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Plan Marshall ucraniano: Norman Foster, bancos centrales y yates rusos

Categorías: Medios ciudadanos, RuNet Echo, Rusia invade Ucrania

Imagen de Алесь Усцінаў [1] de uso libre con licencia Pexels [2]

Desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, la prolongada guerra ha desplazado a 12,5 millones de personas [3]. Muchos no podrán volver a sus antiguos hogares, convertidos ahora en montones de escombros. Por todo el país, ciudades como Kiev, Mariúpol, Járkov, Chernígov, Sumy, Rubézhnoye y muchas otras han soportado fuertes bombardeos durante más de dos meses. Como resultado, buena parte de la infraestructura esencial de Ucrania, su equipamiento agrícola, su capacidad industrial, sus instalaciones energéticas y el sustento de numerosas familias han quedado en ruinas. Los informes estiman que en algunas partes del país, sobre todo en el este, más del 90 % de las viviendas han sufrido daños [4].

Con una factura para reconstruir el país que se calcula en más de 500 000 millones de dólares [5], y que sigue subiendo día a día, muchos piden un programa de recuperación al estilo del Plan Marshall para Ucrania. Pero quedan por aclarar importantes cuestiones, como de dónde saldrán los fondos, cómo se reconstruirá Ucrania y quién lo hará. Se han apuntado distintos planes, desde utilizar bienes rusos requisados [6] a dejarlo en manos de empresas arquitectónicas internacionales, como Foster + Partners. Y lo más importante, sin garantías concretas de seguridad, no puede ponerse en marcha ningún plan de reconstrucción.

Daños ocasionados

La justificación fundamental del Gobierno ruso para entrar en guerra —decapitar la infraestructura militar ucraniana— se desvaneció en cuanto el Ejército ruso comenzó emprenderla contra vecindarios residenciales, escuelas y hospitales. Esta es una táctica que el Ejército ruso ya utilizó en Chechenia y Siria [7]. En 2016, el exlíder del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), y entonces primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoğlu, dijo [8] que Rusia se estaba «comportando como una organización terrorista, forzando a huir a los civiles» a causa de los bombardeos, que no discriminan entre civiles y soldados, niños o ancianos».

El 9 de marzo, fuerzas rusas bombardearon una maternidad [9] en la ciudad de Mariúpol. Hasta el 14 de marzo, el Sistema de Vigilancia de Ataques a Centros Sanitarios (SSA) de la Organización Mundial de la Salud había documentado 197 ataques rusos a instalaciones médicas [10] por todo el país. El secretario de Estado ucraniano de salud, Pavlo Kovtuniuk, señaló [11] que, aunque solo un porcentaje de los hospitales del país han resultado dañados, «se destruyen instalaciones justo en las zonas donde se han hecho más necesarias».

Durante el fin de semana anterior al 9 de mayo, cuando se celebra el Día de la Victoria en Rusia, las bombas arrasaron una escuela [12] en la localidad de Bilohorivka, cerca de Lugansk, y murieron 60 personas que se refugiaban ahí. El 13 de mayo, Omar Abdi, director adjunto de UNICEF informó que «126 instituciones educativas han quedado totalmente destruidas [13] y 1509 más están dañadas». Cientos de niños han muerto [14] ya en esta guerra, y con la interrupción de la educación de cientos de miles más, UNICEF ha advertido [15] de los peligros que a largo plazo amenazan la estabilidad de Ucrania.

Las ciudades de Mariúpol, Járkov, Chernígov, Sumy y Rubézhnoye han perdido 35,5 millones de m² [16] de viviendas. Solo los daños en la infraestructura se estiman en más de 100 000 millones de dólares [17]. La Escuela de Economía de Kiev ha documentado la destrucción [5] de «208 fábricas y empresas, 508 instituciones sanitarias, 562 guarderías infantiles, 156 almacenes, 992 instituciones educativas, 295 puentes y pasarelas, 102 edificios religiosos, 83 edificios administrativos, 27 depósitos de petróleo y 12 aeropuertos civiles, que han sido dañados, destruidos u ocupados».

El ministerio ucraniano de Economía y la Escuela de Economía de Kiev estiman las pérdidas económicas causadas por la guerra entre 564 000 millones y 600 000 millones de dólares (unas seis veces el presupuesto anual de la ciudad de Nueva York [18]). La estimación incluye daños directos e indirectos: «reducción del PIB, paralización de las inversiones, pérdida de empleos, costos adicionales de defensa y apoyo social».

El Fondo Monetario Internacional predice [19] un descenso del 10 % en el PIB de Ucrania, y destaca que:

the intensity of the ongoing conflict is causing widespread destruction to Ukraine’s productive capacity and rapidly worsening the outlook. Increasing loss of physical capital stock and mass migration would result in a significantly more pronounced output contraction, a collapse in trade flows, further diminished tax collection capacity, and a greater deterioration in the fiscal and external positions.

La intensidad del conflicto causa una destrucción generalizada de la capacidad productiva de Ucrania, y las perspectivas empeoran rápidamente. La creciente pérdida de reservas físicas de capital y una migración masiva podrían resultar en una contracción considerablemente más pronunciada, un colapso de los flujos comerciales, una decreciente capacidad de recaudación fiscal y un mayor deterioro de la posición externa y fiscal.

La ayuda necesaria para la reconstrucción eclipsará al Plan Marshall [20], 13 000 millones de dólares de ayuda estadounidense (135 000 millones de dólares si ajustamos la inflación [21]) que sacaron a Europa Occidental de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial. Aunque será una gran ayuda, el dinero por sí solo no resolverá el problema. Estados Unidos ha gastado 208 000 millones en la reconstrucción de Irak y Afganistán sin que haya cambios apreciables [22].

El éxito del Plan Marshall se basó en tres pilares fundamentales: burocracia efectiva, garantías de seguridad y autodeterminación. Un equipo transnacional de europeos y estadounidenses implementó [23] la infraestructura administrativa para llevar a cabo los «intrincados, y a veces oscuros detalles de la reestructuración a largo plazo de la economía, la infraestructura agrícola e industrial, las finanzas y el comercio internacionales». La OTAN, también conocida como Programa de Recuperación Militar Europea, aseguró la estabilidad externa [24]. Los países europeos asumieron la responsabilidad de planificar [23] por sí mismos.

Planes internacionales de recuperación

Mientras la guerra continua con su estela de destrucción, van aflorando propuestas para financiar la reconstrucción. El presidente Volodímir Zelenski mantiene que Ucrania necesita al menos 7000 millones de dólares al mes [25] para pagar los servicios nacionales esenciales. La Unión Europea y Estados Unidos ya han entregado miles de millones [26] para mantener al Gobierno ucraniano a flote. En una reunión celebrada en Bruselas en abril, los legisladores europeos decidieron preparar un instrumento de financiación a largo plazo [27] para cubrir buena parte de la reconstrucción y las reformas de Ucrania. Pero la inflación y la recesión globales podrían amenazar ese largo compromiso con Ucrania.

Algunas propuestas internacionales [28] sugieren usar los bienes incautados a los oligarcas [29] (valorados en 30 000 millones de dólares [30]) y las reservas del banco central (estimados en 300 000 millones [31]) para reconstruir la infraestructura ucraniana destruida por Rusia. Este plan no es nuevo, Estados Unidos gastó la mitad de los activos congelados del Banco Central afgano en ayuda humanitaria [32].

Estas propuestas tienen problemas evidentes. Vender yates, propiedades e instrumentos financieros congelados de los oligarcas rusos llevará años [33]. Además, el plan podría contrariar aún más a las élites rusas y echar leña al fuego de la propaganda interna. Tanto los legisladores estadounidenses [34] como los rusos [29] ponen en duda la legalidad y las implicaciones de una iniciativa así. Aunque no hay precedentes, una interpretación compensatoria de los Artículos sobre la Responsabilidad de los Estados por Actos Internacionalmente Ilícitos [35], unida a un esfuerzo multilateral, podría ofrecer el camino para su fundamentación legal [36].

Philip Zelikow, profesor de historia en la universidad e Virginia y exintegrante del Consejo Asesor de Inteligencia y de la Junta de Políticas de Defensa, señaló la distorsión del argumento de «ilegalidad» [36].

Just in 2022, Russia is on track to earn at least USD 200 to USD 300 billion [37] (or more) from energy sales, with its earnings greatly enlarged by its illegal war. If, on top of that, Russia’s frozen assets are merely locked up instead of put to use compensating Ukraine and other injured states, and if Russia also gets a veto power over performance of the obligation to compensate, then the whole point of the international legal obligations will become perverted—such an interpretation of international law would work to the advantage of the outlaw aggressor, destroying the rights of the injured state, which the law is supposed to serve.

Solo en 2022, Rusia va camino de ganar al menos entre 200 000 y 300 000 millones de dólares [37] (o más) por las ventas energéticas, y sus ganancias se han incrementado considerablemente gracias a esta guerra ilegal. Si además de eso, los activos rusos congelados solo se bloquean en lugar de usarse para compensar a Ucrania y a otros países perjudicados, y si Rusia también consigue poder de veto sobre la obligación de compensar, entonces todo el sistema de obligaciones legales internacionales dejará de tener sentido. Semejante interpretación de la legislación internacional funcionaría en provecho del agresor ilegal, y destruiría los derechos del Estado damnificado, a quien se supone que debe servir la ley.

Aparte de eso, Ucrania ha buscado apoyo profesional global. A finales de abril, Norman Foster, director de la firma de arquitectos Foster + Partners, se entrevistó con el alcalde de Járkov, Ihor Terekhov, para discutir la reconstrucción de la ciudad [38]. Foster declaró que su intención [38] es «reunir a los mejores cerebros con los mayores conocimientos de planificación, arquitectura, diseño e ingeniería para llevar a cabo el renacimiento de la ciudad de Járkov». Comenzando con un plan maestro para la ciudad, la empresa pretende «combinar el patrimonio más querido y venerado del pasado con los elementos más deseables y verdes en infraestructura y edificación». Foster + Partners ya ha diseñado planes maestros para ciudades en Vietnam [39], Suecia [40], Kuwait [41], India [42], Alemania [43] y otros [44].

Aún no está clara la extensión que alcanzará el consenso sobre la reconstrucción internacional de Ucrania o hasta qué punto estará garantizado el compromiso de las instituciones internacionales por apoyar al país cuando acabe la guerra.


Imagen cortesía de Giovana Fleck.

Para más información sobre este tema, ver nuestra cobertura especial Rusia invade Ucrania [45].