Cancelan estreno de “Yo Kaibil”, el videojuego polémico que busca cambiar la imagen del Ejército

Ilustración de Nelson Chen.

Artículo de Juan Calles para Prensa Comunitaria (Guatemala), republicado y editado en Global Voices bajo un convenio entre los medios.

La empresa guatemalteca productora de videojuegos, Yilsd, S.A. anunció que por motivos de “términos y condiciones”, proporcionados por la plataforma en la que se descarga el juego, se presentó una demora debido al proceso de recepción en la nube, por lo que el estreno del juego se posterga hasta una fecha aún no definida.

El pasado sábado 23 de julio, Yilsd, S. A. hizo la presentación del videojuego para teléfonos celulares “Yo kaibil”, durante esta se observó que el videojuego tiene como figura central a miembros de la fuerza élite conocida como Kaibil. Descendieron de un helicóptero, utilizando uniformes e insignias que los caracterizan, además en la actividad se presentaron modelos femeninas vestidas con adornos militares.

Ese mismo día, el Ejército de Guatemala publicó un comunicado en el que se desligaba de la empresa y de todo lo que tuviera que ver con el desarrollo del videojuego, además en el mismo comunicado anunciaron una investigación contra las personas que participaron en dicha presentación utilizando uniformes e insignias exclusivas del Ejército guatemalteco.

“Se ha iniciado el proceso administrativo respectivo para determinar si en el lanzamiento del juego participó personal militar utilizando prendas de uso exclusivo del Ejército”, se lee en el comunicado.

A pesar de que el Ejército se desligó del videojuego fue la entidad estatal del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos en Seguridad (que capacita el recurso humano del marco interinstitucional de la seguridad del país), quien invitaba a la presentación del pasado sábado y estaba firmada por Hilarión Patal, miembro de la élite Kaibil y actualmente comandante de reservas militares en Chimaltenango.

Apología de la violencia para hacer más “simpática” a la institución armada

Para la psicóloga Cecilia Mejía en Guatemala se acostumbra a justificar la violencia, y cita la discusión sobre la pena de muerte, en la que, por diferentes justificaciones, algunos sectores se esforzaban en mostrar la necesidad de ejercer violencia para detener la violencia.

“Si la violencia y las agresiones ya podemos justificarlas, imagínese tenerla a la orden del día y, sobre todo en un videojuego, que se supone es una forma de entretenimiento para jóvenes, se ratifica el Estado violento y misógino en el cual seguimos viviendo. Es mantener un status de violencia”, dijo.

Sobre el videojuego “Yo Kaibil”, sostiene Mejía, y después de observar su difusión en redes sociales, que en una coyuntura como la que actualmente se vive en el país, en donde la justicia está cooptada y hay esfuerzos por detener la persecución penal contra miembros del Ejército que cometieron abusos contra la población guatemalteca, es importante para la institución cambiar de imagen, tener una forma diferente de relacionarse con las nuevas generaciones.

Muchos grandes casos judiciales están en proceso en Guatemala, donde víctimas de la guerra civil (1960-1996) buscan obtener justicia en casos de crímenes contra la humanidad perpetrados por miembros militares. En un contexto internacional de Guerra Fría, Guatemala atravesó años violentos donde los gobiernos de turno y el ejército intentaron erradicar miembros de la guerrilla y cometieron masacres y un genocidio contra comunidades campesinas e indígenas.

“Repensar o crear una nueva imagen de esta institución, hacerla más amigable o accesible para los jóvenes, pero también naturalizar la violencia para combatir flagelos sociales, es mantener el statu quo”, concluyó la psicóloga.

Una empresa con vínculos con militares acusados de crímenes de guerra

Según el Centro de Medios Independientes, un conjunto de colectivos mediáticos independientes, los representantes legales de la empresa que desarrolló el videojuego tienen vínculos familiares con militares. El representante legal, Edgar René Búcaro Nowell, es esposo de Guisella Alejandra Sosa Gordillo, nieta del general Luis Francisco Gordillo, procesado por el caso Molina Theissen, un joven de 14 años desaparecido por militares en 1981, ya que su familia fue considerada «subversiva».

Sosa Gordillo también es hija del coronel Mario Sosa Orellana, vinculado al caso de la desaparición del guerrillero campesino indígena Efraín Bámaca, e integrante de la misma promoción del instituto Adolfo V. Hall que Toribio Acevedo; uno de los acusados de pertenecer a una estructura clandestina que desapareció a disidentes políticos entre 1983 y 1985, y que fueron registrados en un documento de inteligencia militar conocido Diario Militar.

Otro de los representantes legales es Edgar René Búcaro Nowell, quien fue abogado del ciudadano ruso Viktor Lupin, miembro de la firma de abogados que ofreció a la familia Bitkov documentos de identificación, ciudadanía y protección en Guatemala. También aparece como representante legal, Maynor Javier de León Gómez, capturado en 2019 por lavado de dinero.

La escuela de Kaibiles y su oscura historia

En la tesis doctoral del sociólogo Manolo Vela, titulada: «Los pelotones de la muerte. La construcción de los perpetradores del genocidio guatemalteco,» Vela explica que la creación de la Escuela Kaibil tiene su origen en la lucha contrainsurgente, en 1965, luego de varios intentos de crear una escuela de comandos especiales. Fue en 1975 que se firma el acuerdo en el que fue creada la Escuela Kaibil.

Luego de recopilar experiencias similares en Colombia, Chile, Argentina, Venezuela y Estados Unidos, en específico en la Escuela de las Américas (centro militar de entrenamiento en técnicas de tortura y operaciones psicológicas), dice el sociólogo, los militares guatemaltecos crearon su propia escuela de comandos especiales, tomando el nombre del guerrero maya, Kayb'il B'alam.

Pasados los años y a 20 de firmada la paz en Guatemala, se conocen los casos de varios miembros de esta escuela kaibil que se han visto involucrados en casos de corrupción estatal, lavado de dinero, narcotráfico y asesinato, como el caso del expresidente Otto Pérez Molina, el exdiputado Estuardo Galdámez, el oficial de inteligencia Byron Lima Oliva y el exministro de Gobernación Mauricio López Bonilla.

En la actualidad se juzga a Alfonso Bulux, exmiembro de una patrulla Kaibil, señalado de haber participado en la masacre de la comunidad Dos Erres. Durante el juicio se conoció la crueldad extrema con que actuaba este cuerpo élite del Ejército, violando a mujeres y niñas frente a la comunidad como forma de tortura, luego asesinaron a uno por uno de los integrantes de la comunidad arrojándolos a un pozo que luego destruyeron con granadas. La misión encomendada por el Ejército a esa patrulla kaibil fue recuperar 21 fusiles que nunca fueron encontrados en dicha comunidad.

Además, los vínculos han quedado demostrados en diferentes investigaciones y publicaciones de prensa de la involucración de los miembros del grupo Kaibil entrenados por el Ejército de Guatemala que se unen como sicarios de grupos de narcotraficantes en Guatemala y en México.

Después de anunciarse el videojuego en redes sociales las reacciones de muchas personas fueron contundentes y, además de poner en duda la calidad de las gráficas, se señalaba la apariencia caucásica de los personajes. Cientos de comentarios incluían fotografías de Kaibiles que luego jugaron un papel como políticos o funcionarios públicos, destacaba la del expresidente Jimmy Morales, que fue nombrado Kaibil sin pasar por ningún curso militar.

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