Informe de Unfreedom Monitor: Marruecos

Image courtesy Ameya Nagarajan

Desde hace tiempo, los regímenes autoritarios han tenido una relación complicada con los medios y las tecnologías de la comunicación. Unfreedom Monitor es una iniciativa de investigación de Global Voices Advox que examina el creciente fenómeno del autoritarismo en red o digital. Este es un extracto del informe de Marruecos y pertenece a la serie de informes que saldrán de la investigación de Unfreedom Monitor. Lee el informe completo aquí.

Desde 2011, las manifestaciones masivas se han convertido en el último recurso de los marroquíes para protestar contra la marginación socioeconómica, la corrupción y la violencia policial, y para llamar la atención sobre su difícil situación en un intento de lograr un cambio. A pesar de las políticas de contención del Estado y de la violenta represión de las manifestaciones de 2011 lideradas por el movimiento popular 20 de Febrero en favor de la reforma política democrática, las protestas socioeconómicas persistieron en el país, y alcanzaron su punto álgido a finales de 2016 y 2017 con el movimiento Hirak en la marginada región del norte del Rif. Hirak se desencadenó por la muerte de Mouhcine Fikri, vendedor de pescado que murió aplastado por un compactador de basura cuando intentaba recuperar su pescado incautado. Las autoridades marroquíes justifican el uso de la fuerza contra los manifestantes, alegan que participan en las protestas movimientos islamistas, niegan «cualquier deterioro de la situación de los derechos humanos en Marruecos» y subrayan la importancia de distinguir entre «libertad de expresión» y «comisión de delitos penados por la ley».

A periodistas y prensa independiente se les juzga y enjuicia con duros acusaciones que alcanzan hasta 20 años de prisión en virtud del Código Penal, en lugar del Código de Prensa de 2016, que abolió las penas de prisión por criticar al monarca. El Gobierno vigila y controla estrechamente el contenido de los medios con subvenciones (fisking), asignación de publicidad y rigurosos procedimientos de regulación y concesión de licencias. Los periodistas opositores han sido encarcelados por acusaciones dudosas, y han sido objeto de campañas sistemáticas de difamación y desprestigio en plataformas de redes sociales que hacen medios promonárquicos que están dominados en gran medida por el régimen o toman la línea oficial de las autoridades marroquíes. Estas campañas se han centrado en gran medida en empañar la reputación y la imagen de los activistas, reducir la solidaridad con su causa y socavar su credibilidad en la sociedad marroquí, lo que ha dado lugar a la autocensura. En este ambiente asfixiante y amenazante, varios periodistas han optado por el autoexilio. Las autoridades prometen periódicamente nuevas reformas y avances democráticos, pero responden a las protestas con medidas represivas, como restringir el acceso a la información y las herramientas críticas, imponer de cortes de internet y disminuyen la velocidad del ancho de banda durante las manifestaciones populares, como fue el caso del movimiento Hirak Al Rif.

La pandemia ha acelerado que se adopten tecnologías digitales en Marruecos, y el Gobierno ha introducido diversas medidas para controlar la propagación del COVID-19 mediante el despliegue y la prueba de tecnologías digitales y sistemas biométricos emergentes, como la identidad digital, aplicación de rastreo de contactos del COVID-19, un pasaporte vacunal y la instalación generalizada de software de reconocimiento facial en las cámaras de vigilancia. Las autoridades afirman que su objetivo es promover el crecimiento económico, aumentar la digitalización y reforzar el ecosistema de innovación del país a través de la nueva estrategia Maroc Digital 2020 y la creación de la Agencia de Desarrollo Digital. Sin embargo, estas tecnologías emergentes, unidas a la fuerte presencia política y militar en la vida pública, están perjudicando a los derechos humanos de Marruecos mucho más que el desarrollo económico que promueven, y amenazan la protección, promoción y disfrute de los derechos humanos.

Los periodistas de Marruecos y el Sáhara Occidental fueron vigilados mediante el programa espía para teléfonos móviles Pegasus, que elaboró Israel, para recopilar información personal, crear invenciones en torno a su vida privada y, luego acusarlos de cargos dudosos. Hoy en día, las herramientas de vigilancia y control en los espacios en línea y fuera de línea representan una amenaza real para el derecho a la libre asociación, la privacidad, la libertad de expresión y otras libertades civiles de millones de ciudadanos del país.

Lee el informe aquí.

Unfreedom Monitor

Desde hace tiempo, los regímenes autoritarios han tenido una relación complicada con los medios y las tecnologías de la comunicación. Unfreedom Monitor es una iniciativa de investigación de Global Voices Advox que examina el creciente fenómeno del autoritarismo en red o digital.

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