Comadronas tradicionales buscan rescatar conocimiento ancestral en la periferia de São Paulo

Comadrona en el sur de São Paulo | Imagen: Colectivo Sopro de Vida/Disclosure/Usada con autorización

Este texto es de Mariana Lima y fue publicado originalmente en marzo de 2022, en el sitio web de la Agencia Mural. El artículo se reproduce aquí en acuerdo de colaboración con Global Voices, con ediciones.

La primera gestación de Letícia Regina Lino, de 28 años, no fue como imaginada. A los 15 años, se primer hijo nació por cesárea de emergencia. Fallas en su periodo prenatal imposibilitaron que se identificaran los problemas de salud del bebé.

“Ni el ‘Folleto de la gestante’ tuve en esa época”, recuerda, en referencia al documento que acompaña la gestación.

Brasil tiene una taza de 55 % de gestantes que dan a luz por cesárea, según la Encuesta Nacional de Salud 2019. La proporción es bastante más alta de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud, entre 10 % y 15 %.

Las mujeres víctimas de la llamada violencia obstétrica llegan al 45 % de las gestantes de la red pública, como indica la encuesta Nacer eb Brasil, de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), con datos de 2011 y 2012.

Letícia hasta evitó la idea de tener una segunda gestación, Letícia vive en la periferia de Embu das Artes, en el Gran São Paulo, por lo que se sintió sorprendida con la llegada de Sophía, cerca de 13 años después.

Hasta el sexto mes de gestación, Letícia se sentía insegura. Eso cambió cuando conoció el trabajo de Coletiva Sopro de Vida, formada por las llamadas comadronas de tradición.

Las comadronas de tradición son mujeres que ejercen el trabajo de las comadronas a partir del saber tradicional de las culturas indígenas, quilombolas y periféricas, que usan hierbas, rezos, ritos que promueven la conexión con la naturaleza y el conocimiento ancestral entre la gestante y el bebé.

Aunque escoja el parto tradicional en casa, la gestante continúa acompañada de un médico profesional. En el parto en sí, por otro lado, solamente están presentes las comadronas. Coletiva dice que siempre mantienen un plan de emergencia, en caso sea necesario llevar a la gestante al hospital.

Las comadronas evalúan la salud de la madre y del bebe, e indican que siga con su cuidado prenatal para evaluar cualquier riesgo durante el embarazo. Si surgieran indicadores negativos, desaconsejan el parto en casa.

Coletiva Sopro de Vida ayuda a las mujeres embarazadas en el extremo sur del país | Imagen: Coletiva Sopro de Vida/Divulgação/Usada con permiso

“No tenía idea de que existieran comadronas en la ciudad [de São Paulo]. Me encantó su trabajo. Y con ellas entendí lo que era violencia obstétrica, plan de parto, medios directos. Ahí pensé en hacer un parto tradicional en casa”, cuenta Letícia.

Continuó con su prenatal, con acompañamiento médico y de las comadronas, para garantizar que podrías tener un parto seguro en casa.

El 7 de octubre de 2021, alrededor de las siete de la mañana, se le rompió la fuente. “[Las comadronas] me prepararon para los procesos fisiológicos del trabajo de parto, algo que no tuve en mi primera gestación. Pasé la mañana haciendo ejercicios para dilatar, con música y alimentándome. Algo imposible de imaginar en un hospital”, declara.

A las 19:00 horas nació Sophía y fue directo al regazo de Letícia. “Después de una cesárea en que no pude escoger nada, en la que no tuve voz, el nacimiento de Sophía me transformó. Si volviera a quedar embarazada lo haría de la misma forma”, afirma.

Comadrona de tradición

Dar momentos como esos a las gestantes de las periferias es lo que motiva el trabajo de Ciléia Biaggioli, de 44 años. Ella es comadrona tradicional, fundadora de Coletiva Sopro de Vida y cofundadora del Movimiento Nacional de Comadrona,  además de actriz y payasa.

Ciléia, como muchas de las gestantes que acompaña, se encontró con las dificultades de que la escucharan en su primer embarazo. “Quería poner música, estar desnuda y tener mucha luz encima de mí. Pero todo lo que me decían en el hospital era ‘no se puede’”, recuerda.

Comadrona Ciléia Biaggioli atiende a una embarazada en el Colectivo Sopro de Vida | Imagen: Colectivo Sopro de Vida / Divulgación / Usada con autorización.

Cuenta que sintió la vocación de ser comadrona en la década de 1990, siguió investigando, hasta que en 2012, al acompañar el parto de una amiga, conoció el trabajo de las comadronas de tradición,

Ciléia explica que las comadronas no acostumbran tener formación formal. Por medio de ese llamado, que sienten muchas mujeres indígenas y de tradición, se presenta la idea de ser partera (servir de comadrona). Aún con talleres instalados por colectivos y movimientos de comadrona de tradición, la persona puede no sentirse lista para actuar.

Para recibir a las mujeres que buscan un parto tradicional y no tienen las condiciones para hacerlo en su casa, Ciléia adaptó un cuarto en la granja en la que vive con su familia en Parelheiros, en el distrito de São Paulo.

“La comadrona está para verificar si todo está yendo bien, la posición del bebé, los latidos, la salud de la gestante, para acompañarla y asegurar al bebé. Al final, es la gestante quien hace el parto”, explica.

Al buscar a Coletiva, las gestantes contribuyen con un valor social, que corresponda a su realidad socioeconómica. Esa ayuda financiera es para mantener el proyecto y apoyar a quien no tiene cómo contribuir.

Registrar un nacimiento

Por estar próxima de comunidades indígenas y de regiones rurales, Ciléia no enfrenta dificultades para generar la DNV (Declaración de Nacido Vivo) en el Registro Civil de Parelheiros. Se trata de un documento es necesario para registrar a los bebés.

“Pero tienen locales que lo dificultan mucho, que critican a las madres y amenazan con llamar al Consejo Tutelar por haber tenido un parto en casa”, cuenta.

Dice que el prejuicio con relación a la participación de las comadronas viene de la falta de reconocimiento formal de sus conocimientos.

Ese es uno de los principios que Ciléia, junto con la Coletiva, viene aprendiendo con las comadronas Guarani Mbya (subgrupo del pueblo guaraní) de las aldeas de la tierra indígena Tenondé Porã localizada también en el extremo sur, en Parelheiros.

Desde 2012, las comadronas trabajan para que las mujeres indígenas, cuando no hay riesgos ni problemas de salud, tengan a sus hijos en la aldea sin intervenciones médicas innecesarias, con sus propios rituales.

“Es una forma de recuperar su identidad, porque es un conocimiento tradicional que se perdió. Fue increíble oír a una mujer indígena, después de un encuentro en la aldea, que daría a luz ahí”, cuenta Ciléia.

El papel del doulage

También en el extremo de la región sur, en Ponte Seca, distrito de Marsilac, Luciana Rodrigues Alves, enfermera de atención básica de salud, de 43 años, encontró espacio para unir la formación académica con la función de doula, persona que da apoyo físico y emocional a las gestantes, antes, durante e después del parto.

“Muchas gestantes llegan con la idea de que no pueden tener un autonomía, que el hospital está al mando. Entonces les muestro que no, que existen otros tipos de parto”, cuenta. Ella trabaja en una Unidad Básica de Salud (UBS).

“[Las mujeres de la región] no tienen información. Y si su propia familia, la red de apoyo, no se involucra, es más difícil hacer este trabajo”, señala.

Luciana atiende mujeres que muchas veces no cuentan con acceso fácil al transporte público, por vivir en zonas rurales, lo que aumenta las dudas sobre el propio trabajo de parto.

“Al llegar a la maternidad, necesitan ponerse de pie para que no las envíen a su casa, sea porque aún no han dilatado o porque las contracciones no son fuertes. Es un viaje largo, no es para ir yendo y viniendo”, explica.

Recién en abril de 2022 se inauguró un ala de maternidad en el Hospital de Parelheiros. Hasta entonces, las gestantes tenían que ir al Hospital de Maternidadde  Interlagos, a cerca de 30 kilómetros a la unidad de salud donde trabaja Luciana.

Las gestantes están al margen

La soledad de la gestante es algo que Jéssica Angelin, de 28 años, entiende bien. Doula, aprendiz de comadrona y creadora de la Coletiva Território Samaúma, que acoge a embarazadas de la periferia, cuenta que enfrentó depresión en la gestación y en el período posparto.

“El doulage se presentó para mí como una forma de entender lo que había ocurrido”, cuenta.

Su gestación fue de riesgo por problemas en el útero, y no tener una red de apoyo hizo que todo el proceso fuera más complicado. “Descubrí que una doula podría haber disminuido algunos de esos impactos. La doula es una guía para la gestante en aguas profundas”, dice.

“Ahora el nacimiento es algo mecánico, robotizado. Es rápido porque esa mujer tiene que volver a producir dentro del sistema capitalista. Pero cuando ves la tradición, ves un rescate de la historia, un florecer conjunto”.

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