Uno de los rasgos que definen a las sociedades modernas y tecnológicamente avanzadas es la vigilancia omnipresente, que tiene una oposición sorprendentemente escasa, ya que se vende al público como un medio para lograr una mayor seguridad. ¿Pueden así los artistas dar la voz de alarma y hacer que los ciudadanos sean más conscientes de que la privacidad se ha convertido en un mito?
Para explorar esta cuestión, Global Voices habló con la activista gay y contra la vigilancia Shu Lea Cheang, que usa el arte para desafiar a las sociedades a nivel mundial. Cheang combina instalaciones artísticas, cine y ciencia-ficción, y ha expuesto en el Museo Guggenheim, cuando se comprometió por primera vez con el arte de internet, y en la Bienal de Venecia, entre otros lugares. Nació en Taiwán, vivió mucho en Nueva York y ahora considera París uno de sus hogares. La entrevista fue presencial en Berlín, en el marco de la conferencia Laboratorio de la Red de Disrupción sobre Transición.
Cheang explicó en primer lugar que había adoptado en su obra el término panóptico, término del siglo XVIII usado para describir una nueva forma de prisión en la que un guardia puede observar a todos los reclusos, mientras permanece invisible.
I worked on the panopticon after the 1998 Brandon project, named after a transgender man who was raped and killed in 1993 in the US. I wanted to use the panopticon as a departing point to explain how so-called “sexual deviants” were imprisoned or hospitalized in the course of history. In 2019, I presented at the Vienna Biennale the work “3x3x6” a multi-media installation referring to the size of a cell speaking about gender and sexual dissent. I placed it in the Palazzo delle Prigioni, a building used as a prison from the 16th century up to the 1920s, and where people like the famous or infamous womanizer Casanova was jailed for some time.
Today the panopticon is no longer confined to those four walls it has expanded into our entire society as a digital panopticon that records all our data, movement and has become a trap. All of that based on an algorithm that profiles people racially and sexually.
Trabajé en el panóptico después del proyecto Brandon de 1998, que lleva el nombre de un transexual violado y asesinado en 1993 en Estados Unidos. Quería usar el panóptico como punto de partida para explicar cómo la os llamados «desviados sexuales» se les encarceló u hospitalizó a lo largo de la historia. En 2019, presenté en la Bienal de Viena la obra «3x3x6″, instalación multimedia que hace referencia al tamaño de una celda que habla sobre el género y la disidencia sexual. La puse en el Palazzo delle Prigioni, edificio usado como prisión desde el siglo XVI hasta la década de 1920, y donde personajes como el famoso o infame mujeriego Casanova fue encarcelado algún tiempo.
Hoy el panóptico ya no se limita a esas cuatro paredes, sino que se ha expandido a toda nuestra sociedad como un panóptico digital que registra todos nuestros datos, movimientos y se ha convertido en una trampa. Todo basado en un algoritmo que hace perfiles de raciales y sexuales.
A continuación, un avance de la obra «3x3x6″ de la Bienal de Viena:
Triánguilo vigilancia–seguridad–justicia
Gobiernos y empresas argumentan que aumentar la vigilancia es solo un medio para dar «mayor seguridad» a todos, ya que permite luchar contra la delincuencia y atrapar a los delincuentes, argumento que a menudo se relaciona con una justicia más eficaz. Cheang desglosa este argumento:
Clearly, if a kid did not film on their mobile what happened to George Floyd, there would be no case. So there can be some argument for justice if citizens become responsive, and document. When I came to New York in the 1980s, affordable portable video camera had become available, so I joined a collective called Paper Tiger TV, and went on the street to document. Not to make documentaries, but precisely to document because I felt it was my responsibility as an artist. But the real question is how do we, in this massive data, find a gem that can be used for justice? Because most of the surveillance content is about catching humans for violating rules.
Está claro que si un niño no grabara con su teléfono lo que le ocurrió a George Floyd, no habría caso. Así que puede haber algún argumento a favor de la justicia si los ciudadanos se sensibilizan y documentan. Cuando llegué a Nueva York en la década de 1980, había cámaras de video portátiles asequibles, así que me uní a un colectivo llamado Paper Tiger TV, y salí a la calle a documentar. No para hacer documentales, sino precisamente para documentar porque sentía que era mi responsabilidad como artista. Pero la verdadera cuestión es cómo podemos, en estos datos masivos, encontrar una joya que pueda usarse para la justicia. Porque la mayor parte del contenido de la vigilancia consiste en atrapar a los seres humanos por infringir las normas.
Quizá la mayor paradoja sea que la gente da datos gratuita y voluntariamente, señala Cheang:
The key word here is willingly: we willingly submit ourselves to this system. That is how we operate our lives in this controlled society, and there is no way out. At this stage, there is no privacy, you might as well be naked.
La palabra clave aquí es voluntariamente: nos sometemos voluntariamente a este sistema. Así es como operamos nuestras vidas en esta sociedad controlada, y no hay salida. A estas alturas, no hay privacidad, es como si estuvieras desnudo.
Cheang cree que el papel de los artistas es el de crear conciencia, ya que los artistas por sí solos no pueden hacer que se produzca una revolución.
¿Qué se puede aprender de la ciencia ficción?
La ciencia ficción ocupa un lugar destacado en el arte de Cheang, especialmente en sus películas. Como ella misma explica:
I explore biotechnology in my more recent work; I have visited renowned biolabs and look at how we treat our bodies, as in the case of cell technology for example. You really have to question: Between science and fiction, which one is more real? Only the science-fiction! So much bio technology has been developed secretly, in the 1950s in the US the germ warfare using bacteria in Vietnam. It is only thanks to Congressional hearings in the 1970s we found out about it! Today scientists deny baby cloning is a possibility, but we know it is the next step after sheep cloning. We are so in the dark about what is developed in the lab, so my interest in films I am making is to explore those possibilities when science meets fiction. We think sci-fi is the future, but it is today or even in the past.
En mi trabajo más reciente exploro la biotecnología; he visitado biolaboratorios de renombre y observo cómo tratamos nuestro cuerpo, como en el caso de la tecnología celular, por ejemplo. Realmente hay que preguntarse: Entre la ciencia y la ficción, ¿cuál es más real? ¡Solo la ciencia ficción! Mucha de la biotecnología se ha desarrollado en secreto, en la década de 1950 en Estados Unidos la guerra bacteriológica con bacterias en Vietnam. Solo gracias a las audiencias del Congreso en la década de 1970 lo descubrimos. Hoy los científicos niegan que la clonación de bebés sea una posibilidad, pero sabemos que es el siguiente paso después de la clonación de ovejas. Estamos tan a oscuras sobre lo que se desarrolla en el laboratorio, que mi interés en las películas que estoy haciendo es explorar esas posibilidades cuando la ciencia se encuentra con la ficción. Creemos que la ciencia ficción es el futuro, pero es hoy o incluso en el pasado.
Esta es una de las películas de Cheang, llamada Fluidø:
Cultura indígena: Otra forma de ver la fluidez de género
Como taiwanesa que pasó la mayor parte de su vida en el extranjero, Cheang está ahora reconectando con sus raíces, realiza más proyectos en Taiwán. Hay uno que explora la intersección entre la cultura aborigen taiwanesa y la categorización de los géneros, a través de una obra que se estrenará entre una tribu aborigen y luego se representará en Austria en la segunda mitad de 2022. Cheang detalla cómo llegó a colaborar un miembro de la tribu:
I had the idea to work on the theme of forest and was looking for a shaman in Taiwan. I met this shaman-artist who is called Dongdong who told me a story about a hunter who gets lost in the forest during heavy rain, and seeks refuge in a cave. As he falls asleep, he is visited in his dreams by beings who are half-woman and half-men, called Haga. After this I decided to create a 48-hour-long performance of the Hagas dreaming with Dongdong.
What I discovered with Dongdong, who agrees with the Gaia principles that all elements, organic and non are connected, is that in primeval times, in which Taiwan tribes partake in, at least partially, gender was never an issue because gender fluidity was common. That is until the Christian missionaries did their work in Taiwan among aboriginal people, which is why I made sure to get permission from the elders of Donddong’s tribe and t perform my techno fantasia show as I call it, first in front of them.
Tuve la idea de trabajar sobre el tema del bosque y estaba buscando un chamán en Taiwán. Conocí a un chamán-artista que se llama Dongdong y me contó una historia sobre un cazador que se pierde en el bosque durante las fuertes lluvias y busca refugio en una cueva. Se quedar dormido, lo visitan en sueños unos seres que son mitad mujer y mitad hombre, los haga. Después de esto, decidí crear una representación de 48 horas de duración de los hagas soñando con Dongdong.
Lo que descubrí con Dongdong, que está de acuerdo con los principios de Gaia de que todos los elementos, orgánicos y no, están conectados, es que en los tiempos primitivos, en los que las tribus de Taiwán participan, al menos parcialmente, el género nunca fue un problema porque la fluidez de género era común. Eso fue hasta que los misioneros cristianos hicieron su trabajo en Taiwán entre los aborígenes, por lo que me aseguré de obtener el permiso de los ancianos de la tribu de Donddong y de realizar mi espectáculo de tecnofantasía, como yo lo llamo, primero para ellos
Mira un debate con Shu Lea Cheang y otros ponentes en el Laboratorio de la Red de Disrupción sobre Transición: