evacuar a sus trabajadores, ya que no querían trabajar bajo leyes de censura más estrictas. Mientras tanto, Novaya Gazeta mantuvo [18] que se adaptaría y seguiría cubriendo la guerra para ofrecer una mirada desde otro punto de vista al público nacional.  

Ciertamente, el 4 de marzo el Parlamento ruso aprobó [19] una ley de medios sobre «información falsa» y la utilizó para bloquear [20] los sitios web de la BBC, Voice of Ameria y la radio Free Europe. Esta ley describe cómo realizar una cobertura adecuada de la guerra, que insisten en calificar como «operación militar especial», y establece una eventual condena de 15 años por realizar una «cobertura inapropiada». 

Novaya Gazeta siguió informando sobre la guerra durante más de un mes después de la invasión, evitando cierto lenguaje y haciendo un uso creativo de imágenes, humor y alusiones evidentes para la mayoría de los lectores rusos. Sin embargo, luego de que los periodistas de este medio publicaron una entrevista con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, la publicación recibió una advertencia amenazante [21] de Roskomnadzor (el regulador federal de medios de Rusia) el 28 de marzo. Para evitar multas y penas de prisión, Novaya Gazeta acabó suspendiendo toda la cobertura [22] y eliminó todo el contenido sobre el conflicto.

No obstante, los ataques a Muratov no pararon ahí, sino que aumentaron luego de que dedicó [23] el premio Nobel a sus colegas que fueron asesinados por su trabajo: Yury Shchekochikhin, Igor Domnikov, Anna Politkovskaya, Anastasia Baburova, Stanislav Markelov y Natalya Estemirova. Además, el comité editorial de Novaya Gazeta repartió el millón de dólares que se entrega al ganar un premio Nobel a la fundación Circle of Kindness, grupo que ayuda a niños con enfermedades poco comunes, y a otras causas filantrópicas y periodísticas. Muratov incluso subastó su medalla del premio Nobel para apoyar a los ucranianos [22] desplazados por la invasión rusa.

Las cosas empeoraron cuando Muratov fue atacado [24] en un tren con pintura roja impregnada con acetona, como se puede ver en esta noticia.

Horas después del incidente, se publicaron [25] imágenes del ataque químico en un canal de Telegram de paracaidistas llamado Soyuz Z, en el que se señalaba:

Как мы и обещали, в ближайшее время наши ветераны напомнят «большим патриотам», что кровь наших Славных Сынов не останется без ответа. Вы, мрази, видите как хохлы придумали «трагедию Бучи» и в тоже время поддерживаете эту ложь, но не замечаете как режут горло нашим парням! Мы придем к каждому из вас, ждите!!!

Como lo prometimos, en un futuro cercano nuestros veteranos recordarán a nuestros «grandes patriotas» que la sangre de nuestros Gloriosos Hijos no fue en vano. Ustedes, bastardos, ven cómo los ucranianos [aquí se utiliza un término despectivo] se inventaron la «tragedia en Bucha» y al mismo tiempo apoyan esta mentira, ¡pero no se dan cuenta de cómo le cortan la garganta a nuestros muchachos [en la «operación especial» en Ucrania]! ¡Vendremos por cada uno de ustedes, solo esperen!

Aunque los fundadores del grupo negaron estar detrás del ataque, la investigación de Novaya Gazeta vinculó el ataque [25]con dos personas, Ilya Markovets y Nikolay Trifonov [26], y señaló que existen grandes problemas sobre cómo el Estado de Rusia está tomando el caso:

In violation of the order of the Ministry of Internal Affairs, which regulates the actions of the police at the scene of the unlawful act, no inspection of the scene was made, paint washes were not taken, samples of clothing were not seized – in other words, no actions were taken to immediately establish all the circumstances of the crime.»

En contra de la orden del Ministerio del Interior que regula el actuar de la Policía en el lugar de los actos delictivos, no se realizó ninguna inspección del lugar, no se tomaron muestras de pintura, no se incautaron muestras de ropa, en otras palabras, no se tomaron acciones para establecer lo más pronto posible todas las circunstancias del delito.

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos llegaron a la conclusión [24] de que los servicios de inteligencia rusos estaban detrás del atentado.

Mientras el mundo celebraba y conmemoraba el Día Mundial de la Libertad de Prensa, el 3 de mayo, el trabajo de los periodistas que se atreven a desafiar las narrativas oficiales y a investigar la corrupción y los crímenes del Estado, sigue siendo una misión peligrosa. Ni siquiera los ganadores del premio Nobel están a salvo, y aquellos que no son tan conocidos, pero que realizan un trabajo similar, son aún más propensos a ser atacados y amenazados.