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Experta en diplomacia hídrica dialoga sobre expectativas relacionadas a conflicto de agua y cooperación en Asia Central

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Ambiente, Desastres, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Mujer y género, Política, Relaciones internacionales

Lugareños del pueblo de Yandakly, Turkmenistán. Foto de Erkin Yazov, utilizada con autorización

Jahan Taganova es una embajadora de la paz del programa One Young World y diplomática hídrica oriunda del país de Asia Central, Turkmenistán. Asia Central ha pasado por cambios drásticos y agitación en los últimos años, lo que despertó en Jahan su pasión por la paz, la estabilidad, la equidad, los derechos humanos y el trabajo colaborativo intercultural para construir un mundo más sustentable. Motivada por su enorme dedicación, se graduó del programa Water Cooperation and Diplomacy [1] en 2020 y, desde entonces, ha publicado artículos de investigación [2] y reflexiones analíticas en plataformas de expertos. El interés de su investigación conjuga distintos temas, como el control del agua, la gestión de recursos hídricos integrados, el clima y la justicia social.

Global Voices habló con ella sobre su fascinación por el agua y su niñez en Turkmenistán, un país sin salida al mar, cuyo territorio es en un 80 % desierto [3]. Lógicamente, el agua escasea en esta árida región.

Jahan Taganova (JT): I remember well traveling long distances to fetch water [4] for our daily needs during frequent water shortages and rationed water supply. Experiencing water scarcity was also a gift because it helped me develop a deep reverence and regard for water and its role in our  life.When I moved to Kyrgyzstan at age 16 for higher education, I found myself at a place with abundant water for the first time. Later, at the American University in Bulgaria I started thoroughly studying the ecological disaster of the Aral Sea, which started depleting [5]due to a massive failure of irrigation projects during Soviet times. Thus, I was naturally drawn to explore the role of water in our collective experience and the connection of water flows to cultures, histories and religions of the people. This fascination and curiosity led me to pursue a unique joint-degree graduate program in Water Cooperation and Diplomacy [1], which further equipped me with a thorough understanding of water conflict and methodological tools to help transform water resource management.

Jahan Taganova (JT): Tengo vívidos recuerdos de cuando teníamos limitado el acceso al agua por ser tan escasa, y entonces recorría largas distancias para buscar el agua que íbamos a usar en el día. Carecer de agua tuvo su lado positivo porque me ayudó a comprender su valor y su rol en nuestras vidas. A los 16 años me mudé a Kirguistán para seguir estudios superiores. Fue el primer lugar con abundante agua que conocí. Luego, en la Universidad Americana de Bulgaria empecé a estudiar en profundidad el desastre ecológico del mar de Aral, que había comenzado a secarse [5] debido a una falla masiva en los proyectos de riego durante los tiempos de la Unión Soviética. Por este motivo, sentí una atracción natural a explorar el rol del agua en nuestra experiencia colectiva y en relación a la configuración de la cultura, historia y religión de la gente. Esta fascinación y curiosidad me llevó a seguir una doble licenciatura en Cooperación y Diplomacia Hídrica [1], que me hizo entender más profundamente los conflictos por el agua y las herramientas metodológicas para transformar la manera en que se gestiona este recurso.

Zhar Zardykahn (ZZ): Más allá de ser una fuente de vida, el agua ha sido el eje de constante conflicto y confrontación en Asia Central durante los últimos 30 años, particularmente en el valle de Ferghana [6]. Hace poco más de un año, se desató el conflicto en la frontera de Kirguistán y Tayikistán [7], instigado por disputas sobre el acceso al agua, lo que provocó muchas muertes. ¿De dónde parte el problema?   

JT: Indeed, since the collapse of the Soviet Union [8], water remains a major cause of tension among Central Asian states. During Soviet times, water and energy exchange between the five Central Asian republics were centrally planned, where water rich upstream countries (Tajik SSR and Kyrgyz SSR) would exchange water with energy rich downstream countries (Turkmen SSR, Uzbek SSR, and Kazakh SSR). After the collapse of the USSR in 1991, the centrally planned water and energy management systems started transforming into market-oriented approaches, as the watercourses, which once were domestic, became transboundary.

JT: Así es, desde el colapso de la Unión Soviética [8], el agua ha causado grandes tensiones entre los Estados de Asia Central. En los tiempos de la URSS, el intercambio de agua y energía se había planeado de manera centralizada: los países río arriba con grandes reservas de agua (las RSS de Tayikistán y de Kirguistán) la intercambiaban con los países río abajo ricos en energía (las RSS de Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajistán). Al colapsar la Unión Soviética en 1991, los sistemas de gestión centralizados de agua y energía comenzaron a orientarse al mercado, y lo que alguna vez fue un cauce doméstico, se había vuelto transfronterizo.

Río Ala-Archa en la región de Chuy, Kirguistán. Foto de Vitaliknyc [9] en Wikimedia (CC BY 3.0 [10]).

JT: As a result of upstream hydro-energy and downstream fuel-produced energy price differences, energy allocation became a source of tensions between the countries. The tensions [11], caused by the price differences between hydro-energy and fuel-energy, were further exacerbated by the desire of Tajikistan and Kyrgyzstan to build upstream hydropower dams [12]. This proposal provoked harsh responses from downstream countries, which need water for irrigation, so that Islam Karimov, the then president of Uzbekistan, even envisaged war [13] as an outcome of the conflict. However, while the world was expecting “water wars” [14] in the region, power cuts [15]and rising energy prices led, among other things, to the violent overthrow of Kyrgyz president Kurmanbek Bakiyev in 2010.

JT: Como consecuencia de las diferencias de precio entre la energía producida a partir del agua y a partir de los combustibles, la asignación de energías causó gran tensión [11] entre los países, exacerbada por el deseo de Tayikistán y Kirguistán de construir represas hidroeléctricas [12] río arriba. Los países río abajo, que necesitan el agua para el riego, reaccionaron de manera negativa a la propuesta. Tanto fue así que Islam Karimov, entonces presidente de Uzbekistán, consideró entrar en guerra [13] para resolver el conflicto. Sin embargo, a pesar de que el mundo esperaba «guerra hídricas» [14] en la región, los cortes de energía [15] y la subida de precios conllevó, entre otras cosas, al violento derrocamiento del presidente kirguiso Kurmanbek Bakiyev en 2010.

ZZ: Al ser el agua algo tan esencial y, a la vez, escaso en la región, ¿cuáles son las expectativas respecto al conflicto y la cooperación?

JT: Water often can be a source of competition and tensions, but as Aaron Wolf stated, no wars are fought exclusively over the water, and water-based conflicts almost always reveal other underlying problems. Here comes water diplomacy, which seeks to develop sustainable and peaceful solutions to water management while promoting cooperation and collaboration among stakeholders.

In the context of Central Asia, for instance, the European Union recently announced [16] its plans to become the leading investor in Tajikistan’s Rogun dam on the Vakhsh river, which is regarded as the world’s tallest dam. The move is intended to help Tajikistan reduce its reliance on Russian energy [17] and to counter Chinese influence in the region, but a dam of such magnitude will reduce water runoff to downstream countries, damaging the agricultural sectors of Turkmenistan and Uzbekistan agricultural sector, and resulting in food insecurity [18] and mass climate migration [19] in the region.

JT: El agua puede generar competencia y tensiones, pero como manifestó Aaron Wolf, no existen guerras que se desaten exclusivamente por el agua, y este tipo de conflictos casi siempre revela otros problemas de fondo. He aquí que la diplomacia hídrica busque desarrollar soluciones sostenibles y pacíficas para la gestión del agua y a la vez promueva la cooperación y la colaboración entre los principales protagonistas.

En el contexto de Asia Central, por ejemplo, la Unión Europea recientemente anunció [16] que desea convertirse en el principal inversionista de la represa Rogun, construida sobre el río Vakhsh en Tayikistán y considerada una de las más altas del mundo. La idea es contribuir para que el país no deba depender de la energía rusa [17] y contrarrestar la influencia china en la región. Sin embargo, una represa de tal magnitud reducirá la corriente de agua que llegue a países río abajo, lo que generaría un daño a los sectores agricultores de Turkmenistán y Uzbekistán que, en consecuencia, derivaría en una inseguridad alimentaria [18] y una migración masiva [19].

Si bien estos conflictos se han politizado mucho, Jahan agrega que no son los Gobiernos los únicos responsables de resolver los conflictos hídricos, ya que el éxito y la sostenibilidad del control regional de ese recurso dependen de la interacción con audiencias más amplias. Según la información actual, existen los suficientes recursos hídricos en la región, pero la cooperación regional se ve truncada por administraciones gubernamentales deficientes [20] y una capacidad institucional reducida, más que por la propia escasez de recursos.

JT: My research interests are deeply rooted in intersectionality [21] and finding the ways in which different areas of interest intersect and affect each other. I love uncovering how two different topics such as climate and social justice or gender equality and water management can be intertwined, and the greater wisdom and guidance that can be gleaned from this larger picture approach to both. Of course, water has a paramount place in my research, which includes topics such as water governance and the role of water diplomacy in our world. As a woman who grew up in Central Asia, I am naturally drawn to geopolitical topics relevant to the region, including post-Soviet identity and state- and nation-building in the region.

For me, academic research is often a way to understand the past and present of my community and to continue to explore what it means to be a Turkmen woman in a globalized 21st century. Throughout my graduate studies, added with my residential experiences in Central Asia, I was always aware of the possibility of war over water and land [22] in the Ferghana valley.

JT: Los intereses de mi investigación están cimentados en la interseccionalidad [21] y en encontrar formas en que diferentes áreas de interés se relacionan y afectan entre sí. Me encanta explorar cómo distintos temas como el clima y la justicia social o la equidad de género y la gestión del agua se entrelazan. De ambos en conjunto se puede extraer un conocimiento y una orientación más profundos. Por supuesto que el agua ocupa un lugar preponderante en mi investigación, que incluye temas como el control hídrico y el rol de la diplomacia hídrica en nuestro mundo. Como mujer criada en Asia Central, me siento naturalmente atraída a temas geopolíticos relevantes para mi región, como la identidad posoviética y la constitución de Estados y naciones ahí.

Para mí, la investigación académica es a menudo una manera de comprender el pasado y el presente de mi comunidad y continuar explorando lo que significa ser una mujer turcomana en la globalización del siglo XXI. Durante mis estudios superiores, sumado a mi experiencia como habitante de Asia Central, siempre tuve en cuenta la posibilidad de una guerra por el agua y la tierra [22] en el valle de Ferghana.

Jahan también menciona que un artículo titulado Las mujeres forjan la paz en la frontera de Kirguistán y Tayikistán [23] despertó su curiosidad por conocer más sobre el rol de las mujeres de Asia Central en relación a su esfuerzo por extender la paz.

JT: As a woman who grew up in Central Asia, I am quite familiar with the  patriarchal disenfranchisement of women in the social systems and as such, felt drawn to further dig in and learn more about the UN Women’s cross-border project for sustainable peace and development in the Ferghana valley. My research [24] provided me with a prime opportunity to uncover intersectional factors that impact peace, conflict, water, and gender, as well as an opportunity to add my unique perspective to the conversation on transboundary water disputes as a young Central Asian scholar.

JT: Como mujer criada en Asia Central, conozco bastante cómo se da la privación de derechos a las mujeres en los sistemas sociales y, por ello, quise profundizar en el tema y conocer más sobre el proyecto transfronterizo de mujeres de las Naciones Unidas por paz sustentable y desarrollo en el valle de Ferghana. Mi investigación [24] me ofreció una oportunidad única de desnudar factores interseccionales relacionados a la paz, al conflicto, al agua y al género. Asimismo, he podido añadir mi propio punto de vista al debate de disputas hídricas transfronterizas como joven investigadora de Asia Central.

ZZ: Entonces, si se cuenta con suficiente agua, ¿quién debería ponerse al frente de la situación y qué se debería hacer?

JT: In order for water governance to succeed, the media, water operators, local authorities, nonprofit organizations, and intergovernmental organizations (INGOs)  must collaborate to increase transparency, accessibility, and responsiveness to public concerns. Collaborations have triple dividends [25] because they create partnerships, provide legitimacy to social instruments in water management, and increase capacity and ownership. If we want true healing and movement forward, we must think and work across sectors and learn to build strategic partnerships and collaboration. Every individual, sector, and government needs to break down silos and work in lock steps to create inclusive dialogue platforms.

JT: Para que el control del agua sea exitoso, los medios, los operadores hídricos, las autoridades locales, las organizaciones sin fines de lucro y las organizaciones intergubernamentales (INGO) deben colaborar para crear transparencia, accesibilidad y capacidad de respuesta a inquietudes de carácter público. Las colaboraciones generan un resultado triple [25] porque crean alianzas, otorgan legitimidad a los instrumentos sociales en la gestión del agua e incrementan la capacidad y la apropiación. Si realmente queremos sanar y avanzar, tenemos que pensar y trabajar en distintos sectores, y aprender a construir alianzas estratégicas y colaboración. Cada persona, sector y Gobierno necesita eliminar las barreras y trabajar en íntimo acuerdo para crear una plataforma de diálogo inclusivo.