Transponiendo la sátira: Dos traductoras literarias de eslovaco cuentan cómo encuentran inspiración

Texto original en eslovaco con la ortografía de Majling de Dostojevzski, Tolsztoi y Toorgenef. Foto de Filip Noubel, usada con autorizaxión.

Para los traductores literarios, no hay nada más desafiante y quizás más inspirador que los textos con humor, ya que requieren una doble traducción: una lingüística y otra cultural. Global Voices pidió a dos traductores que se encargaron de la obra del escritor eslovaco Daniel Majling «Ruzká klazika«, libro de sátira que hace referencia a la literatura clásica rusa, que dieran sus estrategias para una transposición tan delicada.

Una forma de describir la colección de relatos cortos de Majling es el pastiche, término que se refiere a la imitación artística y cuya etimología es indicativa de diferentes ingredientes mezclados. En su libro, Majling hace referencias a autores clásicos rusos, pero distorsiona sus nombres y los pone en situaciones grotescas llenas de humor negro. Para aumentar la ironía, el libro lleva el subtítulo «Zostavil a preložil Daniel Majling», que significa «Compuesto y traducido por Daniel Majling», como si el texto original en eslovaco fuera una traducción, como lo que hizo Cervantes con el ya consagrado clásico El Quijote.

Retrato de Weronika Gogola, foto usada con autorizaxión

Weronika Gogola es una galardonada escritora polaca que vive en Bratislava y que también traduce del ucraniano y el eslovaco al polaco. Su traducción completa del libro de Majling se publicará a finales de 2022 en Polonia. Explica su estrategia para transponer el humor, que a menudo depende de la ortografía y las alusiones veladas:

In some parts of the text the humor in the Polish translation was less blunt, in others it was more so than in the original. I was lucky to meet Majling in person and could talk about certain issues, so I also allowed myself a few witty notes when some minor inaccuracies appeared in the original text. Majling himself suggested that, in such footnotes, I could ironically comment on his inability in certain domains.

The tone of the book allows a certain kind of freedom, what can be called the “Majling effect.” Such an opportunity is rare in the work of a translator — but to be clear, I discussed all those issues with the author.

En algunas partes del texto, el humor de la traducción polaca era menos contundente, en otras lo era más que en el original. Tuve la suerte de conocer a Majling en persona y pude hablar de alguos temas, así que también me permití algunas notas ingeniosas cuando aparecían varias pequeñas inexactitudes en el texto original. El propio Majling me sugirió que, en esas notas a pie de página, podía ironizar sobre su incapacidad en algunos ámbitos.

El tono del libro permite algo de libertad, lo que puede llamarse el «efecto Majling». Una oportunidad así es poco frecuente en el trabajo de un traductor, pero, para ser claros, discutí todas esas cuestiones con el autor.

Portrait of Julia Sherwood, photo usada con autorizaxión.

Para Julia Sherwood, experimentada traductora de literatura eslovaca junto a su esposo, Peter, la traducción parcial del principio del libro fue una oportunidad para ser creativos en la traducción de nombres, entre otros aspectos:

Each of the stories in “Ruzká klazika” parodies the style of a particular Russian writer, so the translation needs to achieve the same effect. The introduction of the book did not pose particular difficulties, nor did the story “The Rebirth of the Orthodox Faith in Our Town”, which is a pastiche of a folktale — and I hope that we succeeded in bringing this across. Coming up with an English version of a character’s name was tricky but enjoyable — Majling’s “tulák Arťom Skočdopoľa-Prašivý» became in our translation “the vagrant Artyom Dzhumpilov-Scabbymugin.” The twisted spellings weren’t so much of an issue, except for the book’s title: We settled on «Rushian Clashics,» but other versions are also possible — you called it «Roosyan Klassiks» in the Global Voices article, and I have also seen it translated as «The Ruzzian Clazzics.» One day, if an English-language publisher is found for the complete book, the title may end up being something different again.

Cada uno de los relatos de «Ruzká klazika» parodia el estilo de un escritor ruso en particular, por lo que la traducción debe lograr el mismo efecto. La introducción del libro no planteó especiales dificultades, como tampoco ocurrió con el relato «El renacimiento de la fe ortodoxa en nuestra ciudad», que es un pastiche de un cuento popular, y espero que hayamos conseguido transmitirlo. La versión inglesa del nombre de un personaje fue complicada, pero agradable: el «tulák Arťom Skočdopoľa-Prašivý» de Majling se convirtió en nuestra traducción en «el vagabundo Artyom Dzhumpilov-Scabbymugin». Las torcidas ortografías no fueron un gran problema, excepto por el título del libro: Nos decidimos por «Rushian Clashics», pero también son posibles otras versiones: tú lo llamaste «Roosyan Klassiks» en el artículo de Global Voices, y también lo he visto traducido como «The Ruzzian Clazzics». Algún día, si se encuentra un editor en inglés para el libro completo, el título puede acabar siendo algo diferente de nuevo.

Una opción que nunca es evidente: Buscar literaturas menos conocidas

Traducir un texto es la mitad del trabajo para la mayoría de los traductores literarios que operan desde las llamadas «lenguas pequeñas», es decir, lenguas poco traducidas y dentro de literaturas a menudo despreciadas por los editores, como sigue siendo el caso de la literatura eslovaca. En estos casos, los traductores suelen actuar como agentes literarios y promotores de ámbitos literarios menos conocidos y, por tanto, menos valorados, como reconoce Gogola:

In the case of «small literatures,» as a rule, the translator takes the initiative by himself. This was also my case — I was delighted with Majling’s book, especially its unbridled humor and freedom that Majling allowed himself.

En el caso de las «pequeñas literaturas», por regla general, el propio traductor toma la iniciativa. Este fue también mi caso: me encantó el libro de Majling, especialmente su humor desenfrenado y la libertad que se permitió.

Sin embargo, Sherwood, que también dirigió un podcast de literatura eslovaca en inglés, cree que las actitudes están cambiando en el mundo editorial anglófono global:

It's true that compared with Czech, Polish or Hungarian literature, Slovak writers are much less known but, thankfully, this has started to change in recent years. Works by such contemporary Slovak authors as Balla, Jana Bodnárová, Jana Beňová, Ivana Dobrakovová, Pavel Rankov, Monika Kompaníková and Uršuľa Kovalyk have been translated into English. Slovak authors have also been gaining more and more international recognition: for example, Monika Kompaníková’s «Piata loď «(Boat Number Five), translated by Janet Livingstone, was one of the finalists of the 2022 EBRD Literature Prize. In fact, «Boat Number Five» was one of the first two books in the Slovak List launched by Seagull Books, a splendid small press based in Kolkata but with worldwide distribution and a great track record in publishing translated literature.

Es cierto que, en comparación con la literatura checa, polaca o húngara, los escritores eslovacos son mucho menos conocidos pero, afortunadamente, esto ha empezado a cambiar en los últimos años. Se han traducido al inglés obras de autores eslovacos contemporáneos como Balla, Jana Bodnárová, Jana Beňová, Ivana Dobrakovová, Pavel Rankov, Monika Kompaníková y Uršuľa Kovalyk. Los autores eslovacos también han ido ganando cada vez más reconocimiento internacional: por ejemplo, «Piata loď «(El barco número cinco) de Monika Kompaníková, traducido por Janet Livingstone, fue uno de los finalistas del Premio de Literatura del BERD 2022. «Boat Number Five» fue uno de los dos primeros libros de la lista eslovaca que publicó Seagull Books, espléndida pequeña imprenta con sede en Calcuta pero con distribución mundial y una gran trayectoria en la publicación de literatura traducida.

Sin embargo, al final, lo que más motiva a los traductores literarios es cuando se enamoran de un texto y deciden traducirlo y promoverlo, aunque la publicación pueda tardar años. Cuando se le pregunta por qué se inclinó por Majling, Gogola admite: «Definitivamente, porque a Majling no le importa nada. Cuando empiezas a leerlo, no puedes predecir realmente cuál será el final de la historia; eso es lo que hace que disfrutes realmente del texto».

Sherwood, que comparte un entusiasmo similar, también sitúa el libro en el nuevo contexto de la invasión rusa de Ucrania:

What I most enjoy about the book is its irreverence and playfulness. In recent months, in light of the war in Ukraine, many people have rejected Russian culture in general and Russian literature in particular. While this emotional response is understandable, certainly on the part of Ukrainians, to me it goes too far, and I was pleased to see in your interview with Daniel Majling that he also sees it this way. On the other hand, Russian literature has often been put on a pedestal and treated as something sacrosanct, and that’s why I find Majling’s irreverent approach very refreshing. In a way, it is quite in the spirit of Russian literature — after all, apart from the writers of the solemn and weighty tomes there have always been authors with a lighter touch and a sense of the absurd. Even the great Pushkin is known to have penned a rather dirty poem.

Lo que más me gusta del libro es su irreverencia y su carácter lúdico. En los últimos meses, a la luz de la guerra en Ucrania, mucha gente ha rechazado la cultura rusa en general y la literatura rusa en particular. Aunque esta respuesta emocional es comprensible, sin duda por parte de los ucranianos, para mí va demasiado lejos, y me ha gustado ver en tu entrevista con Daniel Majling que él también lo ve así. Por otra parte, a menudo se ha puesto a la literatura rusa en un pedestal se le ha tratado como algo sacrosanto, y por eso encuentro el enfoque irreverente de Majling muy refrescante. En cierto modo, está en el espíritu de la literatura rusa; después de todo, aparte de los escritores de los tomos solemnes y pesados, siempre ha habido autores con un toque más ligero y un sentido del absurdo. Incluso el gran Pushkin es conocido por haber escrito un poema bastante sucio.

Gogola también subraya el contexto actual en su respuesta final, al defender las «pequeñas literaturas»:

Perhaps Majling's book is a good pretext to redefine the place of Russian culture in our European world. Laughing at certain things can help us to «ventilate» our anger at Russia's attack on Ukraine. This does not mean that we should stop reading Russian classics, but we should also remember that the status of the Ukrainian language was never obvious: Ukrainians had to prove for decades they have their own language and literature. Supporting literature in small languages helps them survive. Unfortunately, Russia's policy has ruled out such an approach since the beginning of its empire. Symbolically, then, as readers, we can oppose Russia by reading the literature of «small nations.’.

Quizás el libro de Majling sea un buen pretexto para redefinir el lugar de la cultura rusa en nuestro mundo europeo. Reírse de algunas cosas puede ayudarnos a «ventilar» nuestra ira por el ataque de Rusia a Ucrania. Esto no significa que debamos dejar de leer los clásicos rusos, pero también debemos recordar que la posición de la lengua ucraniana nunca fue obvio: los ucranianos tuvieron que demostrar durante décadas que tienen su propio idioma y literatura. Apoyar la literatura en lenguas pequeñas les ayuda a sobrevivir. Por desgracia, la política de Rusia ha descartado este enfoque desde el principio de su imperio. Simbólicamente, pues, como lectores, podemos oponernos a Rusia leyendo la literatura de las «pequeñas naciones».



Imagen cortesía de Giovana Fleck.

Para más información sobre este tema, consulta nuestra cobertura especial Rusia invade Ucrania.

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