Este artículo se publicó primero en Syria Untold el 4 de agosto. Reproducimos una versión editada como parte de un acuerdo con Global Voices.
El pedido para entregar un bocadito de papa apareció en el teléfono de Jawad —a us pedido, usamos un seudónimo— poco después de las 5 p.m. en un martes cualquiera. Al llegar con el pedido en la brigada de bomberos de Beirut en el barrio de Karantina, alguien le dijo a Jawad que la joven paramédica que había hecho el pedido, Sahar, había salido al puerto de Beirut, a dos minutos de camino. Jawad manejó unos metros en esa dirección, y luego todo se puso negro.
Eran las 6:07 p.m., del 4 de agosto de 2020.
Jawad fue uno de los aproximadamente 6500 heridos cuando casi 3000 toneladas de nitrato de amonio mal almacenado en el puerto hizo explosión tras incendiarse. Sahar Fares, quien había hecho el pedido y que integraba el grupo de bomberos que partió para atender la explosión inicial, fue una de los más de 200 muertos.
Según el conteo de Naciones Unidas, seis hospitales, 20 clínicas y 80 instalaciones de salud quedaron afectadas por la explosión.
En teoría, el Gobierno libanés y las agencias de ayuda internacional iban a cubrir los costos médicos de los heridos en la explosión, incluidos extranjeros. Pero la realidad en el terreno resultó ser muy diferente.
Desde el día que la explosión del nitrato de amonio se extendió rápidamente por partes de Beirut, los heridos han tomado las calles para protestar el olvido del Gobierno libanés. Para los ciudadanos sirios, la lámina agregada de vulnerabilidad legal que enfrentan en el Líbano ha restringido los pedidos de atención de salud y compensación adecuadas. Como resultado, los sirios heridos en la explosión dicen hoy que se ahogan en pagos médicos por vacíos en la cobertura del Gobierno y de ACNUR, y las frecuentes respuestas arbitrarias del sistema hospitalario libanés.
Entre los heridos están quienes ahora sufren discapacidades permanentes y que necesitan tratamiento médico continuo y costoso, dos años después.
Larga espera en atención de emergencia
Cuando Jawad, que es un refugiado sirio en el Líbano, recuperó la conciencia, gran parte de Beirut estaba destrozada. Los escombros y los fragmentos de vidrio estaban en el suelo. Todo lo que podía oír era un zumbido, recuerda. Su tímpano estaba dañado, según supo después. La sangre goteaba de su cabeza y encontró su pierna gravemente herida. «Los dedos de los pies estaban donde debía estar el talón; era como si se hubiera volteado. Me sentí mareado y vomité», cuenta el joven de 28 años a SyriaUntold y a la Red de Periodismo de Investigación Iraquí (NIRIJ). Consiguió ponerse en contacto con los padres de su esposa, que lo ayudaron a llegar a un hospital. Pero la pesadilla estaba lejos de terminar.
Buscaron cinco hospitales diferentes, conduciendo hacia el norte y alejándose cada vez más de la capital destruida, pero les decían que los hospitales estaban desbordados o no podían dar la atención médica necesaria.
Finalmente, un hospital del norte del Líbano recibió a Jawad. Necesitaba una operación con urgencia. «El hospital se puso en contacto con ACNUR y les dijo: ‘Este hombre tiene una herida en la pierna, ¿quieren cubrir la operación?».
Esa noche no hubo respuesta.
Al día siguiente, el 5 de agosto, mientras el ministro libanés de Salud Pública anunciaba en la televisión que el Estado cubriría el tratamiento de todos los heridos en la explosión, Jawad estaba sentado con su pierna rota en la habitación del hospital de Akkar, la provincia más al norte del Líbano. Dice:
It took UNHCR five days to answer the hospital, so I waited five days with my broken leg, taking painkillers.
ACNUR tardó cinco días en responder al hospital, así que esperé cinco días con la pierna rota, tomando analgésicos.
Lo operaron cinco días después, una vez que ACNUR pagó. Sin embargo, a pesar de haber buscado atención en un hospital de la red de ACNUR, la agencia de Naciones Unidas solo cubrió el 75 % del coste. Jawad pagó el 25 % restante del costo, según él, unos 428 dólares según el tipo de cambio de la libra libanesa en ese momento.
Los portavoces de ACNUR contactados por SyriaUntold y la Red de Reporteros Iraquíes para el Periodismo de Investigación sostuvieron que ACNUR cubrió el 100% de los costes médicos de las personas heridas en la explosión que fueron tratadas en hospitales de la red. Sin embargo, parece que para Jawad no fue así.
Su historia de navegación por el laberinto médico del Líbano –y de tener que cubrir los costes él mismo– no es única.
Laberinto de cobertura de salud
El doctor Joseph Helou, jefe de la Dirección de Atención Médica del Ministerio de Salud Pública, declaró a SyriaUntold y a la Red de Reporteros Iraquíes para el Periodismo de Investigación:
We covered those who do not have insurance; those with insurance were covered with the insurance, with the MOPH paying the difference.
Cubrimos a quienes no tienen seguro; a los que tienen seguro los cubrimos con el seguro, y el Ministerio de Salud Pública paga la diferencia.
También sostuvo que el ministerio no «distinguió entre libaneses, sirios y bangladesíes. Todos los heridos fueron atendidos en los hospitales».
Si bien la mayoría de los hospitales habrían cumplido, otros facturaron –o intentaron cobrar– a los heridos, según los testimonios. Cuando se le preguntó por el cumplimiento de la circular del Ministerio, el doctor Helou dijo que «ningún hospital pidió dinero a los heridos».
Los heridos cuentan una historia muy diferente. Cinco de las nueve personas que hablaron con SyriaUntold y la Red para este informe dijeron que el personal del hospital les pidió que pagaran antes de recibir atención médica crítica. Según el doctor Helou, los funcionarios del Ministerio «no han recibido ninguna queja», ya que el Ministerio y el Fondo Nacional de Seguridad Social de Líbano debían pagar los gastos médicos. Dijo que «no tenía conocimiento» de ningún caso en que el Ministerio y el Fondo no cubrieran esos gastos, y que no había sabido que los heridos en la explosión hubieran protestado públicamente por la desatención de las autoridades a sus necesidades de salud.
Además de la aplicación defectuosa de la circular de agosto de 2020, la desatención también se debió a las deficiencias de la circular, según los juristas.
Ghida Frangieh, abogada de la organización de defensa Legal Agenda, explica:
Once the injured got out of the hospital and wanted to go back in due to complications or additional treatment, the hospitals did not consider them covered under the MOPH”,
Una vez que los heridos salían del hospital y querían volver a ingresar por complicaciones o tratamientos adicionales, los hospitales no los consideraban cubiertos por el MOPH»,
«La asistencia médica inmediata se dio, pero el seguimiento no, por lo que los heridos se quedaron solos», añade Samira Trad, directora de la Asociación Fronteras Ruwad, ONG del Líbano que trabaja con refugiados y que ha ayudado a varias víctimas no libanesas de las explosiones portuarias y a los familiares de los fallecidos a reclamar sus derechos.
‘¿Cómo vamos a pagar?’
Tras la explosión, el sector salud del Líbano recibió 15,5 millones de dólares de los 33,3 millones necesarios a través del Llamado Urgente 2020, coordinado por Naciones Unidas, para tratar emergencias de lesiones traumáticas, reconstruir las instalaciones sanitarias dañadas y ayudar a las instalaciones de salud restantes para atender la «oleada» de pacientes que ya no pueden acceder a los hospitales afectados.
Pero la crisis económica que comenzó en 2019 –calificada por el Banco Mundial como uno de los tres colapsos económicos más graves del mundo desde la década de 1850– provocó una devaluación vertiginosa de la moneda libanesa y convirtió las importaciones, como suministros médicos, en una pesadilla. Además, el Gobierno no asignó un presupuesto para cubrir las circulares y leyes que aparentemente otorgan derechos a las víctimas de las explosiones en el puerto, a los heridos y a sus familias,
«Desgraciadamente, hasta ahora los hospitales no han recibido el dinero para el costo del tratamiento», dijo el doctor Helow. Esto se suma al problema estructural de la deuda histórica del Ministerio de Salud Pública y el Fondo Nacional de Seguridad Social con los hospitales.
Además, el acuerdo del Ministerio con los hospitales se mantiene en el tipo de cambio oficial de 1500 libras por dólar, cuando el tipo de cambio real del mercado ronda los 29 700 libras por dólar. «Con el tipo de cambio de 1500 libras, ningún hospital acepta mi pago; no puedo decirles a los hospitales que trabajen y yo no pago», dijo el doctor Helou.
El daño que los últimos tres años han causado al sistema sanitario libanés puede contarse solo con la espiral de devaluación de la moneda del país. El presupuesto del Ministerio es de 475 millones de libras. Hace tres años, cuando el tipo de cambio oficial de 1500 libras todavía se aplicaba en todo el país, ese presupuesto equivalía a 330 millones de dólares. Hoy en día, solo equivale a unos 16 millones de dólares.
Brechas en la cobertura de ACNUR
Según un portavoz del ACNUR, este organismo solo cubre los gastos médicos de los refugiados registrados, aunque «existe un mecanismo para acelerar el registro».
Sin embargo, ACNUR dejó de registrar a los refugiados sirios en 2015, a petición del Gobierno libanés. En la actualidad, de los 1,5 millones de refugiados sirios que se calcula que viven en Líbano, solo unos 839 000 están registrados en ACNUR, según datos de Naciones Unidas. El resto están abandonados a su suerte y a menudo buscan la ayuda de las ONG.
Portavoces de ACNUR dijeron a SyriaUntold y al Fondo Nacional de Seguridad Social que, para las víctimas sirias registradas en ACNUR de la explosión del puerto, «el 100 % de los costos hospitalarios quedaron cubiertos» por ACNUR. Pero, en algunos casos, como el de Jawad, las víctimas tuvieron que pagar las facturas del hospital.
Durante tres meses después de la explosión, Jawad no pudo caminar por su lesión en la pierna. Cuando se puso en contacto con su antiguo lugar de trabajo, le dijeron que ya no tenían sitio para él. «No puedo quejarme a la empresa», dice. «Soy sirio. No puedo hacer nada».
Gracias a las sesiones de rehabilitación que recibió de una ONG, Jawad se ha recuperado, pero dice que ya no puede correr ni cargar peso. Necesita una cirugía adicional para retirar los tornillos metálicos de su pierna, pero se resiste.
Tras haber encontrado otro trabajo como repartidor para poder mantener a su esposa y a su hijo de seis años, Jawad y su familia han dejado su apartamento alquilado en Mar Mikhael porque estaba demasiado dañado por la explosión, y han encontrado un nuevo lugar para vivir en Antelias, al norte de Beirut. A cambio de cuidar el edificio, la familia de Jawad puede vivir en una pequeña habitación en la planta baja con dos horas de electricidad al día. Cada día sueña con el reasentamiento. «Estamos en un país al que no le gustan los sirios. Déjennos ir a cualquier país: envíenme a Sudán o a Nigeria. Lo importante es salir del Líbano».