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Sofocante congestión de tráfico en las carreteras de Lagos en Nigeria

Categorías: África Subsahariana, Nigeria, Ambiente, Economía y negocios, Medios ciudadanos, Salud

Nudo de tráfico eb Ojuelegba, Lagos, Nigeria. Imagen de Wikimedia de Omoeko Media [1], 4 de julio de 2019 (CC BY-SA 4.0 [2]).

Como comerciante, Mamá Bomboy se levanta a las 3 de la mañana para preparar a sus hijos para la escuela. Apenas tiene tiempo para desayunar. Luego tiene que ir a la parada del autobús, donde tiene que luchar para conseguir un espacio. Para colmo, un viaje de treinta minutos puede convertirse fácilmente en uno de dos horas. Mientras tanto, Mama Bomboy lucha contra la asfixiante humedad, agravada por el atroz tráfico de Lagos.

Lamentablemente, como Mama Bomboy, muchos otros viajeros tienen que lidiar con los efectos de los sofocantes atascos en las carreteras de Lagos, la capital económica de Nigeria. La situación no solo afecta al bienestar total y a la salud mental y física de la mayoría de los habitantes de Lagos, sino también a su capacidad de ser productivos en su vida personal y laboral.

Para muchos habitantes de Lagos, soportar los atascos es uno de los ritos del «ajetreo de Lagos», tan normalizado que se ha adoptado como estilo de vida. A modo de ejemplo, frases como «esto es Lagos, que brillen tus ojos» [estate atento], escritas a veces con descaro en vallas publicitarias y paredes de toda la ciudad, no dejan lugar a dudas de por qué se suele decir que «nadie es normal para este Lagos». Cuando vas por Lagos, parece que todo el mundo está enfadado o loco, y pronto te das cuenta de que tú también actúas como un loco. Como dijo acertadamente [3] el escritor nigeriano Feyisayo Adeyemi, «para sobrevivir en esta ciudad, hay que estar loco». Por eso no es de extrañar que frases en pidgin nigeriano como «you need to show small craze» o «you gatz change am for dem» (ambas significan «hay que exhibir un poco de locura») encapsulen el espíritu de la ciudad.

Entre los muchos e interesantes «locos» de las carreteras de Lagos están los clásicos conductores de Danfo [4], conocidos por sus característicos autobuses de líneas amarillas y negras con incómodos asientos de madera. Los autobuses Danfo suelen caracterizarse por tener a los pasajeros apiñados como sardinas. Los conductores de los autobuses, con sus estereotipados ademanes de «agbero [5]«, y los pasajeros enfadados y malhablados complementan la experiencia cultural del danfo. A lo largo de un día se producen innumerables peleas entre conductores y cobradores, o entre conductores y pasajeros, a menudo como resultado de la impaciencia y la lucha por el espacio en las congestionadas carreteras de Lagos.

Contaminación del aire, estrés y tráfico insalubre

Tráfico en Gbagada, Lagos, Nigeria. Imagen de Wikimedia de S.aderogba [6], 10 de septiembre de 2017 (CC BY-SA 4.0 [2]).

Un estudio de Awosusi Ajoke, profesor de educación en salud de la Universidad nigeriana de Ado-Ekiti (suroeste de Nigeria), revela [7] que la congestión del tráfico –una de las principales causas de la contaminación atmosférica– contribuye en gran medida a enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo en el caso de quienes padecen asma y problemas pulmonares. Con un promedio de 200 autos [8] por kilómetro en las carreteras de Lagos, automovilistas, peatones y otros viajeros experimentan de primera mano los efectos de las emisiones de combustibles fósiles en su salud.

Asimismo, el atasco genera estrés mental a muchos en Lagos. El doctor Jibril Abdulmalik, psiquiatra, declaró al periódico nigeriano Punch [9] que «los atascos también provocan irritabilidad y estrés; son estresantes porque hay que estar alerta para evitar que alguien choque con el auto. Mirar a la izquierda, a la derecha y al centro mientras se conduce durante horas cada día aumenta el estrés, lo que hace que nuestro cuerpo libere hormonas del estrés». La rabia vial derivada del tráfico se ha convertido en un importante problema social en la ciudad. Ha provocado agresiones a usuarios de la vía pública y, en situaciones extremas, muertes.

El estrés en la vida cotidiana en Lagos que se desplazan al trabajo ha puesto a prueba su salud mental, ya que se traslada a diferentes actividades de la vida, como la vida familiar. Las largas horas que pasan en la carretera repercuten en la educación de los estudiantes, que tienen que salir de casa antes del amanecer y regresar a última hora después de la puesta de sol para evitar el tráfico. Nduka Orjinmo, periodista de la BBC, afirma [10] que los niños de Lagos expuestos a este estilo de vida suelen desarrollar problemas de salud mental como ansiedad, problemas de ira, depresión, poca capacidad de atención e insomnio. Asimismo, con todos los miembros de la familia atrapados en el tráfico durante la mayor parte del día, queda poco o nada de tiempo para interactuar en familia, lo que crea una sensación de ausentismo en la vida y la mente de los niños. La vida conyugal también se resiente, ya que los cónyuges se distancian y se descuidan. A menudo, uno de los cónyuges comienza a transferir la agresión al otro cónyuge o a los hijos, como resultado de estar estresado

El «síndrome del estrés del tráfico» es un trastorno recientemente descubierto en los conductores. David Moxon, psicólogo del Peterborough Regional College del Reino Unido, identifica [11] el síndrome de estrés de tráfico como una forma de ansiedad psicológica que se manifiesta en algunos conductores cuando están atrapados en el tráfico. Los conductores que padecen este trastorno tienen dolores de cabeza, sudoración en las manos y aumento del ritmo cardíaco. En casos extremos, experimentan mareos, dolor de estómago y pérdida de concentración, lo que se traduce en una mala capacidad de navegación y, a veces, en accidentes.

Lo más importante es que la congestión del tráfico en Lagos se ha relacionado con la creciente tasa de depresión en la ciudad. El doctor Olufemi Oluwatayo, especialista en psiquiatría, explica además [12]: «Salen de casa a las 4 de la mañana, soportan un tráfico infernal y luego tienen que lidiar con la presión del trabajo y la inseguridad laboral imperante, por no añadir los problemas y responsabilidades familiares individuales. No es de extrañar que, en general, muchas más personas parezcan sufrir ansiedad y depresión».

«Man must work to chop» [literalmente: el hombre debe trabajar para comer] es un dicho pidgin nigeriano muy popular en Lagos. Pero, dado que los trabajadores de Lagos pierden el 75 % de las horas de trabajo [13] semanales por el tráfico, no hay garantía de que sean lo suficientemente productivos para «picar». Los trabajadores que pasan el comienzo de su jornada frustrados en el tráfico, muy probablemente comienzan su día desmotivados. Esto es un gran problema para el empleado, y también para el empresario. Los atascos afectan en mayor medida a la empresa, sobre todo si el empresario tiene en cuenta los costos logísticos, el costo del transporte y la puntualidad de los trabajadores. Asimismo, los propietarios de vehículos tendrían en cuenta el costo de las frecuentes sustituciones y reparaciones como consecuencia de las malas redes de carreteras en los alrededores de Lagos.

En definitiva, los efectos de la congestión del tráfico en la vida de los viajeros de Lagos son innumerables. No solo afecta a la salud mental de los habitantes de la ciudad, sino que se extiende a las distintas facetas de su vida: marital, familiar, escolarización de los hijos e interacciones sociales. Asimismo, la economía del país sigue sufriendo en su conjunto, ya que más de ocho millones de habitantes [14] forman parte de la mano de obra del país y su productividad se ve reducida al pasar una parte importante de su día desplazándose por la ciudad.