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Descolonizar datos para enfrentar el autoritarismo digital

Categorías: China, Derechos humanos, Medios ciudadanos, The Bridge, GV Advox, Unfreedom Monitor

Imagen de Parker Coffman [1] en Unsplash [2]. Uso libre bajo licensia Unsplash [3].

En los últimos años, se ha escrito mucho sobre la creciente amenaza que suponen los Gobiernos que cada vez recopilan, restringen y manipulan más datos con fines autoritarios. Aunque los «datos» son claves para entender la naturaleza cambiante de la represión estatal, tienen un doble papel en las autocracias digitales: una herramienta de opresión y también un medio de colonialismo y asimilación.

En 2016, Thatcher, O'Sullivan y Mahmoudi usaron la metáfora «colonialismo de datos» en su investigación [4] para describir cómo el control y la posesión de datos por parte de los Gobiernos crea una asimetría de poder entre ellos y sus ciudadanos. Según Escalante y otros [5], el colonialismo de datos se refiere a «la saturación del mundo con flujos de datos, pero también a las comunidades y espacios planetarios cuyo poder para decir no se ha borrado». A pesar de producir una enorme cantidad de datos, los usuarios de teléfonos inteligentes, computadores y diversas tecnologías tienen propiedad mínima de esos datos. Sin embargo, los Estados siguen colonizando para sus intereses políticos los datos acumulados que reflejan casi todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos, como su etnia, sus opiniones políticas, sus prácticas religiosas y espirituales, su salud y su orientación sexual. La colonización de datos, por tanto, denota una nueva estrategia de los Estados y las grandes empresas tecnológicas para usar la tecnología con fines represivos.

Un ejemplo reciente de cómo el colonialismo de datos dirigido por el Estado supone una amenaza para las personas, especialmente para los miembros de grupos minoritarios raciales, étnicos y religiosos, es la acumulación y el acceso a datos personales por parte del Gobierno chino en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang [6]. El Gobierno realiza un amplio proyecto de asimilación en la Región Autónoma Uigur, que siete países reconocen como genocidio cultural contra la minoría uigur, incluido Estados Unidos. Una reciente filtración [7] de los registros del Gobierno chino de las oficinas de seguridad pública en la Región Autónoma Uigur reveló una vez más la naturaleza militarizada e inhumana de los campos de detención, donde más de un millón de uigures han sido detenidos [8] arbitrariamente. La colonización de los datos biológicos por parte del Gobierno es un aspecto fundamental de su proyecto de asimilación.

En 2016, el Gobierno chino puso en marcha el programa «Físicos para todos» [9], que exige la recolección de datos biológicos de los uigures con el pretexto de asistencia sanitaria gratuita. Los datos recogidos presentan perfiles biológicos muy detallados de los uigures, desde patrones de iris hasta muestras de ADN. De este modo, Physicals for All facilita la expansión del autoritarismo digital del Gobierno de dos maneras. En primer lugar, ofrece nuevas oportunidades de vigilancia en la Región Autónoma Uigur. En colaboración con empresas locales de alta tecnología, el Gobierno chino crea una compleja red de vigilancia con los datos biológicos de los uigures. Las huellas del iris, los patrones de voz y cualquier otra prueba biológica sobre los uigures se usan para desarrollar nuevas tecnologías de vigilancia [10] que permitan identificar, clasificar y etiquetar fácilmente a las minorías. Por tanto, el Gobierno practica una versión ampliada del autoritarismo digital para oprimir a las minorías de la región. En segundo lugar, el monopolio gubernamental sobre los datos biológicos permite la asimilación de los uigures porque los funcionarios detectan a las mujeres embarazadas o que «necesitan» ser sometidas a abortos forzados y esterilizaciones involuntarias [11]. Por tanto, el colonialismo de datos del Estado abre el camino a la opresión, la asimilación y las atrocidades que se cometen en la Región Autónoma Uigur.

El colonialismo de datos es similar al colonialismo tradicional en cuanto a su apropiación de la vida humana. Así, los Estados usan su propiedad de los datos para regular los comportamientos y las prácticas culturales y religiosas de las minorías. El reciente informe del Citizen Lab [12] sobre la represión digital transnacional muestra que las autocracias digitales se aprovechan de los datos colonizados para regular los comportamientos de sus ciudadanos y oprimirlos hasta cuando están en el extranjero. Según el informe, países como China, Arabia Saudita, Siria y Vietnam usan diversas tecnologías para silenciar e intimidar a los activistas antigubernamentales en el extranjero. Ante la opresión tecnológica, los activistas entrevistados en el informe mencionan el estrés emocional y la inseguridad que experimentan. Según los activistas en el extranjero, la represión transnacional de sus Gobiernos les empuja a cambiar sus comportamientos de muchas maneras: «mantener un perfil bajo en internet, publicar fotos de lugares específicos solo después de salir de ahí y pedir que las biografías de las conferencias se mantengan fuera de línea» son algunas. También se refieren a la focalización digital de sus familias. En el informe, un activista uigur en el extranjero afirma que el Gobierno chino obligó a sus familiares a trabajar como apoderados para recopilar información sobre él durante sus conversaciones por WeChat.

A la luz de estos ejemplos, es necesario descolonizar los datos para enfrentar el autoritarismo digital. ¿Pero cómo? La estrategia principal podría ser animar a la gente a ser los creadores de sus propias herramientas tecnológicas [13] en lugar de actuar como meros consumidores. Aunque muchas personas tienen conocimientos técnicos que van más allá de la codificación básica, la gente sigue dependiendo en gran medida del software tecnológico y los algoritmos predeterminados. Los usuarios de la tecnología, especialmente los de grupos minoritarios e indígenas, deberían poder participar activamente en los procesos de creación de tecnología. Este objetivo solo puede alcanzarse con un sistema educativo rediseñado y más inclusivo que dé las herramientas necesarias para el desarrollo técnico de ñas personas.

Otra estrategia podría ser pedir cuentas a los países autoritarios que colonizan los datos con fines represivos. La sociedad internacional debería abogar por mejores leyes y regulaciones tecnológicas que fueran vigiladas por iniciativas políticas y civiles. La tecnología se desarrolla rápidamente mientras que la creación de políticas y leyes tecnológicas lleva mucho más tiempo. Por eso, las autocracias se aprovechan de los actuales vacíos en la normativa. Unas regulaciones políticas y legales más receptivas pueden prevenir el riesgo de futuras violaciones. De este modo, aunque no se elimine inmediatamente, se puede reducir el grado de colonialismo de datos.


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