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Comercio ilegal de madera persiste en la región del Alto Río Gambia

Categorías: África Subsahariana, Gambia, Ambiente, Medios ciudadanos

Uno de los árboles talados ilícitamente en Kundam, distrito de Tumana, en la región del Alto Río Gambia. Imagen de The Alkamba Times

Este artículo es de Foday Manneh y apareció por primera vez en The Alkamaba Times [1] el 13 de junio de 2022. Esta versión editada se reproduce en Global Voices en virtud de un acuerdo de asociación de contenidos.

El 6 de mayo, se encontraron muchos árboles cosechados para obtener madera en Kundam, aldea del distrito de Tumana, en la región del río Alto  Gambia [2]. En esta reserva forestal comunitaria es ilegal talar árboles sin licencia.

La tala ilegal con participación de personas poderosas o funcionarios gubernamentales bien conectados ha existido en Gambia debido a la amplia demanda del mercado mundial de productos forestales. El comercio de madera cobró impulso en Gambia hacia 2014, durante la dictadura de Yahya Jammeh, que participó activamente [3] en el comercio. Como la mayoría de estas maderas y troncos proceden de la parte norte de Senegal, una parte fue tomada en gran parte por los separatistas de Cassamance, más o menos apoyados por Jammeh en ese momento. Usaban el comercio como fuente de generación de ingresos para patrocinar sus operaciones a través de Gambia, airna [4] Martin Evans, agroecólogo de la Universidad de Coventry del Reino Unido.

Sin embargo, en 2017, cuando Adama Barrow asumió la presidencia de Gambia desde el gobierno dictatorial, prohibió [5] el comercio de madera tras varios hallazgos que implicaban a su predecesor en la actividad ilegal.

La ley forestal [6] de 2018 prevé mantener y desarrollar los recursos forestales de Gambia para mejorar la contribución de la silvicultura al desarrollo socioeconómico del país y tipifica como delito la tala ilegal de árboles en el país.

A pesar de esta medida y de otras enmiendas introducidas en la ley forestal, que penaliza la exportación de madera, muchas personas y funcionarios gubernamentales bien conectados siguen participando en el comercio a expensas de las comunidades pobres, ya sea en sus bosques preservados o en las tierras de cultivo destinadas a la agricultura, lo que da lugar a una constante tala ilegal.

En este lucrativo comercio participan activamente pequeños operadores junto con grandes actores que trabajan en la clandestinidad -ya sean operadores comerciales o funcionarios del Gobierno-, todos los cuales alimentan sus propios intereses mientras ignoran o no se preocupan por la legalidad o no de la forma en que se adquieren los productos forestales involucrados.

‘Culpables desconocidos’

Los aldeanos alegaron que los «culpables desconocidos» implicados en el acto ilícito trabajaban con los funcionarios del Departamento Forestal de la región del Alto Río Gambia.

«Uno de los agricultores de nuestro pueblo me informó de esta actividad ilegal masiva que había en sus tierras de cultivo en Makubeh Jawo. Se informó a la Guardia Forestal de Tumana, pero no llegó a actuar en ese momento», explicó Alhagie Fofana, natural de Tumana.

«Sucedió en 2021 en los alrededores de los pantanos del pueblo, donde se talaron un gran número de árboles. Así que cuando volvió a ocurrir en 2922, los habitantes del pueblo se sintieron frustrados y quisieron tomar medidas drásticas. Les supliqué y me dirigí a la Oficina Forestal de Basse, donde me dijeron que no tenían constancia de la tala de árboles en esa zona», explica Fofana.

En la región del Alto Río Gambia es fácil encontrar pequeños grupos de personas que talan de tres a cuatro árboles al día en las zonas más vulnerables, sobre todo en tierras de cultivo y bosques preservados. Muchos de estos grupos actúan a diario, normalmente en plena noche. Esta madera ilegal la exportan traficantes sin documentos o con documentación inadecuada.

Las comunidades rurales como Kundam, que son víctimas de estas prácticas, dependen de los productos forestales para cubrir algunas necesidades y para sobrevivir, como alimentos, leña, viviendas y vallas, materiales que se obtienen del bosque.

En consecuencia, se ven en situaciones difíciles de sobrevivencia cuando, por ejemplo, sus fuentes de leña para cocinar procedentes del bosque se ven afectadas por la constante tala ilegal.

Entonces surgen preguntas: ¿Cómo se ha llevado a cabo una tala tan masiva de un gran número de árboles para obtener madera sin conocer a los «delincuentes»? Cuando se confiscan los troncos, ¿quiénes son los implicados y que trabajan a escondidas?

¿Quién está detrás del acto ilegal?

«Dos de los árboles se cayeron en mi granja. Dormí dos días en la granja, pero no pude atrapar a los culpables. Más tarde tomé un tractor y me llevé los troncos a mi casa», dijo el agricultor Kajang Balisah. «Pero para ser sinceros, el Departamento Forestal se está enriqueciendo con este comercio. Envían a esta gente a talar los árboles y luego fingen que no están al tanto, para después llevarse los troncos y venderlos», señaló Balisah en una entrevista.

En respuesta a esta afirmación, el oficial forestal de la región del Alto Río Gambia, Yankuba Bajo, dijo:

It was at the later part of the activity when two people from Tumana informed us about it. Then, I sent my officers to monitor the situation. We came to understand that it was happening on the farmlands of Kundam where we found about 29 logs. We engaged the Alkalo of the village, but he told us he was not aware of it. Then we confiscated the logs.

Fue en la última parte de la actividad cuando dos personas de Tumana nos informaron al respecto. Entonces, envié a mis funcionarios a controlar la situación. Llegamos a entender que estaba ocurriendo en las tierras de cultivo de Kundam, donde encontramos unos 29 troncos. Involucramos al alkalo del pueblo, pero nos dijo que no estaba al tanto. Entonces confiscamos los troncos.

Bajo también declaró que a menudo las personas afirman que es el Departamento Forestal el que les ha dado un permiso, y aconsejó al público que estuviera atento y denunciara a cualquiera que encuentre talando árboles con documentos falsos.

De enero a mayo de 2022, el funcionario forestal reveló que su oficina solo ha emitido un permiso para autorizar la tala de árboles, que se dio para un solo árbol. Y eso tuvo que pasar por un proceso en el que participaron el alcalaíno, el jefe, el guarda forestal de la zona, el funcionario forestal regional, el gobernador, el director forestal y, finalmente, el Ministerio, explicó. Luego, si se aprueba, el particular tiene que pagar en función del tipo de árbol que quiera talar.

¿Qué ocurre cuando se incautan los troncos?

De acuerdo con la ley forestal [6], cualquier oficial forestal, comisionado de división o policía con rango no inferior a sargento puede, por sí mismo o por cualquier persona que actúe bajo sus instrucciones, incautar cualquier producto forestal sospechoso de haber sido obtenido ilegalmente o de haber sido retirado ilegalmente, y cualquier instrumento o cosa razonablemente sospechoso de haberse usado en la comisión de cualquier delito bajo la ley.

«Cuando se abandona el producto forestal o cuando el sospechoso de haber cometido el delito se ha fugado después de la incautación, el producto forestal debe ser entregado al Oficial Forestal Divisional que, tras obtener la orden de un Magistrado, puede vender ese producto forestal y pagar el producto al Estado como se especifica en la sección 8 de la ley después de deducir los gastos de la venta o asignar ese producto forestal para el uso del Gobierno; o destruir el producto forestal cuando sea necesario», estipula también la ley forestal.

«Cuando incautamos los troncos, vigilamos el lugar durante una semana, pero cuando no hemos podido encontrar a los culpables, entonces abrimos una licitación y vendemos los troncos. Los ingresos se depositan en el Fondo Forestal Nacional del Banco Central de Gambia. Los troncos se vendieron por 12 200 dalsasis (222 dólares)», reveló Bajo.

A pesar de que este comprador recibió un permiso de circulación de la Oficina Forestal en la división del Alto Río, documento preparado para transportar libremente los troncos desde Kundam hasta su destino final sin ningún impedimento, un testigo presencial en Kundam siguió afirmando que a los troncos kis contrabandearon cubuertios con bolsas de heno de maní.

«El guardia forestal con su jefe vino con un camión a recoger los troncos. Vi los troncos, eran más de 30. Compraron unos 240 sacos de heno de maní y los usaron para cubrir los troncos. Estoy seguro de que estaban contrabandeando los troncos para transportarlos a Kombo», dijo, mientras explicaba lo que podría ser un truco de algunos transportistas de madera.

Sin embargo, la Oficina Forestal refutó esta acusación y afirmó que, cuando ocurre algo así, queda a discreción del conductor que transporta los troncos añadir y llevar otros materiales como sacos de heno de maní para ganar dinero adicional.