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Cómo esta isla tunecina une a musulmanes y judíos

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Túnez, Arte y cultura, Medios ciudadanos, Religión, Viajes, The Bridge

La Ghriba es un evento que reúne a diferentes religiones en la tranquila isla de Yerba. Imagen de Imen Boudali, usada con autorizasción.

Este artículo de Imen Boudali fue publicado por primera vez por Raseef22, y se vuelve a publicar en el marco de una asociación para compartir contenidos con Global Voices.

En mayo de cada año, Túnez acoge un acontecimiento único y extraordinario. El país norteafricano, donde queda la sinagoga más antigua de África, celebra y revive sus raíces judías a través de la peregrinación de La Ghriba, actividad que reúne a diferentes religiones en la tranquila isla de Yerba.

En cuanto el transbordador se acerca a la costa, Yerba lo recibe con serenidad. Esta isla, hogar histórico de tunecinos de las tres principales confesiones monoteístas y lugar de una peregrinación anual de judíos, suele llamarse la «isla de los sueños». Da a los visitantes un sentido de pertenencia y los acoge como ningún otro lugar. Con palmeras hasta donde alcanza la vista, a lo largo de carreteras a veces rudimentarias, se empiezan a ver las casas características de Yerba o houche, las pequeñas y coloridas tiendas de la isla, hombres con jebbas [1] grises, mujeres con beskris, malhfas (trajes tradicionales [2] que solo llevan las mujeres de esa isla) y dhallalas (sombreros de paja tradicionales) por todas partes.

Este paisaje se complementa con el olor del hermoso mar azul, los pescadores y sus barcas esparcidas por todos lados, los vendedores de ramos de flores de jazmín, los grupos de ancianos que juegan a las damas y mujeres que conducen motos. En esencia, cuando uno está aquí, absorbe colores, matices y formas, a veces básicas y minimalistas, pero nunca aburridas ni cansinas.

Pero no son solo las costas paradisíacas o las incomparables puestas de sol las que hacen de este lugar algo único y bello. Es su gente, y, por eso, Yerba no solo es adorada por los tunecinos, sino por innumerables visitantes de todo el mundo.

A lo largo de la historia de la isla, sus habitantes han conseguido mantener una coexistencia pacífica entre las comunidades musulmana, cristiana y judía, algo muy poco frecuente, en la región árabe y en todo el mundo.

Judíos de Yerba

Antes de la creación de Israel en 1948, Túnez albergaba a más de 100 000 judíos, pero, con el paso de los años y la guerra árabe-israelí de 1967, muchos se marcharon. Sin embargo, el país alberga una de las mayores comunidades judías del Medio Oriente y en Norte de África, con 2000 judíos, de los cuales 1200 viven en Yerba.

Actualmente, y a pesar de su escaso número, los judíos tunecinos siguen ocupando un lugar importante en la sociedad de Yerba y son, al igual que sus vecinos no judíos, activos en el turismo de la isla.

En Yerba hay una escuela judía (yeshiva), que ofrece educación laica y religiosa a niños de cinco y seis años, así como a adolescentes de 14 años. Al recorrer las aulas, se oye a los alumnos discutir versos de la Torá, alternando entre el árabe tunecino y el hebreo bíblico de los textos. En otra de las escuelas de la isla, la Escuela Primaria Souani, alumnos musulmanes y judíos estudian juntos en las mismas aulas, comparten la búsqueda académica secular y anclan el futuro de su sociedad en principios de armonía interreligiosa.

El legado judío de Yerba, así como el legado de la diversidad religiosa de Túnez, se pone de manifiesto cada año durante la peregrinación de la Ghriba. Esta cita anual tuvo lugar este año del 14 al 22 de mayo con diversos actos, como la visita a la sinagoga, la entrega de limosnas y obras de caridad, oraciones y otras tradiciones locales.

Los tunecinos no judíos suelen participar en algunas de las tradiciones de la sinagoga. Por ejemplo, muchas lugareñas y visitantes traen huevos marcados con los nombres de las niñas de sus familias y los dejan en un lugar concreto de la sinagoga. Una vez terminada la peregrinación, los huevos se llevan a las jóvenes, que los comen con la esperanza de mejorar sus perspectivas de matrimonio..

Colorido peregrinaje

Al caminar hacia la sinagoga, la presencia de seguridad es ciertamente notable. Cientos de policías, fuerzas especiales y vehículos blindados están apostados a lo largo de la calle y alrededor del lugar de culto para garantizar el buen desarrollo de las festividades. Antes de entrar en el recinto, los visitantes pasan por un escáner y sus pertenencias se registran minuciosamente.

Al pasar el aparato de seguridad, cientos de banderas tunecinas y el característico azul y blanco de los edificios le dan la bienvenida.

Suena música de fondo. Todo el mundo siente el ambiente de fiesta. Jóvenes y mayores, se ve que todos se visten con sus mejores galas. Bajo el sol de una tarde de abril, grupos de visitantes acuden vestidos de fiesta, acelerando sus pasos para encontrar un asiento en la Oukala (una especie de hotel muy tradicional y barato en los barrios populares de Túnez) donde se organiza una fiesta musical.

«Mi madre ha comprado ropa nueva para que pueda ponérmela hoy. Ahora estoy esperando a que vengan mis amigos para poder tocar juntos. Estoy muy emocionado», dice Ishmail, de ocho años, con una sonrisa de oreja a oreja junto a sus padres y otros familiares.

Otros asistentes, más centrados en el aspecto religioso, optan por ir directamente a la sinagoga. A pesar de su tamaño relativamente pequeño, el interior del edificio es asombrosamente bello. Llaman la atención los azulejos azules de barro que cubren las cuatro paredes hasta el techo. La sala está repleta de gente.

Bajo las arcadas y las lámparas eternas, algunos asistentes están sentados para leer la Torá, otros encienden velas y susurran, discretamente con los ojos cerrados, sus deseos de siempre.

«He venido a depositar este huevo en nombre de mi sobrina soltera», dice Eliana, septuagenaria franco-tunecina. «Sé que ella no cree realmente en estas historias, pero desde pequeña venía a esta sinagoga y veía a mi madre y a mis tías hacer esto. Es parte de nuestra historia y de nuestra identidad, y yo mantengo viva la herencia».

Relevancia turística, preocupaciones de seguridad

Esta peregrinación anual es importante para la comunidad local y para todo el país desde el punto de vista económico: reactiva el sector turístico de la isla, y político, ya que contribuye a forjar la identidad pacífica y multicultural de Túnez. El acontecimiento se prepara con meses de antelación, con la participación de diversas partes interesadas, incluido el Ministerio del Interior, todo para evitar malas sorpresas.

En los últimos tiempos, Túnez ha sufrido dos trágicos atentados contra la comunidad judía de Yerba. El primero fue en 1985 [3], cuando un soldado encargado de mantener el orden abrió fuego dentro de la sinagoga de Ghriba, y mató a cinco personas. Luego, en 2002 [4], un franco-tunecino de 25 años vinculado a Al Qaeda mató a 21 personas.

Teniendo en cuenta estos incidentes, las autoridades tunecinas trataron de hacer más seguro este evento anual. La jefa de Gobierno, Najla Bouden, el ministro de Turismo, Mohamed Moez Belhassine, el gobernador de Médenine, Said Ben Zayed, el gran rabino de Túnez, Haïm Bittan, así como varios embajadores y diplomáticos [5] de países como Francia, Bélgica, Alemania, Italia y Estados Unidos, asistieron [6] al lanzamiento de la peregrinación de este año.

«Yerba sigue siendo un crisol de civilizaciones y una tierra de paz y tolerancia para todos, de la que emana un mensaje de amor y paz», dijo Bouden.

Por su parte, el ministro de Turismo, Belhassine, dijo que la peregrinación de La Ghriba es un acontecimiento importante que da la señal de salida a la temporada turística y veraniega y que envía múltiples mensajes al mundo sobre la convivencia pacífica y la tolerancia para una comunidad mejor y más abierta.

Añadió que este importante acontecimiento, que, según él, reunió a unos 3000 visitantes, 50 periodistas y dignatarios de 14 nacionalidades, es una ocasión no solo para descubrir el aspecto multicultural de la isla, sino para sumergirse en un destino rico que ofrece infinitas ventajas.

En cuanto a los organizadores de la peregrinación, encabezados por Pérez Trabelsi (presidente del Comité Judío de la Ghriba y líder de la comunidad judía de Yerba), consideraron que la visita de este año era excepcional y distinta a varios niveles. Para ellos, tras dos años de pandemia, enviar un mensaje de paz y convivencia desde Túnez para el resto del mundo era crucial en estos tiempos convulsos.