- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Denunciar irregularidades es un servicio a la comunidad: Entrevista con Tatiana Bazzichelli, directora de Disruption Network Lab

Categorías: Norteamérica, Alemania, Estados Unidos, Turquía, Activismo digital, Arte y cultura, Censura, Derechos humanos, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Trabajo, GV Advox

Tatiana Bazzichelli. Foto de Maria Silvano utilizada con autorización.

A los denunciantes se les ve como héroes o villanos, entraron en la cultura global, gracias a figuras como Julian Assange, Chelsea Manning, Edward Snowden y la atención mediática o cinematográfica que recibieron. Pero ¿cuál es la realidad de los denunciantes de irregularidades y qué los motiva a sacrificar sus vidas privadas, carreras y a veces sus propias vidas para exponer el abuso de poder?

Para encontrar algunas respuestas, Global Voices (GV) habló con Tatiana Bazzichelli [1], escritora berlinesa, académica, activista y fundadora de la plataforma Disruption Network Lab [2] que aboga por la convergencia de los derechos humanos, tecnológicos y de las artes, Bazzichelli editó recientemente el libro «Whistleblowing for Change» (Denunciar irregularidades por el cambio, que puedes descargar gratis aquí [3]) ,uantología de entrevistas [4] escritas por denunciantes e investigadores de Europa, Turquía y Estados Unidos. Teniendo en cuenta cómo está de cargado el término “denunciante”, la primera pregunta que hizo GV fue sobre su definición:

Whistleblowing is a term that is difficult to translate in many languages. In some countries, the translation is even misleading, because it focuses on the negative effects of it, and tends to stigmatise such an act as something deplorable. Whistleblowers are people who report wrongdoing, cases of corruption, misconduct in the workplace, but also serious forms of political and social abuse, revealing information of public interest that needs to be disclosed. Whistleblowers denounce behaviours that they consider illegal or abusive, perpetrated by the systems of which they are part, or whose internal logics they know well. In a broad sense, whistleblowing is a practice of informing the public about unknown facts that need to be revealed. The book «Whistleblowing for Change« investigates whistleblowing as a developing political practice that has the capacity to provoke social change through thirty personal stories written by whistleblowers, journalists, activists, artists, researchers and critical thinkers.

Denunciar irregularidades es un término difícil de traducir en muchos idiomas. En algunos países, la traducción incluso es engañosa, porque se centra en los efectos negativos y se tiende a estigmatizar como un acto deplorable. Los denunciantes son personas que informan de irregularidades, casos de corrupción, mala conducta laboral, y también formas graves de abuso político y social, revelan información de interés público que necesita divulgarse. Denuncian comportamientos que consideran ilegales o abusivos, cometidos por el sistema del que son parte o de aquella lógica interna que bien conocen. En general, denunciar irregularidades es una práctica para informarle al público sobre los hechos que desconocen y que necesitan revelarse. El libro «Whistleblowing for Change» investiga las denuncias como practica política en desarrollo que tiene la capacidad de generar cambios sociales relatada a través de 30 historias personales de denunciantes, periodistas, activistas, artistas, investigadores y pensadores críticos.

Dado el altísimo precio personal que tienen que pagar la mayoría de los denunciantes, GV le preguntó a Bazzichelli cuáles podrían ser sus motivaciones para denunciar públicamente la injusticia:

The best people to answer to this question would be the whistleblowers themselves, because blowing the whistle is an act that is both public and personal. However, the understanding that I got from meeting many whistleblowers is that they are seeking for justice. I see whistleblowing as a mindset that motivates people to report behaviour that is harmful to society. It is impossible to my point of view to understand the deeper meaning of whistleblowing without getting to know the people who are personally involved. Blowing the whistle changes the lives of everyone involved in this process, and many whistleblowers wish to help change the lives of all of us for the better. Unfortunately, this is not always the case.

La mejor persona para responder esa pregunta debería ser el mismo denunciante, porque denunciar es un acto que es a la vez público y personal. Sin embargo, lo que sé por conocer a muchos denunciantes es que están buscando justicia. Veo la denuncia de irregularidades como la manera de pensar que me motiva a denunciar comportamientos perjudiciales para la sociedad. Es imposible desde mi punto de vista entender el significado más profundo de denunciar irregularidades sin conocer a quienes están personalmente involucradas. Denunciar cambia la vida de todos los implicados en este proceso, y muchos denunciantes desean ayudar a cambiar y mejorar la vida de todos. Desafortunadamente, este no siempre es el caso.

Como explica Bazzichelli, las consecuencias de hablar son dramáticas y pueden ser letales, con frecuencia incluyen muerte social, detención, discursos de odio, rechazo de la familia y los pares, multas considerables, tiempo en prisión [5], desempleo a largo plazo, problemas de salud y en algunos casos secuestro, tortura y muerte [6].

In many social and cultural contexts, whistleblowing is still targeted as a form of treason. The consequence is that whistleblowers are persecuted, ignored, isolated, and strong measures are implemented against them. The idea of producing «evidence» and revealing information of public interest from within the systems is not always seen as something positive. There is an ingrained discriminatory practice embedded in many workplaces and institutions, which sees the person who uncovers illegal activities and illicit deals as a traitor. This provokes a climate of intimidation, bullying and fewer people are inclined to support whistleblowers, feel close to them, or follow their steps. I believe we should do the opposite. We need to demystify the act of blowing the whistle, better inform the public on its meaning, and show that this courageous choice is helping society to become more just.

En muchos contextos sociales y culturales, se sigue considerando que denunciar irregularidades es una forma de traición. La consecuencia es que a los denunciantes se les persigue, ignora, aísla y en su contra se les aplican fuertes medidas. La idea de obtener “evidencia” y revelar información de interés público desde dentro de los sistemas no siempre se ve como algo positivo. Hay una práctica discriminatoria arraigada incorporada en muchos trabajos e instituciones, que ven como un traidor a quien descubre actividades ilegales y tratos ilícitos. Esto provoca un ambiente de intimidación, acoso, y por eso pocas personas están inclinadas a apoyar a un denunciante, sentirse cercanos o seguir sus pasos. Creo que deberíamos hacer lo contrario. Tenemos que desmitificar el acto de denunciar, informar mejor al público sobre el significado y mostrar que esta valiente elección está ayudando a la sociedad a ser más justa.

En un contexto tan difícil, ¿pueden películas, activistas y testimonios cambiar lo que se dice sobre os denunciantes a quienes se percibe como traidores?:

I would like to mention the work of great film directors such as Sonia Kennebeck, that directed the film “United States vs. Reality Winner [7]” — the story of 25-year-old NSA contractor and whistleblower Reality Winner — and the film “National Bird [8],” that focused on the US drone programme through the personal perspectives of whistleblowers and survivors of drone strikes in Afghanistan; or the Italian film “Never Whistle Alone [9]” by Marco Ferrari, that gives an insight into the phenomenon of retaliation that whistleblowers experience in the workplaces after speaking out. Of course, we all know the films of Laura Poitras, and her 2014 Academy Award winning documentary “Citizenfour [10]” about the story of Edward Snowden and his exposure of NSA mass surveillance — we speak extensively about the motivations behind her film in the interview for our book. However, the journalistic organisation that mostly challenged the infamous narrative about whistleblowers being traitors to my point of view has been WikiLeaks and the network around it. WikiLeaks has revolutionised journalism since its foundation in 2006. Thanks to Julian Assange and his team, major war crimes and global misgovernance have been revealed.

Me gustaría mencionar los trabajos de algunos de los mejores directores de cine tales, como Sonia Kennebeck, que hace 25 años dirigió la película “United States vs. Reality Winner [7]”, la historia del contratista de la NSA y denunciante Reality Winner, y la película “National Bird [8]” que se centra en el programa de dones de Estados Unidos en la perspectiva personal de denunciantes y sobrevivientes del ataque con drones en Afganistán. También está la película italiana “Never Whistle Alone [9]” de Marco Ferrari, que da a conocer las represalias contra los denunciantes en el trabajo después de hablar. Por supuesto, todos conocemos la película de Laura Poitras y su documental ganador del Oscar 2014 “Citizenfour [10]” sobre la historia de Edward Snowden y su revelación de la vigilancia masiva de la NSA. En la entrevista para nuestro libro, hablamos detenidamente sobre las motivaciones de su película. Sin embargo, desde mi punto de vista, la organización periodística que más ha refutado la mala opinión sobre los denunciantes como traidores ha sido WikiLeaks y la red que lo rodea. WikiLeaks revolucionó el periodismo desde sus inicios en 2006. Gracias a Julian Assange y su equipo, se han revelado los principales crímenes de la guerra y el desgobierno mundial.

También parece estar de acuerdo con que denunciar las irregularidades debería ser tratado como un derecho civil:

Whistleblowers help to expose systems of power and injustice, and often pay a high price for revealing the truth. If we would understand whistleblowing as an act of civic consciousness, then there would be less persecution for them and a more just society. I propose to conceptually expand this act to a set of practices at the cultural, political, technological, and artistic levels. It is our responsibility to work raising public awareness of whistleblowing and opposing the persecution of truth-tellers and whistleblowers. Collectively, we should support those who have decided to fight for the good of society. This is the reason why the book features contributions not only from whistleblowers, such as Brandon Bryant, John Kiriakou, Lisa Ling, Cian Westmoreland and Daniel Hale, but also from people who have been close to the experience of whistleblowers, such as Billie Winner-Davis (Reality Winner's mother), Laura Poitras, Frederik Obermaier and Bastian Obermayer, Annie Machon, Simona Levi, Suelette Dreyfus and Naomi Colvin, and other writers and activists working to expose wrongdoing and forms of social injustice, such as Barrett Brown, Lauri Love and Daryl Davis, to name a few.

Los denunciantes ayudan a exponer los sistemas de poder e injusticias, y muchas veces pagan un precio alto por revelar la verdad. Si entendiéramos la denuncia de irregularidades como un acto de conciencia cívica, entonces habría menos persecuciones y una sociedad más justa. Propongo ampliar conceptualmente este acto a un conjunto de prácticas a nivel cultural, político, tecnológico y artístico. Es nuestra responsabilidad trabajar para dar a conocer a la opinión pública sobre la denuncia de irregularidades y en oponerse a la persecución de denunciantes. Colectivamente, debemos apoyar a quienes han decidido luchar por el bien de la sociedad. Es por eso que el libro presenta contribuciones para denunciantes, como Brandon Bryant, John Kiriakou, Lisa Ling, Cian Westmoreland y Daniel Hale, y también para quienes han estado cerca de la experiencia de los denunciantes, como Billie Winner-Davis (madre de Reality Winner), Laura Poitras, Frederik Obermaier y Bastian Obermayer, Annie Machon, Simona Levi, Suelette Dreyfus y Naomi Colvin, y otros escritores y activistas que trabajan para exponer irregularidades y formas de injusticia social, como Barrett Brown, Lauri Love and Daryl Davis, por nombrar algunos.

Para cambiar la opinión de la traición, denunciar irregularidades se puede plantear como una forma de alteración, como argumenta Bazzichelli en su libro. Así es como llegó a conectar esos dos conceptos:

The idea of the book is to link whistleblowing to disruptive practices, as an intervention that challenges closed systems from within and changes the regular state of things to provoke change. In 2011 I wrote a book about the need to re-appropriate the concept of disruption from business culture, to apply it on art and activism to imagine a different political opposition that comes from within the systems that we are trying to confront. In recent years, the idea of disruption has been re-appropriated by populists, but with very different means — to enhance more power and provoke chaos, to spread fake news and misinformation, rather than dismantle power logics as a cause of oppression to society. It is an endless feedback look. We need to re-appropriate disruption once again. I believe that whistleblowers are those from whom to be inspired.

La idea del libro es conectar la denuncia de irregularidades con prácticas perjudiciales, como una intervención que desafía los sistemas cerrados desde dentro y cambia el estado regular de las cosas para provocar el cambio. En 2011 escribí sobre la necesidad de recuperar el concepto de la alteración de la cultura empresarial, para aplicar en el arte y el activismo para imaginar una oposición política diferente que venga desde dentro de los sistemas a los que intentamos enfrentarnos. En los últimos años, la idea de la alteración se ha recuperado por el populismo, pero con un significado muy diferente, para aumentar el poder, provocar el caos, difundir noticias falsas y desinformación, en lugar de desmantelar las lógicas de poder como causa de operación de la sociedad. Es una mirada de retroalimentación sin fin. Necesitamos recuperar la alteración una vez más. Creo que los denunciantes son en quienes hay que inspirarse.