Dos años después de la guerra de 44 días entre Azerbaiyán y Armenia, las perspectivas de paz están cada vez más cerca, pero aún está por verse si realmente sucederá o si durará.
El 3 de septiembre, en una entrevista con una plataforma noticiera italiana, el presidente Ilham Aliyev habría dicho que un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán era «realista» en los próximos meses, pero solo «si Armenia muestra la misma voluntad».
La entrevista se dio poco después de que el presidente de Azerbaiyán y el primer ministro de Armenia se reunieran en Bruselas el 31 de agosto como parte de los esfuerzos de mediación encabezados por el presidente del Consejo, Charles Michel.
En un comunicado luego de la reunión de cuatro horas, Charles Michel dijo que la discusión fue «abierta y productiva». Según la declaración de Michel, una serie de asuntos claves estaban en la agenda; un posible acuerdo de paz, cuestiones humanitarias, cuestiones fronterizas y conectividad.
La próxima reunión está programada para noviembre, y el presidente del Consejo Europeo instó a los dos líderes a trabajar con sus respectivas poblaciones y las preparan «para una paz sostenible a largo plazo», dijo Michel. Según informes de los medios, ambas partes solicitaron a su respectivo Ministerio de Relaciones Exteriores que empezara a redactar un acuerdo de paz.
En Armenia, la entrevista del presidente Ilham Aliyev con el diario italiano no fue bien recibida. El Ministro de Relaciones Exteriores, Ararat Mirzoyan, acusó a la parte azerbaiyana de «torpedear el proceso de paz» y minimizó las preocupaciones de Armenia sobre la «futura situación de Karabaj y la seguridad de su población», informó Mirror-Spectator. «La falta de atención o intentos de no escuchar esta opinión da a la parte armenia motivos para dudar de la sinceridad de las intenciones de Azerbaiyán de lograr la paz», dijo Mirzoyan en un comentario escrito al periódico.
La reunión de agosto entre los líderes se dio luego de una serie de otras reuniones entre funcionarios gubernamentales de ambos lados. El 19 de agosto, Armen Grigoryan, secretario del Consejo de Seguridad de Armenia, se reunió con Hikmet Hajiyev, asesor de política exterior del presidente de Azerbaiyán, en Bruselas.
Good and substantive discussions in Brussels today on 🇦🇲-🇦🇿 relations and 🇪🇺 engagement with @HikmetHajiyev and Armen Grigoryan. pic.twitter.com/gJKLXXEUrC
— Toivo Klaar (@ToivoKlaar) August 19, 2022
Discusiones buenas y sustanciales en Bruselas hoy en 🇦🇲-🇦🇿 relaciones y 🇪🇺 compromiso con Hikmet Hajiyev y Armen Grigoryan.
La reunión fue presidida por Toivo Klaar, representante especial de la Unión Europea para el sur del Cáucaso y la Crisis en Georgia, quien no hizo más comentarios sobre los detalles de la reunión.
Además, el 22 de mayo y el 31 de agosto, los representantes de la comisión fronteriza se reunieron para discutir los próximos pasos en la demarcación fronteriza en Moscú. En junio, los viceministros de Armenia, Azerbaiyán y Rusia se reunieron en Moscú para discutir el futuro de los canales regionales de transporte. En julio, tuvo lugar otra reunión entre los ministros de Asuntos Exteriores de Armenia y Azerbaiyán.
Continúan los enfrentamientos y escaladas
La zona de Nagorno-Karabaj ha estado bajo control de su población de etnia armenia como un estado autodeclarado desde una guerra librada a principio de la década de 1990, que terminó con un alto al fuego y la victoria militar armenia en 1994. Después de la primera guerra se estableció una nueva república de facto de Nagorno-Karabaj, sin reconocimiento internacional. Siete regiones adyacentes fueron ocupadas por las fuerzas armenias. Como resultado de esa guerra, «más de un millón de personas se vieron obligadas a dejar sus hogares; los azerbaiyanos huyeron de Armenia, Nagorno-Karabaj y los territorios adyacentes, mientras que los armenios abandonaron sus hogares en Azerbaiyán», según el Grupo de Crisis Internacional, organización que trabaja para evitar guerras y dar forma a políticas.
Después de la segunda guerra de Karabaj en 2020, Azerbaiyán recuperó el control de gran parte de las siete regiones previamente ocupadas. Azerbaiyán también capturó un tercio de Karabaj durante la guerra.
El 10 de noviembre de 2020, Armenia y Azerbaiyán firmaron un acuerdo de alto al fuego con la intermediación de Rusia. Entre varios puntos del acuerdo, Armenia y Azerbaiyán acordaron que 1960 fuerzas rusas de mantenimiento de la paz permanecerían en las partes de Karabaj «no recuperadas por Azerbaiyán y un estrecho corredor que conecta con Armenia a través del distrito azerbaiyano de Lachin».
Desde el acuerdo firmado en noviembre de 2020, ha habido múltiples denuncias de violación al alto al fuego, y cada lado culpa al otro por los brotes. En marzo, el Ejército de Azerbaiyán tomó el control de un aldea estratégica de Farrukh, al este de Karabaj, protegida por las fuerzas de la paz rusas. Las tensiones más recientes se informaron en agosto, cuando Azerbaiyán tomó otras alturas estratégicas luego de una operación denominada «Venganza«.
El 2 de septiembre, el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán dijo que las fuerzas armadas armenias dispararon contra su Ejército. El mismo día, Armenia acusó a Azerbaiyán de violar el acuerdo de alto al fuego. Dos días después, la parte azerbaiyana acusó a Armenia de hacer lo mismo, lo que Armenia negó. El 5 de septiembre, el Ministerio de Defensa de Armenia acusó a Azerbaiyán de disparar y matar a uno de sus soldados, según informa Radio Liberty, acusación que el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán negó
No habrá paz por un tiempo, todavía no de todos modos
En agosto, el Grupo de Crisis Internacional publicó un análisis de la situación en Karabaj, que incluye la reciente ola de tensiones y escaladas. «Bakú tiene tres metas que quiere alcanzar, ya sea por la fuerza o amenaza de violencias», escribieron los autores del informe, «que espera presionen a Armenia a capitular en las negociaciones».
Según los autores del informe del Grupo de Crisis Internacional, el primer objetivo se refiere a las rutas terrestres que conectan Armenia con Nagorno Karabaj. Antes de la reunión trilateral en Bruselas, las fuerzas azerbaiyanas ingresaron a Lachin, donde los habitantes armenios tenían como fecha límite para abandonar sus hogares el 25 de agosto. Lachin está ubicado a lo largo de una franja estrecha, conocida como el «corredor de Lachin», que conecta Armenia con Nagorno Karabaj. La reubicación de los armenios que vivían en Lachin fue parte de un acuerdo de alto al fuego firmado en noviembre de 2000, que también estipulaba la construcción de un nuevo corredor de Lachin al sur de la carretera actual. Las tropas rusas de la paz que controlan el corredor actual cambiarían a uno nuevo, y dará a las fuerzas de Azerbaiyán el control total sobre el antiguo camino según el acuerdo de alto al fuego de 2020.
El segundo objetivo, según el análisis del Grupo de Crisis, es la frustración de Bakú por la falta de avance en el desarme militar completo de Nagorno Karabaj según el acuerdo de alto al fuego de 2020; «Ereván dice que lo ha hecho. El problema, dice, es la preocupación de Azerbaiyán de que las autoridades de facto de Nagorno-Karabaj retengan una fuerza armada. Bakú argumenta que esta fuerza es ilegal y exige que las fuerzas de paz rusas la desarme, mientras que Armenia y las autoridades de facto dicen que su desarme nunca fue parte del acuerdo de alto al fuego».
Según informes de Eurasianet, Armen Grigoryan, jefe del Consejo de Seguridad de Armenia, dijo que los reclutas armenios deberían regresar a casa en septiembre y que la seguridad de los armenios en Nagorno Karabaj estará a cargo de la presencia de las fuerzas rusas de la paz.
Finalmente, el Bakú oficial está ansioso por finalizar la disputa a su favor con un acuerdo firmado conjuntamente.
Desde el punto de vista de Armenia, es Azerbaiyán el que detiene los esfuerzos diplomáticos. Los avances militares recientes de este último se consideran una señal de que Azerbaiyán quiere lograr una «ventaja estratégica» e intenta «presionar (a Armenia) para que abandone cualquier llamado a sostener las discusiones sobre la situación futura de Nagorno-Karabaj».
Debajo del juego de culpas, las acusaciones y los intereses estratégicos, vale la pena señalar el contexto: la enemistad de décadas entre las dos naciones. A pesar de la declaración de Charles Michel después de la reunión del 31 de agostos entre los dos líderes, en la que pidió a ambos que comenzaran a trabajar con sus poblaciones respectivas para prepararlos para la paz, parece haber poco o ningún progreso, lo que hace que sea poco probable que la paz sea duradera para el futuro previsible.