“También hablamos ruso en Moldavia, pero no queremos tener nada que ver con el llamado ‘mundo ruso'”, dice el escritor moldavo Iulian Ciocan

Iulian Ciocan en Chisináu. Fotografía por Filip Noubel, utilizada con autorización.

Moldavia es un país que se encuentra en la intersección de múltiples identidades lingüísticas, étnicas y religiosas, y también fue parte de varios imperios antes de ganar su independencia en 1991. Para hablar de su abundante y variada historia, así como el impacto que tuvo la invasión de Rusia a Ucrania, Global Voices entrevistó al autor moldavo Iulian Ciocan. La entrevista fue en ruso y tuvo lugar en la capital de Moldavia, Chisináu.

Moldavia es un país poliglota y multiétnico, fronterizo con Ucrania y Rumania. Si bien la etnia moldava representa el 75 % de la población, existen otras minorías importantes, incluyendo a ucranianos, gagaúzos, rusos, búlgaros y romaníes. El rumano es el idioma oficial, pero se habla mucho el ruso, particularmente en entornos urbanos y se utiliza en los medios, la educación y los negocios.

Durante el período soviético, en Moscú se creó un idioma artificial llamado moldavo y se impuso el alfabeto cirílico, que también se utiliza para el ruso, para escribir en idioma rumano. En 1994, Moldavia independiente volvió al alfabeto latino que se usa en Rumania. Moscú nunca perdió la ambición de controlar Moldavia, apoyó a las autoridades de la autoproclamada República de Transnistria al este del país. Luego de la letal guerra de 1991 a 1992, el territorio declaró su independencia de Moldavia y hasta el día de hoy, retiene el control gubernamental, militar y económico sobre lo que representa el 12 % del territorio moldavo. Transnistria no es reconocida por la comunidad internacional como estado independiente.

Global Voices preguntó al novelista y periodista moldavo Iulian Ciocan cómo percibe la situación actual en Moldava, dada la guerra de Rusia en Ucrania, pero también en relación con la retórica de Moscú sobre lo que supuestamente define el «mundo ruso«.

Manifestantes moldavas frente a la embajada rusa en Chisináu. Fotografía de Filip Noubel, utilizada con autorización.

In 2015 I published a dystopian novel in which I imagine how Russia and Transnistria occupy Moldova; it is called «Iar dimineața vor veni rușii» which means «In the Morning, the Russians Will Arrive.» I wrote it before 2014, though, when Russia occupied Crimea. This is of course a piece of fiction, but many people in Moldova have an internalized fear because there have been Russian invasions in the past: in 1940, and in 1812. I speak to a lot of Russophones here, and to Russians who come to Moldova. My impression is that many of them consider this land to be «their [Russian] territory.» So I think that if Russia conquers Odesa [in Ukraine], they will also claim Moldova. Bessarabia [alternative historical name of most parts of today's Moldova] was a province of Tsarist Russia for over 100 years.

In my recent interview to the French daily Le Monde, I explained that there are preconditions in Moldova for an invasion to happen, it is always in the air, regardless of who is governing Moldova. I never felt very comfortable here as a writer: this is a zone between the Dniester and Prut rivers, of temporary arrangements where nothing is created to last very long. I always felt like that: Today this is Moldova, tomorrow it could be part of Russia, or of Romania. This awareness influences our mentality: What we start might not endure, it can be destroyed at any moment.

En 2015 publiqué una distopía en la que imaginé cómo Rusia y Transnistria invadían Moldova. Se llama «Iar dimineața vor veni rușii», que significa “Los rusos llegarán por la mañana”. La escribí antes de 2014, cuando Rusia invadió Crimea. Por supuesto, es una pieza de ficción, pero mucha gente en Moldavia tiene un miedo interno porque ya ha habido invasiones rusas. En 1940 y en 1812. Hablo con muchos rusófonos aquí y rusos que viven en Moldavia. Mi impresión es que muchos consideran que esta tierra es “su territorio”. Así que creo que, si Rusia invade Odesa en Ucrania, también reclamarán Moldavia. Besarabia (nombre histórico alternativo de la mayor parte de la actual Moldavia) fue una provincia de la Rusia zarista durante más de cien años.

En mi reciente entrevista con el periódico francés Le Monde, expliqué que existen condiciones anteriores en Moldavia para que ocurra una invasión, siempre está en el aire, independientemente de quién esté gobernando Moldavia. Nunca me sentí muy cómodo aquí como escritor. Esta es una zona entre los ríos Dniéster y Prut, zona de arreglos temporales donde nada se crea para que dure mucho tiempo. Hoy esto es Moldavia, mañana podría ser parte de Rusia o de Rumania, Este conocimiento influye en nuestra mentalidad, lo que comenzamos puede no perdurar, puede destruirse en cualquier momento.

Como todo escritor, Ciocan modela el lenguaje para para servir mejor a su estilo. A veces usa frases o palabras rusas en su prosa, así que Global Voices le preguntó acerca de su punto de vista sobre la situación bilingüe de facto de Moldavia y su relación con el idioma ruso:

Here in daily life, people are very tolerant; nothing has changed since this war [Russia's second invasion of Ukraine that started on February 24, 2022]. What is problematic is the idea that Russians should come here, and occupy this land. The fact that my neighbor might speak Russian is not a problem in any way, unless that particular person wants Putin to come here and rule. So the main question is whether local Russophones are connected to Putin's narratives, or not. To be clear: We do speak Russian in Moldova, but don't want to have anything to do with the so-called «Russian World.»

En la vida diaria aquí, la gente es muy tolerante, nada ha cambiado desde esta guerra (la segunda invasión de Rusia a Ucrania que comenzó el 24 de febrero de 2022). Lo que es problemático es la idea de que los rusos deberían venir aquí e invadir este territorio. Que mi vecino pueda hablar ruso no es un problema en modo alfguno, a no ser que esa persona en particular quiera que Putin venga a gobernar aquí. Así que la pregunta principal es si es que los rusófonos tienen conexión con la narrativa de Putin o no. Para ser precisos, hablamos ruso en Moldavia, pero no queremos tener nada que ver con el llamado “mundo ruso”.

Desde 1991, lingüística, cultural y literalmente, Moldavia ha restablecido fuertes conexiones con Rumania, como explica Ciocan, pero la sombra de Rusia prevalece:

Since I write in Romanian, I consider myself to be a Romanian writer. Where I live is really beyond the point, so I position myself as Romanian writer with a post-Soviet background. We were under Russian and Soviet rule, thus our social experience departs from what Romanians have gone through: We are indeed close, yet different. At the same time Romania considers us to be Romanian writers, and invites us to events, projects and publication grants, and we can join the Union of Romanian Writers.

But despite that, when I am abroad, I constantly have to face confusing situations about where I am from, and have to explain where Moldova is located, though since this war, people seem to be more informed. I also notice that, to this day, any Russian writer is generally well regarded abroad, simply for being Russian, regardless of how well they actually write. I experienced that in France where people think any Russian writer is a second Dostoyevsky or Nabokov. But people in the West will never be able to understand what has happened and is happening in the post-Soviet space if all they read are texts by Russian authors.

Ya que escribo un rumano, me considero un escritor rumano. Dónde vivo realmente no es relevante para el tema, así que me clasifico como un escritor rumano con antecedentes postsoviéticos. Estuvimos bajo el mandato ruso y soviético, por lo tanto, nuestra experiencia social es diferente a la que los rumanos vivieron, se acerca, pero es distinta. De la misma forma, en Rumania nos consideran como escritores rumanos y nos invitan a eventos, proyectos y becas de publicación, podemos ser parte de la unión rumana de escritores.

A pesar de todo esto, cuando voy al extranjero, tengo que enfrentarme constantemente a situaciones confusas acerca de dónde vengo y tengo que explicar dónde queda Moldavia, aunque luego de esta guerra, las personas parecen estar mejor informadas. También me he dado cuenta de que, hasta ahora, cualquier escritor ruso es generalmente bien considerado en el extranjero, simplemente por ser ruso, independientemente de lo bien que escriba. Tuve esa experiencia en Francia, donde la gente piensa que cualquier escritor ruso es un segundo Dostoievski o Nabokov. Pero en Occidente, nunca se podrá entender lo que pasó y está pasando en el espacio postsoviético si todo lo que leen son textos de autores rusos.

Global Voices preguntó a Ciocan cómo se relaciona con el disputado término de literatura europea:

I believe in the concept of European literature and can relate to it: World War I and II are a central theme defining European literature that we all share. Yet we are also very diverse, even within one language tradition.  My own journey, as I lived in the Soviet Union, started with Soviet authors, as we had no other choice, as well as with Russian classics, such as Gogol, Chekhov, Bulgakov. Dostoyevsky most likely inspired Freud to study the subconscious and publish his studies about psychoanalysis. Clearly, as a writer I cannot look at language in a negative way: Language is a tool, and I cannot accuse it of anything that Putin is doing. So for me, the fact that I speak Russian is a plus.

After 1991, I read in translation many other authors, mostly from Western Europe, and then realized it is best to read the so-called «smaller literatures» that are closer to our experience: Kadare from Albania, Hrabal from then Czechoslovakia, other writers from Hungary, Bulgaria, Serbia. They have been part of larger empires, or went through a Soviet invasion, so there is often a direct link between their literary characters and History with a Capital H in their books.

Creo en el concepto de literatura europea y me identifico con eso. Las dos guerras mundiales son un tema central que define la literatura europea que todos compartimos. Sin embargo, también somos muy diversos, incluso dentro de una misma tradición lingüística. Mi propia travesía, ya que viví en la Unión Soviética, comenzó con autores soviéticos, porque no tuvimos otra opción, también clásicos rusos, como Gogol, Chekhov y Bulgakov. Dostoievski probablemente inspiró a Freud a estudiar el subconsciente y publicar sus estudios sobre psicoanálisis. Como escritor, claramente no puedo mirar al idioma de forma negativa. El idioma es una herramienta y no se le puede culpar por nada de lo que está haciendo Putin. Así que, para mí, hablar ruso es una ventaja.

Luego de 1991, leí las traducciones de muchos otros autores, mayormente de Europa Occidental y me di cuenta de que es mejor leer las llamadas «literaturas menores» que están más cerca de nuestra experiencia. Kadare de Albania, Hrabal de la entonces Checoslovaquia, otros escritores de Hungría, Bulgaria y Serbia, han sido parte de imperios más grandes o han pasado por una invasión soviética, suele haber un vínculo directo entre sus personajes literarios y la Historia con H mayúscula en sus libros.

Sobre sus planes inmediatos, Ciocan concluye:

The war forced me to think about what might happen if it reaches Moldova: Will I stay or leave? — something I think about every day now. I did after all write a novel about Russian tanks on the streets of Chișinău. This is a huge tragedy, every morning I read Ukrainian, then Russian news websites, compare the gap between them. Now I am thinking about a novel that speaks about the war — I cannot write as an Ukrainian who has been through Mariupol, yet I can write about being very close to the war, and how it shapes our daily life.

La guerra me obligó a pensar en lo que podría pasar si llega a Moldavia. ¿Me quedaré o me iré? Es algo en lo que pienso todos los días. Después de todo, escribí una novela sobre tanques rusos en las calles de Chisináu. Esta es una gran tragedia, todas las mañanas leo en sitios web de noticias en ucraniano, luego en ruso y comparo la brecha que tienen. Ahora estoy pensando en una novela sobre la guerra. No puedo escribir como un ucraniano que estuvo en Mariúpol, pero puedo escribir sobre estar muy cerca de la guerra y cómo da forma a nuestra vida diaria.

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