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Azerbaiyán se ve afectado por nueva ola de detenciones por motivos políticos

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Azerbaiyán, Censura, Derechos humanos, Gobernabilidad, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Política, Protesta

Foto de Hasan Almasi [1] en Unsplash [2]

Bajo el liderazgo del hombre fuerte, el presidente Ilham Aliyev, Azerbaiyán ha sido descrito a menudo como el país de las «puertas giratorias [3]«. El término describe el enfoque del Estado hacia sus críticos: cada vez que libera a algunos presos políticos de la cárcel, inicia una nueva oleada de detenciones. Por eso, los defensores de la sociedad civil y de los derechos y los críticos del Estado llevan años sufriendo [4] acoso, intimidación y detenciones. La última oleada de medidas represivas da fe de la tradición vigente.

Tras el decreto de indulto presidencial [5] del 27 de mayo, que ordenaba la liberación de más de 150 presos, incluidos varios presos políticos, una oleada de nuevas detenciones y juicios señala el regreso de la tradición [6] de las «puertas giratorias». Mientras tanto, quienes se han librado por poco de una condena de prisión o de un tiempo de detención administrativa siguen [7]denunciando actos de tortura desenfrenados bajo custodia policial, algo que las instituciones gubernamentales competentes rechazan [8] de plano.

Con anterioridad, familiares de críticos declarados del Gobierno también han sido objeto de ataques [9]. La última víctima [10] de estos ataques por motivos políticos es la activista Rabiyya Mammadova, cuya madre fue agredida físicamente en su trabajo por otro empleado el 3 de junio. Mammadova declaró a Global Voices que «así es como se hace política en 2022 en Azerbaiyán. Intentan llegar a mí de esta manera».

Mammadova, se encuentra entre las docenas de activistas atacados, cuyos nombres dominaron las noticias locales en las últimas semanas. La periodista Aytan Mammadova fue amenazada [11] a punta de cuchillo por un reportaje crítico, mientras que el activista político Bakthiyar Hajiyev fue secuestrado [12] y golpeado por sus críticas a las autoridades locales. Otro caso destacado es el del veterano activista político de la oposición Tofig Yagublu, detenido durante una manifestación en diciembre de 2021 [13]. Las imágenes de sus heridas se difundieron posteriormente en redes sociales; sin embargo, según los resultados de una investigación iniciada por las autoridades, la Policía no tuvo nada que ver con las heridas del activista.

Grupos locales de vigilancia de los derechos humanos, como «The Defense Line», confirman [7] un aumento de las agresiones. En declaraciones [7] a los periodistas el 3 de junio, el director del grupo, Rufat Safarov, dijo que los casos de presión y agresiones físicas aumentaron en mayo. Safarov también habló de las medidas legales adoptadas contra ciudadanos azerbaiyanos recientemente repatriados [14] desde Alemania. Al menos seis personas fueron detenidas tras su regreso a Azerbaiyán por falsos cargos de posesión de drogas, según [14] informaron los medios.

La Policía también detuvo [15] al ex preso político y bloguero Rashad Ramazanov el 20 de mayo. Al día siguiente, un tribunal de Bakú acusó [16] al bloguero de posesión ilegal de drogas con intención de venderlas, y lo condenó a cuatro meses de prisión preventiva. Ramazanov también denunció [17] que había sido torturado, acusación que las autoridades negaron.

El 28 de mayo, la Policía detuvo a Razi Alishov, activista político y miembro del opositor Frente Popular, por cargos de drogas. Según [6] el líder del partido Frente Popular, Ali Kerimli, la detención de Alishov tuvo una motivación política, que las autoridades han negado [18].

En una declaración publicada por el Consejo Nacional de la oposición, el grupo condenó [19] la represión en curso:

Azerbaijani law enforcement agencies often arrest opposition political activists on drug charges. Razi Alishov is yet another opposition activist charged under this article. With the arrest of Razi Alishov, Ilham Aliyev's government has once again acknowledged that it does not intend to change its method of governance and cannot do without repression and political arrests. Otherwise, no new political arrest would have been ordered immediately after the incomplete pardon order signed on May 27, which included several political prisoners.

Las fuerzas del orden de Azerbaiyán detienen a menudo a activistas políticos de la oposición por cargos de drogas. Razi Alishov es otro activista de la oposición acusado en virtud de este artículo. Con la detención de Razi Alishov, el gobierno de Ilham Aliyev ha reconocido una vez más que no tiene intención de cambiar su método de gobierno y que no puede prescindir de la represión y las detenciones políticas. De lo contrario, no se habría ordenado ninguna nueva detención política inmediatamente después de la orden de indulto incompleta firmada el 27 de mayo, que incluía a varios presos políticos.

El movimiento opositor N!DA también criticó [20] el abuso político actual en un comunicado publicado en Facebook:

We, civic political activists, politicians, rights defenders, journalists and citizens, are deeply concerned about the attacks, and persecution leveled against political activists and journalists and their family members, in recent months over their political activities. The beating of member of Musavat part Tofig Yagublu in police detention, humiliation of kidnapped civic political activist Bakhtiyar Hajiyev, physical assault against the mother of Rabiyya Mammadova, and threatening of journalist Aytan Mammadova at knifepoint, show that the events were carried out by certain criminal groups for purely political reasons.

Las fuerzas del orden de Azerbaiyán detienen a menudo a activistas políticos de la oposición por cargos de drogas. Razi Alishov es otro activista de la oposición acusado en virtud de este artículo. Con la detención de Razi Alishov, el gobierno de Ilham Aliyev ha reconocido una vez más que no tiene intención de cambiar su método de gobierno y que no puede prescindir de la represión y las detenciones políticas. De lo contrario, no se habría ordenado ninguna nueva detención política inmediatamente después de la orden de indulto incompleta firmada el 27 de mayo, que incluía a varios presos políticos.

La reciente oleada de represión también ha tenido como objetivo a activistas religiosos. El 7 de junio, el activista religioso Fagan Mamedov fue condenado [21] a seis años de prisión por cargos de drogas, acusación que el activista negó. Otro activista religioso, Razi Abbasov, también fue condenado a seis años entre rejas el 20 de mayo por cargos de posesión de drogas. El día del juicio, un grupo de activistas religiosos se reunió fuera de la sala, pero fue dispersado por la Policía, y cinco activistas fueron detenidos.

Tres de los activistas fueron condenados a 30 días de detención administrativa, y dos fueron puestos en libertad después de varias horas, informó [22] la agencia de noticias Turan. Según los relatos de los dos hombres que fueron liberados de la custodia policial, la Policía torturó y humilló a ambos activistas, utilizó un lenguaje profano contra ellos y contra Dios. En respuesta, algunos activistas religiosos encarcelados han anunciado su decisión de iniciar una huelga de hambre.

En Azerbaiyán, el presidente del Movimiento por la Unidad Musulmana, Taleh Baghirzade, está en huelga de hambre desde el 3 de junio. Alega que él y otros miembros de su organización fueron torturados bajo custodia policial tras su detención en 2017 y exige que se castigue a los agentes responsables.

Está encarcelado por una condena de 20 años de prisión por cargos de incitación al odio y llamado al derrocamiento del Gobierno. Fue detenido tras las violentas redadas policiales en el barrio de Nardaran, en Bakú, en las que murieron siete personas, incluidos dos policías.

Las detenciones de activistas religiosos no son nuevas [23]. Los dirigentes del país llevan mucho tiempo mirando [24] a los grupos religiosos con cautela [25]. Las tensiones culminaron [26] en 2015 cuando, tras una operación especial de seguridad en Nardaran, pueblo chiíta conservador en las afueras de la capital, la Policía detuvo a 15 hombres. Las autoridades afirmaron [25] que «evitaron la rebelión religiosa de los fanáticos chiítas, cuyo objetivo era instalar un estado de la sharia en un Azerbaiyán moderno y laico». En las semanas siguientes, cuando los habitantes enfadados llevaron su resentimiento a la plaza pública, el enfrentamiento con las autoridades continuó. Como resultado, la Policía detuvo al menos a 70 personas, y algunos estiman que el total llegó a más de 80 [27]. Finalmente, muchos fueron liberados, excepto Taleh Bagirzade, presidente del Movimiento de Unidad Musulmana, y otras 14 personas. Dos años después, Bagirzade fue condenado [27] a veinte años entre rejas. Su adjunto, Abbas Huseynov, recibió la misma condena. Ambos fueron condenados por «pedir públicamente el derrocamiento del Gobierno e incitar al odio étnico, religioso y social», informó [27] entonces Radio Liberty. Las condenas continuaron [28] en los meses siguientes, y algunos recibieron [29] penas de cárcel de entre 12 y 15 años. Pero la persecución de los activistas religiosos no se detuvo ahí. A lo largo de los años siguientes, las autoridades siguieron [30] acorralando a los miembros [31] del Movimiento de Unidad Musulmana.

El 29 de mayo, el activista exiliado Tural Sadigli declaró [32] que su vida corría peligro tras recibir informes de que cuatro hombres habían visitado su domicilio en Alemania. En una entrevista [33] concedida a Meydan TV, el activista político afirmó que se le persigue por su trabajo de denuncia de la corrupción gubernamental, y en concreto de la familia gobernante. Sadigli dirige un canal de YouTube, Azad Soz [34] [Libre expresión], donde critica a menudo a las autoridades azerbaiyanas.

Pero los activistas siguen expresando su desafío a pesar de la reciente ola de ataques. En declaraciones a Global Voices, Rabiyya Mammadova afirmó que seguirá luchando y haciendo lo que pueda por su comunidad. «Entiendo que estoy en el camino correcto, no tengo miedo», dijo Mammadova. El 14 de mayo, un grupo de activistas de la sociedad civil celebró un mitin [35]en Bakú, capital de Azerbaiyán, para exigir el fin de la impunidad contra críticos del Gobierno, activistas políticos y periodistas. Los organizadores del acto afirmaron [36] que la decisión de celebrar la concentración estaba motivada por los violentos ataques contra activistas políticos y periodistas.