¿Asistentes al carnaval de Trinidad y Tobago aprovechan su dinero?

Miembros de una banda de «pretty mas'» el martes de carnaval en Trinidad y Tobago mientras un participante agita la bandera nacional. Foto de Jason C. Audain, usada con autorización.

El carnaval de Trinidad y Tobago siempre es muy esperado, y uno de sus mayores elementos es decidir con qué comparsa y con qué disfraz va a participar para el gran desfile, que dura dos días. Con la interrupción el suspenso de este gran evento en 2021 y 2022 a causa la pandemia de COVID-19, las ganas de celebrar en este 2023 se han ido aumentando, y también los precios del evento, especialmente los disfraces.

One social media user, in particular, Leslie-Ann Joan Boisselle, a veteran of the Queen of Carnival competition, has been keeping close track of this upward trend ever since band launches for the upcoming Carnival (February 20 and 21, 2023) began happening in July. The price tags of some of the costume packages she found reached as high as TTD 16,995 (USD 2,507), prices that astounded some social media observers.

Leslie-Ann Joan Boiselle, una de tantos usuarios de redes sociales y veterana de la competición de Reina del Carnaval, ha seguido de cerca esta tendencia cada vez más famosa desde julio, cuando empezaron los lanzamientos de bandas para el siguiente carnaval (20 y 21 de febrero en 2023). Los precios de algunos conjuntos de disfraces que encontró llegaban a costar alrededor de 17 000 dólares trinitenses (2500 dólares estadounidenses), lo que asombró a algunos usuarios de las redes.

La comparsa de Ronnie y Caro explicó pieza por pieza su disfraz para 2023 en una publicación de Facebook. Los disfraces más baratos son los básicos, los de línea trasera, con un precio de 4000 dólares trinitenses (poco menos de 600 dólares estadounidenses), son los más asequibles porque son más «ligeros» y «fáciles para bailar». La opción de línea delantera ofrece disfraces más elaborados, y quienes los llevan, normalmente se aprovechan situarse al frente de cada sección cuando la banda está lista para subir al escenario. Finalmente, la opción más prestigiosa, la individual, cuenta con disfraces hechos a mano y que necesitan de asistencia personal —otras agrupaciones llegan a usar un camión con este fin— que «ayudará a llevarles las piezas más pesadas de sus disfraces» durante los días de carnaval.

Algunos entusiastas del carnaval argumentan que el precio de los disfraces es alto porque las agrupaciones tienen que compensar muchos de los elementos involucrados en la creación de una experiencia plena y placentera en la calle. Como destacó el sitio web Harts Carnival, el costo incluye atención al cliente, una bolsa de regalo, carrozas y DJ que se encargan de la música para bailar en los desfiles callejeros, artículos para baño, una zona para refrescarse y equipos de seguridad y paramédicos. Sin embargo, Boisselle se sorprendió al descubrir que «el paquete estándar […] NO incluye alcohol. Las bebidas suponen un adicional de 600 dólares trinitenses (89 dólares estadounidenses) al precio del disfraz.

Muchos aficionados al festival aceptan que los trajes de las mujeres son caros porque están más adornados que los de los hombres. Esto no siempre fue así; las representaciones de líderes de bandas como e George Bailey, Wayne Berkeley y Stephen Lee Heung, que prosperaron entre las décadas de 1950 y 1970, eran asuntos fastuosos. Los disfraces masculinos tenían armaduras y tocados para representar mundos como el imperio romano, África, China o India.

El auge de la «banda de fiesta» en a década de 1980 y posteriores se centró menos en las representaciones y más en la diversión, por lo que los disfraces masculinos, en particular, se volvieron bastante básicos. A menudo, solamente eran un par de pantalones cortos, algunos artículos que podían incluir muñequeras, tobilleras o diademas, o quizás un cuello adornado. Por eso, cuando Boisselle vio que un disfraz masculino de la banda de Carnival Bliss se vendía por caso 5000 dólares trinitenses (799 dólares estadounidenses), y que contenía simplemente unos pantalones cortos, una camiseta de tirantes de marca y una gorra, exclamó:

This alone tells me that people have gone off the deep end.

Sólo por esto digo que la gente se ha vuelto loca.

La gran discrepancia entre el costo de los materiales y el precio de venta al público hizo que Nancy Janell comentara:

They can not be serious. I think they know the carnival people [were] so suffering in the past 2 years [of the pandemic] that 2023 they want to make back what they lost and there are people who will pay it 🤦‍♀️

No puede ser en serio. Creo que saben que los feriantes [sufrieron] tanto en los últimos dos años [de la pandemia] que en 2023 quieren recuperar lo perdido, y hay gente que lo va a pagar.
🤦

Por su parte, Charlene Glasgow bromeé:

Damn, I just donated a setta pants and vests!!!!! Didn't realise the value I gave away!

¡¡¡¡¡Caramba, acabo de donar un conjunto de pantalones y chalecos!!!!! ¡No me di cuenta de lo valioso que es lo que regalé!

En otra publicación de Facebook, Boisselle publicó imágenes de un disfraz femenino de la misma banda, Bliss Carnival. El precio del disfraz de primera línea era de 7400 dólares trinitenses (1183 dólares estadounidenses), con tarifas adicionales que iban de 176 a 719 dólares estadounidenses por «mejoras», a lo que Boisselle señaló:

And if you want to be frontline section leader, which is the first costume shown, you have to email to [find out] how much you have to add to the basic [TTD] 7,400
Nice man…nice 😳😳😳😳

Y si quieres ser jefe de sección de primera línea, el primer traje que se muestra, tienes que enviar un correo electrónico para [averiguar] cuánto tienes que añadir a los 7400 dólares trinitenses básicos
Bien, hombre… bien.
😳😳😳😳

Su observación hizo que Stefan Trini Bhola bromeara:

So … the $7,400 basic frontline is essentially a backline with better marketing.

Así que… la primera línea básica de 7400 dólares es esencialmente una línea de fondo con mejor marketing.

En Facebook, Biffy VonBiffington agregó:

Whatever them/he smoking I want some of it too. I feel it made up of audacity and weed.

Sea lo que sea lo que fume, yo también quiero un poco. Siento que está hecho de audacia y hierba.

Cuando Boisselle compartió un traje similar de otro grupo, con una estructura de precios y un esquema de «actualización» parecidos, estaba citando una famosa canción de Plaza Sésamo:

La la la la. Lemon. […]

La la la la. Lemon. […]

Los comentaristas fueron rápidos en aportar sus propias palabras con «L». La autora Barbara Jenkins sugirió ingeniosamente:

La la la la Let them eat cake.

La la la la Que coman pastel.

Jiselle de Montbrtun agregó:

Cause L is such a lovely letter for words like ludicrous

Porque la L es una letra tan bonita para palabras como lamentable.

James B. Solomon hizo una pregunta pertinente:

Why does a $6,000.00 frontline costume need a $4,000.00 upgrade?

¿Por qué un traje de primera línea de 6000 dólares necesita una actualización de 4000 dólares?

Todo el asunto llevó a Boisselle a recurrir a Facebook para marcarse «a salvo de la temporada de carnaval 2023…».

En Facebook, Denny Ablack resumió todo el fenómeno con una nota mucho más seria y publicó:

While the art of the meaningless band costume had long been perfected, costs of production had always reduced profit margins unnecessarily. This minimalist solution retains the same lack of meaning, while increasing the profits significantly.

Aunque el arte del disfraz de banda sin sentido se había perfeccionado hace tiempo, los costos de producción siempre habían reducido innecesariamente los márgenes de beneficio. Esta solución minimalista conserva la misma falta de significado, y aumenta los beneficios significativamente.

La realidad es que la mayoría de las bandas de carnaval, que toma el ejemplo de Tribe, a la que Forbes llamó «la banda de carnaval más moderna de Trinidad», ofrecen experiencias con todo incluido. En una entrevista de 2015 con la revista, el director general de Tribe, Dean Ackin, explicó:

[I]t was putting all the amenities together and creating a package, so that we provide the ultimate experience: anything you might need while dancing in the streets for Carnival for two days we provide for you. Ultimately it gave us something new that ended up shaping Carnival in the country in a big way, because now almost all the bands are all-inclusive. We set the tone and the benchmark for what Trinidad Carnival has become.

[Se trataba de reunir todas las comodidades y crear un paquete, de modo que ofreciéramos la experiencia definitiva: lo que pudieras necesitar mientras bailas en las calles para el carnaval durante dos días te lo damos. En definitiva, nos dio algo nuevo que acabó dando forma al carnaval del país en gran medida, porque ahora casi todas las bandas tienen todo incluido. Marcamos la pauta y el punto de referencia de lo que ha llegado a ser el carnaval de Trinidad.

Ackin, que también es propietario de otras grandes marcas de bandas de fiesta como Harts y Bliss, dijo a Forbes que el carnaval «no es solo para ganar dinero […] Estamos contribuyendo a una cultura y un legado». Cuando se le preguntó por los «aguafiestas del carnaval» que se lamentan de que la fiesta «ha pasado de ser algo cultural a la onda genérica de fiesta de abalorios y bikini», Ackin señaló:

We created a Tribe spinoff band, Lost Tribe […] See, for quite a while Trinidad Carnival and its costumes have been evolving, but evolving in such a way that the older school of design wanted to get back to the original costumes and themes. And we felt there was a place for that, for costumes that were more thematic than bikini and beads, more craft and design […] the costumes are made with a lot more fabric and they are larger and they stick to an artistic and beautiful theme.

Creamos una banda derivada de la Tribu, la Tribu Perdida […] Verás, durante bastante tiempo el carnaval de Trinidad y sus disfraces han ido evolucionando, pero evolucionando de tal manera que la vieja escuela de diseño quería volver a los disfraces y temas originales. Y sentimos que había un lugar para eso, para disfraces más temáticos que el bikini y los abalorios, más artesanales y de diseño […] los disfraces están hechos con mucha más tela y son más grandes, y se ciñen a un tema artístico y bonito.

Sin embargo, en conversación telefónica con Global Voices, Boisselle no está de acuerdo en que la dirección que está tomando el carnaval de Trinidad y Tobago sea la «evolución»:

I'm into costuming and representation. Designers will counter that the new genre of costume is abstract, or an allusion to its subject, and they're entitled to that — it's their intellectual property. I'm not telling anyone not to play mas’ or how to spend their money, and I understand that bands need to pay for trucks and music and other necessary elements to create a good experience, but I as a consumer will exercise my right not to purchase, a right which extends to all consumers of good and services.

Me gusta el vestuario y la representación. Los diseñadores rebatirán que el nuevo género de vestuario es abstracto, o una alusión a su tema, y están en su derecho: es su propiedad intelectual. No le estoy diciendo a nadie que no participe de la mascarada o que no gaste dinero, y entiendo que los grupos necesitan pagar por los camiones y la música, y otros elementos necesarios para crear una buena experiencia, pero yo, como consumidor, ejerceré mi derecho a no comprar, un derecho que se extiende a todos los consumidores de bienes y servicios.

Tampoco es que abomine del carnaval: Los disfraces de Reina del Carnaval, dependiendo de su ornamentación, pueden oscilar entre 30 000  y 120 000 dólares trinitenses (4400-17 647 dólares estadounidenses). Además, las plumas, que figuran en la mayoría de los trajes en cuestión son un material caro, más aún desde que la pandemia interrumpió las cadenas de suministro habituales. Aun así, Boisselle sostiene que «las cuentas no salen»:

Take your most basic backline costume: headpiece, bathing suit, arm and leg bands. If you're charging TTD 6,500 for it [USD 955], even if you allocate TTD 2,500 [nearly 40 percent] of that cost to cover music, food, security, etc., how can you tell me that the costume is worth TTD 4,000 [USD 588]?

Tomemos el disfraz más básico de línea trasera: tocado, traje de baño, bandas para los brazos y las piernas. Si cobras 6500 dólares trinitenses [955 dólares estadounidenses], incluso si destinas 2500 dólares trinitenses [casi el 40 %] de ese costo a cubrir la música, la comida, la seguridad, etc., ¿cómo puedes decirme que el traje vale 4000 dólares trinitenses [588 dólares estadounidenses]?

Sean Emamdee, trinbagoense que vive fuera del país, es un viejo aficionado al carnaval que ha usado disfraces individuales de Bliss desde el inicio de la banda. En una llamada de WhatsApp, dijo a Global Voices:

To me, it's worth it. I indulge in my culture once a year, and I prefer to pay more for a costume that I feel gives me more bang for my buck. Yes, prices, including airfare and accommodation, are going up, but you can't put a price on memories. I have a great time, and I don't have to leave the band for anything.

Para mí, vale la pena. Me doy un capricho cultural una vez al año, y prefiero pagar más por un traje que creo que hace que mi dinero rinda más. Sí, los precios, incluidos los billetes de avión y el alojamiento, suben, pero no se puede poner precio a los recuerdos. Lo paso muy bien y no tengo que dejar la banda por nada.

Sin embargo, reconoce que con la edad, las prioridades de las personas cambian:

A lot of my friends who are homeowners, or parents, or both, are now choosing to take a family trip or do house upgrades rather than spend it on a two-day Carnival experience.

Muchos de mis amigos propietarios de una vivienda, o padres, o ambos, optan ahora por hacer un viaje familiar o mejorar la casa en lugar de gastar en una experiencia de dos días de carnaval.

En un mercado libre y abierto, los disfrazados tienen derecho a participar en la fiesta de la forma que deseen. Cuando la demanda está, los precios pueden seguir subiendo a medida que los líderes de las bandas tratan de encontrar formas cada vez más innovadoras de mejorar la experiencia del carnaval. Como reconoce Boisselle, «quienes aman ese tipo de fiesta’ pueden decirlo –y ser condescendientes– y quienes no lo aprecian también pueden expresar su sentir, siempre que se haga con respeto». Esa tolerancia y unión, a pesar de las diferencias, encarna el espíritu del carnaval.

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