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Familias se expresan tras ejecución de cuatro activistas contra el golpe en Myanmar

Categorías: Asia Oriental, Myanmar (Birmania), Derechos humanos, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Política
Executed activists in Myanmar [1]

De izquierda a derecha: activistas Ko Jimmy, Phyo Zeya Thaw, Hla Myo Aung y Aung Thura Zaw, ejecutados por la junta de Myanmar a finales de julio. Fuente [1]: Copyright © 1998-2020, RFA. Utilizado con el permiso de Radio Free Asia, 2025 M St. NW, Suite 300, Washington DC 20036.

A finales de julio, el gobierno militar de Myanmar ejecutó a cuatro activistas contrarios al golpe, medida que suscitó la condena local y mundial [2].

Era la primera vez que las autoridades de Myanmar ejecutaban la pena de muerte en más de 30 años, e indica una escalada de la represión tras la toma del poder [3] por parte de la junta en febrero de 2021.

Los cuatro activistas condenados a muerte fueron Hla Myo Aung, Aung Thura Zaw, Ko Jimmy y Phyo Zeya Thaw. Fueron juzgados y condenados por un tribunal militar por cargos de terrorismo, y los partidarios de los cuatro activistas afirmaron que se les negó el debido proceso.

Los restos de los activistas ejecutados aún no han sido entregados a sus familias. Las autoridades también se han negado a indicar [4] la fecha exacta de las ejecuciones, pero lo anunciaron el 25 de julio a través de los medios estatales.

El 20 de agosto, Ma Nilar Thein, esposa de Ko Jimmy, emitió una declaración de condena de la ejecución como «un acto ilegal de asesinato y un crimen de guerra». Relató cómo las autoridades privaron a su esposo [5] de sus derechos como preso de conciencia:

…he didn’t have any rights as a political-prisoner such as prison visits, receiving medicines and foods from the family, and legal representation from a lawyer. And, the trial was also a closed trial too and no one was able to access the trial.

A family member was allowed to have a Zoom Meeting with him for around 20 minutes, just a day before they carried out the execution.

…no tenía ningún derecho como preso político, como visitas a la cárcel, recibir medicinas y alimentos de la familia, y representación legal de un abogado. Además, el juicio también fue a puerta cerrada y nadie tuvo acceso.

A un miembro de la familia se le permitió reunirse con él por Zoom durante unos 20 minutos, justo un día antes de la ejecución.

Ambos eran destacados dirigentes estudiantiles de la Generación de Estudiantes del 88 [6], grupo que lideró las protestas prodemocráticas de 1988.

En una entrevista con Radio Free Asia (RFA), Ma Nilar Thein afirmó que la junta directiva deberá rendir cuentas [7] por las injusticias que ha cometido.

As I have said in the past, they will have to pay one day for each and every crime or whatever they have done. I didn’t say that without a reason. One day, the perpetrators will meet the fate and punishment they deserve for the actions they have committed.

Como ya he dicho en el pasado, tendrán que pagar un día por todos y cada uno de los delitos o lo que hayan hecho. No lo he dicho sin razón. Un día, los autores se encontrarán con el destino y el castigo que merecen por las acciones que han cometido.

Elaine Pearson, directora interina para Asia de Human Rights Watch, tuiteó [8]:

Ahora en 2022 es como una pesadilla. Las ejecuciones de Ko Jimmy y otros fueron las primeras en Myanmar en decenios. Esta escalada está diseñada para infundir miedo y mostrar que la junta no se detendrá ante nada para eliminar las amenazas percibidas a su gobierno. Nilar Thein y su hija están escondidas.

Otro activista ejecutado por la junta fue Phyo Zeya Thaw, exartista rapero y legislador de la Liga Nacional para la Democracia. La Liga era el partido gobernante antes de que el Ejército diera un golpe de Estado en 2021.

Su madre, Khin Win May, pudo visitarlo pero no se dio cuenta de que sería la última vez que vería a su hijo. Dijo en una entrevista con RFA [7]:

If I only knew it that day, I’d understand that would be the last time we saw each other. My son didn’t know that it was our last meeting either. He even asked me to bring some personal things on my next visit.

Si lo hubiera sabido ese día, hubiera entendido que sería la última vez que nos veríamos. Mi hijo tampoco sabía que era nuestro último encuentro. Incluso me pidió que le llevara algunas cosas personales en mi próxima visita.

Añadió que su hijo no era un delincuente:

My son was not a thief or a thug. I am proud of him for giving his life for the country. I’m really proud of my son. If I could get his ashes or remains, I would like to make a tomb for him and then put an inscription on it.

Mi hijo no era un ladrón ni un matón. Estoy orgulloso de él por haber dado su vida por el país. Estoy muy orgulloso de mi hijo. Si pudiera conseguir sus cenizas o sus restos, me gustaría hacerle una tumba y ponerle una lápida.

Myint Myint Than, madre del activista ejecutado Aung Thura Zaw, expresó su dolor [10] en una entrevista con periodistas locales:

The pain is unbearable for me as a mother. I wish I had some way to express it. But I really can’t find the words to describe my pain.

El dolor es insoportable para mí como madre. Me gustaría tener alguna forma de expresarlo. Pero realmente no encuentro las palabras para describir mi dolor.

Ko Hla Myo Aung no pudo reunirse con ningún familiar antes de su ejecución. Su suegro, U Myint Oo, recordó sus esfuerzos por visitarlo [11] en prisión:

At first, he was held in Taungoo Prison. From there he was sent to Insein after the execution orders were confirmed. We went to Insein three times and every time, we were told that he was not there. We were not informed about his death. We could not see him for the last time before his execution.

En un principio, fue recluido en la prisión de Taungoo. Desde allí lo enviaron a Insein después de que se confirmaran las órdenes de ejecución. Fuimos a Insein tres veces y cada vez nos dijeron que no estaba allí. No se nos informó de su muerte. No pudimos verlo una última vez antes de su ejecución.

La Asociación de Ayuda a los Presos Políticos informó que en la actualidad hay al menos 77 personas condenadas a muerte [1] en Myanmar.