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Bandas de Nigeria en Lagos aterrorizan a ciudadanos, extorsionan a trabajadores del transporte y generan caos

Categorías: África Subsahariana, Nigeria, Gobernabilidad, Medios ciudadanos, Política

Parque automovilístico Berger, Lagos, Nigeria. Imagen de Kaizen Photography vía Wikimedia Commons [1], 27 de marzo de 2016, (CC BY-SA 4.0). Los agbèròs están sobre todo en los estacionamientos, donde operan como miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte por Carretera (NURTW).

En las ciudades urbanas nigerianas, los area boys [2] (conocidos popularmente como agbèrò en yoruba) son bandas que coordinan la delincuencia y la actividad ilícita en las calles y los aparcamientos de todo el país. Son una fuerza peligrosa que hay que enfrentar y se han convertido en un problema muy arraigado en la sociedad de Lagos. Son una amenaza tan grande que muchos lagosianos incluso se han adaptado y fingido ser uno de ellos, han adoptado su jerga y su tono gutural, solo para evitar problemas. La anarquía de los chicos de la zona se ha convertido en una grave preocupación en Lagos. Intimidan, amenazan y coaccionan a los trabajadores del transporte para que renuncien al menos al 50 % de sus ingresos. Han invadido las calles de Lagos y han provocado la anarquía; pero el Gobierno aún no ha aplicado leyes estrictas para restablecer el orden.

Casi todos los agbèrò son miembros oficiales del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte por Carretera (NURTW [3]), lo que les ha permitido convertirse en revendedores de billetes. Este nombre ha surgido a raíz del impacto despectivo que tienen en el sector del transporte comercial de la ciudad. Un informe de Odinaka Anudu, del Centro Internacional de Periodismo de Investigación (ICIR), calcula [4] que, en conjunto, los agbèrò obtienen la asombrosa suma anual de 123 000 millones de narias (unos 296 millones de dólares) de los trabajadores del transporte comercial. Esta cantidad se compone de todos los cánones, tasas, peajes y otras formas de impuestos que exprimen a los conductores comerciales, triciclistas y motociclistas. Un conductor de autobús paga diariamente una media de 3000 nairas (unos 7,23 dólares) a esos chicos. Se calcula que hay unos 75 000 autobuses en el estado (ICIR), lo que significa que cada día se extorsionan unos 225 millones de nairas (unos 542 000 de dólares) de este único medio de transporte, afirma [4] el ICIR.

Los conductores de Keke Marua (triciclistas) pagan una media de 1800 nairas (unos cuatro dólares) a los agbèròs, y el total diario asciende a 90 millones de nairas (unos 217 000 dólares). Además, los conductores de okada (bicicleta) pagan unos 600 nairas (unos 1,50 dólares) diarios, lo que suma 22 millones de nairas (más de medio millón de dólares). Se puede concluir que los agbèròs de Lagos ganan nada menos que 337 millones de nairas (unos 812 000 dólares) al día o la friolera de 123 000 millones de nairas (unos 296 millones de dólares) al año.

«El dinero generado asciende al 29,4 % de los Ingresos Generados Internamente (IGR) del Estado de Lagos, que ascienden a 418 990 millones de nairas», afirma el ICIR. Los agbèròs afirman que recaudan el impuesto de circulación, pero el dinero nunca se declara y no llega al Estado [4]. No cabe duda de que este dinero desaparece en bolsillos privados.

Normalmente, en las paradas de autobús y en los estacionamientos, los agbèrò acosan a los trabajadores del transporte comercial. Algunos de estos trabajadores han empezado a cansarse del oficio porque los revendedores suelen mermar sus ganancias, logradas con mucho esfuerzo. Su frustración y la amargura derivadas crean un ambiente tenso, por lo que no es de extrañar que en ocasiones haya estallado la violencia entre conductores, pasajeros y otros miembros de la comunidad. Además, para compensar el dinero que pierden con los chicos de la zona, la mayoría de los conductores aumentan o incluso duplican sus costos de transporte en detrimento de los viajeros. En consecuencia, los agbèrò están empobreciendo y frustrando a los lagosianos.

«Estamos cansados, estamos cansados», dijo a Global Voices un conductor de Okada conocido simplemente como Saliu. «Todos los días les doy dinero y apenas me queda para cuidar de mí y mi familia. Hasta Dios cobra solo el 10 %», dijo otro. «¿Quiénes son estos pregoneros para creerse con derecho a robarnos el dinero que tanto nos cuesta ganar?».

Dinero para los muchachos

Además de su deber como revendedores de entradas, los agbèròs también venden drogas ilegales, actúan como guardias de seguridad y extorsionan a los lagosianos de otras maneras. «Dinero para los chicos» es un estribillo habitual cuando piden dinero en efectivo. A veces lo hacen con retenes para detener a los autos particulares y pedir una ficha para pasar.

Otro gran problema de los chicos de la zona es que suponen una amenaza para la propiedad y la seguridad. Como todos pertenecen a diferentes bandas organizadas, suelen tener rivalidades. Estas rivalidades han dado lugar a varias peleas que han destruido casas o tiendas, y también han costado la vida de algunos transeúntes inocentes.

La trágica historia del presidente de una unidad en Surulere [5] es un incidente infame. El hombre murió en un brutal enfrentamiento entre bandas de la NURTW en 2019. Fue un daño colateral en una pelea entre los chicos de Aguda y los chicos de Mushin, los primeros luchaban para establecer el dominio sobre un territorio que pensaban que los chicos de Mushin estaban invadiendo. Varios de los chicos fueron detenidos, aunque no se pudo hacer nada para devolver la vida al hombre que murió.

También se sabe que los chicos de la zona trabajan como matones para los políticos. Un vecino de Ojodu, que ha preferido permanecer en el anonimato por razones de seguridad, declaró que la razón por la que no se hace nada con los chicos de la zona, a pesar de los estragos que causan, es que cuentan con el respaldo de los políticos, que los usan para su beneficio personal.

Cuando Musiliu Akinsanya, más conocido como MC Oluomo, fue nombrado [6] presidente del NURTW, rindió homenaje a Asiwaju Bola Ahmed Tinubu, exgobernador del estado de Lagos y abanderado presidencial del partido gobernante Congreso de Todos los Progresistas (APC), por «su amor y apoyo» hacia su «aparición como presidente del NURTW», informa el ICIR. ¿Sería descabellado deducir que debe haber habido alguna colaboración agbèrò-política entre bastidores?

Muchos han insistido en que el único camino a seguir es poner fin a la tiranía de los chicos de la zona y disolver completamente el NURTW. Pero en septiembre de 2020, el vicegobernador del estado de Lagos, Obafemi Hamzat [7], señaló que el sindicato está legalmente reconocido. De ahí que el Gobierno esté teniendo cuidado de no contravenir la ley.

El matonismo de los agbèròs, los asesinatos innecesarios y las multas injustas están hundiendo a la sociedad nigeriana y, sin embargo, el Gobierno es lento al abordar el problema. Cuando los ciudadanos tienen que mirar por encima del hombro al caminar por las calles y los trabajadores del transporte comercial son exprimidos hasta el último centavo, el sistema está claramente roto. Están infundiendo miedo y temor a los ciudadanos, pero la pregunta sigue siendo: ¿quién puede detenerlos?